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Psicoanálisis en México/127/11/2005- Por Alfonso Herrera -

En México, el discurso psicoanalítico no ha logrado asentar sus reales. Su presencia se limita a ciertos ámbitos académicos y a un muy restringido sector del campo hospitalario, tanto público como privado.
Como discurso, el psicoanálisis ocupa un lugar importante mas no prominente en las cátedras de lingüística, antropología, filosofía y psicología que se imparten en algunas de las universidades públicas y privadas del país. Sólo en la cuarta parte de los treinta y dos estados de la República mexicana hay presencia académica o clínica de corte psicoanalítico.
Hoy día, la atención psicoanalítica en México no es cubierta por seguro médico alguno, el Estado no regula a los psicoanalistas sino de manera indirecta.
En
México, el discurso psicoanalítico no ha logrado asentar sus reales. Su
presencia se limita a ciertos ámbitos académicos y a un muy restringido sector
del campo hospitalario, tanto público como privado.
Como
discurso, el psicoanálisis ocupa un lugar importante mas no prominente en las
cátedras de lingüística, antropología, filosofía y psicología que se imparten
en algunas de las universidades públicas y privadas del país. Sólo en la cuarta
parte de los treinta y dos estados de la República mexicana hay presencia
académica o clínica de corte psicoanalítico (hay estados donde no ejerce un
solo psicoanalista de orientación lacaniana, por ejemplo).
Hoy día,
la atención psicoanalítica en México no es cubierta por seguro médico alguno,
el Estado no regula a los psicoanalistas (no hay un rubro fiscal específico
para el psicoanalista que no tenga una formación previa en psicología) sino de
manera indirecta, considerándolos como “prestadores independientes de servicios
profesionales”, categoría por demás ambigua.
Si
consideramos que hace ochenta años se escribió la primera tesis universitaria
sobre el tema1 podemos inferir –hecho reconocido por sus más
fervientes promotores– que la difusión del psicoanálisis en México ha sido un
fracaso.
Una
afirmación así exige un breve recuento histórico: fue en la segunda década del
siglo pasado que el psicoanálisis apareció en el ámbito nacional como un
apéndice curricular de la psiquiatría, que entonces sólo era una asignatura más
en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM).
La visita
de Pierre Janet a México en 1925 fue decisiva para que al año siguiente se
formalizara la cátedra de psiquiatría en la UNAM.2
Luego,
con la llegada a México de Erich Fromm, en 1949, el psicoanálisis cobró presencia.
En 1950
se fundó el monasterio benedictino Nuestra Señora de la Resurrección en Santa
María Ahuacatitlán, (Cuernavaca, Morelos), por el prior Gregorio Lemercier
donde una década después el tratamiento psicoanalítico devendría requisito para
el ingreso de los aspirantes a seminaristas.3
En 1956
Fromm fundó la Sociedad Mexicana de Psicoanálisis en cuyo seno se formaría el
primer grupo de psicoanalistas mexicanos.
En lo que
al contexto internacional se refiere, el psicoanálisis en su vertiente
institucional se consolida en el año 1957, cuando la Asociación Psicoanalítica
Mexicana (APM) es reconocida por la Asociación Psicoanalítica Internacional
(IPA). No es irrelevante mencionar que desde entonces se evidenció la distancia
entre el psicoanálisis institucional mexicano y los postulados freudianos de
sobra conocidos: en sus inicios, la APM sólo reconoce a los médicos como
aspirantes legítimos al ejercicio del psicoanálisis ignorando el artículo que
Freud dedicara al tema (¿Pueden los legos ejercer el análisis?) treinta
años atrás.
Hacia
1960 la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México
otorgaba un diploma que avalaba un curso de especialización en psicoanálisis a
quienes continuaran durante al menos dos años el estudio de esa especialidad ya
siendo médicos. El Departamento de Higiene Mental de la División de Estudios
Superiores expedía dicho diploma (de 1960 a 1966); posteriormente, sería el
Instituto Mexicano de Psicoanálisis (fundado en 1963) la institución facultada
para expedirlo siempre bajo tutela de la UNAM.
En
el ámbito editorial, en el año 1952 la UNAM publicó El psicoanálisis como
ciencia, libro colectivo. Y hacia el año 1956 inicia la Colección de
Psicología y Psicoanálisis del Fondo de Cultura Económica (FCE), cuyo primer director
fue Erich Fromm.
1965
sería un año decisivo en lo editorial: aparecen los Cuadernos de
Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM), y la Revista
de Psicoanálisis, Psicología y Psiquiatría de la Sociedad Mexicana de
Psicoanálisis (SMP).
En 1971
el español Armando Suárez –introductor de Lacan en México y futuro director de
la sección de psicología en la editorial Siglo XXI–, fundó el Círculo
Psicoanalítico Mexicano. Este hecho, aunado al arribo en 1974 de Marie Langer a
México, fue fundamental en el desarrollo del psicoanálisis en nuestro país. En
esos años, Berta Blum –doctora en Psicología de la Facultad Católica de Buenos
Aires– dirigía el área clínica de la Dirección de Estudios Superiores de la
Facultad de la Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Buena parte de los exiliados argentinos fueron acogidos en la Universidad
Nacional y en el Círculo Psicoanalítico activándose así una intensa labor de
enseñanza y transmisión del psicoanálisis.
Menciono
algunos ejemplos: Néstor Braunstein4 fundó en 1980 la Fundación
Mexicana de Psicoanálisis (FMP) y en 1982 el Centro de Investigaciones y
Estudios Psicoanalíticos (CIEP), institución que durante algunos años publicó
los llamados “Coloquios de la Fundación”, y que hasta la fecha imparte una
maestría en teoría psicoanalítica que hasta el año 2003 fue de orientación
lacaniana.
Marcelo Pasternac5 y Miguel Sosa, entre otros,
fundaron la École lacanienne de psychanalyse
en 1985; las revistas Artefacto, Litoral y Me cayó el
veinte se deben a la iniciativa de este grupo.6
Algunos
psicoanalistas uruguayos también influyeron en varias generaciones de
psicoanalistas mexicanos:
Juan
Carlos Plá dicta un seminario sobre psicosis desde los setenta y su mujer,
Esperanza Plá fundó la Asociación Mexicana para el Estudio del Retardo y la
Psicosis Infantil (AMERPI).
José
Perrés (egipcio de nacimiento) fue profesor y presidente del Círculo
Psicoanalítico e insertó con éxito la vertiente psicoanalítica en el
Departamento de Psicología de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco,
una de las pocas instituciones públicas de educación superior donde el
psicoanálisis tiene una fuerte presencia en el diseño curricular.
La mayor
penetración del psicoanálisis en el ámbito académico se debe a los
psicoanalistas argentinos Celia y Alberto Bleichmar, quienes hoy día dirigen el
Centro Eleia, una institución que otorga títulos oficiales de
licenciatura en psicología, una maestría en psicoterapia psicoanalítica y un
doctorado en clínica psicoanalítica.
En la
actualidad, no menos de dos tercios de los psicoanalistas extranjeros que
residen en México son argentinos 7 y una inmensa mayoría de los
psicoanalistas mexicanos nos hemos formado en sus cátedras, sus seminarios
privados, sus disertaciones hospitalarias y –por supuesto– en sus divanes.
Sin
embargo, el pulso que en intensión y en extensión reporta la
actividad psicoanalítica en México es muy tenue. El psicoanálisis no tiene la
presencia que un país con 110 millones de habitantes necesita (80% de los
cuales viven en pobreza extrema, con todas las secuelas psíquicas que eso
conlleva). En México el “derecho al psicoanálisis” apenas se ejerce.
Alfonso
Herrera, licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma
Metropolitana - Xochimilco, maestro en Teoría Psicoanalítica por el Centro de
Investigaciones y Estudios Psicoanalíticos y corresponsal en México del Journal
of European Psychoanalysis.
Mail del
autor: alfonsoherrera@yahoo.com
1. Escrita por el Dr. Manuel Guevara Oropesa
en 1923.
2. Sobre este punto, puede consultarse la
tesis titulada Las Instituciones Psicoanalíticas en México. Un análisis
sobre la formación de analistas y sus mecanismos de regulación, de
Guadalupe Rocha, en: http://cueyatl.uam.mx/~mpsgi/textos/Rochatesis.html
3. Este hecho provocó que el Tribunal del
Santo Oficio reprendiera al prior Lemercier quien en 1966 fundaría el Centro
Psicoanalítico Emaús contraviniendo las disposiciones de Roma. Fue tal la
virulencia que los círculos eclesiásticos ejercieron contra Lemercier que éste
y veintiún monjes renunciarían a sus votos en 1967 para consagrarse a la
promoción del psicoanálisis.
4. Autor de: Psicología: ideología y
ciencia (en colaboración con Marcelo Pasternac, Gloria Benedito y Frida
Saal, Siglo XXI, México, 1974); Psiquiatría, teoría del sujeto,
Psicoanálisis (Hacia Lacan), Siglo XXI, México, 1980); Goce, Siglo
XXI, México, 1990; Freudiano y lacaniano, Manantial, Buenos Aires, 1994;
Por el camino de Freud, Siglo XXI, México, 2001; Ficcionario de
psicoanálisis, Siglo XXI, México, 2001.
5. Autor de Lacan o Derrida. Psicoanálisis
o análisis deconstructivo; 1236 errores, erratas, omisiones y
discrepancias en los Escritos de Lacan en español (Epeele, México, 2000).
6. Otras revistas psicoanalíticas editadas
en México son: Espectros del Psicoanálisis (editada por Roberto Castro ,
Octavio Chamizo y Miguel Angel Zarco Neri); Psicología y Salud (revista
de la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana); Subjetividad y
Cultura (editada por Mario Campuzano, Enrique Guinsberg y Miguel Matrajt); Grupo
(de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León); Erinias
(de la Escuela Libre de Psicología, de Puebla; editada por Antonio Bello
Quiroz).
7. Cf. el artículo de Fanny
Blanck-Cereijido “Del Exilio. Psicoanalistas rioplatenses radicados
en México”, en: http://www.psicomundo.com/mexico/articulos/art19.htm.
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