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“Escuchamos pero no juzgamos”: del nuevo trend de tik tok a la posición del analista11/02/2025- Por Silvia Mónica Muñiz Carbajal - Realizar Consulta

La autora desarrolla un tema que se ha convertido en tendencia en redes sociales, a saber, el sintagma: “escuchamos pero no juzgamos”. Lo aborda interrogando su función y sus posibilidades en el ámbito cotidiano de la sociedad, y cuestionando sus implicaciones éticas, para lo cual se sirve del modo en que el analista, soportando en los principios de su clínica, opera también, con su abstinencia, buscando escuchar sin juzgar, pero advertido de las implicaciones que ello conlleva para el sujeto, toda vez que, a diferencia de lo que ocurre en las redes sociales, reconoce que siempre hay responsabilidad en el uso de la palabra y que nadie está en posición de escucharlo todo.
“La Confidence” de Elisabeth Jane Gardner (1880)*
“Las palabras fueron originariamente ensalmos y la palabra conserva todavía hoy mucho de su poder ensalmador (...) palabras despiertan sentimientos y son el medio universal con que los hombres se influyen unos a otros.”
Sigmund Freud.[1]
“Escuchamos pero no juzgamos”, parece ser la nueva tendencia en plataformas digitales, fundamentalmente en tik tok. Parejas, familias, grupos de amigos, confiesan algunas cosas que hicieron o pensaron, bajo el encuadre de un juego que consiste, en principio, en que el otro se abstiene de juzgar, que aquello que se dice en el momento del juego no puede ser empleado para responder con ningún tipo de juicio o represalia. En teoría, se trata de un juego sencillo cuyo objetivo principal es producir algún alivio en quien habla y promover la empatía o el acercamiento en quién o quiénes −puesto que los destinatarios son también los espectadores que comentan y reproducen los videos− escuchan.
El origen del juego (cómo comenzó) es difícil de ubicar. Parece ser que se originó a partir de un episodio de la serie Malcom in the middle[2], pero también es notorio el parecido con ciertos dispositivos grupales, sobre todo aquellos que se utilizan para tratar adicciones, en los que la “confesión” o el reconocimiento de la adicción a partir del relato de situaciones dolorosas, vergonzosas y/o punibles, parece ser un momento crucial del dispositivo.
La regla central del juego −escuchar sin juzgar− me llamó la atención por su similitud con aquello que se supone básico en la posición del analista: la abstinencia. El analista se abstiene y escucha: no opina, no juzga, no responde. Es a partir de esa posición inicial que posibilitará la instauración de aquello que está en el fundamento del psicoanálisis: la asociación libre por parte del analizante.
En cuanto a los videos que circulan y a los participantes del juego: los hay muy variados. El primero que vi era de un grupo de madres que confesaban pequeños “pecados” como esconder una golosina de los hijos y comerla a escondidas, o demorar más tiempo en el baño para estar unos minutos a solas. Pecados inocentes pero que no dejan de poner en cuestión la idea de una madre totalmente buena, siempre disponible, que lo da todo por sus hijos.
Lo confesado es siempre algo que, en otro contexto, provocaría alguna pequeña molestia, la queja, la indignación, o el enojo. Y de hecho, pareciera ser que el juego que fue creado para promover la empatía y la honestidad, −o la idea de que todos tenemos nuestras “faltas” en relación a lo que se supone moralmente correcto o a la imagen que intentamos sostener ante el otro−, ya ha generado algunas polémicas: sirva como ejemplo algunos videos de parejas donde se confiesan infidelidades en los que visiblemente, lo confesado afecta, o directamente daña, al otro.
No existe cosa más difícil que escuchar sin juzgar. Los psicoanalistas lo sabemos. La neutralidad analítica tan cuestionada, la abstinencia del analista como contraparte de la regla fundamental (diga lo que se le ocurra, sin emitir juicio), tiene que ver con eso. El analista se abstiene de emitir juicios. Pero esta es una posición que se trabaja en distintos espacios: el análisis del analista, los controles, la supervisión. Y aun así tiene sus límites: ningún analista puede escuchar todo, ni a todos.
Por ello −entre otros motivos−, existen las entrevistas preliminares: para evaluar, entre otras cosas, hasta qué punto podemos escuchar aquello que el potencial analizante nos trae. La posibilidad de instauración de un psicoanálisis es algo que no está dado de antemano, sino que debe jugarse para ese analista y para ese paciente, en ese momento de la vida[3] de ambos.
Además, los mecanismos anteriormente dichos −análisis, supervisión, control− funcionan a modo de resguardo de dicha posición, haciendo de soporte e impidiendo, en la medida de lo posible, que el analista intervenga desde sus propias ideas, sus propios juicios, su propia moral. E incluso así: hay límites. Pacientes o situaciones en las que nos vemos implicados de un modo en que el “escuchar sin juzgar” o sin identificarnos, al menos en ese momento, por los propios avatares de la vida del analista, resulta imposible.
En esos casos, a veces lo mejor es reconocer el límite, derivar a un colega que sí esté en condiciones de escuchar esa situación o paciente. No tomar el caso. (A modo de ejemplo también: hay analistas para quienes resultaría imposible atender a alguien que haya cometido un crimen de lesa humanidad, y otros que no encuentran en esto un límite).
En definitiva: nadie puede escuchar todo, escuchar sin juzgar. Por lo que el juego, que en principio es provocador (dado que implica poner en palabras algo que parecía destinado a permanecer en lo “no dicho”) e invita a ser empático y honesto, a mostrarse falible, y a poner en cuestión ciertos ideales, puede ser un juego inocente, gracioso, o provocar una catástrofe subjetiva o relacional.
Freud, hace ya más de un siglo, advertía sobre el poder de la palabra. Lacan, hace ya un tiempo también señaló que el mensaje solo termina de adquirir sentido, a partir de la respuesta del oyente, quien en el caso de las redes, es también, el “expectador” o el “comentador”[4].
No voy a extenderme aquí, sobre las diferencias entre decir algo en un espacio privado y en un espacio público −con las características que lo público adquiere en las redes sociales-, ni sobre los motivos que llevan a un sujeto a exponer sucesos de su vida en ese ámbito. Sobre eso hay mucho escrito y se seguirá escribiendo mucho más.
Por el momento me limito a señalar algo que es una verdad de perogrullo para los psicoanalistas: el uso de la palabra siempre implica alguna responsabilidad. El oyente no es indiferente: no es lo mismo el amigo, la madre, el cura, la novia, etc.; que el analista, que es quien, a mi entender, está más entrenado en el juego de escuchar.
Cada uno responderá desde una posición distinta que condicionará los límites respecto de lo posible de escuchar. A eso hay que sumarle el efecto amplificado de las redes. Y la 'confesión’, lo dicho, tendrá siempre algún efecto en el destinatario, pero también, ineludiblemente, y en primer lugar, sobre el sujeto que habla.
Referencias
Beltran, Jesús F.: “Escuchamos, no juzgamos: el trend de tik tok en el que familias, amigos y parejas confiesan todo sin miedo”. 29/11/2024. Infobae.com https://www.infobae.com/mexico/2024/11/29/escuchamos-no-juzgamos-el-trend-de-tiktok-en-el-que-familias-amigos-y-parejas-se-confiesan-todo-sin-miedo/
Freud, S. (1915-1916), “Conferencias de Introducción al psicoanálisis”. Amorrortu.
Lacan, L. (1953), Función y campo de la palabra y el lenguaje. Escritos 1. Siglo XXI editores
Verduguez, Alejandra: “Escuchamos, pero no juzgamos”: así surgió el nuevo trend viral de tik tok. Publicado el 12/12/24. reduno.com.bo https://www.reduno.com.bo/tendencias/escuchamos-pero-no-juzgamos-asi-surgio-el-nuevo-trend-viral-de-tiktok-20241212165259
Arte*: Gardner (1837-1922), pintora estadounidense, fue la primera mujer artista en recibir medalla de oro en el Salón de Paris, 25 años antes del levantamiento de la prohibición de mujeres en la “École de Beaux Arts”.
[1] S. Freud (1915-1916), “Conferencias de Introducción al psicoanálisis”. Amorrortu.
[2] Alejandra Verduguez: “Escuchamos, pero no juzgamos”: así surgió el nuevo trend viral de tik tok. Publicado el 12/12/24. reduno.com.bo
[3] En el caso del analista, se trata también -además del momento de la vida- del momento de su formación.
[4] Muchos de los videos son reproducidos y comentados por un tercero quien realiza un nuevo video con sus comentarios incluidos.
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