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Trasferencia <> Pulsión. Desde los mecanismos alienación-separación

25/06/2024- Por Adriana Soto - Realizar Consulta

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A partir de un breve recorrido Adriana Soto destaca algunos sesgos de la transferencia a los fines del rasgo elegido para este escrito, deteniéndose especialmente en el estatuto de la transferencia esclarecida como resistencia y el lugar privilegiado de objeto en el centro que ocupa el analista investido libidinalmente, en la neurosis artificial creada en el dispositivo. A partir de los desarrollos del Seminario 11 de Lacan: “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” (Lacan, 1964), la autora realiza un recorrido en relación al concepto de la transferencia desde la perspectiva de la pulsión, acentuando la vertiente de obstáculo, cierre del inconsciente y ordenándola desde los mecanismos de la alienación y separación. Dicho Seminario resulta una bisagra en la enseñanza de Lacan, ya que hasta entonces había dejado la pulsión por fuera, y en 1964 le da entrada elevándola a estatuto de concepto fundamental. En este momento de la enseñanza se inicia la orientación a lo real, que produce una incidencia a la vez en la dirección de la cura explícita en la última enseñanza de lacan, hacia lo incurable.

 

 

  

 

 

Introducción

 

  Desde el inicio del psicoanálisis la transferencia se presentó como un fenómeno en dos vertientes. Ya Freud distinguía la transferencia positiva de una transferencia negativa que en la cura se presenta como resistencia tanto desde la perspectiva del amor como desde la hostilidad.

 

  Lacan desde sus primeros seminarios, distingue la transferencia simbólica de la transferencia imaginaria, ubicando en esta última la resistencia. Da cuenta de la transferencia como motor y condición misma del análisis, así como una vertiente del obstáculo.

En la “Proposición del 9 de octubre de 1967” Lacan presenta el algoritmo de la transferencia, escribe el saber inconsciente como una cadena significante, bajo la lógica del par de opuestos, distintos unos de otros. El Sujeto supuesto saber, no solo es responsable de los efectos imaginarios de la transferencia, sino que también lo es de la constitución misma del síntoma como analítico y del inconsciente como interpretable.

 

 

Antecedentes Freudianos. La transferencia como obstáculo

 

  Freud se topa con el obstáculo en la cura bajo el término de transferencia. En el artículo “Sobre la dinámica de la transferencia” (Freud, S,1912) se refiere a las disposiciones innatas e influjos que el ser humano recibe en su infancia que le permiten adquirir una especificidad determinada para las condiciones de amor que establecerá y para las pulsiones que satisfará. Eso dará por resultado un clisé que se repite con regularidad. Pero quiero resaltar el especial interés que le produce a Freud el momento resistencial de la transferencia, ya que…

 

“… sigue constituyendo un enigma porqué en el análisis la transferencia nos sale al paso como la más fuerte resistencia al tratamiento… cuando las asociaciones libres de un paciente se deniegan, en todos los casos… está bajo el imperio de una ocurrencia relativa a la persona del médico…” (Freud, S 1912, 99).

 

  Nos enseñará que el mecanismo de la transferencia se averigua si reconduce a las mociones libidinales que permanecen sobre las imagos infantiles, pero…

 

“… el esclarecimiento de su papel en la cura, solo si uno penetra en sus vínculos con la resistencia” (Freud, S, 1912, 102)

 

  Luego, en “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” (Freud, 1914) recorre el lugar central de la transferencia en la cura, el analista es investido libidinalmente y se refiere a las dificultades en el manejo de la transferencia. El recorrido lo conduce a formular la regla de la abstinencia como un motivo ético, se retiene la transferencia, sin responder. “… La cura tiene que ser realizada en la abstinencia” (Freud, S, 1914, 168).

 

  En la “Conferencia 27” sobre La transferencia, (Freud, S. 1916-1917) subraya que la transferencia tierna y hostil son modos de vínculo, en tanto repetición de lo ocurrido con anterioridad. Asegura que la neurosis creada en la cura sustituye a la primera vivida por el sujeto y arroja luz en relación a la posición del analista:

 

“A esta versión nueva de la afección antigua se la ha seguido desde el comienzo y uno se encuentra en su interior en posición particularmente ventajosa, porque es uno mismo, el que, en calidad de objeto, está situado en su centro. Todos los síntomas del enfermo han abandonado su significado originario y se han incorporado a un sentido nuevo, que consiste en un vínculo con la transferencia… neurosis artificial.” (Freud, S, 1916-1917, 404).

 

  Cabe agregar que la convicción acerca del significado de los síntomas como satisfacción sustitutiva solo se afianzó definitivamente cuando se incluye en cuenta la transferencia.

En la “Conferencia 28”: La terapia analítica, (Freud, S, 1916-1917).

 

“En lugar de la enfermedad propia del paciente, aparece la de la transferencia, producida artificialmente: la enfermedad de la transferencia, en lugar de los diversos tipos de objetos libidinales irreales, aparece un único objeto, también fantaseado: la persona del médico” (Freud, S, 1916-1917, 414).

 

  Los síntomas pueden despojarse de libido, que converge en la persona del médico y aparece la enfermedad de la transferencia. Se define la influencia del médico en la transferencia, es el objeto de tratamiento, allí se crean versiones nuevas del viejo conflicto.

 

 

Presencia del analista Transferencia como cierre del inconsciente

 

  En el Seminario 11, Lacan (1964) incluye la pulsión en la exploración de la transferencia y considera a esta última como cierre y como puesta en acto.

Lacan nos presenta una paradoja, una contradicción en la función de la transferencia, que se la ve como:

 

“el punto de impacto del alcance interpretativo, en la medida misma en que, con respecto al inconsciente, es momento de cierre…” (Lacan, 1964, 137)

 

  Se refiere a Freud, con lo que nos enseña respecto de la resistencia transferencial y agrega que:

 

“… es el medio por el cual se interrumpe la comunicación del inconsciente, por el que el inconsciente se vuelve a cerrar. Lejos de ser el momento de la transmisión de los poderes del inconsciente, la transferencia es al contrario su cierre” (Lacan, 1964, 136).

 

  La transferencia como obstáculo, es esencialmente resistente, entendida como cierre del inconsciente…

 

“… es obstáculo a la rememoración y presentificación del cierre del inconsciente, que es el fracaso, siempre en el momento exacto del buen encuentro.” (Lacan, 1964, 151).

 

  Momento donde se detiene la repetición en tanto retorno de los significantes.

Pero Lacan también agrega el sesgo de la transferencia como “… puesta en acto de la realidad del inconsciente” (Lacan, 1964, 152).

 

  El término proviene del famoso agieren freudiano. Hay la realidad del lenguaje, pero siguiendo a Lacan en este seminario, agregamos que la realidad del inconsciente es la realidad sexual, se trata de ubicar la relación que hay entre el lenguaje y la sexualidad. Graciela Brodsky (2014) sostiene:

 

“Es como si el inconsciente fuera un resabio de la manera primitiva de leer la realidad con el prisma de la sexualidad” (Brodsky, G, 2014, 106).

 

  Es como si de la mano de la sexualidad se le abriera la puerta al significante. Se trata de hacer entrar la pulsión. Se establece un vínculo entre la pulsación del inconsciente y la realidad sexual. Ya Freud ubicaba a la pulsión como concepto límite entre lo psíquico y lo somático. Hacer entrar la realidad sexual en el campo de la palabra requiere de la función deseo del analista.

 

  La apertura y cierre del inconsciente, nombrada en este seminario como la pulsación temporal, coincide con la transferencia. Las dos vertientes de la transferencia, como cierre y como puesta en acto, corresponden al momento de cierre de la pulsación del inconsciente y dependen del efecto de la posición del analista, de su presencia. Lo que causa el cierre de la transferencia es el objeto a,…

 

“Podemos concebir el cierre del inconsciente por la incidencia de algo que desempeña el papel de un obturador – el objeto a succionado, aspirado, en el orificio de la nasa” (Lacan, J, 1964, 151)

 

  La nasa es un modelo topológico, un sistema que no está totalmente cerrado, pero cuando un objeto queda succionado, es casi imposible retomar el sentido contrario, su orificio de entrada es más amplio que el de salida, queda bloqueado. Se puede decir, que el automaton discursivo podría sucederse, aunque algo obtura su continuidad.

 

  Pero la repetición no solo remite a la cadena significante que no se detiene, sino que está en relación al objeto perdido, a la pérdida del objeto de la satisfacción tal como nos enseña Freud. La repetición, desde la perspectiva de la tyché es la puesta en marcha del objeto perdido, que siguiendo a Lacan se trata de un objeto anulado por el lenguaje. La repetición implica búsqueda y yerro, se trata tanto del motor, puesta en marcha como de lo imposible de alcanzar, del objeto a en tanto real.

 

 

Sujeto supuesto saber

 

  Se trata del pivote de la transferencia, el sujeto supuesto saber corresponde a la apertura del inconsciente.

 

“El sujeto supuesto saber es para nosotros el pivote desde donde se articula todo lo que tiene que ver con la transferencia”. (Lacan, 1967, 266).

 

  Cuyos efectos se extraen de la lectura de la repetición en el discurso del sujeto. A diferencia de los postfreudianos que la consideraban una repetición de la necesidad.

El supuesto es de un sujeto,… “Un sujeto no supone nada, es supuesto…por el significante que lo representa para otro significante.” (Lacan, 1967, 266). Y el saber está en un lugar contiguo a la suposición. Saber supuesto presente de los significantes en el inconsciente. Se trata del constituyente ternario, el significante introducido en el discurso que se produce a partir de él, cuyo nombre será el de sujeto supuesto saber, cuya formación se desprende del analizante.

 

“El traje no le va al analista…Lo que nos importa aquí es el psicoanalista en su relación con el saber del sujeto supuesto” (Lacan, 1967, 267),

 

  … ya que no se sabe nada del saber supuesto. No es que no hay que saber nada, lo que está en juego es lo que el analista tiene que saber, tratado como saber en reserva, lo no sabido se ordena como el marco del saber. Hay que captar en el algoritmo de la transferencia, la prevalencia del saber textual para oponerlo a la noción referencial que lo enmascara.

 

  La creencia en el sujeto supuesto saber es la responsable de que el síntoma se dirija al analista. El sujeto supuesto saber es la invención del Otro, no solo del lugar, sino como significante, S2, efecto de sentido, que vela un poco el hecho de que uno habla solo. Aquí el saber inconsciente se produce como apertura de la cadena significante.

 

 

Transferencia desde las operaciones de alienación separación

 

  En el Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Lacan (1964) considera la transferencia tanto como cierre, así como puesta en acto y la ordena en la perspectiva de la alienación y la separación, según nos invita a considerar Graciela Brodsky en su texto Fundamentos 1. Comentario del seminario 11 (Brodsky, G.2014). 

 

  Alienación y separación son dos formas en que la cadena asociativa se quiebra: la primera por la emergencia de un significante sin sentido, y la segunda por la emergencia del objeto a.  Podemos distinguir la alienación en el Otro de quien dependo para saber quién soy y la separación del Otro, del efecto de afánisis propio de la cadena significante, operación de la que se produce el efecto sujeto barrado. Se trata de pasar de la indeterminación del ser, a lo que se positiviza del ser, por la vía del objeto a, donde me implico en lo que soy para el deseo del Otro.

 

  La operación de alienación marca la opción por el campo del Otro, la opción por el sentido.

 

“La alienación es lo que está en el corazón de la transferencia entendida como dirección al Otro” (Brodsky, G.2014, 187). Se trata de la dirección al Otro al que se le supone saber, “la transferencia como sujeto supuesto saber” (Brodsky, G.2014, 187).

 

  El esquema de la alienación supone dos lugares, el lugar del sujeto y el lugar del Otro como antecedencia, como lugar de los significantes. Se trata de la unión con el lugar del Otro. La alienación pone de relieve el S1, que es el significante reprimido que lo representa al sujeto, por el cual se dirige al campo del Otro y hace surgir al sujeto, pero trae como efecto la indeterminación subjetiva. Se supone saber en el Otro y se relanza la cadena discursiva. Cuando el S1 estaba del lado del sujeto no se leía, tras la operación de alienación, al dirigirse al Otro, se pone en evidencia, se coloca en la unión de los dos conjuntos. El S1 produce un sujeto como falta en ser.

 

  En el Seminario 17 (Lacan, J. 1969-1970) Lacan ubica algo similar, el $ debajo del S1 tal como escribe el discurso del amo refiriéndose al discurso del inconsciente, queda disimulado, el mismo S1 es el que está en el lugar de la producción del discurso analítico. Se necesita pasar por el Otro para ubicar algo de sí.

Respecto de la operación de la separación tenemos la transferencia como resistencia, en tanto obstaculiza la dirección al Otro.

 

  Parafraseando a Graciela Brodsky en su texto Fundamentos 1. Comentario del seminario 11 (Brodsky, G, 2014), diremos que partimos de la falta en ser, como lo que se produjo a partir del encuentro con el Otro, vamos de nuevo al encuentro del Otro, pero, ahora, del Otro deseante que incluye la falta.

 

  Tenemos tanto la falta en ser del lado del sujeto como del lado del Otro. La operación de separación es la intersección de dos faltas. Como intersección de dos faltas, surge el objeto a. La separación hace surgir al objeto. Esto se da bajo la forma transferencial,

 

“… lo interesante es que el objeto a viene de la mano del analista. Es con ese Otro que se pone en juego. No es simplemente un efecto de la cadena, sino que es allí, en el analista, que empieza a encontrarse un obstáculo.” (Brodsky, G, 2014, 203)

 

  Se trata de Otro deseante, un sujeto barrado que en su dirección al Otro encuentra la respuesta del fantasma, allí pone en ejercicio al objeto a. La pulsión da la vuelta por el campo del Otro, se utiliza al Otro como instrumento para la propia satisfacción pulsional, el Otro es el campo donde se va a encontrar un objeto para la propia satisfacción.

Hay que dejarse guiar por la pulsión, más allá de los significantes, se trata de usar al Otro como instrumento, valerse del Otro, no de usarlo como satisfacción pulsional.

 

  Graciela Brodsky afirma que: “Lacan tiene que recurrir a un elemento externo… si ese Otro es el analista, entonces ese deseo del Otro opera.” (Brodsky, 2014, 206). Recordemos que el deseo del analista, es el deseo de obtener la diferencia absoluta, de obtener la diferencia entre el Ideal y el objeto a. A partir de aquí, me dirijo al modo en que Lacan nos lo transmite:

 

“… el mecanismo fundamental de la operación analítica es el mantenimiento de la distancia entre I y a… si la transferencia es aquello que de la pulsión aparta la demanda, el deseo del analista es aquello que la vuelve a llevar a la pulsión. Y, por esa vía aísla el objeto a, lo sitúa a la mayor distancia posible del I, que el analista es llamado por el sujeto a encarnar. El analista debe abandonar esa idealización para servir de soporte al objeto a separador…” (Lacan, J, 1964, 281).

 

 

Palabras finales

 

  Articular la transferencia con las operaciones de alienación y separación permite extraer la lectura de dos movimientos necesarios para la producción de las coordenadas del sujeto y de la pulsión en la cura.

 

  Ya Freud identificaba una enfermedad artificial, nueva, más allá de la propiamente dicha, la enfermedad de la transferencia como la nombra en las conferencias tomadas como referencia al inicio de este escrito, donde la libido se sustrae del síntoma y se concentra en el analista ubicado como objeto en el centro. Dicha enfermedad será necesaria para ir más allá de la misma. La transferencia bajo la perspectiva de la alienación, o sujeto supuesto saber, será una condición, una experiencia de la cual habrá que servirse, y el analista como objeto separador produciendo el cierre del inconsciente, nos permitirá cernir algo de lo imposible.

 

 

Bibliografía

 

-Brodsky, G (2014) Fundamentos 1. Comentario del seminario 11. Grama ediciones. Buenos Aires.

-Freud, S, (1912) “Sobre la dinámica de la transferencia” en Sigmund Freud Obras completas, Tomo XII. Amorrortu editores, Buenos Aires.

-Freud, S, (1914) “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” en Sigmund Freud Obras completas, Tomo XII. Amorrortu editores, Buenos Aires.

-Freud, S, (1912) “27ª Conferencia: La transferencia” en Sigmund Freud Obras completas, Tomo XVI. Amorrortu editores, Buenos Aires.

-Freud, S, (1912) “28ª Conferencia: La terapia analítica” en Sigmund Freud Obras completas, Tomo XVI. Amorrortu editores, Buenos Aires.

-Lacan, J (1964) El Seminario Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Ed Paidós. Buenos Aires

-Lacan, J (1967) “Proposición del 9 de octubre de 1967” en Otros escritos, Ed Paidós. Buenos Aires

 


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