» Introducción al Psicoanálisis
Síntoma como formación del inconsciente. Parte 1.15/10/2008- Por Alejandra Crocinelli - Realizar Consulta
El síntoma es, vía la represión del yo, una formación del inconsciente, sustitutiva de la moción pulsional del Ello, interceptada. Este capítulo intentara dar cuente como las marcas, las huellas, de este Ello pulsional y traumático, serán transcriptas y representadas en el inconsciente, en tanto reprimido. El síntoma tendrá en la neurosis el lugar de ligar algo de lo pulsional al trabajo del inconsciente dándole una trama de representaciones psíquicas y complejizando con ello su funcionamiento. Si el síntoma entrama, liga lo pulsional al trabajo del inconsciente, en tanto reprimido y dinámico, cancela, la situación de peligro para el yo, es decir la irrupción traumática de la castración. Freud define a la represión como defensa del yo y como destino de pulsión. ¿Cuándo se hace necesaria la represión de una moción pulsional?, cuando su satisfacción la hace inconciliable con otras exigencias y designios. Sin embargo la represión no impide a dicha moción pulsional seguir organizándose en el inconsciente, sino que solo perturba su vínculo con la conciencia.
El síntoma es, vía la represión del yo, una formación del inconsciente, sustitutiva de la moción pulsional del Ello, interceptada.
Este capítulo intentara dar cuente como las marcas, las huellas, de este Ello pulsional y traumático, serán transcriptas y representadas en el inconsciente, en tanto reprimido.
El síntoma tendrá en la neurosis el lugar de ligar algo de lo pulsional al trabajo del inconsciente dándole una trama de representaciones psíquicas y complejizando con ello su funcionamiento.
Si el síntoma entrama, liga lo pulsional al trabajo del inconsciente, en tanto reprimido y dinámico, cancela, la situación de peligro para el yo, es decir la irrupción traumática de la castración.
La represión y el síntoma como formación sustitutiva.
Freud define a la represión como defensa del yo y como destino de pulsión. ¿Cuándo se hace necesaria la represión de una moción pulsional?, cuando su satisfacción la hace inconciliable con otras exigencias y designios. Sin embargo la represión no impide a dicha moción pulsional seguir organizándose en el inconsciente, sino que solo perturba su vínculo con la conciencia.
Cito:
“…la represión no impide a la agencia representante de pulsión seguir existiendo en lo inconsciente, continuar organizándose, formar retoños y anudar conexiones.”Pág 144 La represión.
La pulsión entonces prolifera en el inconsciente debido al despliegue desinhibido de la fantasía y de la sobreestasis producto de una satisfacción denegada. Esta es la consecuencia que se anuda a la represión y nos indica el camino en el que se encuentra su genuina sustancialidad.
La agencia representante de pulsión está formada por una representación, (representación cosa en el Sist. Inc. o representación palabra en el Sist. Prcc.) más su monto de afecto. Sabemos que por efectos de la represión, ambas, representación y afecto, se separan.
Cito:
“…junto a la representación (Vorstellung) interviene algo diverso, algo que representa (räpresentieren) a la pulsión y pueden experimentar un destino de represión totalmente diferente del de la representación. Para este otro elemento de la agencia representante psíquica ha adquirido carta de ciudadanía el nombre de monto de afecto”Pag 146.La represión.
El destino general de la representación, de la pulsión, amenazada por la represión, dice Freud, difícilmente pueda ser otro que el de desaparecer de lo conciente, si antes lo fue, o seguir coartada de la conciencia, si estaba en vías de devenir conciente. El monto de afecto de esa representación puede permanecer en el interior del inconsciente, como formación de afecto, esperando su posibilidad de devenir conciente, o enlazarse a otra representación y exteriorizarse como afecto de esta.
En su texto sobre Lo Inconsciente, se lee que, como consecuencia de la represión, la representación inconsciente de la pulsión, sigue existiendo en el sistema Inc., como formación real, mientras que al afecto inconsciente, dice Freud, solo le corresponde una posibilidad de planteo, la de ser conciente por descarga, y expresarse como emoción, por lo tanto, la expresión de afecto inconciente, solo remite al destino cuantitativo de la moción pulsional.La sofocación del monto de afecto es la meta genuina de la represión, y es al mismo tiempo su fracaso. Las representaciones son investiduras de huellas mnémicas, mientras que los afectos y sentimientos corresponden a procesos de descarga, cuya exteriorización generan sensaciones. (Cf. Lo Inconciente, pág. 147). Para que una representación inconciente devenga conciente, necesita eslabones de conexión, representaciones palabras del preconciente que realicen el enlace con la conciencia, esto no es igual para el afecto que se trasmite directamente hacia la conciencia, mas allá que se enlace a representaciones palabras, no debe a ellas su devenir concientes, sino que lo hacen de manera directa.(Cf. El Yo y el Ello, pág. 24/5 cáp. II).
Observando los resultados, que por la represión, afectan a una moción pulsional, se advierte que por regla general, crea el inconsciente, mediante desplazamientos y condensaciones, una formación sustitutiva, es decir una representación en algo o en todo, diferente a la reprimida.Tal representación puede a su vez portar el monto de afecto de la representación inconciliable. Entiendo que lo que hace sustitutiva a una representación no es el monto de afecto proveniente de otra representación de pulsión rechazada, sino el trabajo del inconsciente como proceso primario.Si además, retorna sobre ella el monto de afecto de la pulsión reprimida, el resultado es entonces un síntoma.
Ahora bien, el mecanismo por el cual se genera una formación sustitutiva, no coincide con el mecanismo de la represión, aquellos son diversos y no siempre constituyen síntomas, por lo tanto el síntoma requiere para constituirse como tal, de la represión, pero esta, por sí sola, no origina necesariamente síntomas y por lo tanto no se igualan, formaciones sustitutivas con síntomas.
En la neurosis obsesiva la represión de una representación con su afecto, en un primer momento, produce como resultado una alteración en el yo, apareciendo como formación sustitutiva, unos escrúpulos de conciencia extrema, lo que se llama formación reactiva.
Es decir la represión se sirve de la formación sustitutiva, como contrainvestidura, que proviene del sist. Prcc., para sostener el resultado del proceso represivo. Esta formación reactiva, no es inicialmente un síntoma, lo será cuando los avátares pulsionales la ubiquen como el lugar en que lo reprimido retorna. La misma ambivalencia que permitió la represión por formación reactiva es también el lugar en el que el afecto de la moción pulsional reprimida regresa como angustia social, angustia de conciencia moral, auto reproches sin medidas, y la representación rechazada es sustituida mediante desplazamiento a lo ínfimo a lo indiferente.
Para que una formación sustitutiva sea síntoma, es necesario que se ligue al retorno de lo reprimido, algo más que una sustitución o desplazamiento de representación de pulsión.
En la fobia del pequeño Hans, el conflicto de ambivalencia, amor –odio, hacia el padre, se resuelve sustituyendo al padre por el caballo, pero esta sustitución no es lo que lo conduce a Juanito a la neurosis, con su síntoma fóbico.
Cito:
“…si de hecho, él hubiese desarrollado como síntoma principal una hostilidad así, dirigida sólo al caballo en lugar del padre, no habríamos formulado el juicio de que padecía una neurosis. Por lo tanto, hay algo que no esta en orden, ya sea en nuestro modo de concebir la represión, o en nuestra definición de síntoma.
Si el pequeño Hans hubiera mostrado una conducta así hacia los caballos, el carácter de la moción pulsional agresiva, chocante, no habría sido alterado en nada por la represión; solo habría mudado de objeto.” (Inhibición Síntoma y Angustia cap. IV pág.100.)
Entendemos que es la alteración de la pulsión, su vuelta sobre si mismo, “que el caballo lo muerda” lo que muestra la regresión de la misma al estádio sádico-anal.
La moción pulsional no ha sido solo reprimida, sino dañada aún más si el yo consigue llevarla a la regresión.
Ahora bien, además de ello, podemos observar, como lo hace ver Freud, que simultáneamente ha sucumbido también a la represión otra moción pulsional, la tierna, pasiva, hacia el padre, que ya había alcanzado el nivel de la organización fálica genital, en Juanito. Ambas mociones pulsionales forman un par de opuesto, que junto con la moción tierna hacia el objeto madre, conforman el componente afectivo del complejo de Edipo, tales tendencias pulsionales fueron mediante la represión canceladas, dando origen a la conformación de la fobia, como síntoma de la neurosis infantil del niño.
Queda así demostrada la complejidad que hay en la formación del síntoma, no se trata solo de la represión de una moción pulsional, sino de una acumulación de ellas, además de la regresión.
En el capitulo 2 de Inhibición síntoma y angustia Freud comienza diciendo que:
“…la formación de síntoma…es indicio y sustituto de una satisfacción pulsional interceptada, es el resultado del proceso represivo. La represión parte del yo, quien eventualmente por encargo del superyó, no quiere acatar una investidura pulsional incitada en el ello. Mediante la represión el yo consigue coartar el devenir consciente de la representación que era la portadora de la moción desagradable. El análisis demuestra a menudo que esta se ha conservado como formación inconsciente.” Pág. 87
“…a pesar de la represión, la moción pulsional ha encontrado por cierto un sustituto, pero harto mutilado, desplazado (descentrado), inhibido. Ya no es reconocible como satisfacción. Y si ese sustituto llega a consumarse, no se produce ninguna sensación de placer, en cambio de ello, tal consumación ha cobrado el carácter de la compulsión.” Pág. 90
El síntoma es el resultado del proceso represivo, este, recae sobre la representación de la moción pulcional desagradable, inconciliable para el yo con el mundo exterior o superyó.No obstante, se entiende que, para que haya síntoma es necesario que la moción pulsional reprimida haya encontrado un sustituto a través del cual reaparecer como formación sustitutiva de la satisfacción pulsional denegada.
El síntoma como formación del inconsciente crea representaciones sustitutivas para la pulsión amenazante y reprimida del ello, permitiendo que ellas, viables ahora para el yo, realicen la satisfacción sustitutiva de esa moción, que como tal, proviene del ello y por lo tanto, su consumación, como lo indica Freud, será de carácter compulsivo.
La satisfacción sustitutiva de la pulsión será siempre compulsiva pues proviene del ello, pero como lo hace saber Freud, no es lo mismo que lo realice vía el síntoma, como lo explica en su texto de 1926, pues cancela la situación de peligro para el yo, y marca su diferencia con el proceso de la inhibición.
Referencias Bibliográficas
Freud, S (1915)
Freud, S (1915) Lo Inconsciente XIV Bs. As Amorrortur 2003.
Freud, S (1923) El Yo y el Ello XIX Bs. As Amorrortur 2003.
Freud, S (1926) Inhibición Síntoma y Angustia XX Bs. As Amorrortur 2004.
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