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La “conversación social”, secuestrada en un campo digital y apropiada por las fuerzas del mercado hegemónico13/08/2025- Por Matilde Sosa - Realizar Consulta

¿Es la conversación social hoy, nuestra capacidad activa y de reciprocidad humana? La pregunta es simple y clara: ¿conversamos? ¿escuchamos? ¿socializamos? Maturana enfatiza que la conversación no es solo un intercambio de información, sino un proceso dinámico que implica la creación de significados y la construcción de la realidad compartida. El desarrollo de herramientas digitales para el disciplinamiento desde el poder hegemónico digital como institución total, hace con la apropiación del significante “escucha social” experimentos políticos de avanzada, creando herramientas para manipular la toma de decisiones. Vaciamiento significante. Nueva forma de colonizar… En silencio y cada cual, con la cabeza gacha y hacia adelante, invocando a la sedosa pantalla dame dame, encorvados en postura de rezo ante el celular…
En cualquier tren o metro, de las grandes urbes, la mirada… globalizada
“El silencio es un muro, no una puerta”
Alejandra Pizarnik, 1968
La institución global
En el tiempo distópico global vigente la crueldad gobernante rememora, actualiza y sofistica el horror ya vivido por la humanidad, pero ahora en un campo de concentración de nuevo tipo como es el del nicho global digital hegemónico comandado por la renta bajo el panóptico “soft” para ejercer disciplinamiento en esa institución total.
El sociólogo canadiense Erving Goffman identificó algunas características claves de estas instituciones, como el control riguroso sobre la vida de los internos, la separación del mundo exterior, las rutinas estrictas y programadas. Finalmente, pérdida de identidad individual y comunitaria, y si bien hasta ahora consideraba el autor instituciones de este tipo a las cárceles, hospitales psiquiátricos, conventos, cuarteles militares, internados de todo tipo.
Iremos viendo cómo el mercado digital, global y hegemónico, ejerce esa función en tanto, el control por vía del consumo humano a nivel planetario, viviendo-con y en interacción digital, afectan su sentido de identidad y autonomía, como su pertenencia territorial, en acción comunitaria.
Los abusos se cometen a diario sobre el lomo y el cerebro de los humanos, lo rentístico es bandera y sus prácticas injustas en transparencia a la vista de todos explotan recursos humanos, simbólicos, y naturales porque la ganancia prevalece y acelera tiempos, estafas y plazos sobre la sostenibilidad ambiental y social a largo plazo.
Nos enfocamos en la “conversacion social” en tanto consideramos es “la” relación entre el lenguaje y la sociedad absolutamente identitaria en él, observando cómo esa relación tan cara y particular de nuestro ser nacional, es apropiada indebidamente por la renta del mercado dominante, tras su secuestro en el nicho global digital hegemónico.
Como aquel hombre que está solo y espera. Se repite la escena de la desolación sin Patria ni Estado y aquel pensamiento de Scalabrini Ortiz se nos hace presente ante la apropiación de nuestros significantes y la imposición de un nicho global digital hegemónico, apropiándose de la Conversación Social para sí como insumo plusválido para la renta del mercado dominante devenido institución total, en términos de Goffman, intentando despojarnos de una nueva construcción del ser nacional. Prontamente deducimos la importancia del pensamiento nacional ante un nuevo ataque injerencista y hegemónico.
Por estas pampas y al sur del Río Bravo, los entramados sociales son atravesados por una vigilancia continua en transparencia, casi imperceptible en la supervisión directa o indirecta de sus actividades, extrayendo de ellas la plusvalía para satisfacer sus intereses de renta, trastocando necesidad, por ilusión, deseo y ficción. En tanto lo que falta, como realidad cotidiana y de subsistencia, es necesidad, necesidad de empleo, de salud, de pan, de techo...
La pertenencia y todo trastocado según factores disruptivos e impuestos que nos permiten entender mejor al nuevo miedo. Miedo introyectado, en un darse cuenta de haber quedado afuera de la “full oferta impuesta por el mercado”, la última novedad, del glamour inalcanzablemente “fashion”, trastocando lo excluido, por el pertenecer ilusorio, que actualmente el mercado impuso con la nominación FOMO, acrónimo en inglés, de Fear Of Missing Out.
Dicen que es Miedo a Perderte Algo, pero, cuya literalidad nos acerca a la década en que “missing” nos significaba “desaparecido” lisa y llanamente, por las fuerzas represivas, estatales o paraestatales de la dictadura “cívico militar argentina” acalorándolo. Y entonces ese instancia “desaparecedora” verbigracia del “miedo si me pierdo de algo de las redes”, enviste desde el enterteinment, la billetera digital, y el mercado, excitando el ultimo chisme de la farándula ficcional que religiosamente se proyecta en los medios masivos de comunicación en el Prat time, y obviamente replica “conversación social” en redes, con métricas propias de adhesión, para su renta…
En síntesis, el secuestro y apropiación de lo que hasta ahora conocíamos y ejercíamos como significado en acción del “significante conversación social”, fue secuestrado, por las fuerzas del mercado, dentro de un campo digital hegemónico devenido una especie de “Guantánamo simbólico” en cuya Institución total, las leyes son propias, fuera de toda regulación y constituyen las herramientas fundamentales para la apropiación del Ágora comunitaria de encuentro popular, sin condena. Veamos:
Desde la década de 1950, Silicon Valley, en California, Estados Unidos, ha sido el epicentro del desarrollo tecnológico. Empresas como Hewlett-Packard, Intel, Apple, Google y Facebook han consolidado la región como líder global en tecnologías de la información y la comunicación. Actualmente, Silicon Valley impulsa innovaciones en inteligencia artificial, redes sociales, comercio en línea y digitalización de recursos humanos, transformando los patrones de consumo mediante tecnologías digitales y móviles.
Históricamente, después de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, empresas como Hewlett-Packard comenzaron a establecerse en la región, sentando las bases para la industria tecnológica. En las décadas de 1960 y 1970, marcas como Intel y Apple impulsaron el desarrollo de microprocesadores y computadoras personales.
Durante los años ‘80 y ‘90, con la llegada de Google, Facebook y Yahoo! Silicon Valley se consolidó como la meca de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Entre 2000 y 2010, la región se fortaleció como mercado tecnológico monopólico y global, sumando Apple, Google y Facebook, sumando en 2010 Instagram, Meta IA. Además, Elon Musk, como celebridad de Tesla y SpaceX, asumió el control de Twitter, rebautizándola como X. Silicon Valley sigue expandiendo su mercado en redes sociales, inteligencia artificial y tecnología robótica y geoespacial.
Entre las herramientas fundamentales para el management, marketing, es decir “el corazón de un negocio exitoso” de la gestión empresarial como proceso de planificar, organizar, dirigir y controlar los recursos y actividades de una empresa para lograr sus objetivos y metas en conjunto de acciones y decisiones que toman los directivos y gerentes para asegurarle a esas empresas que funcionen de manera eficiente y ranqueen por encima de lo competitivo −es decir ya por encima de la renta “bitcointera”−, la servidumbre del mercado, en el campo digital genera cambios en los patrones de consumo imponiéndolo masivo, a partir de la creciente adopción de tecnologías digitales y móviles.
Esa sigilosa y progresiva apropiación y secuestro del “significante conversacional” para sí, como entorno excluyentemente digital, “gosthea” a la conversa mano a mano humana y humanizante.
El término “gosthear” se impuso entre la juventud hoy y refiere al “Ghost" que, en español, significa “Fantasma” como espíritu o entidad sobrenatural que desaparece sin razón lógica y es popularizada en base a aquella película protagonizada por Demi Moore (1990). Es decir, alguien fantasmeó a sí mismo o ante alguien.
La actividad singularmente humana, del tête-à-tête conversacional se hizo ghost, fantasma, en la diversidad del Ágora, toda vez que fue apropiado, en aras del “concepto emergente escucha social-digital”, encapsulado en la descripción de la interacción, “verbigracia” de cierta comunicación (habitable) sustituyéndola por el “touch táctil”, des jerarquizando lo inefable del contacto humano, dialógico y experiencial como proceso de vida.
Conglomerado global y dictadura
El conglomerado de empresas apenas algunas recientemente mencionadas, en párrafos anteriores −con epicentro en EE.UU− representa a su vez, varias industrias relacionadas con la tecnología y la digitalización. El desarrollo de software, hardware y servicios en la nube. Inteligencia artificial. Desarrollo de algoritmos. Comercio electrónico. Venta de productos y servicios en línea. Publicidad en línea. Publicidad y marketing en plataformas digitales. Plataformas de comunicación e interacción en línea. Almacenamiento y procesamiento de datos en la nube y demás desarrollo de aplicaciones. Creación de aplicaciones móviles y web.
Son conglomerados industriales interconectados y se complementan entre sí, actualmente focalizadas en el desarrollo de IA, desarrollo de algoritmos. Conexión de dispositivos y objetos a Internet para recopilar y compartir datos. Realidad aumentada y virtual y ciberseguridad. Protección de sistemas y datos contra amenazas y ataques cibernéticos del enemigo al monopolio global.
Todas esas industrias y sus empresas monitorean y analizan lo que entonces para ese entorno fue apropiado, el significante conversación social, para restringirlo al “en línea”.
Creando como el panóptico[1]de la teoría de Michel Foucault, la vigilancia y el control social, en esa Institución Total, para monitorear y analizar las conversaciones en línea sobre una marca, producto o servicio, y de alli en más crear divisiones estatales de seguridad para “detectar supuestos terrorismos” ya que según se supo en Argentina, recientemente, se anunció la creación de la Unidad de Inteligencia Artificial, aplicada a la Seguridad (Uiaas) que operará dentro de la Dirección de Ciberdelito y Asuntos Cibernéticos desde un Ministerio del Estado al que aborrece.
Los usos más comunes desde el mercado son, analizar las −conversaciones de las personas en línea− para captar nuevas necesidades y preferencias y ofertar nuevos productos, tendencias y patrones para nuevas ofertas de mercado.
Nada más apropiado que este acontecer global, beligerante, guerrerista, de depredación forestal, calentamiento global, fashionista y vacuo global “a la vista de todos por un solo ojo”. El tan conocido “gran hermano”… apenas un poroto.
La apropiación del significante “La conversación social” implica interactuar con los consumidores potenciando futura clientela en línea para crearle contenido seductor y atractivo, y fomentar no solo el consumo sino la lealtad a la marca.
Para ello se perfeccionan crean y recrean nuevas herramientas y plataformas que facilitan la “escucha y conversación social”, es decir el monitoreo de redes sociales.
Es más, usan sus propias métricas para medir el impacto de “la escucha y conversación social” qué no es otra cosa que la medición del número de interacciones y comentarios en publicaciones. Análisis del sentimiento de esas conversaciones en línea y el número de leads y ventas generadas a través de la interacción en línea.
Todo lo cual lleva a lo que se conoce como ROI que no es otra cosa que la medición del retorno sobre la inversión en marketing y publicidad en línea, es decir, la pura renta y ganancia.
Analogía de metodologías
Rememorar la crueldad de “la metodología desaparecedora y apropiadora” de la última dictadura cívico militar argentina no es antojadiza, ya que el proyecto económico del sistema outsider gobernante coincide al menos en algunos de sus lineamientos económicos que a su vez tiene eco con el conglomerado global de mayor poder en el mundo de empresas digitales, inteligencia artificial y tecnológicas actualmente.
Aunque en verdad lo outsider le crea una identidad… “tan outsider, tan outsider”, que tal vez ya sea tiempo de preguntarnos al respecto como “ser o no ser”. Formalmente preguntarnos ¿quién puso a quién? O lo que da lo mismo: ¿el padre de Frankenstein quién es?
Aquella llamada “apertura económica” eliminó controles cambiarios a la vez que redujo aranceles a las importaciones, lo que provocó una avalancha de productos extranjeros en el mercado local. Como ahora sucede en esta Argentina 2025.
La liberalización financiera permitió la libre entrada y salida de capitales extranjeros, lo que generó un endeudamiento externo exponencial. Que, junto a las privatizaciones y desregulación entregó empresas estatales a capitales privados y se flexibilizó la legislación laboral. Asimismo la reforma financiera promovió la especulación financiera mediante altas tasas de interés. A modo de desincentivar “los pocos dólares” de los colchones como llaman hoy los gobernantes vernáculos.
Junto al congelamiento de salarios de los trabajadores de entonces y la pauperización de este presente, el desempleo y otras consecuencias actuales −como en aquel entonces de la mano de la desindustrialización−, para una apertura importadora y enajenación de la industria nacional, lo que provocó el cierre de fábricas y despidos masivos, cómo en nuestros días.
Ni sabemos a cuánto asciende el endeudamiento externo con el FMI tras el de Macri y el actual. La pobreza y la desigualdad en diversos períodos horroriza a la población, especialmente en hogares vulnerables. Que ya padecen los jubilados, los discapacitados, los enfermos oncológicos, los más vulnerados, religiosamente reprimidos por las fuerzas del “no Estado”.
Ante esta analogía situacional, veremos cómo es el mercado quien impone en tanto institución total su accionar análogo de disciplinamiento, más allá de las armas y formas represivas que use. En lo que tratamos, en tanto el lenguaje, su emocionalidad, significación y corporalidad, es acción, pues lograr la desmovilización, secuestrando la acción en el campo restrictivo de lo digital, que, por otro lado sin equidad al acceso, o si lo hubiere, incrementa ganancias al mercado global, creando el bucle consumista, para su imperio extractivista.
Lenguajear, fluir, ¿conversar?
El psicoanalista francés Jaques Lacan utiliza el término “lalangue” (no exactamente “lenguajear”) para, entre otras conceptualizaciones más ligadas al inconsciente, en foco a la acción humana conversacional que intentamos, considerar que el lenguaje no solo comunica ideas, sino que también moldea nuestra realidad psíquica y nuestra subjetividad.
Argumenta que el lenguaje es inherentemente ambiguo y que el significado siempre está en deslizamiento, lo que lleva a una búsqueda constante de sentido. Lacan entonces desarrolla la idea de “lalangue” como una forma de describir la manera en que el lenguaje estructura nuestra experiencia subjetiva.
Algunos lingüistas y filósofos del lenguaje, como Humberto Maturana, han utilizado este término “lenguajear” para referirse a la acción de crear, consensuar significados a través del lenguaje en la interacción social. La forma, el significado y el contexto de las lenguas, así como se desarrollan y varían a lo largo del tiempo y en diferentes culturas.
En la obra que citamos de Maturana refiere a la “conversación” como un proceso fundamental en la creación de significados y la coordinación de acciones entre personas. Expone que la conversación es un proceso de coordinación de acciones y significados. Un espacio donde se crea y se construye el sentido. Un ámbito donde se construye la realidad social.
Maturana enfatiza que la conversación no es solo un intercambio de información, sino un proceso dinámico que implica la creación de significados y la construcción de la realidad compartida. Considera que las conversaciones sociales son fundamentales para la convivencia humana. Según él, las conversaciones son “coordinaciones de coordinaciones de sentires, emociones y acciones” que permiten compartir experiencias y generar aprendizajes mutuos.
Destaca la importancia del respeto y la escucha en las conversaciones para crear espacios colaborativos y cooperativos. Ve a las conversaciones sociales como una herramienta poderosa para crear realidades compartidas, fomentar la colaboración y promover la convivencia armónica. Al enfatizar la importancia del respeto, la escucha y la emocionalidad, su enfoque destaca la necesidad de abordar las conversaciones de manera consciente y reflexiva Singularmente humana en humanidad.
Ontología del lenguaje y escucha transformadora
El filósofo Rafael Echeverría, desarrolla una Ontología del lenguaje y define que la palabra es acción, y le otorga la capacidad de lo que llama “recursividad” que refiere a generar nuevos significados y posibilidades a través de la interacción y la combinación de elementos lingüísticos. Desde la perspectiva ontológica del lenguaje, no sólo comunicamos lo que ya existe, sino que, al hablar, actuamos y creamos realidades nuevas (Echeverría, 1994).
Esta visión rompe con la tradición metafísica que sitúa al ser humano como mero espectador del mundo, y reivindica su capacidad de agencia a través de la palabra. Así, la escucha social deja de ser un acto pasivo o técnico para convertirse en un proceso existencial de concreción y apertura al otro; un diálogo que dignifica y re-humaniza, especialmente ante el dolor de las víctimas y la violencia económica.
Heidegger, nos advierte que “el lenguaje es la casa del ser”, y en esa casa, la escucha es tanto el cimiento como la puerta de entrada a la transformación auténtica.
Lo performativo del lenguaje es que con las palabras hacemos. Según Echeverría, la recursividad es una propiedad fundamental del lenguaje que permite crear nuevos significados a partir de elementos existentes, generar un número infinito de posibilidades lingüísticas y reflexionar sobre el propio lenguaje y modificarlo.
Por ejemplo, en la capacidad de crear metáforas y analogías, generar narrativas y relatos complejos, pero en especial refiere a la habilidad para reflexionar sobre el propio lenguaje y ajustar su significado en lo conversacional.
En este sentido de la interacción conversacional, la recursividad es clave para entender cómo el lenguaje puede ser utilizado para crear y transformar la realidad social y personal.
La filósofa y psicóloga estadounidense Carol Gilligan en su libro La ética del cuidado resume la filosofía sobre la ética del cuidado y su importancia en la sociedad, donde la empatía se vuelve práctica ética −sólo cuando reconoce la singularidad del sufrimiento y le otorga validez y significado a través del diálogo genuino−.
Apropiación del significante y del voto
El teórico político y filósofo argentino, Ernesto Laclau, desarrolló la teoría del “vaciamiento del significante” en su obra La razón populista. Según Laclau, un significante vacío es un término o símbolo que ha perdido su significado original y se ha convertido en un contenedor vacío que puede ser llenado con diferentes significados por distintos grupos o individuos. En lo que nos ocupa esa pérdida “es en la desaparición del significante por vía de la apropiación del mercado digital hegemónico”.
En este sentido, el vaciamiento del significante refiere al proceso por el cual el concepto conversación / escucha social fue apropiado en su contenido específico y se vuelve ambiguo, permitiendo que el mercado globalizado, junto a diferentes conglomerados industriales, empresariales o ideologías que lo sostienen, lo apropien y le den su propio significado, como vimos en el mangement y lo electoral resultando especialmente útil para los líderes “outsider”, que vacían significantes fuertes para construir desde ellos una identidad colectiva y movilizar a las masas acaso como un tal Adolfo lo hiciera en Alemania desde 1933 hasta 1945...
Al presentarse como alternativas frescas y no contaminadas por la política convencional, les permite conectar con votantes, que desean –como con las redes– pronto acceso a la ilusión ficcional de ser y tener, encontrando en ello la culpabilización por lo que no fue en anteriores épocas. Mesiánicamente, mediante el contacto sedoso con la pantalla del celular, creo el loop laberíntico del Minotauro –memoria constante de la vergüenza y el miedo–, toda vez que, para superarlo, voy por más y más… según promete el mercado en su campo de concentración digital en vocería de los outsiders, supuestos “líderes” del nuevo tipo farfullando cambios radicales o reformas creando enemigos.
El estilo de liderazgo carismático contemporáneo, rupturista, de desenfado lingüístico e institucional y su capacidad para señalar al Estado como apropiador de riqueza para nutrir a la Casta, facilita la convocatoria en redes sociales adonde rehentizó para sí “la conversacion social” por vía del odio que se incrementa con el hambre actual.
El desarrollo de herramientas digitales para el disciplinamiento como institución total hace con la apropiación del significante “escucha social” experimentos políticos de avanzadas, y no solo ha facilitado la implementación de esta estrategia en diversas industrias, sino que especialmente en la industria electoral, ya que sus métricas llevan a las empresas a proponer estrategias para “manipular la toma de decisiones”.
Fue de público conocimiento el caso de la empresa Cambridge Analytica en 2018, cuando se reveló que había utilizado datos de Facebook para influir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, que, es cuando, recordemos, Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Analogía de sentidos y sistematización de metodología
En lo local “lo desaparecido” como significante, y en el contexto de la historia argentina, se reedita dolorosamente, pero en la lingüística es decir en nuestro “conversar público silenciado”. Así como el significante “desaparecido” refiere al delito de lesa humanidad contra las personas detenidas ilegalmente por la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983, en analogía observamos la “apropiación indebida” que rememora el accionar delictivo de esa misma dictadura genocida con los bebés nacidos en cautiverio.
“La metodología de la crueldad desaparecedora y apropiadora” tenía el propósito económico y cultural que el más rancio capitalismo liberal y de derechas hoy resignifica hegemónico al auxilio de las fuerzas represivas, en tiempos en que además la eco ansiedad, como respuesta social emocional ante la crisis ambiental global, es incrementada cuando los gobiernos y líderes mundiales no están tomando medidas adecuadas respecto el calentamiento global, completa el horror a que nos somete el arrebato de la dignidad, las hambrunas, como estrategias de dominación.
Hoy somos testigos de la utilización del hambre como arma de guerra, pero además como cálculo financiero del accionar belicista para ahorrarse el costo de las armas convencionales tal como sucede actualmente por parte del Estado de Israel sobre Palestina con eje en la Franja de Gaza a vista de toda la humanidad.
La colonización de nuevo tipo
El procedimiento de apropiación del significante “conversación / escucha social” durante la última década aparece sistemáticamente planificada como parte de la supremacía geopolítica en el que la presencia del conglomerado industrial digital global dominante ejerció y ejerce poder significativo en la política global, la economía y la seguridad internacional.
El dominio geopolítico en la era digital es crucial debido al impacto significativo de las redes digitales y la industria tecnológica en la configuración del poder global. Las grandes corporaciones tecnológicas, como Google, Apple, Facebook y Amazon, ejercen un monopolio sobre la infraestructura digital global, almacenando y controlando vastas cantidades de datos personales y empresariales. Esto presupone poder e influencias considerables en la esfera económica y política mundial.
Es clave al dominio geopolítico digital, pues quien domina la supuesta “información” y en especial todas sus pantallas y contenidos, tiene la capacidad de moldear las realidades globales, concebidas como hechos más interpretaciones, para generar reacción y actuar en base a la ideología de mercado dominante, creando una inédita regulación del ciberespacio y la hegemonía tecnológica.
Esto establece una carrera y competencia entre las metrópolis del poder global, sus empresas como actores cuasi estatales, y demás países, por el liderazgo digital y el desarrollo de la inteligencia artificial.
Ante esa apropiación indebida, es imperante restituirle al significante “conversación social” su identidad nacional y popular. Restituirle su identidad.
El significante “conversación social”, tan caro a nuestro quehacer y ser nacional, fue apropiado sigilosamente para usufructuarlo de la mano del crecimiento exponencial de las redes y la era digital en dominio preponderante de la potencia colonizadora,
para describir un indicio o señal visible de algo más profundo y grave. En este caso, el horror que hegemoniza la década.
El proceso de colonizaciones de nuevo tipo tiene el propósito de establecer un control político, económico y cultural sobre nuestra población.
La migración que se intenta desde la potencia colonizadora hacia el significante colonizado va de la mano de la explotación de recursos naturales y la imposición de la cultura “del sálvese quien pueda”, idioma del individualismo y adhesión en calidad de súbditos del sistema político de la potencia colonizadora sobre nuestra calidad democrática, comunitaria y popular. El vaciamiento del significante “conversación /escucha social” resulta apenas un observable del horror epocal y hegemónico.
El propósito ya en marcha necesita una nueva población global consumista que permea exponencial, desde nuestra porosidad social, en tanto la capacidad ciudadana para permitir el paso de nuevas formas de dependencia digital ya es crucial, pues esa aceleración constante y rápida lleva a un crecimiento antiguo que es aquel que se logra por medio del interés compuesto en las finanzas y la superexplotación de la plusvalía.
Antes las doñas en mi barrio (muchas con el oficio de costureras para arreglar ropa solventando la pobreza) decían “cortados por la misma tijera”.
Se apropiaron de nuestro Ágora en tanto el espacio de lo público para habitarnos y habitarlo en lo conversacional, preguntarnos y reflexionar, debatir, escuchar, ser social en comunidad.
Con la apropiación del significante conversación social, señalamos atentamente que la calidad del desarrollo de nuestra vida democrática ya está fuertemente deteriorada, en virtud del consumo de las redes sociales, con fines de captación ideológica liberal e individualista en aras de la renta y monetización a favor del conglomerado digital global, y algunas moneditas para el supuesto “emprendedurismo”… Pero en especial últimamente, la violencia que usa el poder, la elección de palabras, y entornos simbólicos vejatorios, la repetición ad infinitum, necesita de una nueva gramática violenta.
El poder hegemónico digital, hace una apropiación indebida, de nuestro significante “conversación/escucha social” para vaciarlo, y en ello su nueva forma de colonizar.
El enjambre
El filósofo coreano alemán Byung-Chul Han en el libro El enjambre, analiza cómo la revolución digital y las redes sociales han transformado la sociedad y las relaciones.
Describe cómo la hipercomunicación digital impide la formación de un contrapoder que pudiera cuestionar el orden establecido desaparecerá por suplantación de identidad al significante “conversación social apropiado por la renta y el capital de las corporaciones digitales, en tanto la relación de cualquier víctima y la escucha social e institucional en una sociedad devenida individualista y de la productividad. Carece de su vínculo con la transformación humanitaria.
Como la otra cara de la misma moneda del desvalimiento social, que origina el desempleo, la falta de trabajo, y eventualmente la precarización laboral, Han describe desde el mismo contexto hegemónico el reverso del sujeto contemporáneo, en tanto se ha visto compelido a convertirse en “amo y esclavo de sí mismo”, explotándose a sí mismo en función de alcanzar un mayor rendimiento bajo una aparente libertad de elección.
Como escribe Alejandra Pizarnik en su poema “El despertar”: “El silencio es un muro, no una puerta” (Pizarnik, 1968), subrayando la urgencia de romper los muros lingüísticos que perpetúan la soledad de las víctimas.
Sin pretensiones de hacer un análisis relacional social, sino modestamente considerando que la comunicación como una construcción social que se producimos en la interacción entre las personas y los grupos o sistemas, me permito insistir con la pregunta.
Fastidiando la obviedad
¿Es la conversación social hoy, nuestra capacidad activa y de reciprocidad humana?
La pregunta es simple y clara ¿conversamos? ¿escuchamos? ¿socializamos? ¿Somos humanos hoy, los humanos?
De hecho, aparece una respuesta cuyo mensaje envía un procedimiento distópico en tanto quienes la padecen sobreviven en ella bajo un rango sobre adaptable sino aceptable. En nuestra sociedad actual, la recopilación masiva de datos personales por parte de empresas y gobiernos, la propagación de (fakenews) noticias falsas y propaganda en las redes sociales y medios de comunicación de las ideas dominantes, desmintiendo la creciente desigualdad económica y social, junto al impacto negativo del cambio climático en el medio ambiente, como cuando se quema el rancho, si algo hace falta, es la acción del vecindario para traer el agua, la coordinación por medio de la palabra y el ofrecimiento de arroz, cobijo y frazadas…
Por eso insisto ¿conversamos los humanos? ¿Nos decimos que nos pasa?, ¿qué nos está pasando y pasa por la cabeza, por el bolsillo, por la cuadra, por la panza? ¿por el hambre como arma de guerra?
Y aunque parezca evidente o irrefutable la respuesta en tanto la conjeturemos mayoritariamente positiva… pues permítanme molestar o fastidiar esa obviedad automatizada, evasiva, muletillada, ya todos sabemos el “bien bien…”, o el consabido “no pasa nada, tranka”.
Qué tren hay que tomar
Pero observo, justo ahora que viajamos en el tren así de apretados, sentados, parados, colgados como sea, del modo que lo hagamos, además de silenciados. Solo que, como sustancia psicoactiva, juguete sexual, o muñeca inflable dura lo que dura dura y técnicamente se le conoce como “swipe” para describir la acción de deslizamiento táctil de pantalla en dispositivos móviles y tabletas.
Consumo, acción de invocación a esa ilusión justito esa, la que el mercado, ya desde el algoritmo sabe y hace sentido más en tantito la ofrezca, sea película, novela, prótesis, make up, automóvil, bingo, sexo, heladeras, lo que sea consumo, ¡todo sea!
Consumo, que, con la máscara, marca, o ficción bajo la ilusión de ser parte, seduce la visión para ir a por lo que no se tenga, la emoción del estrés y ansiedad se recicla y pide más, en el loop de la zanahoria eterna.
En silencio y cada cual, con la cabeza gacha y hacia adelante, invocando a la sedosa pantalla dame dame, encorvados en postura de rezo ante el celular, luego la tensión se suma a la del día que, si apenas paga, paga la escasez, y justito en las cervicales, el cuello gira, se pensamientan las sienes que pulsátiles tiran y más tiran, y aunque duela lo que tapan, ya está, ya paso, y en el “no te enrosques, no pasa nada” …nada se duela. Tranki en su touch.
Todos callados e inclinados, pero super conectados ¿entre sí? ¡No! Super conectados, super separados al próximo, al prójimo al de al lado, sino super separado de sí mismo en ese otro deseado y proyectado por el enterteinment, el marketing, el voto, plataforma de mercado.
Por eso discúlpeme pregunté en voz alta ¿ya no conversamos? Tal como lo pensaba…
En verdad, apenas y acaso si está más despejado, en el furgón algo se habla, allí adonde la estrechez, cartonea indigencia, pero mengua con el porro, pero cuando se comparte, inhibe la conversa, la visera tapa la mirada hasta que se duerma. Ida y Vuelta.
Recientemente el politólogo Mora Cáceres –de Fiorito tierra de Maradona– publicó una nota titulada “¿Revendedores, cajeros, manteros digitales o emprendedores?” donde explora cómo miles de personas en Argentina se reinventan para sobrevivir en un contexto de crisis económica y desempleo creciente.
Describe un nuevo ecosistema de supervivencia donde las redes sociales ya casi en imposibilidad de navegar en virtud de no poder pagar “paquete de datos”, en los últimos tiempos, al abrir el más básico Watsapp, en la parte que se llama Estados de Watsapp, se pueden ver a amigos, a la familia, a amigos de los familiares, los que viajan en el furgón como yo o no, revendiendo productos de la básica supervivencia cotidiana, la indumentaria puede ser calzado, ropa y zapatillas, del pibe que ya le quedaron demasiado chicas o una cacerola usada, o hacer trueque por manual usado…
Por eso insisto en el ejercicio de preguntarnos para conversarnos, en este, en cualquier espacio público que habitamos ¿hay gentes conversando? ¿conversando y escuchando lo que nos pasa?
Sea acaso esta una de las primeras preguntas a responder cuando nos preguntamos ¿qué nos pasó tras la global pandemia? ¿Cómo llegamos a esto en el planeta?, considerando que ese “que nos pasa” nos interpela, pero a la vez nos contiene, en la diversidad nos aloja, porque al solo preguntarnos ¿qué nos pasa?, pues algo nos pasa”… ¿Conversamos o no conversamos?
Porque al parecer, o es pantalla enajenada o es la soledad y en soledad pues, rumiándonos andamos.
Uno dice lo que dice y el mercado escucha lo que quiere
Ante el miedo de desaparecer (o como dice el mercado FOMO) la ansiedad o el estrés crecen, pues siempre habrá otro que está consumiendo aquello que el otro del otro ni pueda, y esa ilusión de tenerlo y ni alcanzar a la oferta, se pierda, eso que está supuestamente, teniendo aquel otro siempre existe (aún sea en la conversación interna)…
Retomo el relato “desafiando obviedades”, en la escena del viaje en que observo pasajeros, parados, sentados, colgados, como sea, pero “en postura de rezo” con las palmas hacia arriba o hacia abajo aterciopelando el celular, hago foco en lo postural y como escena salida de Scarface la postura encorvada de las personas inclinadas hacia adelante, con la cabeza y el cuello estirados hacia la pantalla, y la espalda curva ante el consumo como a Tony Montana cada vez la vida se le torna más miserable.
Es decir que el consumo exponencial de las redes sociales, la digitalización de las ilusiones por vía de la extracción de plusvalía que de ellas hace el mercado, generan estas interacciones entre aquellos a quienes el mercado se dirige en tanto (va de fijo) consumidores y la competencia de marcas haciendo, en esa “postura de rezo” su fácil presa globalizada.
El templo digital erotiza…
Aunque es difícil determinar exactamente cuándo surgió la apropiación indebida del significante “conversación social”, el surgimiento de la apropiación del significante para que se metamorfoseara en concepto emergente digital global “escucha social” comenzó alrededor del año 2010, cuando nace Instagram y las redes sociales empezaron a ganar prominencia en la estrategia de marketing de las empresas. Desde entonces se nomina como “escucha social” al insumo fundamental para las marcas y empresas que buscan captar consumidores.
Es decir, la captura del significante “conversación social” para lograr “la escucha social de mercado” se ha apropiado de su originaria esencia pública, en la última década, convirtiéndose en una herramienta esencial para las empresas que buscan mantenerse competitivas en un mercado global cada vez más digitalmente conectado.
Mientras las métricas nos miden, así todos inclinados como en “postura de rezo”, mientras que las manos se colocan con las palmas hacia arriba o hacia abajo, aterciopelando el celu y de paso taponando los oídos para que no entre el auxilio si alguien necesitara.
Aterciopelando el celu, apenas y con cuidado, como con un dedito que roza el pezón, el glande, el labio, pues se sabe, que muy bien responde al estímulo con solo rozarle, como modo de insinuarle “lo que desees estoy pa‘darte”, frotá, frotá… frotame… (ya sin invocar a Aladino o si ¿pero acaso saliendo-se su lámpara de nuevo tipo, sedosa versión porno-Smart –iPhone?).
Leonard Cohen en su canción, Anthem “En todo hay una grieta, por ahí entra la luz” recordándonos que incluso en la herida y la fractura, hay espacio para, la luz y la transformación. Recordándonos que siempre encuentran un resquicio en medio de la fractura, y que la escucha social −cuando es poética, amorosa y radicalmente humana− puede ser ese canal por donde entra la luz para emanciparnos y devolvernos la identidad que como pueblo nos robaron.
Según Rafael Echeverría “todo lo que hacemos y logramos se origina en una conversación.”
Hacer que pase es nuestro. Estas “conversaciones sociales” descolonizadas del yugo digital, pueden ser conversaciones para coordinar acciones, que tengan como objetivo realizar acciones para superar problemas ¿cierto que los tenemos? Y qué tal si hacemos algo… ¿Conversamos?
Referencias
Byul Chun Hang. El Enjambre. Editorial Nueva Mirada.
Cáceres Matías Mora. Politólogo UBA. -Nota de Autor “¿Revendedores, cajeros, manteros digitales o emprendedores?” (Agencia de Noticias RedAcción) Fecha: 18/07/2025.Enlace:(https://www.anred.org/revendedores-cajeros-manteros-digitales-o-emprendedores/)
Cohen, L. (1992). Himno “Anthem”:
Echeverría, Rafael. (1994). Ontología del lenguaje.
Gilligan, C. (2015). La ética del cuidado.
Goffman, Erving. Internados.
Foucault Michel, Vigilar y Castigar.
Laclau, Ernesto. La Razón Populista.
Maturana Humberto. La realidad ¿objetiva o construida?
[1] El término "panóptico" proviene del griego "pan" (todo) y "optikos" (relativo a la vista). Se refiere a un diseño arquitectónico de prisión ideado por Jeremy Bentham en el siglo XVIII, donde un solo guardia podía vigilar a todos los prisioneros sin ser visto. El concepto también se utiliza en sentido figurado para describir sistemas de vigilancia y control social.
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