Hospitales

Sección coordinada por Gabriel Belucci
Problemas de transferencia negativa
por Carolina Vázquez Valeria Fernández y Victoria Belaustegui Goitía

Este escrito se inspira en muchas preguntas, que convergen en torno a cómo trabajar con los efectos inevitables de la transferencia negativa. Puntualmente, interroga la relación que traban la transferencia y la identificación. El sujeto, al suponerle al analista un saber en el inicio de un tratamiento, le otorga el lugar del Ideal del yo, el lugar desde donde él se mira. Se tratará, precisamente, de ubicar en lo que el sujeto dice desde dónde se mira, desde dónde se hace la identificación, en la transferencia. Por ello, las autoras consideran inevitable y necesario el trabajo con los efectos de la transferencia en sus dos vertientes, en particular la negativa, que Lacan ubica como el “momento inaugural de la experiencia analítica”.

Consideraciones sobre el Ideal del yo y el superyó en la neurosis
por Facundo Iriarte

El tema de este escrito surgió a partir del encuentro con una serie de casos caracterizados por un fuerte rechazo materno. Estas pacientes —todas mujeres— presentaban una imagen degradada de sí mismas y sentimientos de culpa, lo cual repercutía ampliamente en sus vidas cotidianas. La pregunta que atravesaba estos casos era: ¿qué hace que un sujeto pase de ser rechazado a sentirse rechazable? El autor de este trabajo recupera una hipótesis planteada previamente, a partir de la idea de la melancolización: una manifestación clínica que, sin corresponder a una melancolía, se caracteriza, como la melancolía, por la predominancia de un conflicto entre el yo y el superyó. En este texto, y mediante la presentación de un nuevo caso, continúa su investigación acerca del funcionamiento del superyó y del Ideal en la clínica de las neurosis.

El adolescente como extranjero de su tiempo
por Juan Mitre

Lo extranjero es una figura de lo Otro, en el sentido de lo extraño. Lo extraño es lo no familiar, que a veces puede virar a lo siniestro, como bien señala Freud. Lo extranjero inquieta. Después, ante eso, habrá diferentes respuestas. La adolescencia, a veces, también inquieta. A padres, a docentes; a los adultos. Pero, ¿qué es lo que inquieta? Antes de intentar responder esta pregunta, quisiera agregar algo más, que en última instancia es lo que justifica, en ciertos casos, un psicoanálisis con adolescentes: la adolescencia también inquieta a los adolescentes. Hay un real que empuja, el real de la pubertad, y no se sabe qué hacer con eso. Éste es el problema. Este trabajo desarrolla, a partir de estas ideas, algunas consideraciones sobre esta clínica no exenta de escollos.

La interconsulta en salud mental: concepto límite entre lo psíquico y lo somático
por Emilse Pérez

Campo heterogéneo si los hay es el de la práctica de la interconsulta en salud mental. Otorga la oportunidad de abrir la mirada hacia otros campos, donde todo toma otra configuración: el sujeto que demanda, la demanda, el tiempo, el contexto. Este texto propone pensar la interconsulta misma como un concepto límite entre lo psíquico y lo somático, al trabajar sobre las encrucijadas, conjunciones y/o disyunciones entre los dos campos: el médico clínico y el heterogéneo campo de “lo psi”. Propone, también, pensar sobre los objetivos que se plantea el equipo de interconsulta, algo así como despejar al camino de la cura médica de los obstáculos “psi”. Interroga, finalmente, a partir de un recorte de la clínica, la relación entre el organismo enfermo y el cuerpo portador de un pathos, tal como el psicoanálisis lo caracteriza en la histeria.

Acerca del elemento de verdad histórica en las psicosis
por Facundo Iriarte

Es ya un lugar comn la inexistencia de una articulación histórica en las psicosis. Ello plantea a los analistas la necesidad de pensar el estatuto de lo que en ellas retorna del pasado. A partir de un comentario del texto de Freud Construcciones en psicoanálisis, el autor de este trabajo se propone interrogar los planteos sobre el elemento de verdad histórica presente en el delirio y el lugar de la construcción en el tratamiento de la misma, oponiendo a tal fin lo alucinado y la elaboración delirante. Para fundamentarlo, se sirve de una relectura del caso Schreber y de un testimonio de su propia clínica.

Pensar el tiempo. Acerca de la presencia del analista en el hospital público
por Melina Farje Carolina Fernández y Victoria Rovere

Lo particular del tiempo que vivimos es que su valor se basa en lo inmediato. Teniendo en cuenta la dimensión histórica que caracteriza a la Modernidad, lo instantáneo no da tiempo a la historización, los acontecimientos se diluyen sin dejar inscripciones. El pasado quedó pre-historizado y “el futuro ya llegó”. Se privilegia el corto plazo, dado que se aspira a la resolución rápida de problemas, no soportando un tiempo de indefinición necesario para evaluar posibles consecuencias. El ideal de eficiencia empuja a velocidades que arrasan subjetividades. El tiempo en psicoanálisis gira en torno a dos conceptos fundamentales que son el soporte de la teoría psicoanalítica: inconsciente y pulsión. A diferencia de las terapias que responden desde la inmediatez, el psicoanálisis, con la presencia del analista, abre a la dimensión de la espera, posibilitando que el goce se ponga en juego en transferencia. Espera que se hace presente de diferentes maneras: la sala de espera, la espera de un turno, la espera de una palabra… de una palabra de amor.

Entre lo masivo y lo singular: otro desafío para el analista en una institución total
por Emilse Pérez

Mucho hemos escrito los psicoanalistas sobre los desafíos de nuestra inserción clínica en las instituciones públicas sanitarias, sobre los debates políticos, ideológicos y éticos que genera el entrecruzamiento discursivo del psicoanálisis y la institución hospitalaria. Pero hay un hecho irrefutable: más allá de todo devaneo, los psicoanalistas hemos logrado un lugar en las instituciones públicas. Y lo hemos logrado porque nuestra eficacia se ha verificado en los espacios por los que hemos circulado, aunque esto no deje de implicar que tengamos que recordarlo y demostrarlo con alguna periodicidad. Y es que, por más que hayamos logrado un lugar de inserción, el psicoanálisis sigue “haciendo ruido” respecto de algunos lineamientos de la Posmodernidad : inmediatez, impostura, estándar, normalización, etc. Y también, hay que decirlo, porque es “sana costumbre” de los psicoanalistas preguntarnos por el sentido de nuestro quehacer. Este trabajo intenta dar cuenta de algunos obstáculos que la autora encontró para insertarse en la práctica clínica en un pabellón de internación de una institución total.

Hay tiempo, hable que hay tiempo
por Julieta Schneider

Este trabajo intenta dar cuenta de lo imprescindible que resulta en las situaciones de urgencia subjetiva abrir un tiempo, hacer una pausa. Esta pausa operaría por sí misma como una intervención, frente a la pronta resolución o respuesta que demanda quien concurre a la consulta, y permitiría de esta manera que algo del orden de la palabra emerja, reestableciendo así el decir. La cuestión es aquí cómo alojar la angustia del paciente de modo tal de que algo de su padecimiento subjetivo pueda ser puesto en palabras, pero sin que la urgencia se traslade al profesional. Si en una situación de urgencia del lado del profesional también se juega este "querer hacer algo rápidamente", se potenciaría la situación de quien consulta. La autora encara estos interrogantes sostenida en un recorte de su clínica.

Rehabilitar un lugar posible en lo social
por Emilse Pérez

En el trabajo con pacientes internados en el hospital psiquiátrico, se puede comprobar que los avances son lentos o nulos hasta que no se trabaja paralelamente en el sentido de rehabilitar un lugar social para el sujeto. Y, lejos de tomar en cuenta sólo lo subjetivo, este movimiento no se produce sin que ese Otro social le haga lugar al sujeto. Lo específico del trabajo del psicólogo tendrá que ver con generar las condiciones de posibilidad para la recuperación de un lugar social, trabajando sobre las circunstancias que llevaron a perder ese lugar, a fracturar el lazo, y construyendo uno nuevo, a partir de los elementos de la historia y de los recursos con los que cuenta el sujeto. No es cuestión de marcar rumbos ni objetivos preconcebidos, signados por un ideal demasiado cerca de la violencia simbólica.

Éxitos y fracasos: la lógica del mercado ha llegado al campo de la Salud Mental
por Mercedes Buschini, Sebastián Copani y Juan Mitre

¿Qué es un éxito terapéutico en salud mental? ¿Qué es un fracaso? ¿Desde donde se sostiene que algo tiene éxito? ¿Quién, o mejor, qué es, exactamente, lo que tiene éxito o fracasa; una medicación, un paciente, un ideal terapéutico? En el contexto del capitalismo tardío, la dicotomía éxito/fracaso nombra una nueva forma de maniqueísmo: el del pragmatismo neoliberal, con las atroces consecuencias que implica el empuje al éxito. Lo que tiene “éxito”, en esta actualidad, pareciera que son los métodos, los protocolos, las medicaciones, las técnicas… aunque hay que señalar, y es un deber ético hacerlo, que ese éxito, muchas veces, no tiene nada que ver con las personas. Pensar la salud mental en los términos de este binarismo nos coloca en un atolladero. Consideramos que la historia y la experiencia indican que las cosas, en el campo de la salud mental, son bastante más complejas, y en ocasiones, por cierto, hasta paradojales. Pensamos que, “estar a la altura de la época” no es identificarse con sus ideales y su prisa sino que, más bien, se trata de hacer una pausa, de instalar un “tiempo para comprender”, de hacer un ejercicio de lectura. De escuchar y reflexionar acerca de lo que se nos demanda como profesionales del campo psi.



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