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Literatura e historia, ficción o mentira en "Tema del traidor y del héroe", de Borges

21/05/2009- Por Augusto Olivella -

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Voy a comenzar mi análisis del cuento de Borges titulado “Tema del traidor y del héroe”, no con una pregunta sino con una afirmación: este es el cuento de un potencial cuento; o mejor dicho, es el cuento que narra el argumento de un cuento aun no escrito, y que se escriba tal vez.

Voy a comenzar mi análisis del cuento de Borges titulado “Tema del traidor y del héroe”, no con una pregunta sino con una afirmación: este es el cuento de un potencial cuento; o mejor dicho, es el cuento que narra el argumento de un cuento aun no escrito, y que se escriba tal vez. El primer párrafo pone en evidencia el carácter ficticio del relato:

 

Bajo el notorio influjo de Chesterton (discurridor y exornador de elegantes misterios) y del  consejero aúlico Leibniz (que inventó la armonía preestablecida), he imaginado este argumento, que escribiré tal vez y que ya de algún modo me justifica, en las tardes inutiles...  

 

Hay un narrador en primera persona, podemos suponer por este primer párrafo que se trata de un escritor, o por lo menos, de alguien que se dedica a crear ficciones en sus momentos de ocio. Nos dice que ha imaginado un argumento, y que ese argumento posee algún misterio, ya que nos aclara que fue ideado bajo la influencia de Chesterton, a quien le atribuye la cualidad de ser un creador de misterios. Por otro lado nos pone al corriente de otra influencia, la de Leibniz, creador de la armonía preestablecida; por lo que podemos suponer que lo que el argumento nos contará estará relacionado, de alguna manera, con esta invención.

Este primer párrafo es de importancia capital: esta puesta en abismo, este cuento dentro de otro cuento nos remite y nos hace tomar conciencia del carácter ficticio de lo que se nos va a contar. Este recurso que el formalismo ruso llamó “procedimiento”, cuyo objetivo es generar un extrañamiento por parte del lector con respecto con a aquello que se le esta narrando, es del que se vale Borges en este cuento para poner en relieve permanente el carácter artificial de lo narrado. Y es sobre esta idea de artificialidad sobre lo que va a versar el relato; sobre la relación entre realidad y literatura, sobre cómo la literatura no necesariamente imita a la realidad, sino que incluso puede suceder todo lo contrario. Pero volvamos al cuento y centrémonos en las pistas que este nos vaya dando.

 

Faltan pormenores, rectificaciones, ajustes; hay zonas de la historia que no me fueron reveladas  aún; hoy, tres de enero de mil novecientos cuarenta y cuatro la vislumbro así.

 

Aquí el narrador nos explica no solo que se trata de un cuento no escrito, sino que, por otro lado, el mismo ni siquiera está completo. El narrador lo irá completando a medida que la acción avance, y la acción avanzará a medida que éste lo vaya narrando.

 

La acción transcurre en un país oprimido y tenaz

 

El narrador/creador nos hace referencia a las características del país en el que la acción transcurre, pero luego nos demuestra, haciendo una enumeración de posibles países, que le es indiferente el país específico, siempre y cuando posea las características antes mencionadas. Finalmente hace recaer su elección en Irlanda, aclarando que solo lo hace por comodidad narrativa. En cuanto a la especificación temporal, la elección es igual de arbitraria y literaria que en el caso anterior, solo nos menciona que el narrador es contemporáneo y que la acción por él referida pertenece al pasado: en un punto indistinto del siglo XIX, que luego se convertirá en 1824. Esta forma espontánea de situar la acción que nos va a narrar, tiene por función el exponer permanentemente el carácter artificial de la misma, recurso opuesto al utilizado por los escritores de cuentos cuando pretenden generar ese tan buscado efecto de realidad. Pero, justamente, lo que este procedimiento busca generar en el lector es un constante efecto de irrealidad.

Antes de referirme a la presentación de los personajes que hace el narrador, creo que es pertinente hacer referencia al tema del título del cuento, del cuento que sí está escrito y que se llama “Tema del Traidor y del Héroe”. Este título nos plantea un enigma, nos anuncia que dentro de la trama deberíamos encontrar un traidor y un héroe, lo que incita al lector a centrar su atención en tratar de identificar a ambos en el relato. En la presentación de los personajes el narrador nos devela la identidad de uno de los dos, la del héroe. El narrador del cuento de Borges nos presenta primero al narrador de su posible cuento, un tal Ryan, del cual nos dice:

 

...es bisnieto del joven, del heroico, del bello, del asesinado Fergus Kilpatrick

 

Fergus Kilpatrick es el héroe, o al menos es descrito como tal. Por otro lado, esta presentación nos hace intuir que es el traicionado: ha sido asesinado, y es alrededor de este asesinato que gira todo el argumento. Pronto descubriremos que todo lo relacionado con este crimen es pura literatura, al igual que este argumento que el narrador principal nos relata, evidenciando constantemente la condición de mero producto imaginario del mismo.

 

A semejanza de Moisés que, desde la tierra de Moab, divisó y no pudo pisar la tierra prometida,  Kilpatrick pereció la víspera de la rebelión victoriosa que había premeditado y soñado.

 

Kilpatrick ha sido asesinado justo antes de que la revolución que había soñado se llevara a cabo; por esto entendemos que Kilpatrick era un héroe rebelde, revolucionario. Ryan, su bisnieto, se propone realizar una biografía de su ilustre bisabuelo, y gracias a las investigaciones que tal tarea le demandan develará la oscura muerte de su bisabuelo. Primero descubrirá ciertas analogías entre la muerte de Kilpatrick y la de Julio César. La carta de advertencia que fue encontrada entre las ropas de Kilpatrick, las torres premonitorias. Ryan comienza a pensar en una posible forma circular del tiempo (recordemos la mención inicial a Leibinz). Una segunda comprobación le demuestra que tal vez no sea que la Historia imite o repita a la Historia, sino que la Historia imite o copie a la literatura. Esto, luego de descubrir que ciertas palabras pronunciadas por un mendigo al héroe el día de su muerte, pertenecían a la obra Macbeth. Ryan comprende entonces que las analogías con Julio César no correspondían a la serie histórica, sino a la literaria, es decir a la obra de Shakespeare. Se entiende de inmediato que la aparición de estas dos obras dentro de la investigación no son casuales: Macbeth es la historia de un traidor, y Julio César la de un traicionado.

 

 Que la Historia copie a la Historia ya es suficientemente pasmoso; que la Historia copie a la  Literatura es inconcebible... 

 

En esta sentencia del narrador principal encontramos lo que podría considerarse el meollo del cuento. Al continuar con sus investigaciones, Ryan descubre que uno de los compañeros de Kilpatrick, Nolan, había traducido al gaélico varias obras de Shakespeare. También descubre que el mismo Nolan ha escrito un artículo sobre un determinado grupo de teatro suizo que dramatiza sucesos históricos en los mismos lugares en los que estos ocurrieron, dramatizaciones que ocupan a miles de actores. Por último descubre que Kilpatrick, algunos días antes de su muerte, firmó la sentencia de muerte de un traidor, cuyo nombre ha sido borrado, lo que no condice con los piadosos hábitos del líder. Después de conseguir todos estos datos, Ryan analiza el asunto y descifra el enigma. El narrador nos aclara que esa investigación es uno de los hiatos del argumento. Aquí se hace evidente el carácter incompleto del relato, carácter  acerca del cual el narrador nos ha advertido al principio del cuento; tal vez se trate de una de las partes que no le han sido reveladas aún. Lo cierto es que por más inexplicable o inexplicado que pueda parecerle al lector el desciframiento del enigma, éste ocurre, ya que es el mismo autor de la trama el que nos da cuenta de ello, el creador de la historia, que aunque no explique cómo se da este descubrimiento, debemos tomarlo como una verdad innegable de la narración no escrita aún. El desciframiento del enigma es realizado por Ryan como por arte de magia. Si bien las pistas encontradas pueden darle una idea de cuáles fueron las circunstancias del asesinato de Kilpatrick, estas son insuficientes, por sí solas, para permitirle resolver el enigma. Pero, una vez más, no podemos decir que éste no se haya resuelto, dado que es el creador del cuento el que nos lo esta contando; y lo que éste nos revela debe ser considerado como la verdad de la acción por él creada.

Luego de relatarnos toda la actividad de investigación que ocupa al bisnieto del héroe, el narrador/autor nos cuenta cómo fue realmente la muerte del mismo, es decir, la trama descifrada por Ryan:

 

    Kilpatrick fue ultimado en un teatro, pero de teatro hizo también la entera ciudad, y los actores fueron  legión, y el drama coronado por su muerte abarco muchos días y muchas noches. He aquí lo acontecido....

 

Es aquí donde el lector comienza a intuir que la muerte de Kilpatrick fue una mascarada. Veamos las pistas ocultas en esta cita: primero murió en la puerta de un teatro, lugar donde se llevan a cabo dramatizaciones sobre obras literarias. Pero se nos aclara que la ciudad entera hizo de teatro, y que su muerte ocupó a muchos actores, por último nos dice que la muerte del héroe fue la coronación de un drama: un drama como Julio Cesar o Macbeth. 

 

    Fergus Kilpatrick había encomendado a James Nolan el descubrimiento de ese traidor. Nolan ejecutó su tarea: anunció en pleno cónclave que el traidor era el mismo Kilpatrick (...); los  conjurados condenaron muerte a su propio presidente. Este firmó su propia sentencia, pero  imploró que su castigo no perjudicara a la patria.       

 

El mismo Kilpatrick es el traidor, él es el traidor y el héroe que el título del cuento nos incita a buscar dentro de la trama. Es traidor gracias a lo que realmente llevó a cabo, pero es héroe gracias a una ficción, a una dramatización. Una dramatización hecha, no solo para que el castigo de Kilpatrick no perjudique a la patria, sino también a favor de la revolución. La mejor manera de llevar una revolución al éxito es martirizando a su héroe, según nos indica la Historia. Lo heroico en Kilpatrick, entonces, es una farsa, una trama creada por Nolan. Una ficción que no es del todo original, ya que tiene intercalados fragmentos de obras de Shakespeare.

 

    Ryan sospecha que el autor los intercaló para que una persona, en el porvenir, diera con la verdad.

 

Dar con la verdad, en este caso, es descubrir que aquello que se tenía por verdad histórica no es más que literatura, una invención imaginaria de Nolan. Invención imaginaria, al igual que este cuento que yo analizo, donde el narrador nos deja pistas de lo imaginario del argumento, donde la literatura no pretende ser otra cosa más que literatura. De todas maneras, la invención literaria de Nolan, en oposición al argumento incompleto creado por el narrador de Borges, busca aparentar ser verdadera, lo que en lugar de ficción la convierte en una mentira; la trama de Nolan es una ficción que busca aparentar ser verdad, es una mentira histórica, cuya verdadera naturaleza descubre Ryan, como un buen investigador, como un atento lector.

 

Comprende que él también forma parte de la trama de Nolan, al cabo de tenaces cavilaciones,  resuelve silenciar el descubrimiento. Publica un libro dedicado a la gloria del héroe; también eso,  tal vez, estaba previsto.   

 

Ryan, intentando hacer un libro sobre Historia, termina escribiendo un libro sobre literatura, pues descubre que la Historia es eso. Si escribiera la verdad que ha descubierto haría peligrar a la patria; tal vez por eso decide obviar sus descubrimiento y respetar la trama de Notan; quien, por otra parte, como creador de la trama, tal vez había previsto lo que Ryan haría, ya que éste, posiblemente, no es más que otro personaje dentro de su obra. Cabe destacar la contradicción que encierra este dilema sobre el que se decide Ryan: de haber revelado la verdad descubierta mediante sus investigaciones, Nolan sería un personaje de su libro de Historia, pero al decidirse por no divulgar sus descubrimientos, es él quién se convierte en parte de la trama de ficción tejida por Nolan.

Tenemos una trama, de alguna manera policial, ya que hay un muerto asesinado en enigmáticas circunstancias. El asesinado es el héroe de un país al borde de la revolución, la cual se concretará poco después de su muerte. Su bisnieto, como un detective, descubrirá la verdad del asesinato de Kilpatrick, como ya hemos visto. La verdad que descubre es que el héroe es en realidad un traidor, y que su muerte heroica nos es más que una ficción creada por Nolan. Este es el creador de una trama que posiblemente Ryan esté destinado a descubrir. Destinado porque Ryan puede ser considerado un personaje más en la trama de Nolan, y como tal sus acciones son dictadas y preconcebidas por el autor de la misma, es decir, Nolan. Pero también está atado a la voluntad de otro autor, del escritor que nos cuenta un argumento que se le ha ocurrido en 1944.

Esta atadura al escritor que narra el cuento de Borges queda ya expuesta en el mencionado hiato del argumento, en el que Ryan descubre el enigma de la muerte de Kilpatrick por pura necesidad de los dos autores, tanto del escritor que nos narra una trama que no ha escrito aún, como de Nolan que ha creado una ficción para justificar la condena a muerte del héroe, y esconder su traición. Es entonces que puede entenderse el tema de la predeterminación o armonía preestablecida mencionada al principio del cuento: todo está determinado de antemano por un creador, o por dos creadores. Uno de ellos es Nolan, que ha creado una trama aparentemente real, pero dejando ciertas pistas para que un investigador del porvenir pueda descubrir la verdad. El otro es el narrador del cuento de Borges, quien crea un argumento, el cual nos narra poniendo permanentemente en evidencia su calidad de producto imaginario; donde un tal Ryan debe descubrir la trama creada por un tal Nolan, de la cual se da cuenta de que forma parte y que estaba, tal vez, previsto por el tal Nolan que la descubriera. Lo que no está predeterminado a descubrir el tal Ryan es que también está atado a la voluntad de otro creador de ficciones, no lo descubre porque este creador, el narrador del cuento de Borges, no lo determina así. Se trata entonces de una cadena de poder entre creadores y personajes, y el creador principal es el narrador principal que nos está contando una trama que no solo no escribió, sino que solo escriba tal vez. Pero entre los personajes de este cuento no escrito hay un creador, Nolan, que determina lo que hacen todos los otros personajes incluidos dentro de su ficción, pero esa misma creación esta predeterminada por la voluntad del narrador y creador principal, su jurisdicción creadora llega hasta Ryan, más allá de éste se encuentra el narrador del cuento de Borges, a cuya voluntad el mismo Nolan se somete sin saberlo.

Solo lo que está escrito esta predeterminado, y lo que está escrito es literatura.Que la Historia copie a la literatura es inconcebible”, sin embargo es lo que ocurre de alguna manera en este cuento. Aunque podría decirse que es más acertado afirmar que la literatura copia a la literatura. Esto nos lo sugiere la idea de que ficciones como Julio César o Macbeth, son utilizadas para crear otra ficción, la del asesinato de Kilpatrick. Asesinato que esta inmerso en otra ficción, que es este argumento de un posible cuento; posible cuento cuya invención es contada como un cuento, un cuento que se titula “Tema del traidor y del héroe.”

 

  

            

 

Augusto Olivella

aolivella@elsigma.com

 


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