Introducción al Psicoanálisis
por Daniel Argibay
El alcoholismo en sus características generales es semejante a otras adicciones a drogas, si bien distintos autores acentúan la base depresiva del sujeto (más allá de la estructura psicopatológica de base) en una equivalencia de la bebida alcohólica con la leche como medio por el cual se calmaran angustias o ansiedades infantiles, como suministro incondicional e ideal que asegurara la presencia de quien ejerciera la función materna de cuidado y alimentación. El intento en el beber se orientaría a llenar un vacío, en un movimiento impulsivo que, revitalizando la lógica de la necesidad, urge la incorporación del líquido en grandes cantidades. El dolor psíquico, intolerable, exigiría en estos sujetos el intento de su cancelación. Freud se refirió a las drogas definiéndolas como "quitapenas" que permitirían esquivar los límites que la realidad impone y acceder a un mundo que ofrecería mejores condiciones de sensación, planteando que el hombre necesitaría recurrir a lenitivos para poder soportar el dolor que la existencia plantea. Y en 1912, en "Sobre la degradación de la vida erótica", texto incluido en " La Psicología de la vida amorosa", hace una alusión directa al alcoholismo, diciendo que la relación del bebedor con el vino evocaría la armonía más pura, "como un modelo de matrimonio feliz", preguntándose por qué la relación del amante con su objeto sexual sería diferente. El alcohol en exceso, como otras drogas, facilita al sujeto poder escapar al peso de la realidad, refugiándose en un mundo que ofrece mejores condiciones de sensación, pretendiéndose, a través de la intoxicación que provoca, eludir o aliviar el dolor que el vivir la realidad supone.
por Jorge M. Helman
Debo comenzar haciendo una confesión. Cuando Jorgelina Butta me pidió el título de esta conferencia, pensé en la palabra amurallada. Pero luego se dio lo que Borges denominaría una especie de coincidencia cósmica. Hace un mes aproximadamente, entre Fernando e Isidro, dos barrios con nombres de santos, a alguien se le ocurrió construir una muralla; hecho que algún periodista, con prudencia, calificó de estupidez. Reconozco entonces que para no quedar pegoteado a eso, cambié el título por la palabra arrinconada. Pero "arrinconada" o "amurallada", sea uno u otro, están en realidad inspirados en el libro La palabra amenazada de la lingüista argentina Ivonne Bordelois.
por Edit Beatriz Tendlarz
La lectura de Lacan de la segunda tópica de Freud: una clave de la constitución del estadio del espejo.
En el artículo de 1938 sobre la familia, escrito y publicado a pedido expreso de Henri Wallon, Lacan había dado, según señalamos, la primera versión completa que conservamos de la noción del Estadio del Espejo. En ésta, el dominio por parte del niño de su unidad corporal ocurre a partir de:
a) una identificación a la imagen semejante;
b) la percepción de la propia imagen en el espejo.
Lacan había realizado, tanto en el texto perdido de Marienbad como en el conservado, una lectura de la Segunda Tópica de Freud que se alejaba radicalmente de la psicología del yo. Esta última hacía del yo el representante de la realidad y el producto de una progresiva diferenciación del ello.
V. La lectura de Hegel por Alexandre Kojève en la constitución de la teoría lacaniana del estado del espejo
V.I El seminario de Kojève sobre la Fenomenología del Espíritu
La asistencia de Lacan al seminario del filósofo ruso exiliado en Francia, Alexandre Kojève, comenzó en 1933. Justamente coincide con el año posterior a la aprobación de su tesis en psiquiatría. En ésta, Lacan había demostrado ya una lectura de Hegel, así como un conocimiento extendido de otros autores influidos por Hegel (como el surrealista René Crevel y el sociólogo George Bataille).
por Edit Beatriz Tendlarz
Trataremos de investigar un conjunto de referencias centrales (psiquiátricas, psicológicas y filosóficas) a partir de las cuales Lacan opera para construir su teoría del Estadio del Espejo;, cuya conceptualización es central para el estudio de la psicosis en su primera enseñanza. Me interesa poder transmitirles, de alguna manera, los antecedentes con los que Lacan cuenta en esa época para la construcción de este operador conceptual.
Vamos entonces a introducirnos en esta teoría, que tuvo su primera formulación explícita y acabada en el texto presentado en 1936 en el Congreso de Marienbad, y ahora perdido. La formulación final, dentro del período que nos hemos propuesto investigar (1931-1949), se encuentra en el artículo El Estadio del Espejo como formador del yo, de 1949, compilado posteriormente en los Escritos (1966). Sin embargo, ya en la tesis de 1932 aparecían indicaciones sobre la conformación de la personalidad que anticipaban la tesis central del estadio.
En este conjunto de textos que se extienden por más de 17 años pueden distinguirse algunos ejes que prevalecen más allá de todos los cambios.
En primer lugar, investigamos a Paul Guiraud y su teoría de los homicidios inmotivados. A partir de ella, Lacan formulará por primera vez su acercamiento al origen imaginario del yo.
por Hebe Lenarduzzi
En el presente trabajo voy a desarrollar algunas ideas acerca de la subjetividad de los adolescentes en la sociedad actual. Describiré algunos cambios observables tanto en los adolescentes como en el medio y plantearé algunas hipótesis acerca de la relación entre ambos. Dada la amplitud del tema, me detendré en dos aspectos: a) El sistema de ideales. b) La afectividad y sexualidad Acerca de la subjetividad Entiendo la constitución subjetiva como el resultado de una relación dinámica entre lo intrasubjetivo (los genes, el ello) lo intersubjetivo (atinente a los vínculos objetales) y lo transgeneracional (lo recibido a través de la historia familiar) El yo adviene a un mundo de lenguaje que lo precede y lo designa. Piera Aulagnier designa este proceso como proyecto identificatorio El bebé se va constituyendo mediante identificaciones primarias y procesos de investidura de sus padres quehacer de él his majesty the baby El Complejo de Edipo y el de Castración inauguran la entrada a la cultura a través de la prohibición del incesto, quebrando esa imagen grandiosa El orden humano se edifica sobre las pérdidas: pérdida del pecho, de las heces, de la madre y va en busca de sustitutos simbólicos. El superyo es la instancia portadora de los principios morales y de los ideales. Los ideales abarcan la proyección al futuro. Se afirman en la adolescencia.
por Claudio Deluca
Al decir del analizante que intenta llevarnos por el camino de la referencia, -el Otro- lo debemos conducir al sujeto, el cual está entre significantes del Otro, promoviendo el encuentro de los significante que realmente cuenten para dicho sujeto, sin ser sujetados por la oposición verdad-falsedad del discurso yoico. Es en el Otro donde el discurso del sujeto intenta consistir, pero en ese campo no hay posibilidad de consistencia más allá de los intentos del sujeto. Por ese motivo, intentamos los analistas posibilitar por medio del dispositivo que puedan ser extraídos del lugar del Otro, los significantes que realmente cuentan para el sujeto. Si un acontecimiento fue verdadero o falso, pertenece a la historia, el acontecimiento para que de lugar a algo nuevo debe crear una nueva temporalidad. Tal vez la intriga como género literario –ya que hablamos de poesía- nos permita intervenir entre la historia de un acontecimiento y un acontecimiento que nos permita a posteriori releer la historia. La intriga, como género, es la mediadora entre el acontecimiento y la historia. Poner en intriga es un acto, un acto que permite hacer inteligible esa imposibilidad de significar que se produce entre el acontecimiento y la historia.
por Iván Álvarez
Primera cuestión: ¿qué es un síntoma?
Para comenzar, me interesa plantear la diferencia entre el síntoma médico y el síntoma psicoanalítico.
El síntoma, en el sentido médico, es una señal, un signo de que algo está funcionando mal en la máquina orgánica llamada cuerpo. Es un indicio de cierto desarreglo en algún sector del organismo que debe ser solucionado. No hay apelación a ningún tipo de singularidad o subjetividad en dicho padecer.
En cambio el síntoma en el sentido analítico supone una subjetividad en juego. En este sentido, el síntoma es entendido como un modo sustitutivo y metafórico de gozar, de satisfacción sexual. Para el psicoanálisis un síntoma es una formación de compromiso que un sujeto establece para tramitar el goce sexual. Un modo singular de recubrir simbólicamente algo que viene, insistentemente, de lo Real. Ya que, debido a la falta de la complementariedad sexual entre los seres hablantes, éstos no tienen otro modo de satisfacerse sino metafóricamente.
El sujeto es, ante el síntoma, ambiguo; ya que por un lado es un modo de gozar que estableció, que pudo armar; pero por otro lado, es un estorbo, un impedimento en la vida cotidiana, en la realidad, y en algún momento, puede desear desembarazarse de él.
Así como el discurso médico apuntará a tomarlo como una imperfección que hay que eliminar, sin preguntarse quién o qué goza allí, a través de medicamentos; el psicoanálisis propondrá interrogar el goce puesto en juego, a través de la escucha, a través del alojamiento al despliegue de la cadena significante, teniendo como ética la puesta en acto del deseo que habita ese discurso, lo que generaría "por añadidura", un alivio ante el goce mortificante.
por Jorgelina Butta
En nuestros hospitales públicos el trabajo interdisciplinario? ¿transdisciplinario? en definitiva trabajo entre varios profesionales de la salud, a veces discutible y discutido en sus posibilidades es “una experiencia” cotidiana en las salas de internación. En particular el ámbito de interconsulta infantojuvenil que es quien contiene la llegada de situaciones complejas en las cuales un riesgo real atraviesa la infancia, situaciones de desamparo, de violencia, de abuso sexual. La demanda dirigida en principio al equipo medico abre las posibilidades de intervención de un equipo mas amplio donde desde las distintas perspectivas se puede establecer una estrategia según las singularidades del caso. En estas situaciones a las que haré mención está presente la violencia y en tanto ésta, relaciones de poder en las que hay un profundo desequilibrio, un adulto que hace uso del poder sobre un niño o niña utilizando el lugar de autoridad, según sea el padre, el maestro etc. A través de la seducción y las amenazas somete, domina y paraliza a un niño niña o adolescente apoderándose de su voluntad, su pensamiento, su vida intima y su cuerpo.
por Luigi Burzotta
Lacan deja ir ésta frase al final del Seminario III, “Las psicosis”, como una enunciación, aparentemente separada del período que la precede y de las frases que siguen, si no fuera porque concluye, un poco más adelante, el período iniciado de este modo: «los periódicos dicen cada día que sólo Dios sabe hasta qué punto son dañinos los progresos de la ciencia, etc., pero esto nos da igual. ¿Por qué? Porque estáis todos, y yo con vosotros, incluidos en ese significante mayor que se llama “Papá Noel”. Con “Papá Noel”, todo se arregla siempre, y añado, se arregla bien». “Nadie sabe que él está incluido en el padre”, quiere decir que la estructura del sujeto parte del inconsciente, donde el anillo que lo tiene ligado es “el padre”: el significante maestro que ordena todos los demás, como la vía maestra es aquella a partir de la cual se disponen todas las demás en un orden. Con esta afirmación puede resultar problemático autorizarse a hablar del padre, de quien, es decir, a partir del cual existe un hablar ordenado: haría falta un metalenguaje, pero no existe. Así que no nos queda más remedio que darle vueltas con las palabras: Lacan lo hace continuamente a lo largo de toda su enseñanza, para llegar a la conclusión de que finalmente se puede prescindir del padre con la condición de servirse de él. Mientras, para seguir adelante con el discurso utilizo otra cita, siempre del Seminario III, de Lacan: «el padre es de una realidad sagrada por sí misma, más espiritual que cualquier otra, puesto que en definitiva nada de la realidad vivida indica exactamente su función, su presencia, su dominación».
por Violeta Goldszer
Se apunta entonces, siempre desde una lectura posible, a plasmar qué es lo que se habilita, en tanto vicisitudes de la transferencia, sus dificultades e instalación, cuando las coordenadas que atraviesan dicha institución, sus reguladores y supuestas limitaciones, son puestas al servicio de una ética y utilizadas en el caso por caso como herramientas para la intervención analítica. Se establece así un diálogo permanente entre el material clínico y su elaboración. Éste implica tanto una articulación teórica de la diacronía del caso, en la que se prioriza aquel instante en que la emergencia del sujeto y el viraje del lugar del Otro permiten captar el advenimiento de una demanda de análisis, como las maniobras del analista que lo hacen posible. Asimismo, se hipotetiza y fundamenta un diagnóstico presuntivo de la estructura que subyace. Los elementos analizados se sustraen de los dichos del paciente, de su enunciación y, posteriormente, de un sueño paradigmático que es en sí mismo causa y efecto de un corte. Se ubican entonces, dos momentos del “tratamiento”: un primer momento que es el periodo en la institución, donde predomina la resistencia del paciente y una apuesta del analista: señuelo que se erige bajo una transferencia aparentemente “obstáculo”, calculado y advertido por la posición que el analista adopta al hacer consistir un imaginario predominante, que conlleva efectos terapéuticos pero que es a su vez condición de posibilidad para la producción de un movimiento, cimbronazo, que hace advenir múltiples efectos subjetivos y así el segundo momento en el consultorio privado.