» Introducción al Psicoanálisis
No hay causa sino de lo que cojea15/04/2004- Por Claudio Godoy -

"La causa, espectro imposible de conjurar por el pensamiento"
J. Lacan
"Newton...se daba por satisfecho si podía englobar diversos
fenómenos bajo dos o tres leyes del movimiento... aunque las causas de esas leyes no se hayan descubierto todavía"
D'Arcy Thompson.
1.- Etiología y causalidad.
Es ya un lugar común afirmar que el psicoanálisis no es una terapeútica que procura un mero alivio sintomático –efecto, por cierto, no desdeñable- sino que dirige su acción hacia la causa, aunque detrás de este enunciado, aparentemente claro, se aloja el problema del estatuto de dicha causa. Rápidamente S. Freud fue a su encuentro y toda su interrogación temprana sobre la etiología de las neurosis lo testimonia. Recordemos que "etiología" [1] viene del griego aitiología, de aitio: causa; y logos: tratado, estudio. No haremos aquí un exhaustivo recorrido por todas las formulaciones en torno a la causalidad y sus respectivos cambios, solamente intentaremos extraer algunas conclusiones generales.
Ciertos aspectos paradojales salen entonces a nuestro encuentro. Rápidamente la histeria lleva a Freud a pensar en una causa que siendo del pasado deviene eficaz en el presente, lo cual lo condujo a concebir un aparato de huellas mnémicas que permitiera dar cuenta de cómo opera y se actualiza no solo lo pasado sino también lo perdido. Como señala J.A. Miller -en su curso Causa y consentimiento- el psicoanálisis se diferencia de cualquier psicoterapia del comportamiento en que estas últimas conciben un aprendizaje progresivo que permite un tratamiento directo del síntoma, y en tanto esto se concibe de un modo directo implica que hay una continuidad sin fisuras entre la causa y el efecto. Así, su relación es llana y presente, se opera en las causas y se tiene un efecto inmediato. El psicoanálisis, por el contrario, es indirecto, pues sitúa entre la causa y el efecto la discontinuidad, la cojera. Ya en 1896 Freud señalaba "El despertar de un recuerdo sexual de una época anterior en otra posterior aporta a la psique un excedente sexual que produce efectos..." [2] pero, agrega que "El excedente sexual por sí solo no puede crear todavía ninguna represión; para ello hace falta la cooperación de la defensa; ahora bien, sin excedente sexual la defensa no produce neurosis alguna" [3] . Vemos así como para Freud no hay una linealidad causa-efecto sino un entramado de dos tiempos, incluso su teoría del trauma se basa en el efecto del aposteriori pero también su teoría de la represión tal como es formulada en la Caso Schreber [4] y en la Metapsicología [5] con su clásica formulación de la represión primaria y la propiamente dicha, ubicando en aquella algo del orden de la fijación pulsional y un punto de silencio, algo que no podrá ser dicho.
Esto último es de suma importancia ya que nos conduce a la relación que destacará J. Lacan entre causa e hiancia. Tal como él mismo nos lo indica una referencia freudiana importante es la del "ombligo del sueño" en la Traumdeutung. Freud lo retoma en dos lugares. En el primero nos dice que por más que interpretemos un sueño los pensamientos oníricos van a "permanecer sin clausura alguna" y que el ombligo del sueño "es el lugar en que él se asienta en lo no conocido" [6]. Si se cerrara la causa podría ser aprehendida integralmente y volveríamos a una relación de continuidad, que se clausuraría inmediatamente, al coagularse una significación.
Por el contrario, es porque hay una falta, una discontinuidad, que el inconsciente es dinámico, juega sus sustituciones dentro del sistema de representaciones que "desbordan -dice Freud- en todas las direcciones en una enmarañada red de nuestro mundo de pensamientos. Y desde un lugar más espeso de ese tejido se eleva luego el deseo del sueño como el hongo de su micelio" [7]. ¿Qué es ese lugar más espeso?, ¿cómo situar ese punto que se une con lo no conocido? La segunda referencia tal vez nos oriente un poco, ésta se presenta cuando Freud trabaja el sueño de la inyección e Irma, allí vuelve a indicar que todo sueño tiene un punto "insondable", "un ombligo por el que se conecta con lo no conocido" [8]. O sea que el ombligo no es idéntico a lo no conocido sino que es el punto por el que se conecta, es la discontinuidad que se abre hacia aquello. No es casual que esto lo diga en una nota al pie intercalada luego de la frase del sueño "La boca se abre bien" y antes de la irrupción inquietante de "lo que ví en la garganta", donde Lacan destacará que se trata de "...un descubrimiento horrible: la carne que jamás se ve, el fondo de las cosas...Visión de angustia ...última revelación del eres esto. Eres esto, que es lo más lejano de tí, lo más informe [9]". Punto donde situará lo real, "...algo ante lo cual todas las palabras se detienen y todas las categorías fracasan [10]". Allí se localiza lo que causa un movimiento, una precipitación en el sueño que se verifica en la frase siguiente: "Aprisa llamo al Dr. M. ...", donde es posible ligar la causa a la función de la prisa.
2.- Una hiancia en la comprensión conceptual: Hume y Kant.
El debate filosófico en torno a la causa ha tenido uno de sus puntos cruciales en los desarrollos teóricos de David Hume en su obra de 1739, Tratado de la naturaleza humana [11]. Allí intenta indagar como podría aprehenderse conceptualmente la relación causal en tanto ésta comportaría una relación de objetos entre los cuales la existencia o acción de una sería la consecuencia de la existencia o acción del otro. Así se establece que entre estos debe haber una relación de contigüidad y de prioridad en el tiempo de la causa respecto del efecto, pero llegado este punto se pregunta si acaso son suficientes estas dos características para poder conceptualizar la causa. Evidentemente no, pues los objetos pueden ser contiguos o sucederse sin que podamos afirmar una relación causal; hace falta por lo tanto establecer su conexión como necesaria. En este punto radica lo central del planteo de Hume, allí comenzará a demoler todos los argumentos que pretenden fundar dicha necesariedad, poniendo de relieve lo indemostrable que los habita. Señala entonces que "Nunca podremos demostrar la necesidad de una causa para toda nueva existencia, sin mostrar al mismo tiempo la imposibilidad de que una cosa pueda empezar a existir sin principio generativo, y si no puede probarse esta última proposición deberemos perder toda esperanza de probar en algún caso la primera" [12]. Hay algo indemostrable en la necesidad de la causa, pues para Hume la conexión no puede establecerse a priori, solo depende de la experiencia, es decir que decanta a posteriori, no hay argumentos demostrativos absolutos de que los casos de los que no tenemos experiencia sean iguales a aquellos de los que sí hemos tenido, por lo tanto toda predicción no deja de ser meramente inductiva.
En esta línea se inscribe el comentario de Lacan cuando dice que: "Sólo como instancia del inconsciente, del inconsciente freudiano, se capta la causa en ese nivel de donde un Hume pretende desemboscarla y que precisamente es aquel donde toma consistencia: la retroacción del significante en su eficacia, que hay que distinguir totalmente de la causa final" [13], pues esta última tendría un valor predictivo al determinarse por aquello a lo que tiende como su fin, por el contrario, la retroacción tiene un valor de eficacia ligada a la materialidad significante que, aunque no agota la cuestión, permite comenzar a situarla.
Kant volverá varias veces tras los pasos de Hume, especialmente tomaremos lo que señala en su texto de 1763 Para introducir en la filosofía el concepto de magnitud negativa y sus Prolegómenos a toda metafísica del porvenir de 1783, ya que son a los que remite Lacan en su seminario, indicando a su vez que el término de hiancia (beance)[14], que tanta importancia presenta allí, lo toma de esta segunda obra. En el primero reflexiona sobre algo que también nos concierne: el uso de las matemáticas como elemento de formalización. Señala que las matemáticas pueden ser para la filosofía o un mero "decorado" pomposo y prometedor que se derrumba rápidamente o una fuente genuina para sacar provecho de algunos de sus conceptos. Esto último es lo que se propone realizar con el de "magnitud negativa". Para Kant dicha magnitud "no son -nos dice- negaciones de las magnitudes, como la analogía de la expresión puede dar a entender, sino por el contrario, algo verdaderamente positivo en sí, que es simplemente opuesto a la otra magnitud positiva" [15]. Así distingue dos tipos de oposición, la lógica y la real. La primera es la que se establece sobre el principio de contradicción, por ejemplo, un cuerpo no puede estar en reposo y en movimiento al mismo tiempo, eso -nos dice- no es nada. En cambio la oposición real es una oposición sin contradicción, por ejemplo cuando suponemos una fuerza motriz que tiende hacia determinado punto y se le opone otra en una dirección opuesta, acá es posible predicarlas al mismo tiempo sobre el mismo objeto y aunque su resultado sea también una nada, ésta no es de la misma naturaleza que en el primer caso. Hay algo negativo que actúa, que tiene consecuencias. Acá para Kant se abre una interrogación sobre el estatuto de esa nada, de esa falta. Así, una deuda sería un capital negativo, el displacer puede pensarse como un placer negativo, o en el plano ético el demérito sería una virtud negativa y no un cero o ausencia de virtud ya que ésta solo corresponde a un ser sin razón, a un animal.
Dentro de esta línea llega a plantear que una cosa se desprende de otra siguiendo el principio de identidad y llama a eso "principio lógico", pero la pregunta es ¿cómo una cosa se desprende de otra sin seguir la regla de identidad?. Llamará a esto principio real, marcando de este modo el punto inaprehensible de la causa.
En los Prolegómenos... destaca que Hume prueba "de un modo irrefutable que es completamente imposible para la razón pensar a priori y con nociones puras, una conexión, puesto que esto supone necesidad" [16]. Marca la diferencia entre la relación principio a consecuencia a la de la causa y el efecto, o sea establece una disyunción lógica-existencia. No hay demostración para ninguna conjunción de la causa y el efecto. Una cosa es la inferencia a partir de la experiencia y otra es la demostración que, en tanto tal, pertenece al campo del significante. El error de Hume es pensar que porque no es demostrable, o sea que hay algo que escaparía al significante, sería ilusoria.
Para Kant, si todos los principios reales del universo -positivos y negativos- se adicionan son igual a cero, por eso señala que la suma de lo existente solo es positiva en relación a un principio exterior, ya que para uno interior es cero. Dicho principio interior son los juegos de fuerzas opuestos que rigen al mundo, mientras que lo exterior es el lugar insondable de una causa que el filósofo atribuye a la voluntad divina.
Kant hará de la causalidad una categoría de la razón, vinculada al principio de continuidad, que prohíbe toda laguna o vacío entre dos fenómenos, ya que en la experiencia no puede haber nada que demuestre un vacuum o un hiatus [17], claro que el hiatus se desplaza a los límites mismos de la razón. En este punto la pregunta de Kant sobre los límites nos evoca la freudiana sobre lo no-conocido: las ideas trascendentales "nos han conducido...hasta el contacto del espacio pleno (de la experiencia) con el vacío (del cual nada podemos saber, del noumenis), podemos también determinar los límites de la razón pura, pues en todos los límites hay también algo positivo" y agrega "¿cómo procede la razón en este enlace de lo que conocemos con lo que no conocemos ni puede ser nunca conocido? Aquí hay un enlace real de lo conocido con lo totalmente desconocido (lo que permanecerá tal)...debería, sin embargo, ser determinado y puesto en claro el concepto de este enlace" [18].
Para Lacan, será conveniente entonces distinguir entre causa y ley, pues la segunda será lo que "hay de determinante en una cadena" lo cual no es sino retomar lo que ya había establecido en La carta robada cuando destacaba "la determinación simbólica y sus leyes" [19] en el juego de una sintaxis y sus leyes de exclusión. Por el contrario, en el lugar de la causa hará su aparición el objeto a. Si Lacan sigue a Hume y Kant, quienes demuestran que donde hay causa algo cojea para la razón es -nos dice Miller- "para demostrar en qué sentido la causa es real precisamente en la medida en que...se demuestra imposible de comprender por el principio de contradicción". Para nosotros la causa se liga a la discontinuidad y retroacción significante pero se acumula como su producto residual que decanta en la trayectoria de un análisis y toma consistencia en su final.
Así en relación al inconsciente freudiano y su conceptualización toma vigor la referencia al cálculo infinitesimal y la noción de límite, como una serie infinite converge a un límite sin alcanzarlo nunca, como Aquiles y la tortuga, salvo por un salto al límite mismo, pero que mantiene la paradoja de un infinito que se aproxima a una cantidad finita sin desalojar la hiancia que alberga y a la cual debe su movimiento la serie misma.
Bibliografía general
Bennett, J., Locke. Berkeley, Hume: temas centrales. Ed. UNAM.
Hume, D., Tratado de la naturaleza humana. Ed. Orbis
Kant, E., Para introducir en la filosofía el concepto de magnitud negativa (1763). Ficha
Kant, E., Prolegómenos a toda metafísica del porvenir. Ed. Porrúa, p.22.
Lacan, J., Seminario XI "Los cuatro conceptos del psicoanálisis. Ed. Seix Barral.
Miller, J.A, Cause et consentement. Curso 87-88. Inédito.
Stewart, I., Conceptos de matemática moderna. Ed. Alizanza..
Notas:
[1].- Corominas, J., Diccionario etimológico de la lengua castellana. Ed. Gredos.
[2].- Freud, S. "Fragmentos de la correspondencia con Fliess", Carta 46, Obras Comletas, Ed. Amorrortu, T. I, p.270.
[3].- Freud, S., ob. cit.
[4].- Freud, S. "Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente", Obras Completas, T. XII p. 62-63.
[5].- Freud, S. ,"La represión", Obras Completas, Ed. Amorrortu, TXIV, p.143.
[6].- Freud, S. , "La interpretación de los sueños", ObrasCompletas, Ed. Amorrortu, T.V., p.519.
[7].- Freud, S. , ob. cit.
[8].- Freud, S. , ob. cit., T. IV, p.132.
[9].- Lacan, J. ,Seminario II: "El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica". Ed. Paidós, p.235.
[10].- Lacan, J. , ob. cit., p.249.
[11].- Hume, D., Tratado de la naturaleza humana. Ed. Orbis, Sección II "De la probabilidad; y de la causa y efecto", Sección III "Por qué una causa es siempre necesaria?", p.175 a 189.
[12].- Hume, D., ob. cit., p.183.
[13].- Lacan, J., "Posición del inconsciente", Escritos 2, Ed. Siglo XXI, p.818.
[14].- El término hiancia fue introducido por el traductor de los Escritos al castellano, Tomás Segovia quien señala en su nota que realizó "la atribución de un sentido oblicuo al tecnicismo `hiante', `hiancia' tomado del vocabulario de la retórica, para traducir el francés béant, béance, término ya frecuente en el léxico filosófico de esa lengua" (p.XV). El verso hiante es aquel en que hay hiatos, siendo un hiato el encuentro de dos vocales que se pronuncian en sílabas distintas, pero también quiere decir algo importante para nuestros fines: abertura, grieta. Etimológicamente el término latino hiatus viene de hiare: rajarse, separarse. Hiatus en latín indica: acción de abrir, abertura, grieta, hendidura; pero a su vez tiene como segunda acepción: vivo deseo, avidez, abertura de la boca, pues hio quiere decir entreabrirse, bostezar, abrir la boca, pero también quedarse con la boca abierta de deseo, de pasmo o de admiración. Esto último lo aproxima al francés beance que remite al latín batare que es la onomatopeya que genera el ruido que hace la boca abriéndose. Lacan nos señala que hiancia es un término usado por Kant. El filósofo nos habla del hiatus, del vacuum (vacío, desocupado, desierto, abierto), pero también en alemán tenemos el término Unbewohnt: inhabitado, vacío; que está muy próximo a Unbewusste: inconsciente, lo cual liga el inconsciente a la hiancia, pero también al Unbegriff que no sería el no-concepto sino el concepto de falta que la hiancia instaura.
[15].- Kant, E. , Para introducir en la filosofía el concep to de magnitud negativa (1763). Ficha.
[16].- Kant, E., Prolegómenos a toda metafísica del porve nir. Ed. Porrúa, p.22.
[17].- Kant, E. , Crítica de la razón pura. Ed. Porrúa, p. 137.
[18].- Kant, E. Prolegómenos..., ob. cit., p.91-2.
[19].- Lacan, J, "El seminario sobre La carta robada" , Escritos 1, Ed. Siglo XXI.
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