Columnas

Desencadenamiento en la adolescencia
por Élida E. Fernández

En el desencadenamiento algo de lo establecido hasta ese momento irrumpe, se desata, emerge algo nuevo que podemos llamar fenómenos elementales o locura, actings o pasajes al acto, algo que deja perplejo al sujeto en cuestión y sorprende generalmente a los que lo rodean. Se rompe el equilibrio, se rompe el “ser” de ese sujeto: el sentido explota, ya no alcanza para entender eso que irrumpe, se desnaturaliza lo obvio. Es un antes y un después, no se vuelve a lo anterior, el sujeto a partir del desencadenamiento, ya sea de una locura o de una psicosis no retorna a ser el que era. Lo que emerge puede dar cuenta de una estructura psicótica o de una locura en una neurosis. Ahora bien ¿qué pasó antes de que ocurriera la eclosión? ¿No había señales que dieran cuenta de que algo ocurría en ese sujeto?

La denuncia hospitalaria
por Martín H. Smud

Una villa de emergencia no se define, como piensan algunos, por la gente que vive allí sino por su arquitectura, por su armado zigzagueante de pasillos, por los materiales con los que se construye y por la cercanía al drama del otro. En los servicios de Salud Mental se trabaja esta dimensión de denuncia que muchas veces traen los usuarios hospitalarios que no llega a constituirse en una demanda que permita una posibilidad de entrada a un tratamiento psicológico-psiquiátrico. Una denuncia que no será escrita más que en las palabras que salen de la boca de la señora que lucha por no dejarse oír por nadie salvo por nosotros. Esas palabras nos son dirigidas. Quieren acabar resonando en nuestros oídos y aspiran a que no salga de ahí. Todo también construye un pacto. El hospital está pegado a las villas, las villas son construidas cerquita del hospital, y Salud Mental escucha lo que viene de ese afuera.

Tú no eres Jacques Lacan
por Álvaro Couso

Hemos escuchado y leído en incontables oportunidades como se repiten sin metáfora ciertas formas de actuar de J. Lacan. Cómo se reproducen con fundamento o sin él modalidades de su práctica analítica. No me refiero por cierto aquellas marcas que caracterizaron su estilo, su sesgo al pensar el análisis, aquellas que trajeron innovaciones a la teoría... Sino a esas anécdotas que aparecen en aquellos analizantes que escribieron sobre sus tratamientos o en la recopilación de algunos de sus discípulos la de sus exegetas en suma la de todos aquellos que ofertaron un perfil del psicoanalista francés. Decíamos las anécdotas que incluso por estar descontextuadas, poca inteligencia pueden ofertar a la comprensión o al sentido de su producción.

Con la Biblia en la mano... o la redención de los adictos por la religión
por Héctor López

Si la religión tiene éxito en la “salvación” de los adictos mediante la operación sustitutiva: “droga por religión”, posible por pertenecer ambos a la misma serie freudiana, es porque los redime del exterminio final del goce sin medida, no porque ese goce sea extraordinario sino porque la compulsión no tiene lógica ni límite. El adicto ha encontrado una “nueva solución” pero esta vez como ligadura al temor de Dios, significante que ocupa, por restitución, el lugar del nombre del padre. Ahora su mundo ya no es un mundo de objetos “quitapenas” sino un mundo de discurso, hecho de palabras, no de drogas. Digo entonces, la operación religiosa soluciona un problema: el de los daños de las sustancias químicas sobre el organismo, pero para ello debe sofocar al inconsciente mediante la repetición ecolálica de un discurso adormecedor del deseo.

El siglo de Silvia: la analista que contagiaba inteligencia
por Juan Carlos Volnovich

La obra de Silvia Bleichmar adquiere un carácter trascendente y singular. Ella construyó una clínica y afirmó una teoría crucial. Esto es: se instaló en el cruce de lo mejor que se produjo en la metrópoli, con la producción y la apropiación periférica. Interlocutora intelectual de casi todas las autoras y los autores contemporáneos −como sólo puede hacerlo quien conoce ampliamente los textos fundadores− ella los entrecruzó de manera magistral para desarrollar sus propias ideas, para arribar a conclusiones novedosas e inéditas y para construir su particular forma de afirmar un polo conceptual que, de aquí en más, será referencia obligada para los psicoanalistas del mundo.

Deseo del analista y perversión
por Norma E. Alberro

¿Qué es la perversión en psicoanálisis? El riesgo de un viraje perverso en la situación psicoanalítica es bastante real, dada la naturaleza propia de la transferencia. Según Serge André habría una “analogía de estructura” entre análisis y perversión. Por un lado la transferencia consiste en la suposición que el paciente hace a su analista de detentar un saber que responde a los interrogantes que él se plantea. Ahora bien, nos encontramos con un primer obstáculo: el saber no suscita ningún deseo verdadero (no hay deseo de saber), sino solamente amor dirigido a ese saber y, sabemos, las vías identificatorias que el amor puede acarrear.

Barras bravas, una perversión millonaria
por Sergio Zabalza

Cuando sugerimos que el conflicto de los barra bravas revela “la declinación de las insignias”, estamos diciendo que las identificaciones que Freud había dirimido en su Psicología de las masas para explicar la manera en que un grupo se cohesiona en torno al amor por el líder, ya no responden a esta subjetividad emergente. No hay amor ni lucha por una causa en la “ranchada”, en la barra brava ni en los barrios seguros que promete el liberalismo a expensas de la miseria que aguarda a nuestra gente joven en “el galpón”, sino tan solo puro empuje a gozar.

Del Yo líquido al Yo creador
por Carlos Gustavo Motta

La desconfianza e incertidumbre son las variables que tiñen nuestra vida cotiadiana. El miedo que se hizo carne en los lazos sociales: violencia, secuestros, asesinatos, terrorismo, son nombres protagónicos de una sociedad convulsionada donde la declinación de la autoridad, efectiviza un imperio construido en el capricho, sin principios ni ley. Sin reflexión ni sensatez. Lo familiar metamorfoseado en ominoso, extraño, siniestro. La humillación de la carencia, lo ilimitado de la precariedad, la suficiencia del egoísmo de algunos pocos, construyen al Yo actual. Propongo la denominación de Yo líquido, parafraseando a los conceptos de “modernidad líquida” del sociólogo polaco Zygmunt Bauman.

Fama y fortuna
por Carlos Brück

Uno de nuestros más prestigiosos traductores, Jorge Luis Borges, decía que el era capaz de cualquier cosa con tal de acometer una frase feliz. Una frase entonces que circulando de boca en boca permitiera por un momento la certidumbre de la plenitud a quien, como sabemos, fue, al igual que Joyce, mucho mas famoso que leído.

El enmascarado solitario
por Carlos D. Pérez

Mi amigo fue hasta la Cámara del Libro, donde en el departamento “legales” le dijeron que la propiedad intelectual vale para el contenido de un libro pero no para el título, algo así como que de la tapa para adentro hay propiedad para lo intelectual pero en las tapas todo vale, por esas cosas del libre mercado, ¿vio? Mi amigo le preguntó al informante si entonces podría escribir algo titulándolo Cien años de soledad y en vez de firmarlo García Márquez el autor fuese García Párquez (mi amigo se apellida García) y le respondieron que, efectivamente, así es, a menos que alguien haya registrado anteriormente el título como “marca”, a la manera de un desodorante, un método para adelgazar o un restaurante.



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