» Educación

  Casi como aquello que retorna aunque el olvido insista en apagarlo, vuelve aún inasimilable el horror de otras épocas como coletazo de la memoria. Fue el 16 de septiembre de 1976 y sus días posteriores cuando los monstruos se llevaron la vida de adolescentes, estudiantes de secundario que reclamaban por el boleto estudiantil. Aquella herida fue nombrada “La noche de los lápices”.

  46 años después, en nuestro 2022, los estudiantes vuelven a evidenciar que la vida es política y que si algo ha de tomarse son los derechos. Existe y se ejerce un deliberado control sobre los cuerpos. Los cuerpos libres no son caros (queridos) a la vista de las instituciones ecleciásticas, educativas, comerciales y políticas.

  Las técnicas políticas de poder, tal como lo estudiaran Foucault y Agamben, entre otros, basan su estrategia de captación en lo jurídico-institucional y en la bio-política. Estas estrategias fueron llevadas a cabo desde la antigüedad, aunque la captación y dominación de la vida en beneficio del aparato económico y socio político global son emblema y punto fundante de la modernidad.

  La política es estrategia de inclusión y de exclusión. El gobierno de la vida humana, el gobierno de los cuerpos, su utilidad o la consideración de su inutilidad, su ubicación en los espacios urbanos o su omisión es cuestión del soberano. Varios autores citan el lugar, posición y carácter del soberano.

  Hegel lo desarrolla en relación a la dialéctica del amo y del esclavo cuando este último trabaja para el primero… El soberano dispone la puesta en valor o disvalor de la vida. Esta práctica, dispositivo o forma política, lejos de ser un medio de dominación feudal es el basamento de todas las sociedades en la actualidad (Casal Passion, 2019).

  Al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se le opusieron los cuerpos de los adolescentes quienes “tomaron” sus derechos para sí y para otros: el derecho a una educación libre, bien paga para sus docentes, en espacios apropiadamente habitados y habitables, con alimentación adecuada, todo lo que implica un trato digno. Nuestros jóvenes toman, se asen a las construcciones de sus escuelas, las abrazan.

  La respuesta del gobierno de la Ciudad fue tomar su poder de policía, el poder del amo, el orden sobre los cuerpos y la intención de ubicación de los mismos en los espacios, formas y tiempos impuestos. Éstos deben ser incluidos en tales lugares (escuelas) corroídos o en el estado en que se encuentren. El propósito es acallarlos, aquietarlos, docilizarlos y excluirlos de cualquier forma de protesta subjetiva o colectiva.

  El orden jurídico-institucional debe ser restablecido y garantizado, la vida así es gobernada: formas de funcionamiento de dominación. Retorna el fantasma de aquella noche que ha quedado escrita, imposible de ser borrada. En el plan de borramiento se ha sobre-escrito, como se han repintado los pañuelos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. ¿Cómo poder barrar lo que arrasó con subjetividades y horadó generaciones? Ha quedado tatuado en la memoria.

  La represión temida en la Ciudad de Buenos Aires no habría ocurrido pero se advierte a los padres de los adolescentes sobre posibles consecuencias judiciales, se amenaza con el no pago de salarios docentes. A su vez uniformados y personal de las fuerzas sin uniforme rondan escondidos y voraces, acechando, a la espera.

  Los adolescentes, sus cuerpos, sus voces, resisten. Esto es lo que el poder necesita y requiere comer: la resistencia. El poder está hambriento. La Secretaría de Derechos Humanos del Gobierno Nacional presentó un habeas corpus preventivo. Habeas corpus: del latín [ad subiciendum] que tengas [tu] cuerpo [para exponer], a los cuerpos en su conjunto y en todos sus contextos.

  Las lógicas de dominación a través de las prácticas utilizadas estos días con la finalidad de silenciar el reclamo implican la reedición de aquellas infamias cuyo extremo son y serán los campos de exterminio.

Referencia:

Casal Passion, V. (2019). “El arte, lo humano y otros malentendidos”. Ensayo inédito.