Cine y Psicoanálisis

Sección coordinada por Laura Kuschner
Sección coordinada por Juan Jorge Michel Fariña
No country for old men (Sin lugar para los débiles)
por Tatiana Sol Villar

El hincapié está en el hecho de que no se trabajará la situación con el objetivo de llegar a una conclusión en términos de criminalidad. No se busca determinar si los actos cometidos por el protagonista son juzgables o no (responsabilidad jurídica) sino que se busca encontrar al sujeto en su acto.

Algunas reflexiones sobre lo azaroso de nuestro destino. Comentario de Minority Reports
por Elizabeth Ormart

El problema del destino y la libertad es un tema que ha desvelado por siglos a numerosos filósofos. La resolución de este problema define, para la filosofía, la posibilidad misma de la responsabilidad por los actos y con ello la existencia de la ética.

Sector 9 no crea un sector nuevo
por Federico Ludueña

La ciencia-ficción es un campo creativo privilegiado para explorar la subjetividad inserta en diversos escenarios, altamente hipotéticos, pero sólidamente verosímiles gracias al marco científico que los define. Un cuento de ciencia-ficción no es un cuento fantástico. Se rige por la ciencia de su época, y hace la proyección de esa ciencia al futuro, si es necesario. Es un error común creer que la ciencia-ficción sólo habla de revólveres láser y naves espaciales. El logro de la ciencia-ficción como género reside en el hecho de ubicar lo humano en las situaciones más extrañas que se puedan concebir, pero siempre dentro del marco científico correspondiente.

Coraline o ¿abriendo la puerta secreta?
por Ana Cano

Coraline es una niña que se muda a un complejo habitacional gris y aburrido, con unos padres a los cuales encuentra ocupados y poco disponibles para escucharla. Pero es a su madre a quien Coraline reprocha y espera que la escuche, que la deje salir, que le cocine… en fin, que le dé lo que le pide…
Y es desde esta falta que recibe Coraline de su madre, falta estructural existente en la relación madre–hija, que Coraline descubre este mundo secreto detrás de la puerta con llave. Mundo ideal pero que encierra una trampa. Mundo de lo familiar que se torna siniestro.

Fantasmas. A propósito de El secreto de sus ojos
por Juan Jorge Michel Fariña

La primera obra de teatro que conoció la humanidad discute si es posible mutar la venganza individual en ley de la polis. Si la persecución y el crimen pueden llegar a su fin, si la absolución de la justicia resulta posible. Esta introducción resulta necesaria para pensar el núcleo conflictivo que ha dividido opiniones en torno al film de Campanella.

La Ola
por Elizabeth Ormart

La Ola está basada en la novela “juvenil” The Wave, escrita por Todd Strasser bajo el pseudónimo de Morton Rhue. Todo empezó como un juego didáctico en un aula de la Cubberley High School, una escuela secundaria de California, en 1967. Ron Jones, profesor de Historia de 26 años y con cierta fama de convertir sus clases en una experiencia impactante y divertida, puso en acción un experimento que arrojó resultados inesperados que mostraban aspectos oscuros acerca del obrar humano.

Madame Bovary
por Carlos Faig

El clásico de Gustave Flaubert relata el matrimonio de un médico rural con la hija de un granjero. En apariencia constituyen una familia normal. Y hasta tienen una hija. Pero, a poco andar, la insatisfacción de la señora Bovary echa todo por tierra.

El eterno retorno de lo igual: la compulsión a la repetición en “Los suicidas”
por Gabriel Martín Yurdurukian

: “Los Suicidas”, adaptación cinematográfica de la novela homónima de Antonio di Benedetto, parece ser un película que, valiéndose del tema del suicidio como pedestal, aborda también la idea de un destino fatal en la existencia de los seres humanos. Idea que S. Freud trabajó y que lo llevó a postular, en 1920, la presencia en la vida anímica de las personas, de una compulsión a la repetición que se instaura más allá del principio de placer, compeliendo al sujeto a enfrentarse, una y otra vez, con la repetición de las mismas vivencias dolorosas y displacenteras. Mecanismo incoercible que, en definitiva, se encuentra al servicio de las pulsiones de muerte y de la autodestrucción del individuo.

Frankenstein, hacerse cargo
por Hugo Dvoskin

Mary Shelley, novelista inglesa, en 1818 y con 20 años publicó esta primera obra de éxito inmediato en la crítica y el público. Llamativamente ninguna de sus siguientes obras (novelas, libros de viaje, relatos y poesías) alcanzó popularidad. El rotundo éxito no fue entonces debido a la genialidad literaria de su autora. Nos interrogamos por las marcas y los fantasmas que han estado en juego para que esta obra haya logrado el éxito que aún tiene, después de dos siglos. ¿Qué proceso condujo a que la innominada “Criatura” heredara plenamente el nombre del científico? Es evidente que el nombre Frankenstein, incluido en el vocabulario cotidiano, refiere de forma exclusiva al “monstruo”. Incluso el nombre de la autora del libro no ha alcanzado notoriedad. Si Borges es un autor al que los personajes no han hecho sombra; Frankenstein es un personaje que ha dejado en las profundas penumbras a sus creadores, el científico y la autora.

Marat/Sade
por Carlos Faig

El 13 de julio de 1808, exactamente quince años después del asesinato de Jean-Paul Marat a manos de Charlotte Corday, con motivo de la visita de un grupo de aristócratas al hospicio de Charenton, el Marqués de Sade escribe y dirige una obra teatral sobre los últimos días de la vida del revolucionario francés.



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