Lecturas

por María Magdalena
“Voy a proponer yo también un elogio. Un elogio de la voz. De la voz de Giselle. Porque hay, en este libro, una voz. Y no siempre hay una voz en un libro. A veces hay meras repeticiones de las voces de otros. Y Otros. La voz de la que está hecha su escritura no sólo da cuenta de un modo de leer amoroso, sino también de un modo de escribir desde el amor. Es decir, una escritura cuidada. Con cuidado. Que suena y resuena. Que tiene una melodía propia, singular”.
por Claudia Lorenzetti
“Una palabra que al decir, corporiza” es una expresión lograda que hallo en el texto. Sabemos que el decir, eso que ex-siste al dicho, es una resonancia que hace eco en el cuerpo. Vale entonces la observación de la insistencia de la palabra “resonancia” que atraviesa la lectura de principio a fin. Y es que la idea de resonancia evoca a un cuerpo sensible capaz de ser afectado. El resonar siempre tiene como condición un vacío. Será por eso que el autor insiste en la idea de orejas abiertas, ojos abiertos, para escuchar y oír a las obras, como condición, de escucha también en nuestra práctica.
por Carlos Herbon
Este texto es el resultado de una praxis en donde debaten discuten confrontan la teórica y la práctica permanentemente. No es un forzamiento de una teoría para poder ser aplicada a un problema específico, tampoco se desdice o tira por la ventana toda la teoría que al respecto puedan haber de estas cuestiones pero las pone en debate y va produciendo en ese debate desde la práctica a la teoría y viceversa.
por María Malusardi
Un hombre llega a un bar, al mismo de siempre desde hace diez años y, antes de entrar, el indigente de siempre, aferrado a una frazada y a sus costras, le susurra, entre el ruego y la inquisición: “Nada me vas a dar”. El hombre, atrapado en un avanzar inmóvil, ingresa en una tempestad vacía que lo conducirá al descarrilamiento definitivo, a su caída feroz, a su verdad que es su condena.
por Marité Colovini
El rescate de la propuesta marxista de fetichismo de la mercancía, le permite ubicar la negación de las relaciones en las que la violencia se produce, esa cosificación que casi podríamos decir que conforma a la violencia como un objeto privilegiado del arte, de la comunicación de masas, de ciertos estudios académicos. Complementa la noción marxista con la psicoanalítica para agregarle la fascinación y la morbilidad.
por Santiago Dechecco
La novela realiza una inversión interesante: los personajes humanos principales quedan ligados al registro imaginario, y Klara, personaje creado a partir de una inteligencia artificial, se vuelve capaz de acceder a operaciones simbólicas que hacen de ella un personaje que pone en evidencia la insuficiencia inherente al mundo de la imagen.
por Héctor Dematine
Vilela denomina “estar analista” declinando la opción por el ser, nos dice, cito: “estar analista a mi manera en ese entramado que de singular se hace compartido, entre atención clínica, arte, teoría análisis, supervisión, efectos”, destacando entre estos últimos a los que hacen a la trasmisión del psicoanálisis en tanto trasmisión de una clínica, una clínica la que definía como el trabajo de un analista que vuelve sobre su práctica para dar razón de su acto y que, como tal, se sostiene en nombre propio.
por Masu Sebastián, Nora Trosman y Carlos Paola
El 17 de marzo de este año se efectuó la presentación del libro cuyo título encabeza esta publicación. A la belleza y rigurosidad del texto de marras se sumó el reencuentro de los cuerpos tras dos años de pandemia, hecho que trazó un marco de acontecimiento a esta re-unión celebrada en el Pasaje Bollini de Buenos Aires. Razón por la cual hemos decidido incluir los tres escritos leídos en esa oportunidad en el mismo orden que los asistentes tuvieron oportunidad de disfrutar.
por Juan Tausk
“… no se trata ‘La rebelión de las letras’ de un libro para repetir en un examen final si se tomaron los suficientes ‘apuntes’. Difícil aprobar así, porque no induce ni necesita de la precisa adhesión a tal o cual concepto ‘iluminado’ o credo instalado, ‘paradigma’ epocal que sabíamos otrora llamar ‘ideología’, sino que invita e inspira al lector a un ejercicio de pensamiento ‘liviano’, que en su fluir bien puede llamarse creativo. Un texto que respira e inflama, como reza la cita de Octavio Paz augural que abre el libro: ‘… las palabras se incendian / apenas rozan la imaginación’”
por Silvia Kargodorian
“En situaciones límites el delirio bien podría ser el estado heroico de la Esperanza”, decía Fernando Ulloa en su libro Salud ele-Mental, con toda la mar detrás, un texto que lo sobrevivió, publicado en el año 2011, a tres años de su muerte. A la vez, Enrique Pichón Riviere, maestro de Ulloa entre muchos etcéteras, proponía que la esperanza es una espera con proyecto. Bajo este aliento de Ulloa y Pichón, surgió el desafío de compilar los artículos reunidos en “Ágalma y el efecto sorpresa en las Psicosis”.