Introducción al Psicoanálisis

Sección coordinada por Liliana Donzis
Discurso amo: apertura del Inconsciente
por Silvia Tomás

Si el sujeto es observador y destinatario de situaciones de violencia donde la voz y la mirada tienen carácter injuriante, donde las palabras obscenas no dan tregua, el arrasamiento hace su trabajo en lo psíquico. Como el agua desbordante del sueño, corroe, rompe el tejido o peor aún, impide el entramado de la red que se teje entre real, simbólico, imaginario quedando lo real expuesto... Cuando el sujeto es usado en su infancia, la petrificación del ser se solidifica con fuerza. De ahí que nos encontremos en la consulta clínica con una palmaria inhibición o una modalidad de angustia que no es precisamente la que señala, la que vectoriza el peligro, sino es aquella que se presenta en masa, paralizando o desesperando, llevando al sujeto a ser objeto de su propia pulsión o a la situación del síntoma puesto en el museo.

¿Pueden los analistas ejercer la interconsulta?
por Flora Salem

Dice J. Lacan cuando se refiere al lugar del psicoanálisis en la medicina; “actualmente este lugar es marginal y, como lo he escrito más de una vez extraterritorial. Es marginal debido a la posición de la medicina respecto del psicoanálisis, al que admite como una suerte de ayuda externa, comparable a la de los psicólogos y a la de los otros asistentes psicoterapéuticos. Es extra territorial por obra de los psicoanalistas, quien sin dudas tienen sus razones para conservar esta extraterritorialidad. Ellas no son las mías…”*. Por mi parte creo que los psicoanalistas desde esta extraterritorialidad debemos aportar nuestro saber y saber hacer en otros campos como la medicina. Para lo cual partimos de la premisa de que la división del sujeto no se corresponde con la división mente cuerpo, sino con la sujeción a un saber no sabido, a la modalidad de goce, como así también al malestar en la cultura. En este trabajo presento algunas ideas del modo de operar con enfermos físicos desde esta extraterritorialidad dando alguna de las razones de mi práctica.

Del malestar en la cultura al no-hay relación sexual
por Darío Groel

Tanto “el malestar en la cultura” como el “no hay relación sexual” son las formulaciones éticas que Freud y Lacan encontraron hacia el final de sus obras para dar cuenta del no-todo como instancia necesaria que ponga límite al imperio totalizante del falo. La castración ya no queda todo con-fundida con la ecuación fálica, sino que muestra ese resto Real capaz de expresar una diversidad de satisfacciones que sólo pueden ser leídas en el anudamiento RSI. Finalmente, un resto del amor al padre como instancia de un Goce del Otro, superyoico por cierto, que lejos del placer y la falicización encuentran en el sujeto un núcleo pére-verso que excluye la adecuación de la ética a la ley.

Trauma, entre necesario y contingente: heridas de guerra
por Graciela Ana Pérez

Mi práctica con veteranos de Malvinas, causó el interés por formalizar ciertos avatares e interrogantes clínicos. El encuentro con las consecuencias de la guerra invita a considerar la noción de trauma, término cuya etimología griega, alude semánticamente a “herida”. El trauma como vía regia de acceso al aparato psíquico, admite diferentes explicaciones tanto desde las tópicas freudianas como desde la lógica lacaniana.

Asunto psicótico, escisión y feedback
por Maximiliano Vecchio

La doctrina lacaniana permite crear una clínica diferencial a partir de elementos mínimos y diferenciales. En este artículo se trabajará cómo la transformación del esquema R en el esquema I, la holofrase y la radical división del sujeto, nos habilitan a acercarnos teóricamente a la dimensión psicótica.

La angustia en los límites de la transferencia
por Alejandra Rodrigo

La angustia concierne a la presencia de lo que debe faltar. Como fenómeno de borde cuando ocurre conmueve al sujeto pues se presenta como un afecto del orden de un real que apunta al ser en su existencia. Sin embargo no hay efectuación del análisis sin pasaje por la angustia, pues se trata en ese pasaje de la conmoción de la cuestión del goce alojada en el objeto del fantasma. En la transferencia analítica, si el analista se ubica para operar desde el lugar preciso y aloja el objeto para que la angustia pase, producirá con su acto la ocasión del devenir deseante del sujeto.

Efectos de la interpretación en la dirección de la cura
por Eduardo Holzcan

El autor reflexiona en estas líneas sobre la eficacia de la interpretación en la cura analítica, y a su vez, la relaciona con la experiencia de un saber despojado de incidencias en el campo de lo Real.

Saber en lo real y lo inasequible de la verdad
por Sabatino Cacho Palma

¿Qué se entiende por saber en el psicoanálisis? ¿Y aun, el saber en lo real? Lacan daba su testimonio: yo no descubro la verdad, la invento. Introducir estas temáticas requiere que se despejen junto con la hipótesis del inconsciente las letras con el que el psicoanalista hace su estilo. En esta perspectiva el texto nos invita a desplegar estas cuestiones cruciales poniendo en juego las dimensiones de lo simbólico, lo imaginario y lo real a la luz de la experiencia de un análisis, citando entre otros a Freud, Lacan, Sófocles y Fontanarrosa. Sigue siendo de rigor que de un analista se espera éste tipo de trabajo con la verdad, con la cuál si bien mantenemos una relación que nos resulta de lo más extraña, al mismo tiempo no dejamos de saber, que no podemos permanecer ahí, en el lugar del analizante, sin tropezarnos con ella. Allí estamos, nos asomamos ahí. Para inventar es preciso saber, saber hacer y hacer saber. Se trata de un trabajo que al poner en juego la pérdida apunta a una verdad, que nos habita en un lugar inasequible.

Reflexiones a partir de la pregunta de una alumna
por Leopoldo Piazza

Al terminar una primera entrevista de admisión, la alumna observadora se dirige a mi y me pregunta por la brevedad de la misma, teniendo en cuenta que podría haberse extendido y así relevado más datos, esta pregunta me dispara una serie de reflexiones que intento articular como sigue.

Madame Bovary, la Otra Mujer y… una perra
por Laura Palacios

La Otra Mujer pone en juego aquello que se llama “lo íntimamente extranjero”. Aquello que resulta lo más íntimo y a su vez externo y ajeno. Una proximidad lejana. O una lejanía próxima… al modo del das Ding. Llámese Bella Carnicera o Sra. K, muy tempranamente, toda mujer encuentra en la querida –rival– confidente, una cercana con faldas capaz de encarnar la equis del enigma. Del raro enigma de la feminidad. Madame Bovary no pudo configurarla.



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