» Literatura
Reconstrucción de la última clase magistral de Ignacio Lewkowicz: Paradoja, infinito y negación de la negación28/03/2005- Por Sebastián Gil Miranda - Realizar Consulta

El presente trabajo constituye un testimonio intersubjetivo del último teórico dictado por Ignacio Lewkowicz para la cátedra de Ética y Derechos Humanos de la Facultad de Psicología de la UBA, el 10 de febrero de 2004. Según palabras del propio Nacho, el mejor teórico que ha dictado para la materia. Como ese día no hubo grabadoras dando vueltas por el Aula 5 de Hipólito Irigoyen, no ha quedado un registro exhaustivo de esta clase, a pesar de ello, y por ello debo decir, es la manera que tengo de retribuirle su legado, me propuse recobrar la información, reconstruir los hechos, rastrear la singularidad en juego. Nuevos aportes, viejas novedades, datos invalorables, que para todos aquellos interesados que no pudieron estar comenzaban a presentarse como acallados en su propio devenir, para el imaginario aparente: irrecuperables.
PARADOJA, INFINITO Y NEGACIÓN DE LA
NEGACIÓN
In memoriam…
Reconstrucción de la clase
teórica del 10 de febrero de 2004 dictada por Ignacio Lewkowicz, dando un nuevo
giro a las categorías de Particular, Universal, Singular.
Compilador: Sebastián Gil
Miranda
Colaboradores: Alumnos del
curso de verano de 2004, a los cuales agradezco mucho su buena disposición y minuciosidad.
Introducción.
-“¿Alguien está grabando?”.
(La
respuesta general fue no.) “Es una
lástima” (permaneció en silencio un instante y luego explicó:) “Les cuento, yo doy este teórico dos veces
al año, en tres bandas horarias, lo que hace un total de seis veces al año, hace
ya ocho años, lo que viene a dar, mmmm, bueno, un montón de teóricos dados”…
“¿alguien está grabando?” (insistió y la respuesta volvió a ser negativa.) “Pucha, qué lástima, porque este es el
mejor de todos, nunca como hoy, realmente es el que mejor me está saliendo,
¿está lindo, no?...
El
presente trabajo constituye un testimonio intersubjetivo del último teórico
dictado por Ignacio Lewkowicz para la cátedra de Ética y Derechos Humanos de
El
primer movimiento fue rescatar los listados de e-mails de los alumnos de
verano, luego armé una convocatoria electrónica y la envié. La respuesta fue
masiva, hubo una coincidencia unánime, todos estaban de acuerdo en que había
sido una clase magistral. Ante la buena predisposición de los alumnos, fui
recopilando memorias y apuntes de clase, los cuales sumados a mis propios
extractos y recuerdos me permitieron armar este trabajo.
La
idea fue recuperar, además de los aportes teóricos, las huellas subjetivas que
dan cuenta de su singularidad, del estilo, la forma de presentarse, el saco y
la camisa a pesar de los casi treinta grados que hacía ese día, los comentarios
entre paréntesis, los chistes, los clisés, las recomendaciones, en fin, todos
los signos y elementos que permitan revivir su voz, corporalizar su discurso, encontrar
a un ser humano íntegro, a un hombre sencillo, detrás de la fachada del
profesor meticuloso y teórico excepcional.
Debo
aclarar para ir cerrando esta introducción, que me he tomado ciertas licencias,
como ser el título sugerido, la estructura anatómica y los pié de página. De
todos modos es conveniente saber que el ordenamiento de datos no es aleatorio,
responde a la sucesión recopilada, reelaborada y articulada en esta suerte de
collage a conciencia, reconstrucción arqueológica, apelando a las resonancias
que quedaron marcadas en la concurrencia, de las cuales no estoy exento ni
mucho menos, por tanto se encuentra sujeto al propio lineamiento que le otorgo,
entre ficción y realidad, como verdadero aprendiz que fui ese día.
DESARROLLO
Ética y Moral: pensamiento y saber.
- (16 hs. Antes de comenzar a hablar
quiso probar el micrófono, como no se escuchaba bien, una alumna dijo elevando
la voz: “No se entiende profesor”. Él respondió:) “entonces estamos mal porque ni siquiera empecé la clase”.
¿Con
qué conceptos lógicos es posible pensar una ética que quiebra un horizonte?... Estamos
hablando de un horizonte constituido por la moral. Podemos pensar en las categorías
lógico- formales: universal, particular, singular. Se trata entonces de
conceptos lógicos para pensar la ética. Se quiebra el horizonte moral y adviene
La
Ética es una disciplina del pensamiento, no de conocimiento. El pensamiento en
tanto es una actividad libre de un sujeto condicionado por esquemas lógicos. Pensamos
entonces por medio de esquemas lógicos, a partir de ellos organizamos el
pensamiento. Los esquemas intuitivos de pensamiento son los que más utilizamos,
pero para pensar la Ética hacen falta esquemas lógicos más formales. El
problema de la ética es que para situarla no basta con los esquemas intuitivos
del pensamiento. Saber algo es no tener que pensar en eso. El pensamiento
aparece cuando la dimensión de saber flaquea. Se hace necesario pensar cuando
el saber no asiste. La Ética como disciplina de pensamiento aparece cuando el
saber deja de existir.
En
la dimensión moral estamos en la dimensión de saber, por tanto la Ética se abre
como dimensión cuando el saber moral no lo asiste para poder tratar una
situación.
Paradoja y Negación.
La
pregunta moral más frecuente es: ¿Qué debo hacer? Ésta se responde desde un
sistema moral determinado. La dificultad está puesta en otro plano, uno sabe
que debe hacer pero se tienta, le da
pereza, “no le da el cuero”,
contingencias del sujeto moral. Sabe que debe hacer pero es muy costoso. En la
dimensión moral hay veces en que no es posible saber qué hacer. Situaciones que
por su estructura suscriben o prohíben un saber sobre qué se debe hacer, allí
entra en juego la dimensión ética: ¿Qué hacer cuando no debo hacer nada y sin
embargo algo hay que hacer?... Cuando ningún saber me dice qué debo hacer y sin
embargo hay que hacer algo.
Un
ejemplo:
Un
hombre quiere acceder a la santidad, para ello la única regla es: no matar.
Para este hombre el universo se conforma:
|
M |
U
Acciones no matar Acciones matar
Evitando
las “acciones matar” y practicando las “acciones no matar” se accede a la
santidad.
Ante una situación límite en
la que no queda otra que matar o dejarse matar. Matar o morir. ¿Qué hacer?... El
hombre está por dejarse matar, el costo es elevado pero la santidad es un
beneficio, sin embargo el hombre piensa, dejándose matar permite que se
produzca un asesinato, por tanto matando o dejándose matar se transgrede la
regla. La prescripción es transgredida por las dos acciones posibles, la que la
ejecuta y la que la omite. Se desvanece la consistencia del espacio en el que
se maneja este tipo que quiere ser santo. Impedir cualquier figura de
asesinato, este es el imperativo. La ley moral de no matar colapsa. El hombre
no debe hacer nada, por acción u omisión incurre en el pecado. Tiene un
horizonte que se le quiebra, tiene que pensar. Esta es la paradoja.
- “El inconsciente de Freud…” (hace una
pausa sugestiva), “bueno, más bien
que era inconsciente…” (se escuchan
risas). “No, de verdad, tengo un amigo
psicoanalista que le dice a sus pacientes: reprima que usted puede” (risas).
Los
imperativos morales tienen que cubrir el grueso de las circunstancias, poder
orientar a un sujeto en todas las circunstancias de la vida. La paradoja
aparece cuando el pensamiento está mal formulado. Es un destino de cualquier
pensamiento, no es un error del pensamiento sino el destino del pensamiento.
El
principio del tercero excluido es la matriz lógica del pensamiento binario, no
hay una tercera posibilidad, la lógica aristotélica es: A ó no A (A -A), en
ella se sostiene la estructura del saber. Hay situaciones en que este principio
no rige por tanto esto acarrea el desvanecimiento subjetivo.
El
pensamiento que supone consistencia lógica busca en cualquier paradoja un error
o truco. Eso se le pide al mundo: que sea consistente. En la paradoja no hay
nada que sea A o no A, por tanto si un saber moral entra en paradoja, si entra
en un tercero excluido, quiere decir que no es exhaustivo. El sujeto moral
colapsa en la paradoja porque como sujeto moral ya no puede existir porque
constituido en la moral deja de existir cuando ésta colapsa.
La
paradoja moral deja a un sujeto “desnudo y a los gritos”. Está recién nacido,
ningún recurso previo lo orienta desde este momento. No hay retorno, si lo hay
es a un costo enorme. La ley sobre la que estaba sostenido el sujeto se cayó, lo
abandonó, es una experiencia desgarradora para alguien sostenido en la ley. El
retorno es a la miseria subjetiva. Nada es igual desde allí, el retorno puede
ser al costo de negar algo que es esencial, que pasó y quebró todo lo que esta
ley sostenía: negar todos los pensamientos relacionados a ese acto. La paradoja
te come, la dinámica de la negación da agujeros y tachaduras cada vez más
amplias. Cada tachadura se vuelve una paradoja.
(En
esta parte del teórico se planteó una discusión con unos alumnos sobre el costo
del retorno y como sería ese retorno si consideramos que no hay parámetros para
sostener la situación a partir de la paradoja moral para el sujeto, ¿cómo
plantear un retorno? ¿Retorno a qué, si hay ruptura con lo anterior?... El
profesor planteó la posibilidad de la Negación, que como mecanismo, abre
agujeros y más negaciones. Negarse a reconocer este quiebre es negarse a
reconocer una grieta que al negarla no desaparece sino que abre la necesidad de
nuevas grietas para sostener la negación primera, una cadena que no termina
nunca).
- “¿Alguien está
grabando?”. (La
respuesta general fue no.) “Es una
lástima” (permaneció en silencio un instante y luego explicó:) “Les cuento, yo doy este teórico dos veces
al año, en tres bandas horarias, lo que hace un total de seis veces al año,
hace ya ocho años, lo que viene a dar, mmmm, bueno, un montón de teóricos dados”…
“¿alguien está grabando?” (insistió y la respuesta volvió a ser negativa.) “Pucha, qué lástima, porque este es el mejor
de todos, nunca como hoy, realmente es el que mejor me está saliendo, ¿está
lindo, no?... (risas generales).
Un
acto ético es existencial, pero no poéticamente, sino brutalmente:
Ex-sistencial. Retornar es querer negar el acto. Si se quiere borrar la huella,
queda la huella de la borradura, si se borra la borradura, queda la huella de
la borradura de la borradura de la huella. El problema no es la ley, es que no
hay yo capaz de asumir el problema. El retorno de la “herida ética” a la moral,
es un encadenamiento de negaciones continuas, la negación niega la negación
misma[1];
éste es el camino subjetivo que me queda ofrecido: o agrego algo o me
desvanezco como sujeto. Parado frente a la pura paradoja me desintegro.
Entonces
hasta aquí tenemos:
1.
En un primer momento el sujeto moral colapsa
2. En un segundo momento un acto que
instaura algo. No hay un alguien todavía, pero hay
algo
3.
En un tercer momento un sujeto con el universo ampliado. Se instala un nuevo
universo a
Partir de ese algo.
En
medio de la nada un acto, a partir del acto un sujeto posible. Un acto ético es
un acto existencial, da existencia. La existencia crea el saber. En el momento
en que colapsa el universo moral, colapsa el sujeto por tanto no hay nadie, un
acto da existencia nuevamente. Un acto viene a introducir un plus en el mundo,
de otro modo sería un hecho común.
- “Voy a recomendar un libro imprescindible…
"El concepto de
Infinito.
La
noción de Infinito arruina la consistencia de la noción de Universo. Un universo
como completo es requerimiento del discurso moral (A -A). Una ley moral rige
para el universo de todas las situaciones, pero como esto no es posible la
moral rige para algunas situaciones y en otras colapsa. La noción de infinito
es una noción intuitiva. Borges decía que una de las ideas más inquietantes es
la de infinito: “… es una maldición…”.
Los
métodos de saturación no rigen para el infinito, o sea nunca se llega a saturar
el infinito. La mitad no rige para el infinito, es decir, ¿cuál es la mitad de
infinito?...
-
(Hizo una explicación referente a
Ejemplo:
En un hotel infinito con infinitas habitaciones individuales donde residen infinitos
habitantes entra un nuevo huésped, ¿Cómo hacemos para darle una habitación?,
pensemos… Deberíamos correr al de la habitación
Lo
que hay que entender es que infinito es una categoría, un modo de pensar, un
recurso del pensamiento y no una extensión de la materia. No hay intuición del
infinito, es pensable pero no puede ser intuido. Hay que ver igual si el
pensamiento puede sostener esto. La idea de la lógica contemporánea es que hay
infinitos más grandes que otros. Cualquier conjunto por gigantesco que sea
genera un conjunto mayor que él. INIFINITO no es TODO. No es UNIVERSAL, hay
Infinitos más grandes que otros por tanto NO ES TODO. Cualquier conjunto por
desmesurado que sea es parcial por tanto ningún conjunto puede encarar nuestra
noción de lo universal porque siempre será superado por otro.
El
infinito es un recurso de pensamiento y esto permite pensar que en los puntos
de colapso moral es que puede advenir otra cosa, otro infinito. En todo
conjunto hay más que lo que nombra el conjunto.
-
(Hizo un chiste, habló muy rápido y no se entendió bien lo que dijo, por ende nadie
se rió. Ante ello comentó:)"¡uh, me
quedé solo!".
Es esta posibilidad de
diferentes infinitos posibles la que da apertura a un nuevo universo posible
después de una ruptura, colapso del saber. La insuficiencia del lenguaje en
situación es la que no permite decir todo de esa situación. No nombra todos los
elementos de la situación. No puede nombrarlos nunca.
Ejemplo:
¿El catálogo de todos los libros que no se nombran a sí mismo debe
nombrarse?...
El
Infinito entonces debe ser entendido como recurso de pensamiento, como recurso
de un conjunto que contiene a su vez conjuntos infinitos más grandes que él.
Esto es lo que permite la creación de un universo distinto a partir de la
ruptura del universo anterior, en esta potencialidad de contener un universo
mayor. Es por esta potencia de conjunto infinito mayor más que el conjunto en
sí, lo que permite el nuevo ordenamiento.
-
“Los noto un poco mareados, voy a hablarles en su idioma, así me
entienden mejor… Lacan dice… en
traducción simultánea a lenguaje psicoanalítico (risas). No de verdad, fuera de broma, con Lacan se
puede pensar al infinito como una condición ontológica de la sexualidad
femenina” (risas).
La Paradoja del Barbero de
Russell[3]:
Particular, Universal, Singular.
En
un regimiento ordenan a un barbero (Gómez) afeitar únicamente a todos los
soldados que no se afeitan a sí mismos, ahora, él mismo es soldado y no se
afeita a sí mismo, ¿qué debe hacer Gómez y por qué?, ¿debe afeitarse o no debe
hacerlo?... Pensemos: si decide no hacerlo no estaría obedeciendo la ley, ya
que él mismo no se afeita a sí mismo, la orden es clara al respecto. Si lo hace
tampoco estaría cumpliendo con el mandato, ya que si se afeita dejaría de
formar parte del grupo de aquellos que no se afeitan a sí mismos. Estamos ante
una Aporía[4],
una piedra en el camino, algo que obstruye, que no permite seguir, rompe con
toda lógica.
La
paradoja es la insuficiencia del lenguaje para saber todo lo que la situación
tiene. Esta paradoja tacha el principio de razón suficiente, Gomez no es A ni
no A. La ley moral era un universal, la ley del regimiento tenía hasta entonces
valor de lo universal, pero universal siempre excedido por lo que contiene, dando
lugar a una singularidad, término que para la ley del universo no es ni A ni no
A.
En
cualquier universo hay al menos un elemento que no se puede decidir que
pertenece o no pertenece. La pertenencia es una relación exhaustiva, total. Una
singularidad no es ni A ni no A.
¿Qué
hace Gómez con esta singularidad?... Su singularidad es de la lógica de la
situación y no de él. La singularidad no es la individualidad, es un elemento
de la situación. Depende de la estructura lógica de la situación, no tiene nada
que ver con Gómez, es parte de la estructura del universo. La comprensión de la
ética exige desindividualizar. La singularidad es un término que se le escapa
al principio del tercero excluido, no lo agarra, pero como “ese es el universo y no una fea prisión”,
se plantea un dilema. No está libre “como
un pájaro”, entra en el terreno más espantoso. El regimiento mismo colapsó
y Gómez “se queda en banda”. Una
singularidad es libre en el mismo sentido que un jugador, queda desligado,
queda sin lenguaje, queda destituido por la lógica que lo constituía. Una
singularidad muestra que el universo no es universal, era universal, pero se le
revela una singularidad. Si a un universo se le declara una singularidad, deja
de ser universo. Para ser universal debe regir el principio del tercero excluido.
Hay
entonces dos problemas, ¿Cómo responde Gómez? y ¿Cómo responde el universo?...
El
eje ético une el universal-singular e intercepta lo particular. La dimensión
ética une un singular con un universal y corta el eje particular. Una
singularidad si se conserva como pura excepción no tiene existencia y
desaparece. Gómez afirma el universo negando la singularidad de la
singularidad, ese es el retorno: “un
parche en el punto que se descosió”.
Si
a un universo se le declara una singularidad deja de ser universo, con el
principio de tercero excluido deja de ser universal, este singular dice que la
estructura del universo deja de ser consistente (A -A). Si el universo
destituido no asume esta destitución tenemos que un particular pretende para sí
un rango de universal. Declarada la singularidad el universo deviene
particular. El universo no admite el accidente que lo ha destituido. Si no cabe
en el universo un nuevo término entonces no es universo, es restringido, por
tanto es particular. Esto es un particularismo: cuando una parte del universo
pretende imponer su regla particular como ley del todo. En el particularismo no
se admite la marca de una ley superior, ni la marca que hace caer una ley. El
particularismo no admite marca alguna, o sea lo singular.
El
devenir particular deviene particularista si se niega la singularidad. Es más
fácil negar la singularidad si esta se niega por sí misma. Para que se niegue
una singularidad debe haber un universal que siga reivindicando su valor de
universal y una singularidad que niegue su valor de singularidad: ¿Cómo?
Cayendo en un particularismo. Por ejemplo: “Yo soy así”.
Una
singularidad tiene dos dimensiones, una positiva y una negativa: La negativa es
el punto en que el universo lo abandona, no da lugar, no lo reconoce como tal.
En tanto la positiva se da existencia sin tomar recurso de ese universo.
Una
singularidad para suplementar un universo moral quebrado tiene que importar un nuevo
universal. Cualquier idea de excepción será tratado por el universo que quiebra
como una trasgresión. La singularidad tiene la responsabilidad de probar que la
ley no la toma, más debe postular modos de existencia. La singularidad para
afirmarse tiene responsabilidad de legislar sobre sí y sobre el propio
universo.
El mail de Sebastián Gil
Miranda es:
alquimiadelverbo@hotmail.com
[1] Dialéctica elaborada
por Hegel y desarrollada por Engels.
[2] George Cantor (1845-1918). Matemático alemán. Fundador de
la teoría de los conjuntos, con la cual fundamentó las matemáticas puras y la
moderna lógica matemática.
[3] Bertrand Russell (1872-1970). Matemático, Filósofo y Sociólogo
inglés. Creador del monismo lógico, subordina la ciencia matemática a la lógica
pura, intentando deducirla a partir de un pequeño número de principios lógicos.
[4] Aporía significa
literalmente camino sin salida. En sentido figurado se entiende como una
proposición sin salida lógica, como una dificultad lógica insuperable. Es
también utilizada como sinónimo de paradoja. Los ejemplos más tradicionales de
las Aporías son las argumentaciones de Zenón de Elea en contra del movimiento
real. Los griegos, negando la noción de movimiento lograban sostener el poder
hegemónico, si no hay movimiento no hay cambios, la aristocracia se sostiene.
Podríamos pensar entonces que la paradoja desde su origen encierra en sí misma
una negación paradojal: un término eminentemente subversivo, en el sentido que
subvierte la lógica, quiebra un horizonte, es concebido para sostener una
doctrina dogmática de poder social. Niega la lógica, negándola no hace otra
cosa que sostenerla, ya que la aristocracia también tiene una lógica, la cual
está sostenida nada menos que en el principio del tercero excluido formulada
por Aristóteles, uno de los artífices de la aristocracia. Por tanto, para
encontrar una salida al camino sin salida no cabría otra opción que negar la
negación.
© elSigma.com - Todos los derechos reservados