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Acerca del pensamiento de Nietzsche

24/06/2005- Por Ernesto Pérez - Realizar Consulta

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Nietszche encuentra su voz, a lo largo de su obra, y su voz es un grito. Nietszche no argumenta: GRITA, y su grito es: ¡Hombres han matado a Dios y no se han dado cuenta de lo que han hecho! Grita de este modo el fin de la metafísica, como lo lee Heidegger, pero grita además que no hay manera de escapar a ella, porque razonamos en los términos de la metafísica, todas las ideas incluso las del él mismo, están teñidas del arraigo donde el ser se perdió.

Título: Acerca del pensamiento de Nietzsche

 

 

 

"El deber de cada uno es dar con su voz"

Cesare Pavese

 

 

Nietszche encuentra su voz, a lo largo de su obra, y su voz es un grito.

Su pensamiento es polémico, siempre lo fue. Así, podemos tener tantas interpretaciones como filosofías. De ellas se destacan: las de Heidegger, Jaspers, Derrida, Foucault, Ricoeur, Deleuze, Vattimo, Gadamer, Adorno, Habermas, por citar algunos. Pero a mí personalmente siempre me interesó la relación que se establecía entre Freud, Marx y Nietszche, y en esta dirección de pensamiento quiero encarar estas líneas.

¿Es una desmesura volver a plantear esta relación? Hoy en día, cuando a través de Lacan se vuelve a trabajar la relación de Freud con Marx. Pero Nietszche sigue representando un filo, un corte en el campo de las ideas, difícil de tragar.

Nietszche no argumenta: GRITA, y su grito es: ¡Hombres, han matado a Dios y no se han dado cuenta de lo que han hecho! Grita de este modo el fin de la metafísica, como lo lee Heidegger, pero grita además que no hay manera de escapar a ella, porque razonamos en los términos de la metafísica, todas las ideas incluso las del él mismo, están teñidas del arraigo donde el ser se perdió.

¿Cómo relacionar su pensamiento con el de Freud? Justamente a través de la muerte del Padre-Dios. Pero esta muerte, lejos de retornar -como plantea Freud en Moisés o Tótem y Tabú- es definitiva. En este sentido Nietszche va más allá de Freud y su mito del parricidio. Este asesinato está inscrito en la historia, pero como develamiento de algo estructural. Es decir, en términos lacanianos, caída de los ideales, “el Otro no existe”, y esto es de estructura, no se puede llenar de ninguna forma.

Justamente, el verdadero nihilismo no es decepción momentánea, es que nihil es nada de entrada, y es allí donde el hombre puso sus dioses, el cristianismo, el progreso, la llamada razón instrumental de la modernidad, y todo esto es lo que viene a mostrar hoy su verdadera inconsistencia.

Creo que la relación Nietszche-Marx, tendría que ver con las formas que toma la razón, en la historia de la filosofía, para justificar y sustentar la masificación del ciudadano y su mísera explotación. Según Nietszche, de lo que sufre la humanidad es de no poder vivir sin el yugo de los fetiches que el hombre mismo ha creado. Los fetiches son: dinero, honores, conformismo, ideales religiosos, familiares o de progreso.

Pero me interesa introducir la palabra de Borges. Así leemos en “Algunos Pareceres de Nietzsche”:“De Friedrich Nietzsche, discípulo rebelde de Schopenhauer, ya observó Bernard Shaw (Major Barbara, Londres, 1905) que era la víctima mundial de la frase ´bestia rubia´ y que todos atribuían su renombre y limitaban su obra a un evangelio para matones. A pesar de los años transcurridos, la observación de Shaw no ha perdido en validez, si bien hay que admitir que Nietzsche ha consentido y tal vez ha cortejado ese equívoco”.

Es común identificar a Nietzsche con las intolerancias y agresiones del racismo y elevarlo (o denigrarlo) a precursor de esa pedantería sangrienta; veamos lo que Nietzsche -buen europeo, al fin- pensaba hacia 1880 de tales problemas. "En Francia el nacionalismo ha pervertido el carácter, en Alemania el espíritu y el gusto: para soportar una gran derrota -en verdad, una definitiva- hay que ser más joven y más sano que el vencedor."

La reserva final no debe impulsarnos a creer que las victorias de 1871 lo regocijaban con exceso. El fragmento 1180, del 2° volumen declara: "Para entusiasmarnos por el principio, Alemania, Alemania encima de todo, o por el imperio alemán, no somos lo bastante estúpidos"; poco antes observa: "Alemania, Alemania encima de todo, es quizá el lema más insensato que se ha propalado jamás. ¿Por qué Alemania -pregunto yo- si no quiere, si no representa, si no significa algo de más valor que lo representado por otras potencias anteriores? En sí, es sólo un gran Estado más, una bobería más en la historia."

El antisemitismo lo mueve a las siguientes observaciones: "Encontrar un judío es un beneficio sobre todo cuando se vive entre alemanes. Los judíos son un antídoto contra el nacionalismo, esa última enfermedad de la razón europea... En la insegura Europa son quizá la raza más fuerte: superan a todo el occidente de Europa por la duración de su proceso evolutivo. Su organización presupone un devenir más rico, un número mayor de etapas que el de los otros pueblos... Como cualquier otro organismo, una raza sólo puede crecer o perecer: el estancamiento es imposible. Una raza que no ha perecido, es una raza que ha crecido incesantemente. La duración de su existencia indica la altura de su evolución: la raza más antigua debe ser también la más alta. En la Europa contemporánea los judíos han alcanzado la forma suprema de la espiritualidad: la bufonada genial.

Con Offenbach, con Enrique Heine, la potencia de la cultura europea ha sido superada: las otras razas no tienen la posibilidad de ser ingeniosas de esa manera... En Europa son los judíos la raza más antigua y más pura. Por eso la belleza de la mujer judía, es la más alta."

Examinado con alguna imparcialidad, el párrafo anterior es muy vulnerable. Su propósito es refutar (o molestar) al nacionalismo alemán; su forma es una afirmación y una hipérbole del nacionalismo judío. Este nacionalismo es el más exorbitante de todos; pues la imposibilidad de invocar un país, un orden, una bandera, le impone un cesarismo intelectual que suele rebasar la verdad. El nazi niega la participación del judío en la cultura de Alemania; el judío, con injusticia igual, finge que la cultura de Alemania es cultura judía. Por lo demás, el pensamiento de Nietzsche debe haber sido más imparcial que sus afirmaciones; sospecho que se dirigía, in mente, a alemanes incrédulos e indignables.

En otro lugar escribe proféticamente: "Los alemanes creen que la fuerza debe manifestarse por el rigor y por la crueldad. Les cuesta creer que puede haber fuerza en la serenidad y en la quietud. Creen que Beethoven es más fuerte que Goethe; en eso se equivocan."

Una de las amonestaciones que hemos leído nos exhorta a no confundir la mera violencia y la fuerza: así no hubiera hablado Zaratustra si hubiera tenido presente esa distinción. Podemos agregar: la vertiginosa riqueza mental de Nietzsche. Riqueza tanto más sorprendente si recordamos que en su casi totalidad versa sobre aquella materia en que los hombres se han mostrado más pobres y menos inventivos: la ética.

Excepto Samuel Butler, ningún autor del siglo XIX es tan contemporáneo nuestro como Friedrich Nietzsche. Muy poco ha envejecido en su obra, salvo, quizás, esa veneración humanista por la antigüedad clásica que Bernard Shaw fue el primero en vituperar. También cierta lucidez en el corazón mismo de las polémicas, cierta delicadeza de la invectiva, que nuestra época parece haber olvidado”.

                                                                   

 

Nietszche una nova tan fulgurante comorápidamente vuelta a las tinieblas. LACAN

 

El tono nietszcheano puede a veces confundirse con prepotencia, pero él  “identificó al superhombre con el filósofo, entendiéndolo como profeta de una nueva humanidad, desde cuyo punto de vista la noción misma de raza de superhombres aparece absurda y pueril” (A. Badiu). Por esta razón nos parece más justo traducir: “Transhombre” en lugar de superhombre, que ha dado lugar a tantos equívocos. Transhombre: lo que trasciende al hombre.

Nietszche ha querido proponer una transvaloración de los valores, que no terminen ocupando el tonto lugar de los ideales que han embrutecido a Occidente, pero lo hizo con términos que a veces confunden y son problemáticos.

Sería interesante, en primer lugar, separar en su doctrina aquello donde sigue con la tradición judeo-griego-cristiana, del momento en que su pensamiento en acto es un nuevo paradigma.

Así como con Hegel se puede separar su dialéctica del final de la historia en el saber absoluto, porque éste sería la locura de la conciencia por fin autosuficiente, y entonces  se ha tomado la dialéctica separada del final que él plantea. Podríamos con Nietszche hacer lo mismo: separar su posición Nihilista propia, completa y a-histórica, del final que sería su consecuencia lógica, que es la idea de la voluntad de Poder, el eterno retorno, y el Superhombre que sería su final.

Lacan en el Seminario 11 nos dice que el verdadero escepticismo es algo que ya no conocemos, por ser un modo de sostenerse en la vida, es una ética, que implica una posición tan heroica que no podemos ya imaginar: El Otro está castrado, hay un imposible de saber, un nihil en el saber. Creemos que Nietszche sostiene al máximo esta posición.

Nos dice Badiu en Nietzsche, filosofía y antifilosofía:

“¿Cuál es el verdadero centro del pensamiento de Nietzsche? O dicho de otra manera: ¿A qué denomina Nietzsche ´filosofía´? Según mi opinión, es esencial comprender que para Nietzsche, lo que él llama ´filosofía´ no es una interpretación, ni un análisis, ni una teoría. Puesto que cuando la filosofía es interpretación, análisis o teoría, no es más que una variante de la religión. Pasa a estar dominada por la figura nihilista del sacerdote. En el Anticristo, Nietzsche declara que el filósofo es el ´criminal de los criminales´. Esta declaración debe ser tomada en serio.

Nietzsche no es un filósofo, es un antifilósofo. Y esta expresión posee un sentido preciso: puesto que Nietzsche le opone al nihilismo especulativo de la filosofía, la necesidad totalmente afirmativa de un acto. El rol que Nietzsche se atribuye no es el de agregar una filosofía a las otras. Su rol es el de anunciar y de producir un acto sin precedentes, un acto que, de hecho, va a destruir a la filosofía”.

Yo diría que aquí entramos de inmediato en el corazón del examen de Nietzsche. Puesto que su singularidad reposa por entero en la concepción que él se hace del acto filosófico, o, para emplear su lenguaje, del poderío de la filosofía; es decir, de la antifilosofía.

¿En qué consisten este acto y este poderío?

El acto tiene por nombre común “inversión de todos los valores” o transvaloración de los valores. Pero la inversión de todos los valores, ella en sí, no tiene valor. Se sustrae a la evaluación. Es con toda certeza la vida misma contra la nada, sólo que como Nietzsche lo diría en El crepúsculo de los ídolos, y se trata de un axioma decisivo: “El valor de la vida no podría ser evaluado”

Os voy a hablar de las tres transformaciones

del espíritu, de como se transforma en camello,

el camello en león, y el león finalmente en niño

Zaratustra

 

Ahora me gustaría acercar otra reflexión ligada a la parte más polémica de su obra, es decir, lo que él llama Voluntad de Poder, Superhombre y Eterno retorno de lo mismo.

Pero antes que nada habría que aclarar que su último libro, La voluntad de poder, es el que nunca terminó y luego lo hizo su hermana, con todas las infidelidades y falsificaciones de  su pensamiento que interesadamente ésta pudo realizar. Es donde él se proponía sistematizar su antifilosofía.

Estos conceptos habría que ubicarlos en el contexto anterior, es decir, una voluntad que surja de la nada, una superación de lo humano, que pueda inventar su devenir, en ese eterno retorno que bien leído, es nihil activo, es decir, dolor y lucha, deseo, Dionisios, Eros y Tánatos. 

Así como con Hegel, Zizek cambia la interpretación del Saber Absoluto y lo plantea no ya como un momento de autoespejismo de la conciencia realizada, sino como la asunción por parte del sujeto de su no saber: es decir que el saber absoluto podría (según su  arriesgada interpretación) ser la expresión del No-Todo lacaniano y que hay un límite que es la Asunción de la nada de saber (Zizek). Asímismo podríamos con Nietszche arriesgarnos a pensar que El superhombre y la voluntad de Poder serían el momento donde el sujeto se hace cargo de su propio nihilismo, es decir, su propia nada, y ahí se encuentra con un goce que lo habita como viviente, que va a ser su voluntad, una invención, un arte, a llevar adelante como irrenunciable. Lacan plantea que de lo único que el sujeto puede ser culpable es de renunciar a su Deseo. Como vemos, sería un planteo cerca de Sade el que estoy realizando, (Sade transforma el deseo en voluntad de goce) pero con la diferencia de que esta Voluntad en Nietszche pasa por un Nihilismo completo, en nuestros términos: castración. Por lo que habría que pensar esta voluntad de otra manera.

                                            

“En cuanto a Nietzsche, el otro filósofo cuyas intuiciones e intelecciones coinciden a menudo de la manera más asombrosa con los resultados que el psicoanálisis logró con trabajo, lo he rehuido durante mucho tiempo por eso mismo; me importa mucho menos la prioridad que conservar mi posición imparcial” Freud.

Es decir, con Nietszche se inaugura dentro de la filosofía el campo antifilosófico, que Lacan va a tomar como algo que le interesa especialmente, porque para él también se trata de tomar la filosofía por su revés, porque la filosofía, como también Nietszche lo denunció, está al servicio de los discursos del Amo.

No es una argumentación más la que Nietszche nos intenta acercar, es un acto, un hacer, que cambie el curso de la Historia y signifique un nuevo comienzo, definitivo, por el cual el hombre se separa de su razón alienante y se encuentra con su falta de ser y a partir de ahí con su propia voz.

Con las dificultades que esta empresa implica y que es totalmente consciente al afirmar: “Mientras no destruyamos la gramática, seguiremos creyendo en Dios”

 

Así habla Heidegger de Zaratustra:*¿Quién es el Zaratustra de Nietzsche?

“Nietzsche dio a este libro un subtítulo, como compañero de viaje. Dice así: ´Un libro para todos y para nadie´. ´Para todos´, es decir, sin duda no para todo el mundo en el sentido de para cualquiera. ´Para todos´ quiere decir: para todo hombre en tanto que hombre, para cada uno, siempre y en la medida en que en su esencia deviene para sí mismo digno de ser pensado. .´.. y para nadie´, esto quiere decir: para nadie de los curiosos que afluyen en masa de todas partes, que lo único que hacen es emborracharse con fragmentos aislados y con sentencias concretas de este libro y que, a ciegas, van dando tumbos en un lenguaje medio cantarín, medio gritón, ahora meditativo, ahora tempestuoso, a menudo de altos vuelos, pero a veces chato y bidimensional, en vez de ponerse en camino hacia el pensar que está aquí buscando su palabra.

¿Quién es Zaratustra? Si leemos con atención el título de esta obra, nos percataremos de una seña: Así hablaba Zaratustra. Zaratustra habla. Es un hablante. ¿De qué tipo? ¿Un orador de masas o incluso tal vez un predicador? No. El que habla, Zaratustra, es un "portavoz" (Fürsprecher: el que habla delante). En este nombre nos encontramos con una palabra muy antigua de la lengua alemana, y además de múltiples significados. "Für" significa Propiamente "vor" (delante), "Fürtuch" es el nombre aún hoy usual en el alemánico para el delantal. El "portavoz" (Fürsprech) habla delante y lleva la voz cantante (lleva la palabra). Pero "für" significa además: en favor de y como justificación. El portavoz (Fürsprecher) es finalmente aquel que explica y aclara aquello de lo que y para lo que habla.

 ¿Es Zaratustra sólo un portavoz cualquiera de cualquier cosa o es el portavoz de lo Uno que siempre, y antes que nada, está interpelando al hombre?

Hacia el final de la tercera parte de Así hablaba Zaratustra hay una sección que lleva por título: "El convaleciente" (Der Genesende). Éste es Zaratustra. Pero ¿qué significa "der Genesende"? "Genesen" es la misma palabra que el griego iamo¡n, woton Significa: Regresar a casa; nostalgia es la morriña, el dolor de hogar. El "Genesende" es el que se recoge para el retorno al hogar, es decir, para entrar en aquello a lo que está destinado. El "convaleciente" está en camino hacia sí mismo, de tal modo que puede decir de sí quién es. En el fragmento citado, el convaleciente dice:"Yo, Zaratustra, el portavoz de la vida, el portavoz del sufrimiento, el portavoz del círculo... "

 "Vida" significa en la lengua de Nietzsche: Voluntad de poder como rasgo fundamental de todo ente, no sólo del ser humano. Lo que significa "sufrimiento" lo dice Nietzsche con las siguientes palabras: "todo lo que sufre quiere vivir... "

Y en el prólogo de la obra entera (n. 3) encontramos:

“Yo (es decir Zaratustra), os enseño el ultrahombre ".

Según estas proposiciones, Zaratustra, el portavoz, es un "maestro". A ojos vista, enseña dos cosas: el eterno retorno de lo Igual y el ultrahombre. El ultrahombre va más allá del modo de ser del hombre de hoy, y del hombre tal como ha sido hasta hoy, y así es una transición, un puente. Para que, aprendiendo, podamos seguir al maestro que enseña el ultrahombre, tenemos que -para no salir de esta imagen- llegar al puente. La transición la pensaremos de un modo hasta cierto punto completo si consideramos tres cosas:

 

1. Aquello de lo que se aleja el que pasa.

2. El paso mismo.

3. Aquello a lo que pasa el que pasa.

 

En el fragmento "De la gran nostalgia", Zaratustra habla con su alma. Según la doctrina de Platón, regulativa para la metafísica occidental, la esencia del pensar descansa en el diálogo alma consigo misma. El que el alma misma recorre de camino hacia sí misma.

 

El “hombrecillo” que en su decadente nihilismo

prefiere “creer en nada que nada creer” se arrodilla

como camello. Alemán. El debate posmoderno

 

Es decir, el acto nietszchiano es más bien un pase, un recorrido que implica, como diría Heidegger, la cura del ser: 1) Desidentificación con los Significantes Amos, es decir, Los Dioses que nos habitan, y por lo tanto un pasaje por la nada de ser. 2) La aparición de un paso, que es andadura, o sea, producción de una nueva marca. 3) No volver a confundir los nuevos valores e ideas con ningún Todo. Se pasa a un lugar donde retorna el agujero y su marca.

Como plantea Jünger “la esencia del nihilismo no es ni curable ni incurable, es lo sin cura, y, sin embargo, es una remisión única a la cura.”

Pensamos en una frase lacaniana que resume estas ideas: “El goce del dolor de ex-sistir”, esa sería otra lectura del Eterno retorno de lo mismo.

Para los tiempos que corren Nietzsche intenta responder esta pregunta: “El nihilismo está a la puerta: ¿de dónde nos viene éste, el más inquietante de todos los huéspedes?”

 

Ernesto Pérez

erperez@intramed.net

 


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