Colaboraciones
por Martín Esteban Uranga
El trabajo intenta ubicar el mal como categoría independiente de la psicopatología, con la cual tiene -según entiendo- relaciones de intersección, confluencia o exclusión según el caso. Se desarrolla la problemática del bien como posición existencial en relación al Otro, que excede en sí la praxis del análisis pero no deja de influirla. Entiendo con Lacan que el psicoanálisis constituye una ética del deseo. En este sentido, intento ubicar el deseo en relación a un necesario punto de intersección con el bien si es que no se quiere recaer en políticas de afirmación de goce. La conceptualización de la ética del deseo en tanto deseo ético constituye una de las conclusiones centrales del trabajo.
por Inés Roch
En busca del tiempo perdido... Tal vez me esté preguntando por los orígenes, mis orígenes, esas primeras marcas, las marcas fundantes, esas primeras inscripciones que nos ingresaron en lo humano y nos inscribieron como sujeto, y que justamente por pertenecer a lo unerkannt, lo imposible de reconocer, están perdidas para siempre.
por Graciela Kait
El psicoanálisis dio y da que hablar. El debate está tejido por el discurso amo de nuestra época, discurso en el que se entrecruzan la ciencia moderna con su acumulación de saber que apunta a un saber absoluto y el modo de producción capitalista con su acumulación de capital infinita, en una disputa por el mercado de la llamada Salud Mental.
por Maximiliano De Lorenzi Alvarado
Se intenta desarrollar la comparación propuesta por Jacques Lacan entre lógica de predicados o de funciones y psicoanálisis. Se proponen algunas hipótesis: la identidad de: el valor asignado a la variable de argumento y el objeto a; ubicar la identidad entre función y función fálica. Se trata de ubicar la diferencia entre metalenguaje y lenguaje para el analizante y para el analista. En último término se proponen algunas consecuencias que se derivan de dicha comparación: aplicabilidad a las estructuras psíquicas; utilidad para el análisis de la transferencia analítica; posición de objeto a en el discurso y en el enunciado.
por Liliana Lamovsky
En el seno de la familia se transmiten una serie de rasgos, de identificaciones y las condiciones de goce que determinan en el futuro la elección de objeto amoroso. Vínculo, lazo, relación, conjunto, organización, grupo, colectivo son algunas de las denominaciones con las que se nombra, en nuestra cultura, la relación del sujeto con el otro. Al mencionarlas no estamos hablando de una relación dual narcisista sino de aquella que siempre incluye la terceridad de la castración y la falta.
por Silvia Wainsztein
El tercer despertar será posible si muerte y sexualidad renuevan su anudamiento en el delicado tiempo de la llamada “edad crítica”. Crisis de la vida por estar la muerte más cerca en el horizonte de lo posible, afectando su sombra al campo del deseo. Freud nombra este momento de la vida “la edad peligrosa”. Preguntarnos por esta calificación nos lleva a pensar que en las mujeres se trata del fin de la concepción. La trascendencia a través de los hijos es un hito fundamental en relación a la condición mortal humana. Ahora bien, si la ecuación simbólica “niño igual falo” ha sido inscrita en la estructura, esta no se pierde por el fin de la concepción biológica.
por Claudio Deluca
Lo que denominamos ¡°el dispositivo¡± anal¨ªtico produce efectos prescindiendo de la intencionalidad yoica, y si bien cabr¨ªa la posibilidad del c¨¢lculo en relaci¨®n al lugar del sujeto f(S)¡ús, no ocurre lo mismo en relaci¨®n al goce, donde no hay posibilidad de c¨¢lculo de significado alguno. Hay ruptura de causalidad entre la articulaci¨®n significante y el factor cuantitativo que lo inviste. De esta manera cuando nos referimos al goce, tenemos que pensarlo desde el encuentro y la contingencia. Si bien partimos de la hip¨®tesis de que la libido inviste representaciones; no hay anticipaci¨®n posible para dar cuenta de cu¨¢l significante va a ser investido libidinalmente y cu¨¢l no.
por Marta Ester Peña
El recorrido de estos ensayos acerca de Moisés y la religión monoteísta está atravesado por la incertidumbre acerca del origen del hombre Moisés, que para el pueblo judío fue libertador, legislador y fundador de su religión.
Con la hipótesis de que Moisés era egipcio, Freud intenta decir al pueblo judío que el fundador de su religión representa un elemento externo. Así, tanto la obra como el padre albergan un punto de extranjeridad.
por Silvina Kessissian
Qué les ocurre a los potenciales “asesinos”, que desde hace tantos años van tras su presa sin acabar su cometido. Evidentemente algo hacen mal. ¿Y si se trata del psicoanálisis, por qué se remitirán solo a Freud cuando apuntan? Será porque si ni siquiera leyeron a Freud, ponerse a estudiar la obra del Dr. Lacan implicaría muchísimo trabajo. La ignorancia que destella en las críticas sobre la obra no leída del Maestro es en si misma, sin duda, un mal comienzo. Conforme a las reglas del arte una crítica para que sea considerada respetable tiene que estar fundamentada, correctamente fundamentada.
por Rómulo Lander
Dejemos claro que para muchos analistas, en los cuales me incluyo, el estudio de la violencia y la destructividad humana no se agota con la propuesta que Sigmund Freud hiciera en 1920. En su trabajo de ese año titulado: Más allá del principio del placer, Freud introduce una novedad importante en la teoría psicoanalítica. Plantea la existencia de una segunda pulsión, a la cual va a denominar: “pulsión de muerte”. Ciertamente la violencia y la destructividad en el hombre no habían sido tema especial de estudio en psicoanálisis, como había sido desde el comienzo el tema de la “sexualidad infantil” que lo llevó al planteamiento de la “pulsión de vida”. Solo después de los horrores de la Segunda Guerra Mundial es que aparece la violencia y la destructividad humana como un importante tema de estudio para los psicoanalistas de la época.