» Introducción al Psicoanálisis

Una lectura de “Un recuerdo infantil de Goethe en Poesía y Verdad” de S. Freud

18/01/2021- Por Cynthia Eva Szewach - Realizar Consulta

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A partir de una lectura del juego de arrojar, en el artículo de Freud, tomado de la autobiografía de Goethe, en tanto niño pequeño, acentúo un detalle de las traducciones, que nos acercan a partir de la escena lúdica, a la pregunta por el lugar o la pérdida de lugar, para el Otro materno, como forma de ubicación del deseo o del Ideal.

 

            

          Óleo (recorte) de Goethe* en la campiña romana, y Poesía y verdad (original)

 

 

Detalle de traducción. El favorito de la madre

 

  El breve texto de Freud es de 1917. Tiempos donde se avecina un nuevo movimiento conceptual. La verdad en que la poética se asienta para la lectura freudiana, hace de los recuerdos infantiles de Goethe, una marca en la que Freud también se encuentra interrogado una vez más.

 

  La influencia de Goethe en Freud fue constante, incluso esencial en la elección de su camino vocacional, al escuchar una conferencia sobre “La naturaleza” gira hacia el camino que lo llevará a la invención del psicoanálisis.

 

  En el texto al que hacemos referencia comienza el relato a partir de la rememoración de un juego de repetición del pequeño Goethe en sus primeros años de vida. Está extraído del libro autobiográfico comenzado en 1811, llamado así, “Poesía y verdad”.[1]

 

  El juego consistía en arrojar a la calle por la ventana”, (herauswefen, arrojar hacia afuera) unos pequeños cacharros de juguete hasta hacerlos añicos. El pequeño lo realizaba en ausencia de sus padres y frente a un público de niños vecinos que le festejaban su traviesa y placentera actividad. Esta puesta en escena era ovacionada con gritos de júbilo. Cuando ya los juguetes habían sido agotados y frente al pedido de los festejantes de ¡Más! ¡Más!, el niño comienza a tirar las vajillas de la casa con las mismas consecuencias, romperlas y disfrutar del hecho.

 

  Al relato de Goethe, Freud lo llama pre-analítico, sin embargo algunas “analogías” traídas por un número de analizantes, le da otro valor de lectura que atañe al psicoanálisis.

 

  Ese tirar hacia afuera, herauswerfen, arrojar, tiene otro carácter que aquél que será en 1920 propuesto como el juego llamado Fort-Da, en “Más allá del principio de placer”. Arrojar el carretel para que vuelva, produciendo esos fonemas. Quiero destacar que allí Freud utiliza también warf, lo arrojaba y luego lo que implica que desaparecía verschwand, para volver a sacar tirando y que reaparezca. Freud luego comenta:

 

“Ese era entonces todo el juego (el juego completo), desparecer (Verschwinden) y reaparecer (o regresar, volver Wiederkommen)”.  

 

  Más allá de los desarrollos que se produjeron posteriormente sobre este recorte, serán dos juegos que atañen a funciones distintas en relación al lugar que ocupa el objeto, y a aquello que el movimiento lúdico produce, en momentos distintos de la niñez, y con acontecimientos coyunturales diferentes.

 

  La escena que está en juego en el carretel del “Más allá…” y la repetición que busca reencontrar, lo irremediablemente perdido, al mismo tiempo que crea, inventa por la vía de la ausencia, es otra que la de arrojar para hacer añicos placenteramente, para darse allí otra dimensión en el estatuto de sujeto. Entre lo indestructible (inevitablemente presente) y lo destruible (el deseo que destruye en el interior de un juego).

 

  Desde ya son asuntos que merecen su desarrollo en forma más extensa.

 Pero acentuemos ahora, lo que da el título a este escrito: una diferencia de las traducciones en el último párrafo del artículo y conjeturemos sus consecuencias.

El texto finaliza con la siguiente frase (en lengua alemana):

 

“Ich habe es aber schon an anderer Stelle ausgesprochen: Wenn man der unbestrittene Liebling der Mutter gewesen ist, so behält man fürs Leben jenes Eroberergefühl, jene Zuversicht des Erfolges, welche nicht selten wirklich den Erfolg nach sich zieht. Und eine Bemerkung solcher Art wie: Meine Stärke wurzelt in meinem Verhältnis zur Mutter, hätte Goethe seiner Lebensgeschichte mit Recht voranstellen dürfen”

 

  La versión López Ballesteros inexplicablemente dice así:

 

“Ya hemos dicho en otro lugar que cuando alguien ha sido el favorito indiscutible de su madre conserva a través de toda la vida aquella seguridad conquistadora, aquella confianza en el éxito que muchas veces basta eliminar para lograrlo. Y así Goethe hubiera podido encabezar su biografía: “Toda mi fuerza tiene su raíz en mi relación con mi madre”

 

  La versión de Strachey, en Amorrortu:

 

“Ya lo he expresado en otro lugar:"[2] Cuando uno ha sido el predilecto indiscutido de la madre, conservará toda la vida ese sentimiento de conquistador, esa confianza en el éxito que no pocas veces lo atraen de verdad. Goethe habría tenido derecho a iniciar su autobiografía con una observación como esta: «Mi fuerza tiene sus raíces en la relación con mi madre»”

 

  Freud dice textualmente, “welche nicht selten wirklich den Erfolg nach sich zieht”, o sea en una versión más ajustada “que no rara vez trae tras de sí realmente el éxito”[3]

 

  ¿Cómo leerlo? ¿Dónde ubicar el cambio y agregado de López Ballesteros? “… basta eliminar para lograrlo” ¿Eliminar qué? ¿El éxito, la confianza? ¿Acaso ambas traducciones no plantean, como en la traición de toda traducción, alguna verdad? ¿Las figuras del destronamiento si las hay, son producidas desde dónde, desde quién, a partir de los celos tal como Freud sugiere en La femineidad, en el reproche por la privación del amamantamiento?[4]

 

  En el caso del relato biográfico singular de Goethe viene precedido por la muerte de un hermanito menor, lo que incluye un acontecimiento que enrarecen los deseos inconscientes, hostiles o de muerte parte del amor fraterno.

 

  Pero volviendo a la diferencia de traducción nos preguntamos, ¿será que López Ballesteros agrega por su cuenta esa función de la pérdida, de la inclusión de lo eliminado que quizá habilite la diferencia entre el éxito como ideal y el triunfo del deseo, en tanto ligado a la falta o así queremos leerlo?

 

 

Arte*: óleo sobre lienzo (1787) realizado por el pintor y grabador alemán (exponente del neoclasicismo) Johann Heinrich Wilhelm Tischbein. En ese viaje a Italia, Goethe encaminó sus obras centrales.

 

 

 



[1] J.W. Goethe, Poesía y Verdad. Ediciones Porrúa México 1996. Goethe nacido en 1749 vivió hasta 1832 escribió Aus meinem Leben: Dichtung und Wahrheit), entre 1811 y 1830, sus vivencias, sus ficciones, su lazo con la historia.

[2] Cuando se refiere haber dicho en otro lugar, alude a “La Interpretación de los sueños”. Viene mencionando los sueños edípicos de comercio sexual con la madre. Disfrazados y no disfrazados. La pérdida de los ojos como amenazas.

 [3] Traducción Jorge Salvetti

[4] S. Freud, “Sobre la sexualidad femenina” 1931; “Otra acusación contra la madre surge al hacer su aparición en la nursery un nuevo bebé. Cuando las circunstancias lo hacen posible, la niña relaciona tal suceso con la privación del seno materno. La madre no quiso o no pudo seguir dándole el pecho porque necesitaba amamantar al nuevo infante. Cuando los dos partos son tan seguidos que la lactancia queda cortada por el segundo embarazo, este reproche adquiere un fundamento real, dándose el caso singular de que, aun cuando entre ambos retoños haya tan sólo una diferencia de once meses, el primero se da cuenta de lo sucedido, no obstante, su temprana edad. Pero no es sólo la privación del seno materno lo que dispone a la niña contra el nuevo intruso y rival suyo, sino todos los demás cuidados que la madre le prodiga. Se siente destronada, despojada, perjudicada en su derecho; desarrolla odio y celos contra el nuevo infante y rencor contra la madre infiel, todo lo cual se manifiesta frecuentemente en una desagradable transformación de su conducta. Se torna «mala», excitable, desobediente y abandona los progresos realizados en el dominio sobre sus excretas. Todo esto es conocido tiempo ha y aceptado como cosa natural; pero rara vez nos hacemos una idea exacta de la fuerza de tales impulsos hostiles, de la tenacidad de su adherencia y de la magnitud de su influjo sobre la evolución posterior. Sobre todo, cuando estos celos son alimentados de nuevo, una y otra vez durante los siguientes años infantiles, renovándose la conmoción con cada nuevo parto de la madre. El hecho de que el primogénito continúe siendo el favorito de la madre no cambia gran cosa la situación; la exigencia de cariño del sujeto infantil es desmesurada; demanda exclusividad y no tolera compartirlo”

           


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