Cine y Psicoanálisis

Sección coordinada por Laura Kuschner
Sección coordinada por Juan Jorge Michel Fariña
Hamlet, aprendiz de detective II
por Hugo Dvoskin

De la escena de teatro dentro de la obra de teatro (…) debe tenerse en cuenta, como su nombre lo indica, que se trata de una ratonera y no de una acusación. De modo que la obra debe mantenerse a prudente distancia de los hechos para que se produzca el efecto sorpresa que es lo que Hamlet busca. Con la “escena sobre la escena”, Hamlet, personificado en el sobrino, logra su modo de volver al mundo que es el de él, el del saber (…) el develamiento de la verdad.

La vida de Pi
por Nicolás Cerruti

La vida de Pi puede ser la historia de un náufrago que vivió 227 días en un bote con un tigre de bengala adulto. O la historia de un chico con la curiosidad infinita de la fe (…) El mundo podría dividirse entre los que cuentan historias y los que se duermen con ellas, o entre los que cuentan historias para los que van a contar historias. Hablar es contar historias, la cuestión es, si sirven para despertar, cambian (…) La vida de Pi es la historia de una decisión: creer.

Kramer y Kramer, Joanna versus Ted
por Hugo Dvoskin

Ella se va. Entre discusiones y algunos empujones deja la valija dentro de la casa y toma el ascensor (…) Al espectador como a Ted (Dustin Hoffman) se le abre un interrogante que admite sólo dos respuestas: ¿se trata de un pasaje al acto o es un acting out?, más específicamente ¿se ha caído de la escena o se la dedica a su marido?

Hamlet, aprendiz de detective
por Hugo Dvoskin

La escena más famosa de la literatura universal, que se inicia con ¨ser o no ser¨ (…) se la puede tomar como pregunta por el sentido de la existencia y de la muerte. Sin embargo, conjeturamos una pregunta implícita que interroga la posibilidad de mantener su deseo por los estudios y las letras (…) o si deberá obligatoriamente seguir el mandato paterno, tomar las espadas, hacerse un hombre de armas y transformarse en un guerrero como el padre. ¨Ser como mi padre manda o mi deseo¨.

Retratos de la obsesión: de “El hombre de las ratas” a Shame
por Santiago Thompson

El reciente film Shame ha sido erigido como el exponente de una nueva forma de masculinidad. Incluso parece dar cuenta de “la perversión generalizada del nuevo siglo”. Sin embargo, el trasfondo que alienta la conducta del protagonista no es tan ajeno al que sostiene los laberintos neuróticos del hombre de las ratas. El film nos permite entonces situar puntos de contacto entre la neurosis en su forma clásica y las nuevas presentaciones de la desorientación masculina.

Georges Méliès, cinemagician y La invención de Hugo
por Carlos Faig

En 1930, Hugo Cabret –un niño huérfano que vive oculto, entre muros, en una muy concurrida estación de ferrocarril parisina– intenta reparar un autómata que heredó de su padre, conjuntamente con la habilidad de reparar relojes. Su existencia es anónima hasta que topa con una excéntrica e intelectual niña, Isabelle, junto a la que vivirá una insólita aventura.

El útlimo Elvis
por Carlos Faig

Carlos Gutiérrez es “el último Elvis” –del cono sur, la decadencia, y los últimos días–. Trabaja como operario en una fábrica y, por sobre todo, como imitador de Elvis Presley, por quien está realmente obsesionado. Cuando su ex mujer (Priscila, claro está) y su hija sufren un accidente automovilístico, deberá hacerse cargo de la niña (Lisa Marie, obviamente). A partir de allí se va encadenando un final esperable.

Entre nosotros
por Hugo Dvoskin

“Que me quieran como quiero que me quieran” es una frase que amerita ir a análisis. Y la que toma como referencia el autor para reflexionar sobre la posición de la protagonista, que no puede aceptar lo que le dan, ya que quien da, lo hará con sus singularidades, con su modalidad. No la querrán como ella quiere que la quieran, la querrán como el otro sabe, puede y quiere quererla.

Las viudas de los jueves. Una lectura desde la psicología junguiana.
por Antonio Las Heras

Un aparente exitoso que comprueba su total fracaso rodeado por la soledad afectiva. Un macho proveedor que no consigue seguir proveyendo e incapaz de decírselo a su esposa. Un hombre joven que no sabe cómo evitar el desear matar a la mujer que ama. Tres exponentes de las búsquedas heroicas fracasadas y, por ello, aunados en la frustración más intensa. Si el lenguaje cifra el destino, a las mujeres concurrentes a esa cena que el film muestra a poco de comenzado, inexorablemente les esperaba la muerte de sus maridos.

Shame o la realidad del neurótico
por Antonio Las Heras

Al largometraje SHAME se le agregó, en la versión en castellano, el subtítulo sin reservas. El autor lee esto como un desacierto ya que si de algo trata la película es de la historia de quien tiene todo reservado, y para quien el acto, al modo obsesivo, sólo es posible en su mente. Parecería que lo que se está viendo no ocurre, salvo que fuera un sueño. Si los pensamientos obsesivos (…) del neurótico pueden analizarse cual si fueran sueños –como lo sostuvo Carl G. Jung– es lo que corresponde para entender SHAME.



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