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Función del padre y lugar de la mujer en la estructura psíquica18/07/2023- Por Marcela Ana Negro - Realizar Consulta
El texto de la autora permite trazar la distinción del discurso analítico respecto a los debates contemporáneos sobre la temática del patriarcado. Sus puntualizaciones sobre la función paterna y la articulación con el objeto a, así como su incidencia psíquica, son diferenciadas de la perspectiva propia de las teorías de enfoque social y las valoraciones implicadas en la controversia sobre los géneros.

“Family Group” (1950) de Henry Moore*
Quisiera proponer algunos puntos a reflexionar tanto sobre la función del padre como sobre el lugar de la mujer en lo psíquico,distinguiéndolos respecto de su valor en lo social.
1) Lo que llamamos padre en psicoanálisis es una función que se produce, o no, en el psiquismo; el patriarcado es un modo de organización social. Podrá haber cierta conexidad, pero no son lo mismo.
2) Hablamos de función “materna” y“paterna”. ¿Por qué los nombramos así? El psicoanálisis no es ajeno al discurso social de la época,y cuando nació, en ese discurso predominaba la familia que consideramos “clásica”: madre-mujer/padre-hombre/hijos. ¿Podríamos llamarlos de otro modo?
Gerardo Arenas[i] propone denominarlos “Otro primordial” y “función de poesía”. Para el padre podemos, también, usar el término lacaniano de “vector de la ley en el deseo” ‒expresión propuesta en “Nota sobre el niño”[ii], donde el término vectorindica que el padre no es la ley sino que es quien la vectoriza, la transmite, quien orienta al sujeto en esa vía.
3) La función del padre realiza una serie de operaciones fundamentales como la de nominación, el punto de capitón, la excepción, entre otras. En este artículo me interesa detenerme en la distinción entre lalengua, de la que Lacan dice que es materna, y el lenguaje, del que dice que es producto de la operación del padre.
¿Por qué quiero ahondar en esto? Porque en el Seminario 4indica lo siguiente:“La niña, si entra en el complejo de Edipo, es porque eso que no tiene debe encontrarlo en el complejo de Edipo. ¿Qué quiere decir que no lo tiene? Aquí estamos en el nivel donde un elemento imaginario entra en una dialéctica simbólica. Ahora bien, en una dialéctica simbólica lo que no se tiene existe tanto como todo lo demás. Simplemente está marcado con el signo menos. La niña entra pues con el menos, como el niño entra con el más”[iii].
¿Decir que no lo tiene es una expresión patriarcal? ¿Es directamente machismo? ¿El psicoanálisis es patriarcal? No. Es aquí donde quiero llamar la atención del lector. La función paterna es la que permite al niño y a la niña, sustraerse del lugar de falo imaginario que completa a la madre.
Lalengua consiste en un enjambre de significantes indiferenciados. El lenguaje surge de la distinción, de la excepción de uno, al que le damos diversos nombres de acuerdo al punto que queramos resaltar, de entre los cuales voy a rescatar el de“rasgo unario” –uso este porque con él se pueden pensar la estructura y la lógica del significante (la del lenguaje) que es lo que nos interesa aquí‒.
Al exceptuarse, se convierte en aquel del que todos los otros elementos pueden diferenciarse y así les permite constituirse como entidades relativas, negativas y opositivas‒tal como define Saussure al significante‒. De ese modo introduce la articulación entre ellos, lo que les otorga la posibilidad de sustituirse unos a otros o de combinarse entre sí. Esta estructura implica que donde está uno no está el otro y que si uno está en una determinadaubicación puede establecer cierta relación con el que está en otra.
Los vuelve elementos que tienen valor solo en virtud del puesto que ocupan, lo que determina las relaciones que establecen entre sí. Un significante está o no está en un lugar, si está, le adjudicamos un más, si no está, le adjudicamos un menos. Por lo tanto, podemos reducir la estructura del lenguaje a la dimensión presencia-ausencia, más-menos.
Ahora, para que se realice la separación entre un significante y otro, se requiere como condición que un significante esté ausente entre los dos presentes que se articulan; es decir que es preciso que entre ambos haya un “espacio” que diremos que debe ser imposible para lo simbólico, uno que no podrá ser ocupado por un significante porque si fuera posible hacerlo entonces no habría separación entre S1 y S2. Esa condición de imposible lógico para lo simbólico es el atributo delo que Lacan llama el objeto a.
El objeto a es el punto en la estructura donde no hay significante, donde este está marcado por un menos. El menos, entendido como imposible es un requisito de la estructura para poder funcionar como tal. Es el elemento separador, condición para la articulación; un vacío para lo simbólico.
Retomando la cita de Lacan, la niña no está en inferioridad de condiciones respecto del varón por ocupar la posición del menos. Este es un emplazamiento en la estructura del ser hablante tanto como lo es el otro. Ella ocupa su sitio, tal como él, el suyo.
Así en lo social esto tenga connotación negativa, en la estructura psíquica, este es tan fundamental como el otro. Es el lugar del menos en el sentido de que es aquel que no puede ser ocupado por el significante, es el del objeto a.
Es esencial comprender que se trata de una función lógica. Este lugarlógico es lo que le da accesoa la mujer a encarnar,en lo social,el lugar de objeto de intercambio. Suposicionamiento en el lugar de objeto a es el que le otorga la condición de valor para el intercambio por estar en una posición topológicamente homóloga.
Encarnarlo habilita la apertura a la alianza con la familia a la que se da la mujer como don. La alianza es resultado del intercambio que, a su vez, es consecuencia de la prohibición del incesto. Así lo plantea Levi-Strauss en Las estructuras elementales del parentesco.[iv]
4) Dicho esto, pasemos a otra operación del padre, la de la ley en el deseo.
El lugar del objeto a es el lugar psíquico que la función del padre da a la niña en la medida en que él hace valer la operación de la ley en el deseo, que consiste en el acotamiento del goce, en la entrada del goce por los caminos del deseo, en la sustracción del niño del lugar de objeto de puro todo-goce madre-hijo/a que en términos sociales se llama incesto; siendo incluso la misma madre ‒en tanto que mujer‒ quien lo materializa, en la medida en que admite en ella la función del padre y accede a ser no-toda madre.
La mujer, entonces, es la que abre el camino de la alianza entre familias en lo social y es la que encarna la dimensión de lo no significante en la estructura psíquica.
Son los excesos y las desvirtuaciones en el patriarcado (y no necesariamente el patriarcado mismo‒entendido como estructura elemental del parentesco‒) los que nos llevan a la confusión.
Arte*: Henry Spencer Moore (1898-!986), fue el más destacado escultor británico del siglo XX, conocido por sus esculturas abstractas de bronce y mármol de contenido humanista.
[i] Arenas, G., Ombligos, Buenos Aires, Grama, 2020.
[ii] Lacan, J., “Nota sobre el niño”, Otros escritos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2012, pp. 393-4.
[iii] Lacan, J., El Seminario, Libro 4, La relación de objeto (1956-57), Buenos Aires, Paidós, 1994, p. 125.
[iv] Lévi-Strauss, C., Las estructuras elementales del parentesco, Buenos Aires, Paidós, 1991.
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