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El ahora o la pulsación del inconsciente

12/11/2007- Por Mónica Rossi - Realizar Consulta

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El tiempo ha estado en cuestión y ha sido investigado desde diferentes perspectivas, lo que impide asignar un único sentido a lo que sea el Tiempo. Es intención de este trabajo articular algunos tratamientos del tiempo en filosofía con nociones psicoanalíticas del inconsciente.

Aristóteles, le da tratamiento al tópico del tiempo en el Libro IV de la Física. Lo que examina en primera instancia es la cuestión de la existencia del tiempo, para pasar luego a determinar su esencia.
Ante la sospecha de que el tiempo no existe de un modo relativo, ofrece tres argumentos para ponerlo en duda.
El primero de los argumentos está referido a la irrealidad del pasado y del futuro ya que:"... una de sus partes ha existido y ya no existe, y la otra ha de existir y no existe aun..."[1]. Por lo que parece imposible que aquello que se compone de partes exista sin que lo hagan sus partes componentes.
El segundo argumento aristotélico "de todo aquello que es divisible en partes, si existe, es forzoso que existan todas las partes o bien algunas, cuando eso existe...". [2]

La existencia, en la filosofía antigua, está referida a la presencia, por ello el ser es presencia para Aristóteles. Llama la atención sin embargo, que al intentar responder sobre la existencia del tiempo, y ubicar su ausencia en el presente tanto del pasado como del futuro no niega su existencia, de lo que se deduce  que al tiempo lo ubica como falta en el presente por corrupción o generación del devenir de la Physis. Hay en el tiempo lo inaprensible a su ser.

El tercer argumento aristotélico consiste en un análisis del ahora, por considerar que el ahora no es una parte del tiempo y es el límite entre el pasado y el porvenir, y no es fácil saber si...”a) permanece siempre uno y el mismo, o bien b) es siempre uno  diferente..." [3]. Si el ahora es límite entre dos modos de existencia, no correspondiendo ni a lo uno ni a lo otro, el límite como unión y-o separación,  al no pertenecerle al tiempo, aparece como lo  des-consistente y lo discontinuo.
Lacan en el seminario sobre Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis discurriendo sobre el inconsciente al que le asigna la función de hiancia, hendidura, rasgo, corte, ruptura, discontinuidad, también tropiezo, dirá: “Con todo, este hallazgo, en cuanto se presenta, es re- hallazgo, y además, está siempre  preparado para esconderse de nuevo, instaurando así la dimensión de la pérdida”. [4]4.

San Agustín plantea ¿Quién puede explicar lo que es el tiempo de un modo sencillo? , dirá que si se lo pregunta lo sabe para entenderlo, pero no así para explicarlo. No se puede hablar sin aludir al tiempo, el tiempo está en el verbo y existe como pasado, como futuro y como presente, pero ¿cuál es el modo de existencia del pasado y  futuro? San Agustín se pregunta: " Pero aquellos dos tiempos, pretérito y futuro, ¿cómo pueden ser, si el pretérito ya no es él y el futuro todavía no es? Y en cuanto al presente, si fuese siempre presente y no pasase a ser pretérito, ya no sería tiempo, sino eternidad. Si, pues, el presente, para ser tiempo es necesario que pase a ser pretérito, ¿cómo decimos que existe éste, cuya causa o razón de ser está en dejar de ser, de tal modo que no podemos decir con verdad que existe el tiempo sino en cuanto tiende a no ser?” [5]

Surgen en San Agustín los mismos interrogantes que en Aristóteles,  respecto de las partes componentes del tiempo y de la imposibilidad de atribuir existencia al tiempo,  sin embargo la respuesta que se da, respecto del presente, será diferente a la conclusión de Aristóteles. Para San Agustín, el pasado y el futuro existen en el presente. Abordará la memoria con la noción de recuerdo, como huellas de las cosas que representa, y la predicción de las cosas futuras "...No con propiedad se dice: Tres son los tiempos: pasado, presente y futuro; y más propiamente acaso se diría: Tres son los tiempos: presente de las cosas pasadas,  presente de las presentes y presentes de las futuras. Porque estas tres presencias tienen algún ser en mi alma, y solo las veo y percibo en ella. Lo presente de las cosas pasadas es la actual memoria o recuerdo de ellas; lo presente de las cosas presentes es la actual consideración de alguna cosa presente,  y lo presente de las futuras es la actual expectación de ellas..." [6]
En San Agustín el presente no es, sin embargo es, en el alma, allí tiene existencia, existe para el alma. El presente  busca  la continuidad, el sentido,  la causa, el alma agustiniana es el yo, que en su condición imaginaria hace consistir el presente al modo inductivista, la percepción presente deja una huella que constituirá la memoria como experiencia que permitirá anticipar en la expectación lo que sucederá. 

El sujeto del inconsciente, sujeto dividido,  es, entre significantes que lo representan. La anticipación y retroacción, es la temporalidad captada desde la alienación estructural en la cadena significante. En tanto presente el sujeto no es más que entre  los significantes que lo representan.
Asimismo, el presente en Aristóteles no es, y el ahora,  no es parte del tiempo, el ahora aristotélico  como intervalo sitúa la discontinuidad, la ruptura del sentido. Sin embargo, no siendo parte del tiempo, en algún sentido le pertenece.
El ahora tiene causa contingente, no necesaria.” Así pues, en tanto que límite, el ahora no es tiempo, sino un accidente suyo”  [7]

Recordemos que para Aristóteles las cuatro causas, material, formal, eficiente  y final, siendo la final, la que tiene primacía ontológica, son las causas necesarias. En Física plantea la causa contingente:” Lo que es causa por sí es determinado, pero la causa accidental es indeterminada, pues en una misma cosa pueden concurrir multitud de accidentes” [8].

Se refiere a la Automaton  y Tyché, términos que Lacan retomará a propósito de dar cuenta de los conceptos de inconsciente y repetición allí dirá que “sólo hay causa que de lo que cojea” [9] .

En dicho seminario aborda el inconsciente en un plano no ontológico,  es significativo  que en el intento de definir un concepto, y aún con las dificultades que presuponen los enunciados en psicoanálisis, resulte solidario el inconsciente con el tiempo, con el accidente como causa, con el ahora aristotélico. 

Volvemos a Lacan en el seminario citado “No he dejado de hacer hincapié durante mis anteriores exposiciones en la función de algún modo pulsativa del inconsciente, en la necesidad de evanescencia que parece serle de alguna manera inherente: como si todo lo que por un instante aparece en su ranura estuviese destinado, en función de una especie de cláusula de retracto, a volver a cerrarse, según la metáfora usada por el propio Freud, a escabullirse, a desaparecer, al mismo tiempo” [10]..

El ahora y el inconsciente son la indeterminación como causa, lo accidental, la ausencia de continuidad, la ruptura, aquello que no siendo, de algún modo le pertenece a la causa.

El tiempo y lo eterno, o lo real como encuentro

Freud plantea en “Lo inconsciente” “Los procesos del sistema inconsciente se hallan fuera del tiempo; esto es, no aparecen ordenados cronológicamente, no sufren modificación ninguna por el transcurso del tiempo y carecen de toda relación con él. También la relación temporal se halla ligada a la labor del sistema Cc. Los procesos del sistema inconsciente carecen también de toda relación con la realidad…” [11].

El sistema consciente, es el sentido que aparece anticipado, presupuesto de todo acto de conciencia, si hay un sentido que no es anticipable es el del inconsciente. Es el tiempo en tanto domeñable, lo anticipado, lo ordenado lo que se denomina tiempo, para la conciencia.

En principio hay el mundo, dice Lacan, luego la escena a la que hacemos que suba este mundo, las cosas del mundo entran en escena con el significante.”La escena es la dimensión de la historia”.[12] 12.

Está la otra escena, la del inconsciente, irreductible al mundo. En tanto  significante sin significado, ex -temporal, y en tanto lo real como lo que va al mismo lugar, eterno, sin embargo: ¿Son fuera del tiempo u otros modos de nombrar lo que el tiempo es? Si el tiempo de la conciencia es imaginario, ¿no cabría pensar que hay lo simbólico y lo real en el tiempo?

San Agustín plantea que el tiempo sagrado es un tiempo inmóvil, eterno, igual a sí mismo, no cambia ni es divisible.  Así los que se esfuerzan por llegar a saber las cosas eternas en el pensamiento, la sucesión de los tiempos pasado-futuro impiden conocer la eternidad; lo temporal no puede concebir la eternidad. Hay una imposibilidad  gnoseológica de concebir la eternidad "...¿Quién podrá detenerle y fijarle, para que se detenga un poco y capte por un momento el resplandor de la eternidad, que siempre permanece, y la compare con los tiempos, que nunca permanecen, y vea que es incomparable, y que el tiempo largo no se hace largo sino por muchos movimientos que pasan y que no pueden coexistir a la vez, y que en la eternidad, al contrario, no pasa nada, sino que todo es presente, al revés del tiempo, que no puede existir todo él presente..” [13].

La discontinuidad entre lo temporal y la eternidad tiene condiciones o de negación y exclusión, o de la una fundamento de la otra. Así mientras para San Agustín hay imposibilidad gnoseológica, Eliade M.,  dice que hay dos tipos de tiempo para el hombre religioso: el tiempo sagrado y el tiempo profano. El primero, por su propia naturaleza es reversible, es un tiempo mítico primordial hecho presente, por ello es un tiempo circular, eterno presente mítico, recuperable con los ritos. El tiempo profano es la duración temporal donde se inscriben los actos cotidianos  y por medio de ritos se puede realizar el pasaje del tiempo ordinario al tiempo sagrado, la duración temporal profana es posible de ser detenida periódicamente mediante ritos e insertar en él un tiempo sagrado.

 "...El mito relata una historia sagrada, es decir un acontecimiento primordial que tuvo lugar en el comienzo del tiempo, ab initio. Mas relatar una historia sagrada equivale a revelar un misterio, pues los personajes del mito no son seres humanos: son dioses o Héroes civilizadores..." [14].

Lacan dice… “el lugar completo, total,  de la red de los significantes, es decir el sujeto, donde eso estaba desde siempre el sueño. En este lugar, los antiguos reconocían toda índole de cosas, y en ocasiones, mensajes de los dioses. ¿Y por qué habrían de estar equivocados? Algo hacían ellos con esos mensajes de los dioses, además, y tal vez lo vislumbren en la continuación de mi exposición, no hay que excluir que esos mensajes sigan allí… los dioses pertenecen al campo de lo real” [15]. El mito dice lo que ocurrió y una vez proclamado es una verdad absoluta, consiste siempre en el relato de la creación, las cosmogonías que relatan como vino a la existencia el cosmos  es  modelo ejemplar de  toda especie de creación y de construcción.

La cosmogonía  comporta la creación del tiempo y las reactualizaciones periódicas de los actos creadores efectuado por los dioses, constituye el calendario sagrado, el conjunto de fiestas. La fiesta se desarrolla siempre en el Tiempo original, y es un encuentro con la dimensión sagrada de la vida, el eterno presente del tiempo sagrado en el mito es el que hace posible la duración profana de los acontecimientos históricos y a su vez lo fundamenta porque es su modelo ejemplar.

La discontinuidad entre tyche y automaton, interpretados por Lacan la primera,  como encuentro con lo real y la segunda como insistencia de los signos, es la discontinuidad del tipo de  una fundamento de la otra: “Lo real es eso que yace siempre tras el automaton”.[16].

Lacan diferencia el estatuto que pretende darle al inconsciente del dado por Freud diciendo que no se trata solo de  memoria, que hay lo real  como encuentro.

El inconsciente,  extemporalidad  y  eternidad de lo real como encuentro imposible, de lo que devendrá  desencuentro con el tiempo de la conciencia.

Qué es el tiempo o el inconsciente en su estatuto ético 

Aristóteles  al preguntarse por la esencia del tiempo destaca la necesidad de examinar la relación tiempo-movimiento. Planteará que no comparten la totalidad de sus propiedades y que hay dos diferencias: mientras el tiempo está en todas partes y junto a todas las cosas, el movimiento no  y respecto del movimiento dirá que éste posee velocidad y el tiempo no. Por lo tanto el tiempo no es movimiento

Como lo que se mueve lo hace de algo hacia algo y la magnitud es continua, el movimiento sigue a la magnitud por lo que es continuo el movimiento y por causa del movimiento lo es el tiempo. La consideración de la magnitud, como cantidad, posibilita la introducción en la argumentación de lo anterior y lo posterior

"Así pues, tenemos conocimiento también del tiempo cuando determinamos el movimiento, empleando como determinación lo anterior y lo posterior. Y es en tales circunstancias cuando afirmamos que ha pasado tiempo, a saber, cuando tenemos percepción de lo anterior y lo posterior en el movimiento..." [17].

La percepción  de los diferentes ahora, el anterior ahora y el posterior ahora,  esa percepción  constituye tiempo, ya que se admite que el tiempo ha pasado, es el lapso entre el ahora anterior y el ahora posterior, lo que permite admitir el tiempo.

"Pues esto es el tiempo: número del movimiento según lo anterior y posterior. Por consiguiente, el tiempo no es movimiento sino en cuanto el movimiento comporta número......Por lo tanto, el tiempo es una especie de número......el tiempo es lo numerado..." [18].

Posteriormente, Aristóteles se plantea la relación que guarda el tiempo respecto del alma y se interroga si existiría el tiempo no existiendo el alma. "Pues si es imposible aquello que ha de llevar a cabo la numeración, también será imposible que haya algo numerable, de modo que tampoco habrá número, pues número es o bien lo numerado o bien lo numerable. Y si ninguna otra cosa es por naturaleza capaz de numerar el alma  y el intelecto del alma, entonces es imposible que haya tiempo en caso de no haber alma..." [19]. La esencia del tiempo está en el alma, ya que lo que el tiempo sea, existe en tanto exista el  alma.

Si del análisis que Aristóteles realiza sobre la existencia del tiempo, concluye su existencia  en la Physis, su esencia en cambio es captada por el alma capaz de numerar.

Se puede situar en esta conclusión que el tiempo existe como temporalidad, la temporalidad es el registro del sujeto,  en tanto dividido, de la imposibilidad del todo, del Uno. La numeración aparece como la sucesión, un modo de nombrar las partes, en la  ilusión del todo, todo irrealizable.

El deseo es sucesión o deslizamiento hacia su realización,…” deseo que situaremos provisionalmente en la metonimia desnuda del discurso en juego en el que el sujeto se sorprende en algún punto inesperado.” [20], de allí que Lacan dirá que no se trata de ser, no- ser, sino de irrealizado, lo que da al inconsciente un estatuto ético, y no óntico.

La ética connota, no solo virtud o valor, queda del lado de la acción, del acto. Dicho acto es una afirmación del sujeto del deseo.

Culmina en acto el tiempo lógico de la constitución subjetiva., que se efectúa en tres tiempos, Lacan dirá  que el primer se  que se manifiesta  “se sabe que” es la forma general del sujeto  noético, el sujeto impersonal, el segundo introduce al otro como pura reciprocidad, es el sujeto indefinido recíproco, el sujeto personal es el tercero, el aserto sobre si del tercero, Son tres las instancias  constitutivas del sujeto y, estas permiten reconocer un tiempo lógico.

Hay una función lógica de la estructura temporal, estos tres tiempos son: el instante de la mirada, el tiempo para comprender y el momento de concluir, "...Pero captar la modulación del tiempo, la función misma por donde cada uno de esos momentos en el tránsito hasta el siguiente, se reabsorbe en él, subsistiendo únicamente el último que los absorbe, es restituir su sucesión real y comprender verdaderamente su génesis en el movimiento lógico.... si bien en esta carrera tras la verdad no se está sino sólo, si bien no es todos cuando se toca lo verdadero, ninguno sin embargo lo toca sino por los otros..." [21].
El deseo que pone en marcha al sujeto lo causa, su devenir está pregnado de movimiento hacia el objeto. Es el deseo del sujeto lo que posibilita la temporalización, en tanto movimiento, hacia algo no todo, no Uno.

La temporalización  es en el registro simbólico, lo que el tiempo en lo real. Hay un real en el tiempo que no se puede nombrar más que por lo que lo bordea, es decir, las formas de nombrar lo que pertenece al espacio, a los lugares, en semejanza al inconsciente que se le puede nombrar por sus formaciones. El inconsciente es afín al tiempo, en el ahora, en la extemporalidad y en lo eterno, que no son sin el tiempo como referencia,  ellos son parte misma de lo que el tiempo es, la discontinuidad no es desarticulación y el tiempo funciona articulado en  los  tres modos de lo real, lo simbólico y lo imaginario.

Notas

[1] Aristóteles , Física Libro IV 218 a

[2] Aristóteles , Física Libro IV 218 a 

[3] Aristóteles op. cit. 218 a10

[4] Lacan, Jacques Seminario11 Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis Cap II 3 pág.33

[5] San Agustín, Confesiones. Libro XI 17

[6] San Agustín,  Op. cit. Libro XI 26

[7] Aristóteles op. Cit. Libro IV 220 a 20

[8] Aristóteles op. cit. Libro II  196 b 25

[9] 9 Lacan, Jacques, Seminario11 Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis Cap II 2  pág.  

[10] Lacan, Jacques, Seminario11 Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis Cap IV1 pág.51

[11] Freud, Sigmund, Obras Completas, Tomo II Lo inconsciente Pag. 2073

[12] Lacan, Jacques,  Seminario 10 La Angustia Cap.III pag.43

[13] San Agustín op. cit.libro XI 13

[14] Eliade, M., Mito y Realidad - Guadarrama, Madrid 1978

[15] Lacan, Jacques, Seminario11 Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis Cap IV 1  pág.52, 53

[16] Lacan, Jacques, Seminario11 Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis Cap V 1  pág.62 

[17] Aristóteles, op. Cit Libro IV.219a

[18] Aristóteles, op. Cit Libro IV .219b

[19] Aristóteles op.cit Libro IV 223 a 25.

[20] Lacan, Jacques, Seminario11 Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis Cap II  3  pág.35

[21] Lacan, Jacques, Escritos 1.pag, 201

Bibliografía

Aristóteles, Física, Buenos Aires, trad. Biblos, 1993.

Eliade, M., Mito y Realidad – Madrid, Guadarrama,1978

Freud, Sigmund, Obras Completas, Tomo II “Lo inconsciente”, Mdrid, Biblioteca Nueva, 1973

Lacan, Jacques,  Seminario 10 La Angustia, Buenos Aires, Paidos, 2006

Lacan, Jacques, Seminario11 Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis, Buenos Aires, Paidos, 1984

Lacan, Jacques, “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo, sofisma” Escritos 1, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 1985

San Agustín, Confesiones.


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