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Psicoanálisis, ceguera y sordera: Objeto “a” mirada y voz en la constitución subjetiva.10/01/2005- Por Violaine Fua Púppulo - Realizar Consulta

El disparador de este trabajo, es la labor conjunta que, como supervisora en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, llevo a cabo con los analistas del Servicio de Psicopatología, trabajo éste con pacientes sordos y ciegos, total o parcialmente. Desde el inicio plantee la puesta en jaque de varias preguntas, a fin de que las mismas guiaran el avance de nuestro trabajo, y nos permitieran no perdernos en los vericuetos de un cuerpo orgánico, jaqueado en sus funciones. No se trata de ciegos y sordos: se trata de los objetos “a” mirada y voz.
Freud decía que era necesaria tanto la amenaza de castración vehiculizada por la voz, asi como la visión de los genitales femeninos, para desencadenar el complejo de castración en el varón, o la entrada en el edipo en la mujer. ¿cuál sería el estatuto de la ceguera y la sordera, en la constatación de la castración?
Es interesante observar que la mayoría de los ciegos –hijos de padres videntes- se psicotiza mientras que los sordos no. Esta es una afirmación clínica, propia de la práctica. Entonces, sin olvidar la determinación propia de cada uno (y en este sentido, diría, del orden del significante) ¿Existiría alguna jerarquía entre la mirada y la voz, en la constitución subjetiva? Ya no aludo al orden del site, sino el de la letra. Lugar privilegiado, el de la clínica con lo real de la ceguera y la sordera, para pensar qué son la mirada y la voz.
Repasemos la teoría
En Freud, la pulsión escópica tiene un temprano lugar en la obra, ya en la “Metamorfosis de la Pubertad” y sobre todo en “Pulsiones y sus destinos”, lo vemos, de todos modos, en cada uno de los historiales, a su modo. En cuanto a la voz, la trabaja –no como pulsión- en relación al SYO, en la 2da.tópica. Ambos objetos acerca de los cuales gira la pulsión, se desarrollan en la obra de Freud, pero es Lacan quien les da dicho estatuto. Otros autores han trabajado sobre uno y otro: Assoun, Nasio etc. Pero en Argentina falta mucho por decir, en términos teóricos, acerca de la clínica con cegueras y sorderas parciales y totales.
Vayamos un poco más lento
La mirada: Desanudada, se la puede describir como ominosa, terrorífica –la clínica con psicosis la muestra claramente-. Pero en su vertiente constituyente, recorre los objetos, construye escenas: brinda corporeidad. Desprendida del ojo, la mirada recorre y construye trazos ¿no es cierto acaso que los ciegos pueden mirar a alguien con las manos? En el recorrido de la pulsión escópica es la escena la que atrapa al ojo, lo hace gozar. No al revés. Y esa escena que el sujeto construye, es del orden de lo aparente, de lo consistente. En el estadío del espejo, se constituye el Yo. Posteriormente, las escenas que el sujeto relata una y otra vez, responden a su fantasma en el sentido de un pensamiento deductivo que confirma la generalidad de su enunciado, en cada caso particular. La mirada construye un cuadro y un marco. Y un “hay relación sexual.”
El objeto a mirada, es un objeto muy particular porque pone de manifiesto la insuficiencia del registro imaginario, a la vez que construye la escena como consistente. La mirada gana un nuevo estatuto, cuando Lacan lo alinea con el objeto a, y por ello es que Lacan revaloriza su lugar al final de su enseñanza.
La voz: Es un objeto extraño, diferente de la palabra. Significante y letra son dos
vertientes de la voz: Victor Iunger llama a la primera “el costado retórico de la letra”, mientras que la letra sería su “costado algebraico”, oponiendo entonces aquello que puede quedar atrapado en el significante, y aquello que subsiste como resto.
En cuanto a lo Real de la Voz, podemos leer en el Exodo, capít.19, donde dice: Moisés habla y “Dios le contesta en la voz”. Dicta las 10 palabras y luego el shofar resuena de nuevo y el pueblo puede acercarse. “.. a Moisés le dicen “Habla tú con nosotros y escucharemos. Que Elohim no hable con nosotros si no nos moriremos”. Hace falta un intermediario entre la voz de Dios y el pueblo, porque el peligro sería mortal. También tenemos las voces insensatas que enloquecen al psicótico, la voz irrefrenable del SYO y la voz espantosa del camello que, asomándose al hueco al 3er.llamado, truena “qué me quieres?”, trueno que invoca a meterse en las fauces del monstruo, goce del A, que hace retornar en el sujeto su propia invocación. Lo horroroso, lo implacable, lo temible, lo irresistible de escuchar de la voz, lo que instala al sujeto en algo de lo que no puede escapar, por quedar casi “despersonalizado”, mas allá de lo que puede describir.
En su costado mas simbólico, tenemos los significantes. Es de lo que se trata la clínica de la interpretación: desciframiento de esos significantes que, vehículizados a través de los significantes del A, dan marcos de posibilidad al sujeto, caminos posibles o imposibles.
De la relación entre la voz y la mirada
¿Qué nos enseña la clínica? La voz, en su vertiente significante, actualiza la presencia del A, la presencia del marco fantasmático. Es por su sujeción a la palabra que el neurótico entra en transferencia y escenifica su fantasma. La palabra brinda el guión a la escena fantasmática escópica del fantasma (que en términos imaginarios deviene ideologías de distintos tipos: todos te quieren cagar en este mundo; el mundo es una selva: son lobos que se comen unos a otros etc). Ese guión se construye con fragmentos de palabras oídas, desechos de voces ocurridas en determinado momento y que son el material del que esta formado el trauma para Freud. En Tanto el fantasma es escritura hecha con los desechos propios de lo que la letra, es decir, hecha con trazos.
Los judíos en los campos de concentración, cantaban canciones del pasado, rezaban plegarias. El movimiento de la voz estabiliza, cuando el fantasma vacila (recordemos que la fórmula del fantasma marca la relación privilegiada del sujeto a ese objeto a fundamental que es la voz del A). Cuando se esta lejos de las voces de los otros (que estabilizarían mi fantasma, lo reconfirmarían una y otra vez) se hacen cosas que nunca se hubiera pensado posibles. La voz brinda sostén al marco fantasmático. El SYO sostiene al fantasma. Pero así como actualiza la presencia del A, reactualiza el estrago del A: la voz del sujeto recorrerá las palabras del A, repitiéndolas sin recordar, dando existencia real, reactualizando el goce del A. Nasio dice: “el A se articula en mi fonación. El A dicta lo que quiere a través de mi voz”
Los ciegos y los sordos
Esta vez, y por razones de tiempo, me referiré únicamente a los hipoacúsicos hijos de padres oyentes, lo cual es muy diferente de aquellos sordos cuyos padres también son sordos. En este último caso, la cuestión es bien distinta: tienen posibilidad de metáfora, riqueza simbólica y aún poesía. En los sordos hijos de padres oyentes, la estructuración pareciera diferente: la angustia no parece de castración ni el SYO es tan imperativo. No están los diques de la vergüenza o el pudor. La mirada toma para el sordo un lugar de compañía sin cuestionamientos (puede verse desnudo con otro, hetero o homosexual, masturbarse juntos etc). La sexuación masculina es lábil, y las mujeres tienen el mandato de ser madres. No hay criterio de normalidad. La temporalidad es una sucesión lógica: no cronológica. En cuanto a metaforizar, los objetos son encadenados sin producir un plus de sentido: la broma, el chiste el doble sentido son muy difíciles. Hay una pregunta constante, cuando se puede armar, de por qué se ríen o lloran o sufren, casi como si miraran desde el balcón aquello que ellos son. En general no llegan a esto, son hablados en lenguaje de la necesidad, por sus padres, son muy concretos. Si el significante cava un surco en lo real, este surco tiene el dibujo de lo real descarnado de lo propiamente imaginario. La muerte es el cuerpo “comido por bichos”. En un primer momento del análisis, hay una inyección de simbolismo que posibilita dar un nombre a eso que está mudo: comienzan a verse formaciones del Inconciente a olvidarse de recuerdos –la cara de mi padre por ejemplo-. Es que están en el lenguaje, y están en el discurso.
Decíamos que en muchos casos, los ciegos se psicotizan. Entre todos los que trabajamos juntos nos preguntamos ¿por qué? Si el ciego se caracteriza por algo, es porque en él la Voz tiene una irrupción sobrecogedora: su mundo esta tomado por la voz, no hay forma de preveerla, y no pareciera haber recursos para metabolizarla, cuando se es hijo de padres videntes. Hay algo que un padre ciego transmite a un hijo, sobre la metabolización de la voz, que no es del orden del significante. ¿Recuerdan lo que decíamos del Éxodo, y lo mortífero de la voz? En los hipoacúsicos, la voz esta acotada, casi como si estando el cuerpo preso de la mirada (sujeto a una mirada omnipresente), se produjera un dique a la irrupción pulsional. De este modo, la mirada –en el caso de los sordos- pareciera constituirse en dique, en consistencia, y aventuro que es, justamente, en cuanto constituye un marco. Lo escópico brinda un marco a ser rellenado por el guión de la voz. No olvidemos que Lacan restaura el valor de lo imaginario hacia el final de su enseñanza, en tanto puesto en relación a los otros registros y al objeto a.
Para finalizar, dejo planteadas entonces, las dos cuestiones sobre las que gira nuestro trabajo hoy:
· La mirada produciría un grado de inscripción diferente que la voz
· Habría una transmisión, a través de la langue materna, de un “hacer con”, en los
discapacitados hijos de discapacitados, que va mas allá del significante.
Bibliografía:
-Lacan, Jacques (1963 a 65). Seminarios 10 y 11. Paidós. Buenos Aires
-Assoun, Paul Laurent.(1995) Lecciones Psicoanalíticas sobre La Mirada y la Voz.
Nueva Vision. Buenos Aires
-Couso, Alvaro (1999). Un sexo sin imagen. Letra Viva. Buenos Aires
-Colección Orientación Lacaniana (1998). Lógicas inconsistentes. EOL. Buenos Aires
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