Colaboraciones
por Gabriela Pedrotti
¿Si no hay título de analista para qué una escuela de psicoanálisis? Lacan nos dice, para eso, no sin transferencias, es un lugar donde se testimonia y confronta una práctica, la del inconsciente.
Si las inscripciones subjetivas van siendo del lado del no ser o des-ser, cómo pensar la formación del analista sin caer en una formación positiva, esto seria suponer que alguien sabe como serlo, supuesto sostenido en el discurso universitario.
por Alejandro Sacchetti
Lacan insiste, la acción del analista no es la reeducación emocional del paciente, dirigir la cura no es dirigir al paciente, en esta línea, queda excluido el catolicismo, la dirección de conciencia, y la egopsicology. Es falaz la pretendida eficacia que enuncia que "el analista cura menos por lo que dice y hace que por lo que es". La acción del analista y el ser del analista se oponen.
por León Cohen
Si imaginamos a la mente como un escenario en el que se despliegan y relacionan innumerables personajes compuestos por aspectos de incontables percepciones tal idea se nos hará más entendible. Es en esta dramaturgia mental donde no falta y se construye, como es habitual, la envidia, impregnando sentimientos, fantasías, ideas, sueños o actitudes. Esto significa que hay ocasiones en que un aspecto o personaje envidioso presente en nuestro mundo interno se afana en descalificar, atacar, vaciar o destruir aquellas cosas buenas que deseamos interiorizar en nuestro mundo personal.
por Marcela Pimentel
por Mauricio Szuster
Lógica de la contingencia y en tanto tal de lo real, que bordeando el principio de no contradicción, p y no-p son posibles, o como señala Lacan, ni uno ni otro son verificables lógicamente. Pérdida de referencia, por tratarse de significantes y no de signos, sustitución del universal por un existencial por lo cual se elude una sustancia a predicar propiedades, de donde Lacan nos deja en el mismo lugar respecto del logos que los poetas o de aquél pitagórico que anunció los números irracionales. O en la contingencia de la biblioteca de Warburg.
por Lic. Alicia Carrica de Nicenboim y Lic. Marcela Dal.
En la clínica, en el trabajo con los padres, tratamos de resistirnos a partir de algunos supuestos básicos tales como hacer del abandono y la pérdida la marca psíquica insistente ante cada conflicto que aparezca. Proponemos hablar de separación y encuentro, origen de la vinculación que intentaremos no interferir. Escuchamos su mundo fantasmático y las diferentes teorías que sustentan el deseo de ser padres, patológicas o no. Ese deseo adquirió convicción en la decisión de adoptar y es interesante observar la posición melancólica de los padres en general y los adoptantes en particular en la que el apoyo de la figura del analista favorece el ejercicio de la paternidad.
por María Cecilia Della Flora
Maxi inhibe la función sexual, el lazo social, su capacidad de trabajo, al tiempo en que se erotiza y erotiza su encierro, hace una regresión de su deseo sexual que retorna sobre su propio cuerpo y en contra de sí, erotiza su pensamiento, que no queda libre para depositarlo en otras cuestiones. Un más allá del principio del placer, que sin contradecirlo, marcha en forma independiente a él, expresado en los fracasos y la repetición del sufrimiento, una silenciosa pulsión de muerte de significativa relevancia.
por Mauricio Szuster
El inconciente estructurado como un lenguaje, lenguaje en el cual ha hecho irrupción la escritura. Lalangue parece ser su sucesor.
Desde la traza del deseo del Otro que yo soy, irreductible en la experiencia salvo por lo que allí se ofrece a leer; hasta reponer por la lectura esas trazas en términos de lenguaje se articula algún saber de la experiencia.
por Luz María Solloa García
¿Qué tema más universal y conmovedor puede existir que la muerte? La muerte ha sido el genio inspirador para las religiones, para la filosofía y también para el psicoanálisis. La muerte y su negación -la inmortalidad- ha sido el motor para el desarrollo de la ciencia y de la cultura, pero paradójicamente, nuestra civilización moderna está aterrada ante la muerte en un clima de angustia, neurosis y nihilismo. Nuestra cultura occidental nos ha enseñado a aferrarnos a lo permanente, por ello nos aterroriza vivir, porque vivir es aprender a desprenderse, es aprender a morir.
por Jorge M. Helman
El lenguaje y la palabra, como instrumentos simbólicos, son cruciales en el acto analítico, que definimos como la puesta en escena de un conglomerado de representaciones que han sido torcidas o desviadas de sus cursos esperables. La represión, a la cual Freud gustaba llamar piedra angular del edificio psicoanalítico, es justamente la exclusión de un representante psíquico que, dicho ligeramente, se ha extraviado. Reiteramos, las posibilidades de cura se centran en la esperanza de sustituir un síntoma por una representación gramatical.