Lecturas

por Facundo D'onofrio
Sabía que traducir a Hilda Doolittle iba a ser difícil. H.D., la poeta, tiene una prosa compleja. De inmensa erudición, su pensamiento fluye entre cientos de referencias (librescas, mitológicas, artísticas) y aparece, caprichoso, con la libertad de quien hace con la literatura, porque puede, lo que quiere… Me gusta pensar el título del libro como una ironía, aunque no lo sea. H. D. admiraba a Freud, sí, pero no era condescendiente con él. La agudeza de su testimonio nos permite sumergirnos en la materialidad de las sesiones freudianas, muchas veces alejadas de sus preceptos inmortalizados y de las lógicas religiosamente defendidas por más de un siglo.
por Sergio Zabalza
Este escrito, da cuenta del alcance meridiano del pensamiento de las autoras plasmado en “Lo femenino, lo materno y nuestra época”, recién presentado en la Universidad Nacional de Rosario. Los aportes confluyentes y diferentes a la vez, constituyen un atractivo analizador de una temática actual atravesada por múltiples discursos.
por María Martha Chaker
El autor pone en relación el nudo guerra-religión-política (que forma parte de la estructura socio-cultural en la que vivimos) con el nudo núcleo de la constitución del sujeto: horda-fantasma-Edipo, de un modo que podríamos sintetizar bajo el título ricotero “Yo no me caí del cielo”, ya que en contra de la tendencia de la época a desresponsabilizar al sujeto y a velar las causas e invertir su orden, Alejandro trata de no perder de vista “de dónde vienen las cosas”. Pero ¿hacia dónde van? Este libro renueva la pregunta a la que también se enfrentaron Melanie Klein y Jacques Lacan, como creadores de escuela dentro del discurso fundado por Freud, en su contexto social y político: ¿cómo garantizar las condiciones para que un análisis sea posible?
por Enzo Amarillo
María Magdalena nos tiene acostumbrados a ampliar, sumergirnos en obras y biografías para escribir su propia andanza, sus propios duelos. (…) Esta vez el universo al que nos invita es “For Emma, forever ago”, un disco compuesto en soledad, rodeado de nieve y bosque (…) Hay algo que logró este disco y que logra también la escritura de María, y es entregar el cuerpo al suceso, hacerlo atravesar su peste hasta purgar, sin lugar a la tibieza. Es cuando el drama toca el súmmum que tenemos la posibilidad de ridiculizar un poco la posición melancólica en la que en todo duelo corremos el peligro de quedar atrapados.
por Néstor A. Braunstein
En esta cuarta edición LAS VOCES DEL SUPERYÓ ha incorporado los ecos de múltiples contribuciones y propuestas, las que la autora estuvo escuchando, ya que el libro es leído asiduamente por la vasta comunidad psicoanalítica hispano parlante. (…) Por ello puedo afirmar que este es un nuevo libro al que también los afortunados lectores de las ediciones anteriores querrán atesorar mientras ven cómo la obra sigue andando y creciendo. Y no es que Marta Gerez Ambertín escriba varios volúmenes; ella trabaja, como quería Proust, un único libro, el que lleva dentro de sí. Escribirlo, renovarlo día a día, es su deber y su destino.
por Mabel Fuentes
Este libro contiene un profundo análisis de la subjetividad actual e histórica de los últimos 50 años, encarada desde su aspecto discursivo, en la medida en que el discurso tiene una incidencia efectiva sobre lo real. Sus supuestos, afirmaciones y preguntas están hilvanados y apoyados en ideas de Freud, Lacan, filósofos y poetas. Está escrito con tanta precisión pese a lo amplio de su base teórica, que tuve la sensación de que cada palabra era importante en su justo lugar, y hube de vencer el temor a tergiversarlas para poder lanzarme a la aventura de decir algunas mías que anuncien en esta presentación el contenido de sus páginas.
por María Magdalena
“Voy a proponer yo también un elogio. Un elogio de la voz. De la voz de Giselle. Porque hay, en este libro, una voz. Y no siempre hay una voz en un libro. A veces hay meras repeticiones de las voces de otros. Y Otros. La voz de la que está hecha su escritura no sólo da cuenta de un modo de leer amoroso, sino también de un modo de escribir desde el amor. Es decir, una escritura cuidada. Con cuidado. Que suena y resuena. Que tiene una melodía propia, singular”.
por Claudia Lorenzetti
“Una palabra que al decir, corporiza” es una expresión lograda que hallo en el texto. Sabemos que el decir, eso que ex-siste al dicho, es una resonancia que hace eco en el cuerpo. Vale entonces la observación de la insistencia de la palabra “resonancia” que atraviesa la lectura de principio a fin. Y es que la idea de resonancia evoca a un cuerpo sensible capaz de ser afectado. El resonar siempre tiene como condición un vacío. Será por eso que el autor insiste en la idea de orejas abiertas, ojos abiertos, para escuchar y oír a las obras, como condición, de escucha también en nuestra práctica.
por Carlos Herbon
Este texto es el resultado de una praxis en donde debaten discuten confrontan la teórica y la práctica permanentemente. No es un forzamiento de una teoría para poder ser aplicada a un problema específico, tampoco se desdice o tira por la ventana toda la teoría que al respecto puedan haber de estas cuestiones pero las pone en debate y va produciendo en ese debate desde la práctica a la teoría y viceversa.
por María Malusardi
Un hombre llega a un bar, al mismo de siempre desde hace diez años y, antes de entrar, el indigente de siempre, aferrado a una frazada y a sus costras, le susurra, entre el ruego y la inquisición: “Nada me vas a dar”. El hombre, atrapado en un avanzar inmóvil, ingresa en una tempestad vacía que lo conducirá al descarrilamiento definitivo, a su caída feroz, a su verdad que es su condena.