Columnas

Clínica de la posición sacrificial
por Eduardo Said

En algún sentido se podría afirmar que la expresión “clínica de la posición sacrificial” es una redundancia. No habría otra clínica de las neurosis. El sacrificio ofrecido a las diversas versiones y/o máscaras del Otro configura la posición axiomática del fantasma fundamental de las neurosis. La función del sacrificio no deja de ser la de tapar, velar la falta en el Otro asumiendo la culpabilidad. Ese Otro, que como tal no existe, no es sino la localización inherente a la estructura del lenguaje, a la incrustación del significante en el cuerpo. Es posible sustentar una posición fantasmática que no se subsuma en el peso del sacrificio. Que el cuerpo pesado, sujeto a la ley de la gravedad, suelte alguna amarra y responda con una suerte de inmaterialidad. Que no sea de imposición necesaria, sostener un Otro gozador que reclama su libra de carne.

La epopeya de la invención del cero
por Norma E. Alberro

La invención del número es un cruce de caminos y, podemos intuir, por qué llamó tanto el interés de Lacan, en donde se involucran la escritura, lo cardinal y lo ordinal, y el nombre, pues un número no existe mientras no ha sido nombrado. La revolución cultural inducida por la invención del cero como cifra es, como lo dice Denis Guedj, equivalente a la distancia entre escritura de los números y cálculo. La resistencia al cero fue y es inversamente proporcional al cambio radical, a la revolución del pensamiento que generó. La nada es más rica en potencialidades, en engendramientos. La revolución del cero como cifra es el paso de lo cuantificable a lo calculable. El cero es el lugar vacío y la cantidad nula. Esa nada que puede todo. Se precisó un milenio para que el cero se transmitiera de los hindúes a los occidentales. Esta resistencia es la que tuvo y aún persiste el Psicoanálisis que hizo de la falta, del vacío su objeto científico. Objeto de deshecho de la ciencia. También sigue siendo actual, esta resistencia, en todo sujeto humano, es decir el vínculo íntimo y complejo entre el cero, el uno y el objeto que está en el corazón de la identificación.

Decepción
por Sergio Zabalza

Una cancelación inesperada, un gesto que traiciona nuestras expectativas, un resultado desfavorable, un amor no correspondido; todas circunstancias de muy dispar calibre y tenor, pero cuyo trámite precipita un mismo desenlace: la herida narcisista. Se trata de una instancia que, por dolorosa, no es menos indispensable y constitutiva para la conformación del aparato psíquico y el despliegue de la subjetividad: la decepción. Los productos y manifestaciones de la cultura resultan ser sucedáneos de la satisfacción perdida. Así, la decepción hace sentir su huella fecunda cada vez que las contingencias de la vida reescriben aquel trauma inaugural.

Grecia: la puta de Villegas
por Sergio Zabalza

Proponemos considerar la posibilidad de que la marcha organizada para afirmar que los tres adultos que abusaron de una niña de catorce años son víctimas de una pérfida maniobra de seducción, participa del mecanismo de la renegación -término propuesto por Sigmund Freud en 1923 para caracterizar un mecanismo de defensa mediante el cual el sujeto se niega a reconocer la realidad de una percepción negativa-. Porque ya no se trata de la eventual fusión con la figura de un líder ni del fenómeno de amor que cohesiona a las personas detrás de algún Ideal, sino de la lisa y llana desestimación de todo dato que contradiga la delirante certeza de una posición. Pero la renegación tiene su costado perverso y aquí es donde entra a tallar lo más troncal del episodio que nos convoca...

Poder, autoridad y locura en la actualidad
por José E. Milmaniene

Los psicoanalistas nos enfrentamos en la actualidad a los efectos deletéreos de la declinación estructural de la figura del Padre, con el consiguiente debilitamiento de la Ley simbólica, el eclipse de los ideales, la degradación de los valores y la devaluación de la palabra (...) Las severas fallas en la función paterna–signadas por la incapacidad del padre para operar el corte que separa al hijo de la madre y trascender así el riesgo de toda simbiosis fusional patógena– dificulta la operación del parricidio simbólico, necesaria para la constitución del sujeto del deseo. La existencia deficitaria de la autoridad normativa, determina que el sujeto no tenga siquiera la opción de rebelarse frente a ella, para poder configurar así su propio destino y construir su propia historia. De modo tal que el marcado déficit de referencias simbólicas claras y definidas, suele determinar restituciones autoritarias, preferibles a la desolación generada por la ausencia de la legalidad parental (...) Se desconoce que por fuera de la Ley, no existen nada más que flujos libidinales caóticos presimbólicos, con la consiguiente abolición de los circuitos sublimatorios (...) La escucha interpretativa que propone el psicoanálisis permite recuperar la dignidad subjetiva, así como posibilita el reencuentro con la singularidad absoluta que deriva del conocimiento de la Verdad del propio deseo.

Disparan al (del) Psicoanálisis
por Alberto Santiere

Hay “contracciones” intelectuales de pretendida seriedad investigativa e informativa, que pueden resultar una trampa para incautos. Tomar fragmentos fuera de contexto, exagerar rasgos o inventarlos, pretender vulnerar el alcance extraordinario de una obra como la freudiana enlodando a su creador, en definitiva, falsear la realidad en cuanto al psicoanálisis y a su eficacia clínica, son “noticias” verdaderamente “lapidarias” para la independencia y credibilidad de cierta prensa re-vista. Quienes así “disparan”, rehúyen de un campo fértil y transformador para la cultura y la salud. Torpes resistencias, contracciones que no alumbran...

Análisis didáctico: una opción sintomática
por Mirta Goldstein

Transitamos un tiempo en el cual síntoma es sinónimo de lo maléfico, de lo eliminable y desechable. También el síntoma psicoanalítico es atacado por su defensa intrínseca de lo inconsciente. Siguiendo a Esposito, autor que discierne la Biopolítica de la inmunización, podemos decir que en el imaginario colectivo el síntoma es vivido como lo contagioso, lo infeccioso y se lo tiende a eliminar (...) El análisis didáctico es una oportunidad doble en la cual hay un tiempo de pasaje de la posición analizante a la de analista en la experiencia del propio análisis y, un segundo tiempo, de pasaje a la posicion del analista que se vuelve analizante de los tropiezos en su praxis, en los lazos sociales y en la cultura-poder (...) La institución padece sus síntomas, y ese padecimeinto que lleva a “hablar” renueva la elección y la decisión por el análisis.
Hacer del análisis didáctico un síntoma, supone la incompletitud del análisis y la necesariedad del fin de análisis para poder re-anudarlo.

Memorias de mis putas tristes
por Elena Jabif

Entre el nacimiento y la muerte surge la estructura del inconsciente que mantiene la impronta de su deseo durante toda la vida con un fantasma siempre fiel al objeto que lo causa. El viaje podría escribirse como un tránsito hacia la vejez donde los no incautos enamorados de su inconsciente inevitablemente van a errar de acuerdo a cómo hayan vivido.
Aún enamorado de la vida, el sujeto debe aceptarse mortal...
Por no querer ser incautos en la estructura hay sujetos que se resisten a perder su sabiduría, tejidos de pulsiones de vida y pulsiones de muerte su viaje durante la vejez se convierte en la tragedia de su cobardía ante lo real.

Escorts: entre el consumo y la poesía
por Sergio Zabalza

Si la clave para desentrañar el pathos que agita a la civilización reside en el destino de los excedentes del trabajo humano, la prostitución –por transformar lo más propiamente inútil (el goce) en mercancía– se constituye en un privilegiado analizador de la escena humana. ¿Qué lugar para las escorts, esas cultivadas mujeres que –en muchos casos– lejos de recurrir a la prostitución como resultado de la miseria o la marginación, venden su cuerpo para acceder a costosos bienes suntuarios, tales como caballos de carrera, casas de fin de semana, etc.? Los poetas –esas “viejas prostitutas de la historia” según afirma José Agustín Goytisolo– aportan lo suyo.

Sandor Ferenczi está de vuelta
por Héctor López

Sandor Ferenczi está de vuelta, lo testimonian los últimos congresos internacionales, el realizado recientemente en Buenos Aires (2009), las múltiples publicaciones, incluso tesis de doctorado sobre su obra, y el interés de los psicoanalistas por renovar la lectura y la reflexión en torno a este polémico autor, discípulo directo de Freud y su quejoso analizante durante dos períodos. Si los confines frecuentados y explorados por Ferenczi interesan al movimiento psicoanalítico es porque ellos sirven de guía hacia los grandes temas de la práctica. En la historia del psicoanálisis nada mejor que el “activismo” y la audacia de Ferenczi para demostrarnos lo que es la fecundidad del desvío y la insistencia de la verdad en el error, cuando más allá de la pasión puesta en juego hay un analista que cree en el inconsciente y en la clínica psicoanalítica.(...)
No tenemos motivos, como parece tenerlos E. Jones, para pensar que Ferenczi estaba psicótico, pero sí para darnos cuenta que pagó muy caro haber sido quien llamó la atención sobre la importancia de lo real en el análisis. En este sentido fue casi un precursor, pero terminó siendo devorado por su propio descubrimiento. La ambición de hacer posible lo imposible lo llevó a situarse por fuera de los límites del lenguaje y de la ley del Padre.



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