Literatura

por Daniel Ripesi
por Daniel Ripesi
Las citas eran en el bar “Augustus”. Él se las ingeniaba para que los encuentros no fueran en otro sitio más que en “Augustus”. Su luz difusa –en las noches- acentuaba la aspereza de su rostro que se hacía por esta circunstancia –y según él lo presumía- más viril. Si los encuentros, en cambio, eran por las mañanas, una iluminación más cristalina enfatizaba sus expresiones otorgándoles un matiz más ingenuo y menos tendencioso. Así, “Augustus” equilibraba un temple para que ella, o bien, jugara enternecida con el niño, o bien, se estremeciera con el adulto...
por Daniel Ripesi
Él podría haber dicho “Por fin llegaste, te extrañé..”, pero le dijo –de modo áspero y resentido- “¿Dónde mierda te habías metido?!”. Ella podría haber dicho, “qué importancia tiene, por fin llegué”, pero dijo “Qué carajo te importa!”. Él podría haber dicho “Es que hoy te necesitaba más que nunca..”, pero le dijo “Siempre que podés te borrás..”.
por Daniel Ripesi
por Samuel Krynski
por Samuel Krynski
Imagino que la vida de un escritor se ve interpelada permanentemente por las historias que sus personajes le relatan; algunas de ellas, sus giros y sus matices, terminarán atrapando su interés y promoviendo la escritura.
Los pequeños personajes de Saramago, tal como sucede con nuestros entrañables neuróticos cotidianos, suelen afrontar desafíos trascendentes aunque habitualmente desconocen la dimensión de tal encrucijada.
por César Hazaki
por Carlos D. Pérez
por Graciela Belluscio
por Carlos D. Pérez
Estoy en un plano poético donde el sí y el no de las cosas son igualmente verdaderos. La verdad es lo vivo y ahora quieren llenarnos de muertos y de aserrín de corcho. El disparate, si está vivo, es verdad; el teorema, si está muerto, es mentira. ¡Dejad que corra el aire! ¿No te angustia la idea de un mar con todos los peces atados con cadenita a un solo punto, sin conciencia? No discuto el dogma. Pero no quiero ver el punto donde acaba “ese dogma”.