Psicoanálisis<>Filosofía

Sección coordinada por Marita Salgado
Sección coordinada por Juan José García
El acto analítico y la tetradimensión heideggueriana
por Osvaldo Delgado

El tiempo auténtico ,tetradimensión,es la cercanía de la triple unidad del don de se da el tiempo. Es lo cuádruple de lo abierto, donde se revela la recíproca copertenencia del tiempo y el ser. Copertenencia que es llama acaecimiento (das ereignis).

Elementos de la encrucijada Nietzsche-Heidegger para la cuestión del Pase
por Raúl A. Yafar

La encrucijada a la que nos conduce el Pase , en tanto que dispositivo institucional que inscribe como tal la experiencia del Final del Análisis ,nos orienta hacia una lectura del tema del salto en Martin Heidegger. Esta se abre en dos posibles direcciones retrospectivas: por un lado, por supuesto, la noción misma de salto en la obra filosófica de S. Kierkegaard y, por el otro, ciertos desarrollos nietzscheanos relativos a una experiencia radical de transmutación subjetiva, que no es ajena a las implicancias de la palabra poética.

La quinta intempestiva de Federico Nietzsche.
por Mónica Virasoro

Acaso yo no he escrito en todos mis libros más que sobre la vida. Ella la embaucadora, la hechicera, mi hipnotizadora, ella la sombra del caminante. No fue acaso bajo su embrujo que osé calumniar a la moral. ¿Amiga o enemiga? Ambas andaban sin embargo de la mano lanzándome miradas burlonas mientras yo me desangraba en el afán de enemistarlas, pero ellas eran carne de la uña, por momentos la carne urañada sangrante y doliente, por momentos una para la otra coloreadas como saben los hombres pintar con colores brillantes sus tenebrosos cuentos de hadas.

Psicoanàlisis e instituciones carcelarias
por José María Fernández y Silvia Vetrano

¿Qué lugar para el psicoanálisis y los psicoanalistas en las instituciones carcelarias?
Las entrevistas son el espacio necesario para el posible encuentro con el psicoanalista si su acto lo funda . Él puede estar allí, aún para aquellos que, como el caso a relatar, no lo piden y nos obligan a pensar la necesidad del analista en la institución en estos tiempos de economía de guerra y políticas ad hoc.

¿Què es un delincuente?
por José María Fernández

De la experiencia en el trabajo con jóvenes delincuentes en institutos de seguridad surge la pregunta que da nombre a este trabajo.
Aquel que se hace responsable en forma absoluta de sus actos, de los delitos y hechos sin descargar culpa alguna en su historia o pasado, en su Otro; justo él que podría justificar bastante bien sus conductas en lo que le tocó vivir y para ello basta revisar las estadísticas que muestran muy bien los porcentajes de jóvenes delincuentes con padres alcohólicos, delincuentes, golpeadores, drogadictos, abandónicos, etc. o diversas combinación o la suma de todas ellas.

Retòrica y polìtica :Entre el efecto y la verdad ( Segunda parte)
por Diana María López

De entre los filósofos contemporáneos que sienten simpatía por la retórica, nadie mejor que el filósofo belga, Chaîm Perelman, ha identificado la forma de argumentación con la lógica propia del discurso filosófico y, en especial, del discurso valorativo. Por sus raíces históricas, psicológicas, temperamentales o emocionales, el lenguaje valorativo aparece como “irracional” a los criterios del discurso científico, mientras que la estructura del discurso retórico se muestra como la más idónea para proporcionar al discurso axiológico toda la “racionalidad”, comunicabilidad y transparencia intersubjetiva de que es susceptible.

Retòrica y polìtica : Entre el efecto y la verdad ( primera parte)
por Diana María López

En el fundamental término griego logos, aquel que según Heráclito, hace aparecer un mundo común a todos los hombres despiertos, ciertamente junto con la razón, está descubierto a la vez el lenguaje o la palabra; pero el centro de la gravedad de este descubrimiento está en la unidad y mismidad de la razón, frente a la cual la diversidad de lenguaje se hace consciente a lo sumo como diferencia de nombres o signos.

El ateísmo como Voluntad de Ocaso
por Raúl A. Yafar

Dios representa para Nietzsche una idealidad que habita más allá del hombre, un ámbito de trascendencia del mundo. Existirá, entonces, indudablemente un ateísmo banal, el del positivismo racionalista, que no merecerá nuestro comentario. Nos interesan, en cambio, sus argumentos de destrucción del teísmo. Estos son enumerados reiteradas veces: la sombra pavorosa de Dios pervive como un reflejo negativo de los ideales humanos, en las proyecciones con que los hombres discrepan con una naturaleza demasiado ajena a sus pequeños apetitos. Es ateo considerar que el mundo no respira ni pulsa, que no es una construcción maquínica sujeta a fines, ni regla sus movimientos, sino que se agita en un caos necesario que se repite eternamente, mientras afirma su poder.

El inconsciente como defensa epicúrea
por Silvia Ons

La defensa es epicúrea ya que quiere la reducción del estímulo, la calma hedonista, la salud conservada y ella es movilizada por una cantidad, proveniente de la vida sexual, que amenaza por su exceso disolver la ley de la constancia. El síntoma como exigencia de la pulsión (Zwang) derrota a la defensa, indicando que la carga no puede ser debilitada por el placer negativo. Vuelve imposible a la ataraxia, subvierte el ideal de salud.

Ganarle tierra fértil al mal
por Silvia Bermúdez

Los sujetos al desplegar sus pulsiones las hacen más independientes del superyo y más se satisfacen, una vez consumido el goce mortífero tienen la oportunidad de volverse más activos sobre el mundo. Me interesa destacar lo de independiente del superyo y lo activo por lo que desarrollaré más adelante.



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