» Introducción al Psicoanálisis

Del Edipo de Freud al saber y la verdad en Lacan: la tragedia del ser vivo

06/02/2023- Por Ariadna Eckerdt - Realizar Consulta

Imprimir Imprimir    Tamaño texto:

El presente artículo, tomará como eje principal: la tragedia griega con Edipo Rey de Sófocles, en relación al mito de Edipo y la elaboración aplicada al psicoanálisis, tanto para Freud como para Lacan, acentuando el elemento simbólico que el último le da al drama edípico. La obra gira en torno a un saber no sabido que puja por encontrar la luz…

 

          

              “Edipo Maldiciendo a su hijo, Polinicías”, de Henry Fuseli, (1786)*

 

  

  Se considera que la tragedia ha servido al psicoanálisis como una herramienta que vislumbra, por medio de lo dramático y lo trágico de la literatura aquellos elementos de la realidad simbólica del sujeto hablante. Es así como Edipo se convierte en la tragedia que Sófocles pondrá en escena, y que Freud encuentra en sus pacientes.

 

  Reconociendo en ellos el drama que había llevado a Edipo a sacarse los ojos, es decir, el reconocimiento del deseo erótico por el progenitor del sexo opuesto y el deseo de aniquilamiento del progenitor del mismo sexo. De este modo, partiendo del relato de los pacientes, Freud se servirá de la tragedia de Edipo Rey de Sófocles para elaborar una de las nociones más populares de la teoría psicoanalítica: el Complejo de Edipo.

 

  Se puede ver entonces cómo la literatura presta su recurso de la palabra y la dramatización, para poder darle forma a algo que operaba a nivel del inconsciente de los sujetos, una verdad que se encuentra escondida, pero que por medio de la escritura encuentra una forma de acceso a la conciencia que lleva a contar algo de esa verdad.

 

  A su vez, Jacques Lacan es quien se sirve de los recursos de la lingüística, metáfora y metonimia, para determinar las leyes del inconsciente, entonces… ¿por qué no pensar que la literatura como medio de expresión por el uso de la palabra, permite develar algo del saber inconsciente?

 

  Se tomará Edipo Rey, entendiendo que permitirá hablar de lo que es la tragedia griega desde la concepción literaria, para poder luego articularlo con elementos de la teoría psicoanalítica, considerando que Edipo Rey trae a relucir los conflictos humanos, la caída del héroe, las crisis y valores sociales relacionados con el saber dentro del no saber, como verdad última.

 

 

La tragedia y su función

 

  La tragedia griega es un género dramático, creado en la Antigua Grecia, que gira en torno a la fatalidad del destino, la caída del héroe con la creación de la figura de antihéroe, el temor por la venganza de los dioses frente a los malos actos cometidos por el hombre.

 

  La tragedia aparece “como la manifestación de una experiencia social y cultural particular, la expresión de[l] espíritu ciudadano y de los problemas cotidianos (…) se encuentra un retrato de las cuestiones políticas, judiciales, religiosas y sociales (…) una presentación ficcional (…) [y] una forma de consolidar la (…) democracia” (Catillo Merlo, 2017, p 199); estos dilemas humanos se superaban por medio del horror, la desgracia y la muerte.

 

  Otro tema que solía aparecer era el del castigo de la insolencia del hombre que pretende igualar o superar a los dioses, y el valor ejemplarizante de dicha medida; es por esto que una de las funciones de la tragedia era educar al pueblo bajo los valores que en esa época se consideraban trascendentales de transmitir, por eso la tragedia era llevada a cabo en el anfiteatro a la vista de los ciudadanos de las polis griegas, consiguiendo que se cumpla un objetivo adoctrinador sobre los ciudadanos.

 

  Edipo, Rey de Sófocles, se centra en el descubrimiento de la causa de la peste que arrasa a Tebas y que, Edipo rey de la ciudad se compromete a descubrir y resolver. La obra se centra en el descubrimiento de ese enigma que develará a Edipo, su propio enigma: él es el causante de la peste, pues cometió parricidio e incesto. Al descubrir la verdad, Edipo se precipita dentro de palacio, encuentra a Yocasta, madre y esposa ahorcada, y se saca los ojos al no poder soportar la visión de lo que ha hecho; ciego, se despide de sus hijas partiendo al destierro y liberando así a Tebas.

 

  La obra termina con Corifeo mostrando el ejemplo de Edipo, que había conseguido el poder y caído en desgracia, “De modo que ningún mortal puede considerar a nadie feliz, con la mira puesta en el último día, hasta que llegue al término de su vida sin haber sufrido nada doloroso” (Sófocles, 425 ac, p 69)

 

  En la obra se presenta un destino del cual no se puede huir, Edipo escapa de la profecía que dice que matará a su padre y desposará a su madre, y de este modo se precipita a cumplir dicho mandato del destino, por ende, la obra gira en torno a un saber no sabido que puja por encontrar la luz. A medida que Edipo accede a la verdad, el lugar de héroe cae a pedazos y se convierte en el asesino y el causante de los males de la ciudad, en este punto, se arranca los ojos como castigo para no ver el acto cometido.

 

 

La tragedia desde Freud a Lacan

 

  Freud recupera esta tragedia y el 15 de octubre de 1897 le escribe a Fliess: “la poderosa influencia de Edipo Rey se vuelve inteligible (…) el mito griego explota una compulsión de cuya existencia todo el mundo reconoce haber sentido en sí mismo los indicios” (Freud, 1897, s/p). 

 

  En el destino de Edipo Freud, verá el destino de la sexualidad humana, postulando que en la constitución sexual se presenta una fase donde hay un deseo sexual, en torno al progenitor del mismo sexo o contrario; el cual será acorde a la elección sexual posterior, a la vez que existe también, el deseo de eliminación del progenitor que se presente como rival. Ahora bien, este deseo se verá imposibilitado en torno a la función de la ley, y será mediante una doble prohibición: el incesto y el parricidio.

 

  Siguiendo con lo planteado previamente según los aportes freudianos, el Complejo de Edipo se disuelve, pero dejando como efecto el Complejo de Castración, que determinará la falta del objeto fálico el cual es poseedor del mayor monto libidinal de esta etapa. El niño por conservar este objeto o por resignación de no poseerlo, deberá emprender por medio de la identificación al progenitor, con el cual se encuentre adherido, la salida exogámica del entorno familiar.

 

  Como se ve en la tragedia de Sófocles, Edipo, comete el delito prohibido ya que toma en posesión a su madre y mata al padre; en ese sacarse los ojos se puede apreciar entonces la traslación del Complejo de Castración: quitarse una parte apreciada del cuerpo como castigo por el acto cometido.

 

  Si bien se pueden pensar con Freud algunos elementos más literales de la tragedia edípica; por su parte Lacan, menciona que el psicoanálisis freudiano está basado en un mito, resaltando su articulación con el registro de lo simbólico. Es por esto que para articular Edipo Rey, con el psicoanálisis lacaniano, se partirá del mito que es “una fórmula discursiva a algo que no puede ser transmitido en la definición de la verdad, dado que la definición de la verdad sólo puede apoyarse sobre ella misma (…) y la palabra no puede captarse a sí misma” (Lacan, 1953, p 16).

 

  Será en el pasaje del mito a la tragedia que algo puede ser captado en torno a la verdad que se intenta decir, ya que Lacan, remite a la tragedia como presente en el origen del hombre como del psicoanálisis (1960).

 

  De esta manera, Lacan se atreve a dar un paso más, para él, la tragedia apunta a la “turbación que entraña, del lado de las pasiones sin duda, pero de esas pasiones singulares que son el temor y la compasión, pues por intermedio de ellas (…) somos purgados, purificados de lo que es de dicho orden” (1960, p 306). Es decir, tiene un sentido, que va más allá de los elementos imaginarios de la historia familiar del sujeto;  la tragedia, en relación con la turbación, apunta al lugar de la impotencia del sujeto allí donde el orden simbólico, ingresa rompiendo con la imaginarización de las relaciones intersubjetivas.

 

  La impotencia en Edipo Rey, se vislumbra en la figura del destino, que empuja constantemente a que se cumpla la profecía de la que intenta escapar, como la marca que lleva cada sujeto al momento del ingreso al mundo del lenguaje. Esa marca que dice de la verdad de cada uno, es así, como se conforma una verdad en el origen de Edipo, una verdad, que marca su vida y su destino.

 

  En consonancia con esto, en 1955 Lacan afirma que: “Si el Complejo de Edipo no es la introducción del significante, les pido que me den de él alguna concepción distinta” (p. 263). Edipo revela el modo en que se enuncia la verdad en torno a los sujetos hablantes, que es una verdad que no se dice, no se logra aprehender pero, que está ahí acechando al sujeto constantemente, y que guarda el secreto en torno a que en la elección de ingresar al mundo, algo se pierde, algo queda por fuera, y estará prohibido de entrada marcando el deseo justamente por lo que falta.

 

  Frente a la verdad del sujeto, se debe elaborar un saber sobre esa verdad, ya que esta “es accesible a un medio decir, que no puede decirse por completo, porque más allá de esta mitad no hay nada que decir” (Lacan, 1970, p 54). El saber se conjuga como un significante que se presta para poder decir algo de lo que acontece en la realidad del sujeto, significante que parece que viene de afuera pero que todo el tiempo es enunciado por el propio sujeto.

 

  Edipo manifiesta “yo, como si fuera mi padre” buscando al responsable de la muerte de Layo. Se puede pensar esto como un saber no sabido por parte de Edipo, que enuncia el vínculo con aquel, pero disfrazado bajo el elemento de desconocimiento del asesino, núcleo de verdad, que no puede ser nombrada por el propio sujeto; se puede decir que algo del deseo se escondía en esa muerte.

 

  El saber es lo que devela la gran mentira humana, no hay acceso al objeto de la satisfacción, el mismo está perdido de entrada; se llama castración a este acontecimiento que marca la partida fundamental con la que se entra al juego del ser vivo; es por esto que Lacan, relaciona al saber con “lo que hace que la vida se detenga en un cierto límite frente al goce. Puesto que el camino hacia la muerte (…), el camino hacia la muerte no es nada más que lo que llamamos goce” (1969, p 17).

 

  Edipo, es el claro ejemplo de negar ese saber, saber sabido por él, las escenas transcurren con múltiples pruebas que le demuestran su acto, es el asesino de Layo, su padre. Sin embargo, Edipo busca a Tiresias, luego al servidor, posteriormente al mensajero, y prosigue buscando pistas cuando la verdad está ahí, frente a sus ojos, los mismos que se arrancará hacia al final como forma de castigo; metáfora de la castración como operación que se pone en juego, cuando el sujeto accedió al objeto prohibido, cuando no respondió a la ley, no la ley del padre, sino la ley del lenguaje, aquello que hace que el goce quede interdicto.

 

  De este modo, el aporte de Lacan, es hacer del mito de Edipo, la construcción de una metáfora: la metáfora paterna, determinando la función del padre, que será la de interdictor del deseo del niño, como del deseo de la madre, ya que: “la verdadera función del Padre [es] unir (y no la de oponer) un deseo a la Ley” (1960, p 784), poner en juego la imposibilidad de acceso al objeto, para que el sujeto no goce ni sea gozado por la madre, segunda muerte que aniquila definitivamente al sujeto.

 

 

Conclusión

 

  La literatura, ha servido como elemento de análisis para el psicoanálisis, ya Freud, en el texto “El creador literario y el fantaseo” (1907), nos presenta cómo, el poeta crea un mundo a partir de sus propias fantasías, expresando en sus escritos sus mociones inconscientes, y de esta forma encontrando un medio de sublimación de aquellos aspectos inconscientes.

 

  Desde este punto, las obras literarias se vuelven un espacio idóneo para poder indagar el inconsciente, a partir de un elemento particular que se presenta en la obra para singularizarse en cada paciente. De hecho, Hamlet y Edipo, ambas obras, trabajadas por Freud, relatan el mismo drama, eliminar al padre para quedarse con la madre como objeto deseado, apoyo que tomará luego, en “La novela familiar del neurótico" (1908).

 

  Entonces si el neurótico elabora una novela, nos preguntamos ¿Qué relación existe entre los relatos de los pacientes y lo que se relata en la novela literaria?, una respuesta posible es el ingreso del registro de lo simbólico, que rompe con la dinámica imaginaria, que tiende a la completud y lo absoluto; la novela literaria podría ser pensada como la antesala, el pre-texto que es la posibilidad de re-uso que tiene el texto, por parte de los sujetos (Vigara Tauste, 1993), y la novela de los pacientes es el texto del inconsciente.

 

  Edipo, Rey de Sófocles, se presenta como ese drama literario que reviste en el fondo, la articulación entre la ley y el deseo. Edipo, comete el crimen de matar al padre, él no sabía que era su padre, sin embargo, hay un punto de saber que acompaña toda la obra, parece que está ahí delante de sus ojos, se escapa de su hogar adoptivo por esta profecía que planteaba el asesinato del padre y la posesión de la madre. Edipo huye de esto, sin cuestionarlo, sin dudar, sin sentirse dueño de su destino, es una profecía destinada a llevarse a cabo, entonces…

 

  Edipo sabe, sabe de su deseo, el deseo que está en el fondo de todo sujeto hablante, que es el saber de todo sujeto. Por esto, si hay algo del orden del destino, es justamente la intervención del lenguaje que produce la falta en ser; no se puede acceder al objeto de la satisfacción, el vacío es la marca inherente del lenguaje sobre el ser vivo. Edipo, se revela contra ese destino, escapa justamente de él, y va en búsqueda del objeto.

 

  ¿Qué revela entonces esta tragedia para el psicoanálisis? que en la negación del saber se encuentra la trampa, que lleva al sujeto a encontrarse con la muerte, muerte en tanto simbolizada por medio del sacarse los ojos, y el destierro. Punto donde el psicoanálisis reconoce que a la verdad, no se puede acceder por sí misma, pero si se puede apuntar al reconocimiento del saber, por parte del sujeto, saber que pone límite al goce, como dice Lacan.

 

  Un límite porque implica un saber sobre algo que tiene que ver con su deseo, y con la prohibición misma de este deseo; no se puede gozar de la madre, traducido a nivel simbólico, no se puede alcanzar el objeto de deseo; por esto la castración no es una tragedia literaria, no es un mito, es un efecto producto de la tragedia, la tragedia de vivir.

 

 

Bibliografía

 

Castillo Merlo, M (2017) Sobre el origen de la tragedia: una genealogía a partir de la poética en Páginas de Filosofía, Año XVIII, Nº 21 (enero-diciembre 2017), 198-215 Departamento de Filosofía, Universidad Nacional del Comahue. http://revele.uncoma.edu.ar/htdoc/revele/index.php/filosofia/index

Freud, S. (1897) “Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en la vida de Freud”. “Fragmentos de la correspondencia con Fliess”. O.C. Bs.As., Amorrortu Editores, vol. I.

Freud, S (1906-1908) “El creador literario y el fantaseo y la novela familiar de los neuróticos” en Obras Completas tomo IX. Ed. Amorrortu, Buenos Aires [2012]

Freud, S (1923-1925) “El sepultamiento del complejo de Edipo” en Obras Completas tomo XIX. Ed. Amorrortu, Buenos Aires [2012]

Lacan, J (1953) “El mito individual del neurótico o poesía y verdad en la neurosis”. Ed. Paidós, Buenos Aires [2013]

Lacan, J (1955-1956) El seminario. Libro 3 “Las Psicosis”, Barcelona, Paidós. [2012]

Lacan, J (1959-1969) “Clase XIX El brillo de Antígona” en Seminario 7: la ética del psicoanálisis. Ed. Paidós, Buenos Aires [2013]

Lacan J (1962) “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano” en Escritos 2, Ed. Siglo XXI, Buenos Aires [2013]

Lacan, J (1969-1970) Clase II: “El amo y la histeria” y clase VI: “El amo castrado” en Seminario 17: el reverso del psicoanálisis, Ed. Paidós, Buenos Aires [1992]

Sófocles (425 a.c.) Edipo Rey en Tragedias. Ed Dama editora, Sarandí, Buenos Aires [2015]

Vigara Tauste, A (1993) Pre-texto y realización del sentido en el español coloquial en la revista Paremia, núm. 2, pp. 267-275 http://www.ucm.es/info/especulo/numero12/ptextofi.html

 

 

Arte*: óleo. Johann Heinrich Füssli (1741-1825) fue un dibujante, pintor y escritor suizo, radicado en Gran Bretaña, donde fue conocido como Henry Fuseli.

 

 


© elSigma.com - Todos los derechos reservados


Recibí los newsletters de elSigma

Completá este formulario

Actividades Destacadas


Del mismo autor

» Tensión en el diagnóstico de infertilidad sin causas físicas manifiestas

Búsquedas relacionadas

» Edipo
» tragedia
» psicoanálisis
» Freud
» Lacan