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El rechazo del Otro

26/06/2009- Por Facundo Iriarte - Realizar Consulta

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¿Qué hace un sujeto frente a un Otro materno cuyo rechazo le impide ubicarse como deseado? Freud afirma que el neurótico evita encontrarse con un fragmento de la realidad que le resulta traumático, y busca reemplazarlo en la fantasía por uno más acorde a sus deseos. En 1927, Freud conceptualizó la ilusión como engendrada por el impulso a la satisfacción de un deseo que prescinde de la relación con la realidad. Donde el rechazo del Otro es evitado, la ilusión dice: “Finalmente el Otro te quiere”. ¿Qué sucede cuando una actualización del rechazo derrumba la ilusión? Una posibilidad es que, ante la pérdida de la ilusión, se produzca una melancolización. Este texto explora estas articulaciones conceptuales a partir de un recorte clínico.

El pueblo de Israel se consideraba hijo predilecto del Señor, y cuando este gran Padre le hizo sufrir desgracia tras desgracia, de ningún modo llegó a dudar de esa relación privilegiada con Dios ni de su poderío y justicia, sino que creó los Profetas, que debían reprocharle su pecaminosidad, e hizo surgir de su sentimiento de culpabilidad los severísimos preceptos de la religión sacerdotal. Es curioso pero, ¡De qué distinta manera se maneja el hombre primitivo! Cuando le ha sucedido una desgracia no se achaca la culpa a sí mismo, sino al fetiche, que evidentemente no ha cumplido su cometido, y lo muele a golpes en lugar de castigarse a sí mismo.

S. FREUD El malestar en la cultura

 

 

1.    Viñeta

 

      Daniela, de 15 años, dice en la primera entrevista consultar por conflictos en la relación con su padre y con la mujer del mismo (a quien ella llama “madre” en contraposición a su “madre biológica”) con quienes convive junto con un medio hermano. Las peleas con sus padres las atribuye al egoísmo de su padre y a las diferencias que su madre hace entre su hermano y ella. Plantea asimismo que discusiones con amigas la llevaron a no ser aceptada por sus compañeros en el colegio. Que su padre tampoco la acepta, que no la entiende. Señalo que en ambas escenas recorta lo mismo: que no es aceptada por los demás. Ella agrega que le preocupa el tema de su madre biológica, sabe que en este momento se encuentra en Buenos Aires y siente que necesita a verla, pero no se decide a ir por miedo a que le haga mal si su madre biológica se muestra fría con ella.

      La madre biológica la abandonó a los diez meses. Recién a los catorce años Daniela pudo conocerla cuando fue a buscarla a Rosario, donde su madre biológica vive. La vio en esa oportunidad por unos días. La madre biológica le dijo que había querido abortarla, pero que no lo hizo porque de hacerlo corría riesgo su salud. Había tenido otros hijos antes de conocer al padre de Daniela, a los que también abandonó.  Uno de ellos le dijo a Daniela que él también buscó a la madre pero se peleó con ella al ver que lo rechazaba, asumió cómo era y dejó de verla. El padre ya le había contado cómo era su madre biológica, pero ella igual tenía la ilusión de que fuera distinta. Daniela cree que se sentiría mejor si no se peleara tanto con los padres y si pudiera asumir lo de su madre biológica. Reconoce que le cuesta decir que tiene dos madres.

      En las entrevistas siguientes insistirán reiteradamente las quejas de Daniela en relación a sus padres: de su padre, que no le presta atención; de su madre, que hace diferencias entre ella y su hermano. Estas quejas desembocan inevitablemente en el reclamo que no es comprendida ni aceptada.

      Mis intervenciones puntúan la insistencia en el modo en que ella recorta las escenas desde el punto en que se la rechaza. ¿Por qué Daniela se ubica en todas las escenas como rechazada? ¿Qué relación hay entre su modo de recortar las escenas y el rechazo de su madre biológica? Entre el relato del abandono materno y  todas las otras escenas que Daniela describía hay un denominador común: el rechazo. ¿Constituye esta repetición un modo de interrogar ese punto de su historia? ¿Por qué Daniela necesita ir a buscar a su madre biológica?

      Daniela no puede explicar esa necesidad. Ya desde chica, aunque tuviera a su madre y a su padre, algo no terminaba de cerrar, algo que relaciona con la imposibilidad de asumir el hecho de tener dos madres. En esta necesidad de buscarla se debaten el temor a cómo podría repercutir en ella que la madre biológica la rechace nuevamente y la esperanza de que ella haya cambiado.

      Hablará, en las siguientes entrevistas, del abandono materno. Dirá, así, que su madre biológica se fue de la casa sin dar ninguna explicación de su partida. Que fue tras reiterados intentos de buscarla que Daniela consiguió, a los 14 años, que ésta la recibiera. Ese recibimiento engendró una fuerte ilusión en Daniela: pensó que su madre biológica la quería y que ella podría empezar a sentirse mejor. Esa ilusión se desmoronó tras los dichos de su madre biológica, quien afirmó, en ese encuentro, que nunca había tenido afecto para darle. Luego de este rechazo Daniela se encontraba deprimida, con mucha bronca, y esto la llevó a realizarse un corte en la muñeca. En algún lugar se sentía culpable por el rechazo, como si su madre biológica la rechazara por algo que ella hiciera.

      Mis intervenciones apuntan a ubicar los dos modos en que aparecía su madre biológica para ella: la ilusión y el rechazo. Planteo que lo que no termina de cerrar de su madre biológica es el tema del rechazo y del por qué del mismo, y que esto repercute en que en su vida cotidiana esté muy pendiente del rechazo de los demás.

      Semanas más tarde, Daniela comienza una entrevista diciendo que fue a ver a su madre biológica donde pensaba que ella paraba cuando venía a Buenos Aires, y no la encontró. Pensó que por ahí habría vuelto a Rosario y se sintió culpable. Creyó que si hubiera ido a buscarla antes podría haberla encontrado. Relata posteriormente una discusión con su novio ocurrida el mismo fin de semana. Tras la disputa, sintió que él la iba a dejar y se realizó un corte superficial en el antebrazo. Sentía culpa, bronca contra ella misma por sentir que había lastimado a su novio. Dice que cortarse le hace mal, no quiere volver a hacerlo, pero en ese momento no pensó en nada, se desconectó de todo salvo del sentimiento de abandono y de culpa.

 

 

2.    Elaboración teórica

 

a.    La pregunta por el deseo del Otro

 

      Daniela afirma que desde los 3 años tenía una madre y un padre, pero que había algo que no le cerraba, algo vinculado a la figura de su madre biológica. Con esta madre biológica no tuvo un vínculo, dada la temprana edad en la que fue abandonada. ¿Qué lugar tenía entonces la madre biológica, o más bien su ausencia, para Daniela? ¿Qué de ella hacía que la relación con su padre y su madre no cerrara? Creo que este abandono, este vacío dejado en Daniela por su madre biológica, actúa como una marca en su historia, sello indeleble en la historia del vínculo del deseo del sujeto con el deseo del Otro.

      Si, como plantea Lacan, el deseo del sujeto es deseo de reconocimiento, deseo de ser el falo materno, ha de plantearse en el sujeto la pregunta por el deseo el Otro. Lacan formula en el Seminario 5 en relación a la madre que: “su ausencia o su presencia se convertirá para el sujeto en el signo del deseo al que se aferrará su propio deseo, y que hará o no de él, no simplemente un niño satisfecho o no, sino un niño deseado o no deseado”.

      Señala, posteriormente, los efectos desestructurantes que tiene sobre la constitución subjetiva el hecho de no haber ocupado el lugar del falo materno, de no haber sido deseado: el profundo rehusamiento de estos sujetos a acercarse a su historia que lleva, en casos extremos a la tendencia al suicidio como modo de salir de ella. “No aceptan ser lo que son, no quieren saber nada de esa cadena significante en la que sólo a disgusto fueron admitidos por su madre”. Considero que el abandono materno se constituye para Daniela como una marca en relación a esta pregunta por el deseo del Otro que se pone en juego en el deseo de reconocimiento. Constituye un signo, lo que representa algo para alguien. El abandono de la madre biológica representa para Daniela el rechazo del Otro. Es el signo del rechazo del Otro.

 

b.    La ilusión

 

      ¿Qué hace Daniela frente a este Otro cuyo rechazo le impide ubicarse como deseada? Freud, en “La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis”, caracteriza la neurosis por la evitación de un trozo de la realidad. Afirma que el neurótico evita encontrarse con un fragmento de la realidad que le resulta traumático, no quiere saber nada del mismo, y  busca reemplazarlo en la fantasía por uno más acorde a sus deseos. Daniela evita encontrarse con el rechazo materno, con la marca que este rechazo ha dejado en su historia. Lo evita mediante lo que ella llama “ilusión”. La ilusión le permite eclipsar el rechazo del Otro, mantenerlo oculto.

      En 1927, Freud conceptualizó la ilusión al realizar un análisis de las creencias religiosas. Planteó que la fuerza de la religión no procede la posibilidad de sustentar y corroborar las ideas religiosas mediante la razón, sino que su potencia fluye de una convicción interna que tiene otras fuentes. Calificó a las ideas religiosas como ilusiones, considerando ilusión a toda creencia engendrada por el impulso a la satisfacción de un deseo que prescinde de la relación con la realidad. La ilusión tiene como punto de partida un deseo, no es un precipitado de la experiencia ni una deducción del pensamiento.

      La ilusión en Daniela surge del deseo de reconocimiento, del deseo de ser deseada por el Otro. Apartándose de la experiencia, ubica una madre que ha cambiado, lo que le permitiría a Daniela empezar a sentirse bien. Donde el rechazo del Otro es evitado, la ilusión dice: “Finalmente tu madre biológica te quiere y sos una hija deseada”. Sostiene la presencia de un Otro que aloja al sujeto en su deseo y al sujeto como falo materno. Sustenta tanto al sujeto como al Otro sin falta, es decir, elude la castración. Esta ilusión brinda a Daniela cierto alivio en relación a su historia. Pero este bienestar se caracteriza por su fragilidad: la ilusión está condenada al derrumbe dado que la lleva a buscar a una madre que no existe, la lleva en su búsqueda a chocar nuevamente con el rechazo. Por otro lado, la evitación del rechazo materno pareciera ser correlativa del hecho de que Daniela se lea como rechazada en las distintas escenas cotidianas, ya sea con su familia, sus amigos, su pareja. La falta de localización del rechazo en relación a su madre biológica la condena a reencontrarlo en todas las situaciones que ponen en juego la pregunta por el deseo del Otro.

 

c.    Melancolización

 

      ¿Qué sucede cuando una actualización del rechazo derrumba la ilusión? Daniela frente al rechazo siente culpa y bronca contra sí misma. Siente que ella misma lo genera. ¿Qué hace que Daniela pase de ser rechazada a sentirse rechazable? ¿Qué hace que se ubique como causa del rechazo? Creo que ante la pérdida de la ilusión se produce en Daniela una melancolización. Hablo de melancolización para señalar por un lado que no considero que en este caso se trate de una melancolía, pero que el mecanismo que se pone en juego tiene puntos en común con el que Freud describe en relación a la misma.

      Lo que caracteriza a la melancolía, a diferencia del duelo, es que ante una pérdida se produce un empobrecimiento del yo, el cual se considera indigno de estimación y se dirige amargos reproches. La génesis de estos auto-reproches es explicada por Freud a partir de la vuelta contra el propio yo de reproches dirigidos inicialmente hacia el objeto perdido.

      Considero que en el caso de Daniela puede hablarse de melancolización en el punto en el que, por un mecanismo similar al anteriormente descrito, la paciente, ante el rechazo materno, no imputa este rechazo a su madre biológica, sino que se reprocha a sí misma el ser rechazable, el haber generado el rechazo. No aparece, por lo tanto, bronca hacia la madre, sino hacia sí misma. Daniela se siente culpable. Nuevo punto de contacto con la melancolía. Freud plantea que en la misma el superyó vuelve contra el propio yo la agresión que se dirigía al objeto perdido. La tensión entre el superyó y el yo se manifiesta como sentimiento de culpabilidad y necesidad de castigo. Así tanto agresión como reproche, dirigidos inicialmente a su madre biológica, caen sobre Daniela, haciendo de ella alguien rechazable, culpable. Lacan caracteriza en el Seminario 20 al superyó como imperativo de goce, voz que empuja al sujeto a gozar. En Daniela, este imperativo le achaca lo mala que tiene que haber sido para haber sido rechazada, la fuerza al goce masoquista de ofrecerse al Otro como objeto de rechazo.

      Este proceso de melancolización del yo que se pone en juego en Daniela es correlativo de una preservación del Otro. Si Daniela es culpable por el rechazo, entonces no lo es su madre. En donde la ilusión decía: “Tu madre finalmente te quiere y te desea”, dice, tras su ocaso, la culpa: “Tu madre biológica te quiere, pero como sos rechazable te abandonó”. La melancolización no sostiene como la ilusión a un Otro idealizado y al sujeto como su falo sino a un Otro sin falta y al sujeto como objeto rechazable. El superyó, en este proceso, hace que el yo se ofrezca, al modo en que se ofrecen sacrificios a las divinidades, al Otro como objeto rechazable. El yo se sacrifica a si mismo en este goce masoquista para preservar al Otro de la falta.

 

d.    El duelo

 

      Gerez Ambertín sostiene, a partir del análisis que realiza Freud de los testimonios del pintor Haitzmann, que la melancolización puede surgir en la neurosis como consecuencia de un duelo suspendido. ¿Puede pensarse en el caso de Daniela en un duelo no realizado con respecto a su madre biológica? ¿Qué vínculo libidinal podría haber en relación a esta madre que la abandonó a los diez meses y que nunca tuvo afecto para darle, vínculo que pudiera motivar un duelo con su pérdida? ¿Puede haber un duelo por algo que no se tuvo? Considero que, si puede hablarse de duelo impedido, es no tanto en relación a la pérdida de su madre biológica, sino a la de esa madre idealizada que Daniela construye mediante la ilusión y sostiene mediante la culpa. Esta madre ilusoria es de gran valor libidinal para ella, dado que le evita encontrarse con la falta dejada por el rechazo de su madre biológica, le permite reparar algo de su historia. Duelo no realizado, dado que la madre idealizada es sostenida por Daniela, dado que Daniela evita su pérdida. ¿Implica la asunción por parte de sujeto de la falta materna la pérdida de esa madre que nunca tuvo pero en la cuál religiosamente creyó mediante la ilusión?

      Según Nasio, la lógica de la cura en la neurosis supone el atravesamiento de la angustia de castración. Este atravesamiento implica que el paciente, al enfrentarse a la castración en el análisis, pueda asumirla en lugar de evitarla neuróticamente. La asunción de la castración genera una pérdida, que es la pérdida de la ficción de la omnipotencia del Otro y de la potencia fálica del sujeto. El sujeto pierde una parte de sí mismo, pierde el niño fálico que creyó ser, y esta pérdida da lugar a un duelo. ¿Puede pensarse que el duelo no realizado por Daniela es el duelo por esa parte de sí misma que perdería en la confrontación con la castración del Otro (con el rechazo materno), parte de sí misma que consiste en esa niña ilusoria que finalmente fuera aceptada por una madre que la aloje en su deseo?

      Fue siguiendo esta lógica que las intervenciones en la continuación del tratamiento buscaron ubicar lo que Daniela evitaba ver: que su madre biológica nunca la quiso. Se cuestionaba así tanto la ilusión como el lugar de causa del rechazo del Otro en el que se ubicaba la paciente para evitar el encuentro con la falta materna. En entrevistas siguientes, se pudo recortar en su discurso que su madre biológica constituyó siempre un vacío para ella, que nunca encontró en ella otra cosa que rechazo. El hecho de que su madre biológica la abandonara a ella de igual modo que a sus otros hijos, permitió enlazar el rechazo a los hijos en general y no a Daniela en particular. La apuesta sostenida en el tratamiento apuntaba a que Daniela pueda dejar de sacrificarse a sí misma para seguir creyendo, que el espejismo problemático de las dos madres fuera dando lugar a que finalmente encuentre que tuvo sólo una, su madre de crianza.

 

 

 

Facundo Iriarte

facundoiriarte@yahoo.com.ar.

 

 

 

 

Trabajo presentado en las XIV Jornadas de Residentes de Salud Mental del Área Metropolitana, Buenos Aires, noviembre de 2007. Facundo Iriarte es ex-residente de en Psicología Clínica del Hospital “Teodoro Álvarez”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

 

Bibliografía

 

FREUD, S., “El malestar en la cultura”. En: Obras Completas, Losada, Buenos Aires, 1997.

FREUD, S., “La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis”. En: Obras Completas, Losada, Buenos Aires, 1997.

FREUD, S., “El porvenir de una ilusión”. En: Obras Completas, Losada, Buenos Aires, 1997.

FREUD, S., “Duelo y melancolía”. En: Obras Completas, Losada, Buenos Aires, 1997.

GEREZ AMBERTÍN, M., Imperativos del superyó, Lugar, Buenos Aires, 2003.

LACAN, J., El Seminario, Libro 5. Las formaciones del inconsciente, Paidós, Buenos Aires, 2003.

NASIO, J. D., El dolor de la histeria, Paidós, Buenos Aires, 1991.

 


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