» Introducción al Psicoanálisis
Situación del Inconsciente02/08/2002- Por Teodoro Pablo Lecman - Realizar Consulta

Esta es mi última clase de una serie de dos sobre el inconsciente y voy a tratar de recapitular algunas cosas
que dije la semana pasada. Lamentablemente por falta de tiempo creo que uno
trata de decir demasiadas cosas pero, de todas maneras, aparte de retomarlas
hoy, el teórico anterior ya está
corregido y ahí yo salvé algunas cosas y agregué muy poquito, para redondear
algunas ideas. Así que pueden leerlo para asentar algunos conceptos.
El tema está enfocado
desde los textos de referencia que son
las clases 2 y 3 del Seminario 11 "Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis". Para aquellos que tengan ganas en algún momento, pueden
leer mi libro "Cuerpo y símbolo", que no está como bibliografía
obligatoria, pero creo que para estos puntos, sobre todo el capítulo 1, digo
bastante.
El tema yo podría resumirlo, con relación a lo que puntualizamos la
semana pasada, como situación del inconsciente. Creo que traté de
mostrar que para mí el inconsciente está en situación. El inconsciente no es
algo que esté como fuera del tiempo y el espacio, de la historia y de una serie
de determinaciones.
En primer lugar, en la historia de los antecedentes del concepto
del inconsciente, de las creaciones de la cultura de referencia euro -
occidental, que ahora es cultura única del mercado, como yo digo siempre. En esa
cultura de referencia euro-occidental hay una serie de antecedentes que nos
permiten delimitar el concepto de inconsciente tal cual como lo crea Freud,
pero por la negativa.
Entonces yo dije:
1.
el inconsciente freudiano no es
fisiológico, no se debe confundir con automatismos que tienen su base
fisiológica. Y tengamos en cuenta que Freud de fisiología sabía bastante porque
pasó por gran parte de las especialidades médicas y con bastante intensidad. Y,
sobre todo, hay un tema que yo doy en otro lugar, que es una materia que se
llama Psicofisiología, que es una creación que ahora no existe más, es un
antecedente muy fuerte, porque maestros de Freud como Brücke, por ejemplo, que
pertenecían a la escuela de Hemholtz, Weber y Fechner (bastante citado por
Freud), fueron los que crearon ese extraño campo llamado psicofisiología. Y
Freud tuvo un gran conocimiento de la psicofisiología y eso lo obligó a llegar
al concepto de inconsciente, aún en contradicción con el paralelismo
psicofísico que la psicofisiología plantea. Entonces, el inconsciente freudiano
no es fisiológico.
2.
No
es psicológico en el sentido de las definiciones del diccionario de Lalande
citado por el mismo Lacan en estas clases. Uno de los articulistas de este
diccionario, Dwelshauvers, menciona seis conceptos de inconsciente. Y,
justamente, en esas menciones del concepto de inconsciente, no hay ni una sola
referencia a Freud (año 1938). (Se ve que lo franceses hasta que no apareció
Lacan, parecía como que no pasaba nada con Freud. Si bien la sociedad
psicoanalítica de París existía a partir de los años 30. Pero el gran brote del
psicoanálisis se dio después de la 2ª Guerra). No es psicológico en este sentido
de, había una idea interesante ahí, que los fenómenos sociales, políticos,
económicos, como pocos de ellos acceden a la consciencia de los individuos,
deben ser tomados como “cosas” y esta es una idea positiva que implica pensar
en una especie de inconsciente que se acerca bastante a la concepción de
inconsciente colectivo, pero no es lo mismo.
3.
No es colectivo entonces,
en el sentido que Jung va a afirmar. Dado que estas concepciones llevaron a los
arquetipos. Los arquetipos, uno de ellos son los mandalas, y no por casualidad algo de la psicología
jungiana influyó en el nazismo, ya que la svástica es simplemente el giro de
180 º de un antiguo mandala hindú. Aparte de que Jung era un antisemita velado
y con Freud se descubrió del todo. No es el inconsciente colectivo.
Cosa que aprovechó Balza
para decir que todos éramos culpables, cuando hizo su declaración de
arrepentimiento. A lo cual nos debemos negar rotundamente.
4.
No
es tampoco el inconsciente filosófico si bien tenemos el antecedente de Edward
von Hartmann. Es una especie de inconsciente supra-individual y, de alguna
manera, el inconsciente filosófico está relacionado con una concepción
romántica del inconsciente en cierto modo y, efectivamente, tampoco de esto se
trata, si bien muchos han mostrado la influencia romántica en Freud.
Evidentemente hay una influencia romántica en Freud. De hecho, Goethe, autor
preferido de Freud, es el predecesor, aunque se lo considera clásico, se lo
considera también el primer romántico. No es filosófico ni romántico.
Esto me permite introducir algo que intenté destacar la vez pasada con
la ayuda de algunas pinturas famosas, que es lo que yo llamaría: la
incidencia del inconsciente. Es
decir, por dónde viene, como quien dice. Yo creo que esto tiene mucho que ver
con el sentimiento de culpa inconsciente e hice la demostración muy rápida, con
relación a los conceptos de inocencia, pecado, culpa y angustia, trabajados por
Kierkegaard, pero con una ilustración muy clara en estas dos imágenes del
"Bobo de Coria" y el "Niño de Villecas", de Velázquez,
donde se ve la mirada como, - y esto cotejándolo con una cita de "Función
y campo de la palabra", del conejo ciego mirando al sol- , como conmovedoramente
humana.
Efectivamente, de pronto aparece lo humano en el mundo en este punto
limítrofe donde la inocencia se convierte en pecado, donde la consciencia
irrumpe en el existente, o el existente irrumpe en la consciencia e irrumpe
como enfermedad. Podríamos decir, falta de la misma conciencia y falta del
existente. Es uno de los lugares privilegiados. Irrumpe como punto que se
desconoce, punto de la mirada que se desconoce, punto de vista. Irrumpe también
como tontería. Lacan lo dijo: el
significante nos hace idiotas (Seminario XX).
Esta incidencia, tiene una ilustración y un hilo en la clase 2 del
Seminario 11 de Lacan cuando habla de la cuestión del pecado refiriéndose al
sueño: "¿Padre, no ves que ardo?" Ahí claramente ya entramos en el
campo del psicoanálisis. Podría decirse que el inconsciente se transmite. E
invirtiendo la famosa frase de la Biblia: los hijos no heredan los pecados de
los padres, efectivamente, lo que el psicoanálisis muestra es que los hijos
heredan los pecados de los padres.
Y esto nos lleva inmediatamente a la cuestión de la transmisión vía el
complejo de Edipo. Y al problema del deseo. De ahí que lógicamente, Hamlet
aparezca como una de las formas posibles de ilustrar esto de los Edipos, las
cadenas de los Edipos (como decía mi maestro Masotta), de algo que siempre
falla en esos eslabones. Porque si fueran cadenas perfectas entonces tendríamos
autómatas.
¿Esto en qué se basa? Cuando yo digo: Edipos, hablo de lo que es el
núcleo más importante del complejo de Edipo que es el deseo inconsciente y el
complejo de Castración. El deseo inconsciente, entonces, se debe articular como
deseo de deseos. Esto ya lo han visto en las primeras clases teóricas. Y
entonces ya podemos entrar en
I) una definición del
inconsciente como discurso del Otro, dice Lacan. Lo que se traduce: el
deseo del Otro. Pero como yo siempre digo, esta fórmula es insuficiente, muchas
veces nos quedamos en esta fórmula. No se trata de deseo solo del Otro, sino
también de deseo de deseo del Otro. Ya que ésta puede ser la tragedia, o
el drama de Hamlet. Estar sujeto al deseo del Otro, léase de la madre, sin
poder tomar otra posición más que una cierta posición fálica, sin poder articular
a su vez su propio deseo de una forma más fluida.
¿De qué se trata entonces? Se trata de esto que Freud ilustra muy bien
con un sueño que llama de la Mesa Redonda. En el capítulo en el que él resume
la "Interpretación de los Sueños", es un texto aparte donde resume
toda la interpretación de los sueños que se llama "Los Sueños".
Cuenta allí un sueño que es el sueño de la Mesa Redonda : Hay una reunión, se
come espinacas. Este sueño converge, dice Freud, a dos nudos asociativos. Los
dos nudos asociativos a él le hacen acordar un verso de Schiller. “Nos
introducís en la vida y nos hacéis culpables y deudores”. Esta situación es
básica de la entrada del sujeto en el mundo.
Ser deudor. ¿De qué? Ni sabe de qué. Está introducido en la deuda por
el hecho de la exigencia que implica la posición del ser humano como ser
hablante. El lenguaje nos pone en falta. Quede claro que el símbolo es lo único
que nos puede poner en falta. Esto lo demuestra muy bien Lacan. Si no hay un
símbolo, llámese "ser delincuente" (el hampa también tiene sus reglas
e ideales), o "ser profesor", basta una palabra para que eso nos
ponga en falta. Por eso todo atributo es una herida narcisista. Lo demuestra
muy bien Lacan en un artículo de los Escritos que se lee poco que se llama
"Metáfora del Sujeto". Todo atributo es una herida. San Martín
libertador de América, por ejemplo. Ya el nombre es una herida porque San
Martín ya está en el linaje de los San Martín. Libertador de América, ya da un
poco de orgullo... pero obliga. Obliga porque la verdad que tan libertador no
era. Más libertador era Bolívar. San
Martín después se retiró a cultivar su quintita en Boulogne Sur Mer.
Esta situación del inconsciente, en esto en donde nos estamos
acercando a definiciones, tienen que tener mucho cuidado con las fórmulas. Yo
les digo que lo máximo que les puedo dar son indicaciones, para que ustedes
lean, para que ustedes entren bien en la materia. Si hay una buena entrada
llevará su tiempo después según el camino de cada uno y lo que quiera hacer. Hay
gente que no se va a meter en el psicoanálisis y se quedará con la información
básica. Otros sí... Pero esto lleva mucho tiempo. Un tiempo para comprender. Un
tiempo para llegar a ciertas cosas. Y un tiempo para situar la propia posición.
Porque no se habla desde la nada. Por más que muchos postulen que se habla
desde un slogan o
dicen: "porque Lacan dijo...". Cuando uno cita es uno el que habla,
no Lacan. Yo digo: "Lacan dice acá tal cosa", pero soy yo el que lo
está citando. ¿Y en base a qué digo todo esto? Y recuperar el momento fecundo
en el cual creó ciertos conceptos. Me parece que de esto se trata.
Volviendo, con todas estas prudencias que nunca son
suficientes, tenemos una segunda definición que aparece claramente en la clase
2:
II) El inconsciente
estructurado como un lenguaje. Yo
he trabajado muchísimo esto. Me ha llevado mucho tiempo, y mucho trabajo en el
capítulo 1 de mi libro. Porque en realidad, empezó como una tesis de concurso y
después se fue trabajando más. El inconsciente estructurado como un lenguaje.
Si tienen tiempo alguna vez y tienen ganas de meterse en un estilo un poco
denso y en una serie de referencias múltiples, todas estas cosas se puntualizan
y se determinan de una manera muy compleja. Estructurado como un lenguaje no
quiere decir que el inconsciente sea un lenguaje. Y esto no hay que
cansarse de repetirlo. Y esto llevó a una polémica de Lacan con sus discípulos,
Laplanche y Leclaire. De pronto los discípulos de Lacan en el coloquio sobre el
inconsciente de Bonneval, metieron la pata y dijeron: el inconsciente es
condición del lenguaje. Lacan dijo: Yo he dicho todo lo contrario. El lenguaje
es condición del inconsciente. Que sea condición no quiere decir que sea el
inconsciente. Lacan llega a decir, estructurado por un lenguaje.
¿Qué quiere decir? Lenguaje y cultura son lo mismo. Cuerpos parlantes,
soporte de la cultura. Cultura es igual a lenguaje. Lo dice Lévi-Strauss. La
lengua se aprende a través de la cultura y la cultura se aprende a través de la
lengua. "Antropología Estructural" de Lévi-Strauss. Mientras la mamá
lo cuida al chico, le va armando lo que va a ser de alguna manera, la
pre-formación de los ritos de después en la vida, que sé yo, que para comer uno
tenga antes que rascarse primero la oreja. Mientras hace todo eso y
transmite todas las pautas que son
sub-culturales, específicas de parroquias, de la familia y aún las
idiosincrásicas, salvo ciertos universales (vestimenta y prohibición del incesto),
mientras hace eso, lo hace acompañando con palabras, dichas o no dichas. Algunas
dichas y otras implícitas.
Entonces, el inconsciente estructurado como un lenguaje, tiene acá un
apoyo en una cita de Lacan a Lévi-Strauss, habla de significantes tomados de la
naturaleza y de la función clasificatoria primaria (el totemismo, por ejemplo).
¿Qué quiere decir esto? ¿Qué hace un individuo parado delante de un árbol,
hablando con el árbol, rezando? Si lo hace acá decimos que está loco. Pero en
otra cultura está hablando con su antepasado, lo toma como un hecho religioso,
los que pasan al lado tratan de no molestarlo. Su tótem puede incluir el árbol.
Hay algo que es importante. El lenguaje es condición del inconsciente
porque el hombre es ser parlante y esto es fundamental. Y la lengua produce una
pérdida de goce. Efectivamente, el ser humano jamás puede tener, debido a la
incorporación del símbolo, un goce
directo y una relación inmediata con su cuerpo. Esto le permite realizaciones
fabulosas, independizarse del mundo y hacer grandes conquistas. Pero el goce
del ser humano está siempre mediado por algo. Aún en el caso del perverso. De
hecho, los perversos se la pasan haciendo contratos y reglas muy estrictas. Y
tienen que ser así porque sólo así se puede gozar. Piensen en los contratos del
barón Leopold von Sacher -Masoch, en los 120 días de sodoma de Sade, o en las
películas pornográficas o en la pornografía por Internet. Allí es muy estricta
y monótona la condición que aparece.
Los significantes, sin embargo dice Lacan, están tomados de la
naturaleza. Cuando dice tomados de la naturaleza es porque es como si vinieran
de la naturaleza. En el Seminario 3 de la psicosis y en otros lugares, en el
Seminario de los problemas cruciales, dice que
el lenguaje nos viene como de la naturaleza. En esas situaciones muy
especiales, como en la frase “la paz de la tarde”, que parece que proviniera
del mismo paisaje. Entonces, en el totemismo está claro que el significante
viene como de la naturaleza, del árbol, del toro, de la nube, que producen
tótem. En Retiro tienen uno. Hay un tótem canadiense. Está frente a la estación
del Ferrocarril Belgrano. El tótem canadiense es muy bonito y está muy bien
hecho. Yo creo que ir a ver el tótem canadiense debería ser un trabajo
práctico. En cambio, tengo una diapositiva, y está en una de las viejas ediciones
de las Obras Completas de Freud de Biblioteca Nueva, de un tótem que llama la
atención. A mí me produjo una impresión, pero depende de cada uno. Un tótem que
no está tan perfecto. Hay una foto de un tótem. El tótem está labrado sobre un
árbol pero no tiene todo el trabajo estético fino y de pronto, le sale una
ramita; el tótem se brota de nuevo lo cual produce una especie de efecto
siniestro. Porque el tótem, si bien es tomado de la naturaleza, sufre un
proceso de abstracción, de simbolización que lo tiene que hacer neutro. Si el
árbol empieza a crecer de nuevo entonces es como que el tótem cobró vida.
Cuando se ponen a hablar con el árbol los “primitivos” no es que se confunden,
saben que el árbol es el árbol. Seguramente si el árbol se pone a hablar salen
corriendo.
Significantes tomados de la naturaleza y significantes corporales. Yo
creo que esto es importante. El síntoma se sostiene en las funciones
corporales, caso de la histeria. Es el cuerpo el que está tomado como
significante. Y Lacan lo dice esto. El inconsciente se construye con el cuerpo.
No hay otra forma de construirlo. Entonces, efectivamente, son cosas que toman
valor significante. Por qué diría si no Freud, en uno de los historiales de
"Estudios sobre la histeria", en el caso de la institutriz que está supuestamente,
enamorada del patrón, que de pronto la sensación olfativa del pan quemado se
eleva a la dignidad de símbolo. ¿Cómo es que la sensación olfativa se eleva a
la dignidad de símbolo? Esto está mostrando como lo sensitivo, lo corporal se
hace significante.
Esto plantea, en estas definiciones: inconsciente estructurado como un
lenguaje y discurso del Otro, no un discurso como mero discurso en un sentido
retórico, si no como una estructura, una articulación significante, que tiene
que ver con el deseo. El deseo requiere la palabra pero no se agota en la
palabra. Cuando Freud habla de los sueños, el deseo es el capitalista. Necesita
los restos pero no se agota en los restos diurnos. Es el motor del sueño.
Siguiendo estas definiciones es que me parece claro que el inconsciente tiene
que estar situado. Si es aquella parte - como dice en "Función y campo de
la palabra" Lacan , del discurso transindividual que me falta, obviamente
ahí estamos pensando en las vertientes culturales del Ideal del yo. Ahí podemos
estar pensando en el tesoro del significante. Tesoro de la lengua. Si hay
posibilidad de interpretaciones fijas, no están dadas por la forma, están dadas
por el tesoro lenguaje. Por eso cuando Edouard Weiss quiso traducir al italiano
la psicopatología de Freud, Freud le dijo: Mire, lo lamento pero va a tener que
traducir ejemplo por ejemplo, inventar sus propios ejemplos en italiano porque
es intraducible. Esto está mostrando como el inconsciente es inherente a la
estructura del lenguaje y como efectivamente, el tesoro de la lengua determina
las posibilidades de cómo se produce la metáfora y la metonimia en el
inconsciente. Hay facilitaciones de los idiomas. Hay condensaciones producidas
en un idioma que, en otro idioma son imposibles. Si yo digo canilla, la
asociación con cana, canillita, canalla..., son posibles en castellano, pero en
francés tengo flic (cana) y las
asociaciones puede ser con fric
(plata). Entonces, evidentemente ahí se va produciendo ese algo que corre por
debajo. Aquí tenemos otra cuestión que es, si el inconsciente está estructurado
como un lenguaje, hay una determinación significante, como dice en el programa.
Determinación significante implica, como sabemos, la estructura de la
lengua como sistema de signos, porque significante lo toma Lacan de Saussure,
sabemos que la estructura de la lengua es discontinua. Es discontinua y al
mismo tiempo completa y cerrada, en cierto modo. Lacan propone la estructura
topológica del anillo. Pensemos en el lenguaje como máquina, como Lacan lo toma
en el Seminario 2 de la psicosis, que es el fundamento de la cibernética, es
una estructura que no tiene fin. Es lo que la gente dice, la máquina no para
nunca, ni siquiera cuando uno duerme. Y hay que evitar ciertas situaciones
donde la máquina se desencadena.
De esta continuidad y de esta discontinuidad debemos
dar cuenta nosotros ahí donde tenemos otra concepción que es:
III) el inconsciente como causa.
Como causa y como causa de deseo. Son dos cosas que en el Seminario 11 Lacan
desarrolla mucho. El inconsciente como estructura significante que es lo que lo
lleva al automatón, y el inconsciente como causa del deseo que es lo que lo
lleva al encuentro desencontrado con lo
real.
Como yo insisto que el inconsciente está situado y que no me parece
que sea una metafísica abstracta, porque si no hacemos metafísica lacaniana,
vamos a ver ciertos condicionantes. Yo a la metafísica lacaniana la llamo
patafísica (siguiendo a Alfred Jarry, precursor del surrealismo y creador del
desopilante personaje del rey Ubú, que lo único que le interesaba era sacar más
impuestos de la gente (!), incluso metiéndoles palitos en las orejas).
Entonces les traje una ilustración. Yo decía que esta situación del
inconsciente se veía en el discurso del Otro, en los significantes naturales y
por qué no en la envoltura formal del síntoma. Envoltura formal del síntoma es
una frase de Lacan. Lacan dice que hay que estar siempre atentos a la envoltura
formal del síntoma, esto es lo que me enseñó mi maestro, el único que él reconoce
como maestro en psiquiatría, Clérambault.
Clérambault fue su maestro de psiquiatría y Lacan colaboró con él en
la prefectura de policía. Es algo que no se menciona mucho pero en su tesis de
la paranoia, su tesis doctoral, Lacan menciona su trabajo en la prefectura de
policía. Dice que hay que respetar la envoltura formal de síntoma. ¿Por qué el
inconsciente está situado? Por que, por ejemplo, la histeria de la época de
Freud no se la encuentra más. Esas histerias aparatosas. El síntoma, en el fondo,
obedece a las mismas encrucijadas de la condición humana, no cambian mucho. La
encrucijada de la sexualidad, de la muerte, del deseo, del trabajo, etc. Pero
toman la envoltura de la época. Entonces
me permito hacer una observación chistosa. Qué pasaba con este hombre
Clérambault que se puso a estudiar el drapeado, las estructuras del drapeado de
las vestiduras árabes. Bueno, como buen colonialista francés había estado en
África, dicen que luchando valientemente. (No olvidemos que el misterio de la
mujer Freud lo había referido al continente negro)
Esto está en Automatismo Mental-paranoia, publicado por Stagnaro, de
ed. Polemos.
(Se proyecta la transparencia de lo que se supone es una mujer árabe,
de espaldas, envuelta totalmente en una túnica, y tocando una especie de reja
calada ¿de confesionario?).
Miren la envoltura formal de
síntoma. Dice Clérambault, una vestimenta drapeada debe ser definida por: uno,
el punto de apoyo principal, dos, el movimiento de la tela que parte de ese
punto y tres, los nombres de las zonas recubiertas. Evidentemente esto último
es lo más inconveniente. Como curiosidad, Clérambault se suicidó frente a un
espejo.
Estamos en el tema de cómo el inconsciente se hace causa. Entonces
Lacan, en la clase 3, dice eso que traté de ilustrar la otra vez con "El
grito" de Munch. Si quieren lo pongo de nuevo. Dice el inconsciente como
concepto de la falta. ¿Dónde está el fondo? ¿Es la ausencia? No. La ruptura, la
hendidura, el trazo de la apertura hace surgir la ausencia. Cómo el grito no se
perfila sobre un fondo de silencio sino lo hace surgir como silencio. El
grito hace surgir el silencio. Evidentemente, si el inconsciente fuera una
cadena que funcionara sola no pasaría nada. Lo que pasa es que el inconsciente
se hace causa.
¿Cómo lo define entonces? Esto va a llevar al concepto de lo que Lacan
llama objeto a. Una página más
adelante más o menos, dice así: “el inconsciente se manifiesta siempre como lo
que vacila, aquello que vacila en un corte del sujeto”. Aquello que vacila en
un corte del sujeto. La estructura de la brecha, porque acá está pensando ya el
inconsciente no solo como un lenguaje sino como algo que se causa. Como que
hace causa de deseo. Y esto hay que verlo en los cortes de la cadena. Esto,
efectivamente, lo introdujo Freud con el acto fallido, con los lapsus, con toda
la psicopatología de la vida cotidiana. Hay algo que de pronto busca hacerse
causa y de alguna manera, las cadenas no se ligan solas, el que las liga es el
sujeto. Es el sujeto el que hace metáfora y metonimia de las cadenas. Por eso,
famillonario. Quién si no el pobre vendedor de lotería, el pedicuro silvestre,
pariente pobre de Rotschild, citado por Heine, que a su vez era pariente pobre,
citado por Freud en "El chiste y su relación con el inconsciente",
quién si no ese pobre pedicuro que siquiera tenía su consultorio como un buen
podólogo universitario, podía inventar esta condensación. Cuando está este tipo
hablando con otros les dice: “muchachos, estuve con el barón Rotschild y me
trató de igual a igual. Así como Dios es testigo de lo que yo digo, garantiza
la verdad de lo que yo digo, me trató famillonarmente”. Esto lo inventa la prodigiosa capacidad
creativa que tiene el artista Heine. Por eso nunca hay que confundirse con los
ejemplos estéticos, que son necesarios. Porque el inconsciente en la clínica es
bastante anti - estético en muchos aspectos, mucho más fallido de lo que aquí
aparece. Lacan lo dice muy claramente, la metáfora con la que trabajamos en la
clínica psicoanalítica es metáfora fracasada, fallida (Seminario Radiofonía). Mientras que en la poética es una metáfora
exitosa. Y en el chiste también. Y en el sueño, esa psicosis normal según
Freud, muchas veces también.
Algo vacila en un corte que irrumpe como fallido, como olvido, de lo
cual resurge, dice Lacan, un encuentro que Freud asimila al deseo. Recordemos,
olvido de Signorelli, para dar un ejemplo magnífico. Freud se olvida, se
olvida de Signorelli y se acuerda de otros dos pintores Boticelli y Boltrafio.
Este olvido hace una brecha en el discurso común. Él estaba hablando con un
pasajero en el tren, pero había ideas que lo venían preocupando, ideas
latentes. No son ideas inconscientes. Lo tenía preocupado que le habían dado la
noticia de que un paciente se había suicidado. Entonces, él va asociando. Esto
muestra algo que es la variante que Lacan va dándole a la concepción del inconsciente
que si lo pensamos bien, el inconsciente no es preexistente, ontológico. Lacan
dice que el inconsciente tiene un estatuto ético, tiene que ver con lo no realizado,
tiene que ver con los limbos. Esta es una metáfora. En el limbo se supone, de
acuerdo a determinadas concepciones religiosas, es lo que no está terminado de
crear. Y, efectivamente el inconsciente tiene que ver con lo no realizado. No
tiene un estatuto ontológico Es decir, no tiene que ver con ninguna esencia,
con ningún ente, con ningún ser. En el Seminario 20 Lacan dice que esto del ser
es una cuestión del verbo copulativo que le gusta a los filósofos. Sin dejar de
pensar que hay lenguas en las cuales no existe el equivalente al verbo ser.
Entonces, el inconsciente tiene que ver con lo no realizado. Y
fijémonos en este olvido. ¿Qué aparece ahí? La sexualidad y la muerte, en este
primer ejemplo, "Olvido de nombres propios". No olvidemos que mientras
Freud se olvidaba de Signorelli tenía un flash tipo
imagen, que era la imagen de Signorelli y
Fra Angelico. No estuve en la catedral Orvieto pero conseguí algunas
reproducciones de Signorelli, son maravillosas. Ocupan varios murales, son las
fachadas de lo que se llama "El juicio final" y son todas demoníacas
y bastante lujuriosas y morbosas. Pero en medio de todos esos murales que
ocupan la catedral de Orvieto, Signorelli se hizo un autorretrato. Se metió él
junto a su maestro Fra Angelico. Y entonces, si bien se olvidaba del nombre,
Freud se acordaba constantemente de la figura de Signorelli con Fra Angelico.
Hay cosas que Freud no menciona y sí Rosolato, en un bello artículo sobre este
olvido “El sentido de los olvidos” (en Interpretación
freudiana y psicoanálisis, ed. Paidós), Signorelli resulta también una
reduplicación trans - idiomática, Freud mismo dice que el inconsciente es trans
– lingüístico, en su análisis de Joseph Wortis. Hay una re - duplicación en
hebreo y en italiano, elli es Dios mío en hebreo, Signor
sabemos que es Señor en italiano. Y después Lacan se deslizó más y habló del
amo absoluto porque aprovechó la traducción a Herr, que es señor o amo,
en alemán. Una especie de heteronimia.
En un segundo olvido, olvido de palabra extranjera, se muestra mucho
más claro esta brecha y la función de la
causa.
El inconsciente según Lacan, a
diferencia de cómo se concibió después de Freud, mal concebido como reservorio
o depósito de contenidos, se construye.
Se construye en las asociaciones y se construye en el análisis. No es algo
preexistente, es un limbo. Bueno, el
segundo ejemplo, de aliquis, alude a
algo muy famoso entre los italianos, el milagro de la licuefacción de la sangre
de San Genaro. En determinado momento el Santo San Genaro, tiene una ampolla
que se licúa y cae sangre. Lo que remitía a que en su posición de judío su
interlocutor, esta vez protagonista del olvido, le decía Freud algo así como
que nosotros también en la transmisión de la humanidad tendríamos derecho a que
algo (aliquis) salga de nuestros
huesos. Y las asociaciones tenían que
ver con la cuestión de que este muchacho tenía la sospecha de haber dejado
embarazada a una chica y no quería saber demasiado de lo que había pasado,
ambivalentemente, esperaba la menstruación.
Evidentemente, la cuestión de la causa tiene bastante que ver con
esto. Con un encuentro que resulta fallido. Si hubo alguna causa (no lo tomen
esto al pie de la letra, estoy haciendo una parodia) en el deseo de nuestros padres, en lo cual
hay que suponer que los deseos de dos personas que vienen de historias
distintas se acoplan perfectamente. Si hay alguna causa de esos deseos, Lacan
dice que no hay relación sexual, no hay posibilidades ahí de empalmar
perfectamente, es una causa que cojea, con la resonancia que tiene este verbo
para nosotros. Si hay una causa cómo la atrapo yo en el camino, cómo me hago yo
causa del deseo. Cualquiera sabe que eso es siempre fallido. Esa es la pregunta
fundamental que se trata de contestar, no con palabras sino con actos, con
ensueños y con fantasías.
Sigamos con dos cositas más. Esta causa nos permite entonces como
Lacan lo dice un poco más adelante, que dudemos incluso del inconsciente. Lacan
acá coquetea con Descartes. Pero en mi opinión,
no veo qué tiene que ver Freud con la duda, yo creo que Freud tiene que
ver con la paradoja. La duda es un problema de Descartes.
Esto nos permite dudar del inconsciente: ¿en qué sentido?. Como le
pasó a Freud con el sueño de la joven homosexual, que lo lleva a decir
semejante cosa que nos desconcierta, si pensamos que el inconsciente tiene que
ver con la verdad. Freud dice: el inconsciente puede mentir. Esa joven
homosexual sueña con una relación heterosexual que se la sirve en bandeja a
Freud y Freud dice que está mintiendo, porque su posición es homosexual. Dice
Freud, el inconsciente miente. Nos hace que entendamos un poco mejor la
cuestión del inconsciente en Freud.
Esto lo lleva a Lacan a, voy a puntualizar nada más que esto, un
viraje muy importante para el análisis. Dice que lo correlativo del sujeto no
es el Otro engañador, si no el Otro engañado. El inconsciente es el discurso
del Otro, pero como el Otro no existe, nosotros lo inventamos. Y tomamos sobre
nosotros la falta y la castración del Otro. Como nos hacemos cargo de esto y
tenemos que inventar al Otro, está claro que el Otro siempre puede ser
engañado. Esto tiene una consecuencia importante para ciertas cosas incluso
para el timing. Lacan dice cosas francamente
desconcertantes. Dice que el tema no es el que paciente mienta o engañe y no
diga la verdad, etc., etc. La mala fe no es lo mismo que el inconsciente. Una
cosa es mentir a propósito y otra cosa es resistirse, defenderse
inconscientemente. Pero aún así es ese el problema. No se trata de un análisis
concéntrico de las defensas al estilo de Kris y otros posfreudianos. El
problema es que el paciente muy pronto se da cuenta de que el Otro no sabe
nada. El Otro puede ser engañado. No es lo importante el saber en la
transferencia sino el sujeto que se supone al saber. Como el paciente se da
cuenta de que el Otro puede ser engañado, ésta es la cuestión de la palabra.
¿Qué es lo que da fe en la palabra? En el campo humano el 99,9% de lo que
decimos es indemostrable porque si no, nos saldrían cosas de la boca. Y aparte,
los otros estarían viviendo con nosotros todas las situaciones. El 99,9% son relatos de lo que está perdido
para siempre. ¿Quién da fe de eso, quién es testigo? La palabra. Lo que suele
hacer el paciente no es no decir las cosas por efecto de la resistencia, sino
que como sabe que el Otro se puede engañar fácilmente se desespera por no decir
las cosas demasiado rápido.
Efectivamente, allí, si el Otro puede ser engañado, si no hay garantía
de la verdad, si no hay Otro del Otro, lo único certero es la angustia. Más
vale dosificarla, dice Lacan, que analizarla. Una vez estaba dando una materia
de posgrado en otro lugar y había gente que estaba sufriendo un efecto de
conversión. Venían de una formación de la psicoterapia, o una formación del
psicoanálisis de la relación de objeto, etc., y entonces decían: ahora entiendo
lo que me quieren decir, lo entendí con mi supervisor; qué hay que hacer con el
paciente: hay que angustiarlo. (Esto es lo mismo que cuando se hace la
secuencia típica: lo imaginario, es una porquería; lo simbólico ya es mejor. Y
lo real es un goce... Efectivamente, en cambio, estos conceptos son
indesanudables. Ninguno es mejor o peor que el otro. Pero es inevitable que los
conceptos se catecticen o se conviertan en fetiches).
La angustia entonces, tiene que ver con esto que se hace insoportable
al individuo y lo obliga al síntoma. Es el sujeto dividido. Sujeto del
inconsciente quiere decir que uno está sujeto al inconsciente pero quiere decir
que no hay sujeto del inconsciente. Es una aporía en los términos y Lacan no
dice. No existe. El sujeto del inconsciente es lo que supone en la
transferencia, es una a-puesta. Lo que se supone es que hay alguien que va a
soportar lo insoportable. Hay alguien que va a poder dar cuenta de lo que no
puedo decir ni pensar. Esa es la transferencia. Pobre boludo, dice Lacan (Seminario del revés del psicoanálisis),
se cree que yo sé algo, que siga así, lo importante no es que yo sepa algo, lo
importante es que el me suponga a mí en ese lugar. Lo importante es que allí haya
alguien que se encargue de soportar lo imposible de soportar. Por lo menos por
un momento. En 5 minutos, algún comentario, alguna pregunta.
Alumno: No me quedó claro
esto de que el inconsciente tiene un estatuto ético.
Profesor: El
estatuto ético tiene que ver - sólo podemos dar indicaciones (ver "Etica
del deseo", Seminario de Lacan)- , el estatuo ético del deseo está dado
por el deseo inconsciente. ¿Por qué habla Freud de cumplimiento de deseo?
Porque el cumplimiento de deseo siempre es problemático. Siempre es algo no
realizado. Ojalá que se realice. El estatuto del inconsciente es ético porque
tiene que ver con lo no realizado, con el deseo y con lo que dice Lacan: no es
que exista la afanisis en el sentido de que el riesgo por el cual alguien concurre
al análisis es porque pierde el deseo. Porque el deseo está en algún lado. Lo
que pasa es que el deseo está problematizado, necesita transferencias (Dirección de la cura). El análisis lo
único que hace es producir transferencias que tratan de restituir el lugar del
deseo. Ahí está toda la cuestión ética que implica nada menos que la posición
del analista. La posición del analista no se encarna, no se ocupa. Se oficia,
como dice Lacan.
Alumna: ¿Cómo es lo del
sujeto del inconsciente?
Profesor: El sujeto
del inconsciente no existe. Es lo que Lacan llama su seguro servidor (chiste):
SSS = sujeto supuesto al saber. Es una definición que hace de la transferencia
a partir del año 67 más o menos. O sea, suponer un sujeto no quiere decir que
exista. Uno lo supone. Y lo supone basándolo en una causa de deseo. Para ser
muy formulero: S1 à S2. El individuo si se trata de encadenar en las
cadenas significantes, si
S
trata
de representarse nunca se encuentra, nunca está, se desvanece. Si uno se
representase en lo que dice y pudiera allí agotar sus deseos, sería perfecto,
acabado. Un sujeto es lo que representa un significante para otro significante.
Lo que queda debajo de la barra es lo mismo que decir, sujeto tachado. ¿Cómo se
puede encontrar? Como aquel pedacito de carne que todavía puede vehiculizar
algo de goce. Esto se escenifica en el fantasma. El sujeto no se encuentra,
está en el fantasma. Todos armamos un teatrito. Si no, ¿cómo es que no nos
despertamos Gregorio Samsa de Kafka convertidos en cucarachas?. ¿Cómo es que
uno no se despierta todos los días convertido en cucaracha? ¿Cómo es que uno
recupera las coordenadas y dice: ahora tengo que tomar el colectivo, ir a la
facultad, y sabe que va a caminar con el piso abajo y el techo arriba de la
cabeza, y no por las paredes o cabeza abajo por el techo, como los insectos?
Porque cada uno tiene su teatro privado. Su escenario imaginario cotidiano en
el cual arma sus cosas, que deriva del fantasma. Detrás está el marco del
fantasma. Pero más allá aún, detrás todavía del fantasma, si el fantasma del
Hombre de los Lobos puede parecer terrorífico, no es nada comparado con que de
pronto se encontraría si se cae la cortina del fantasma, con el agujero de la
castración. Y ese agujero es insoportable a menos que se amortigüe con el
fantasma.
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