» Introducción al Psicoanálisis

La perversión como modalidad subjetiva

15/10/2008- Por Ana María Sendon - Realizar Consulta

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Frente a estas palabras escuchadas a un sujeto que había sido sometido a una pericia por un tema de trasgresión y que había accedido a la lectura del informe en el que se lo diagnosticaba desde el DSM IV como Trastorno antisocial de la personalidad, y desde el psicoanálisis como “estructura perversa”, surge el interés por pensar este término que lo había molestado tanto.
En un intento de aclarar ideas que se confunden recurro una vez más al Diccionario de la Real Academia Española, donde se puede encontrar: perversión (Del lat. perversĭo, -ōnis). 1. f. Acción y efecto de pervertir; pervertir (Del lat. pervertĕre). 1. tr. Viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etc. U. t. c. prnl. 2. tr. Perturbar el orden o estado de las cosas. Continuando la búsqueda vemos que el Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis puntualiza que la perversión es una “desviación con respecto al acto sexual normal, definido como coito dirigido a obtener el orgasmo por penetración genital, con una persona del sexo opuesto”. Señala como ejemplos “cuando el orgasmo se obtiene con otros objetos sexuales, mediante otras zonas corporales, cuando se subordina a condiciones extrínsecas”. “De un modo más general se designa como perversión el conjunto de comportamiento psicosexual que acompaña a tales atipias en la obtención del placer sexual”.


“Estoy de acuerdo con que digan que soy antisocial.  Lo que no voy a permitir es que me endilguen que soy un perverso”


Frente a estas palabras escuchadas a un sujeto que había sido sometido a una pericia por un tema de trasgresión  y que había accedido a la lectura del informe en el que se lo diagnosticaba desde el DSM IV como Trastorno antisocial de la personalidad, y desde el psicoanálisis como “estructura perversa”, surge el interés por pensar este término que lo había molestado tanto.
En un intento de aclarar ideas que se confunden recurro una vez más al Diccionario de la Real Academia Española, donde se puede encontrar: perversión (Del lat. perversĭo, -ōnis). 1. f. Acción y efecto de pervertir; pervertir (Del lat. pervertĕre). 1. tr. Viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, la fe, el gusto, etc. U. t. c. prnl. 2. tr. Perturbar el orden o estado de las cosas.

Continuando la búsqueda vemos que el Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis puntualiza que la perversión  es una “desviación con respecto al acto sexual normal, definido como coito dirigido a obtener el orgasmo por penetración genital, con una persona del sexo opuesto”. Señala como ejemplos “cuando el orgasmo se obtiene con otros objetos sexuales, mediante otras zonas corporales, cuando se subordina a condiciones extrínsecas”. “De un modo más general se designa como perversión el conjunto de comportamiento psicosexual que acompaña a tales atipias en la obtención del placer sexual”. Desde este lugar la homosexualidad, la paidofilia, el coito anal, el fetichismo, se enmarcan en el concepto de perversión. Este concepto aparece aquí remitiendo claramente a las patologías de la sexualidad.

La sexualidad infantil, en tanto que ésta está sometida a pulsiones parciales, ubica al niño en la disposición perverso polimorfa, diría Freud. La perversión adulta surge como ese componente parcial que persiste y reaparece. La perversión se constituye en una regresión a una fijación a una etapa anterior en las fases de la organización libidinal. En el desarrollo humano la sexualidad está sometida a un proceso de formación. la manera en que el Edipo sea atravesado dará como resultante la modalidad de la sexualidad.  El concepto freudiano de perversión la ubica como estructura universal de la sexualidad, apunta entonces no a una forma patológica sino a una característica estructural, esencial de la sexualidad humana.
Desde otro lugar, a partir de Lacan, la perversión se constituye en una de las formas de la subjetividad, que surge a partir de la modalidad peculiar de ubicarse frente al Otro, frente a su significación y su constitución subjetiva. Una modalidad que remite a una posición ante el goce que se caracteriza por el deseo y la voluntad de hacer gozar al otro (Otro) sin que medie la represión.
Se destacan tres corrientes psíquicas que surgen como intentos de reorganización ante la castración. La neurosis se describe en relación a la función simbólica relacionada con la instancia de demarcación de una legalidad en relación a la triangulación edípica. La represión, como defensa estructurante de la neurosis, actúa frente a fantasías edípicas. El juicio de realidad y el superyó se enfrentan al deseo peligroso. La representación intolerable ligada a la castración conmociona las creencias, por eso es traumática. Conmociona  la  premisa  universal  del  falo, premisa como verdad primera, idea valiosa altamente investida. La represión primaria estructura y organiza el aparato psíquico ya que no permite el acceso a la conciencia de esas fantasías, las desplaza al inconsciente y sobreinviste representaciones que actúan como contrainvestiduras. Desde el inconciente esos contenidos intolerables continúan produciendo efecto y lo reprimido retorna surgiendo a la conciencia como formaciones sustitutivas: síntomas, chistes, sueños, actos fallidos… Aparece el síntoma  como enigma derivado de esas formaciones.

Mientras que la represión actúa sobre la huella anémica,  el rechazo o desestima, defensa estructurante de la psicosis, actúa ante la percepción. Se anula lo consensual, el proceso secundario, el principio de realidad. Se produce el desgarramiento, la desconstitución del Yo y el significante fálico queda forcluido. La significación es expulsada del aparato psíquico.
La perversión, en cambio,  se estructura a partir de la desmentida o renegación, defensa que se constituye como particular compromiso entre la percepción y el deseo. El juicio de existencia de la castración resulta intolerable a partir de la percepción, no a partir de la pulsión. Aparece la desmentida como contradicción pragmática cuya finalidad es transformar eso que resulta intolerable y que llevaría a  una desorganización del narcisismo, a la aniquilación.  Se refuta entonces un juicio que al mismo tiempo es admitido. Se reniega la significación del significante primordial aunque se mantiene el juicio de realidad. El perverso es conciente de la falta sin embargo el significante paterno, presente a partir del discurso materno, interviene fallidamente. La terceridad es reconocida, pero se la impugna a partir del desafío y la trasgresión. 
La perversión es entonces una modalidad subjetiva que implica un posicionamiento particular frente al Otro. Con la neurosis y la psicosis se constituye, a partir de una defensa fundante particular, en una de las tres estructuras básicas en las que un sujeto se posiciona a partir de su constitución subjetiva.

Bibliografía

o Diccionario de la Real Academia Española – 22ª  edición www.rae.es
o FENICHEL, Otto (1966), Teoría Psicoanalítica de las neurosis, Paidós, Buenos Aires.
o FREUD, S. (1985), Freud, S. Tres ensayos de una teoría sexual, Amorrrotu, Buenos Aires
o LACAN, Jacques,  (1984) “La significación del falo”, Escritos, 2, Siglo XXI, México
o WEIGLE, Cristina,  (2001) “ Rorschach – Discursos y estilos psicopatológicos”, Ed. del autor, Buenos Aires


       


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