Introducción al Psicoanálisis
por Patricia Polari
Es preciso abandonar la vigilancia consciente, siempre atenta a la significación, y dejarse tomar por la materialidad de los significantes, por sus maneras de conectarse antes de que arrojen efectos de sentido. Es necesario no tener, del sueño, nada para decir; es la única forma de dejarlo hablar. Y si lo dejamos hablar, es que no vamos a pedirle información, ni mensajes inteligibles, ni anticipaciones del futuro, ni claves de los síntomas: es que vamos a ser dóciles al enigma que expone, para dejarnos tocar por él. El sueño, supuesto-saber, dará tal vez algo de saber recuperado a posteriori, si hemos consentido en dejarnos tocar.
por Martín H. Smud
La clínica de los adolescentes siempre es esquiva para la conceptualización teórica. Hay tantos cambios y tan veloces que nunca se termina de comprender porque suceden.
Si se logra una intimidad con el adolescente –la cual hay que buscar activamente– salen inmediatamente los temas del amor, el sexo y el goce: con quién están saliendo, quiénes les gustan pero no se animan, lo que ven en su cuerpo, la “paja” que sienten en hacer lo que deberían hacer.
Me intereso por lo que viven, por las dificultades que enfrentan, el colegio que les exige que hagan lo que no les interesa, el futuro parecido a un abismo: pronto sobrevendrá la terminación de la secundaria y la necesidad de trabajar en un país donde no hay trabajo.
por Adriana Divito
Abandonaremos, pues, las explicaciones simplistas o tautológicas para tratar de dotar al fenómeno de una interpretación al menos razonable, y recurriremos, a tales fines, a las lecturas que hemos comprendido. Si adoptamos la definición de masas, bien sea de la sociología, bien desde el campo del psicoanálisis, suputamos noción tal para la multitud de seguidores de Rodrigo. En el caso que ahora nos ocupa, veremos que en ella se encuentran, fácilmente discernibles las dos características básicas de estos conglomerados con las cuales nos hemos topado. Adoptáramos el punto de vista que adoptáramos, a saber: la baja del rendimiento intelectual del individuo dentro de organización tal y la elevación de la cualidad emotiva que en tal tipo de fenómeno social se produce.
por Norma Bruner
Los niños con problemas orgánicos y/o con dificultades en el desarrollo, que tienen dificultades al mismo tiempo, en la significación de la pérdida en términos del Complejo de Castración, presentan simultáneamente dificultades en el jugar. Faltas o ausencia del jugar en sentido estricto.
Algo en relación a la pérdida en el cuerpo del niño y a la pérdida del niño mismo, como objeto, es decir, a la pérdida del Otro y la inscripción de dicha pérdida enlazada con la diferencia sexual, se ha visto imposibilitada o dificultada. El trabajo del Duelo no se ha realizado o se realiza con dificultad dando lugar, planteo como hipótesis, al Duelo Patológico o la Melancolía.
Las consecuencias en la infancia son las graves perturbaciones en la construcción del psiquismo, pudiendo hacer su entrada el Autismo o la Psicosis según los casos.
Allí donde no hay Duelo hay Melancolía, donde no hay Duelo yo diría en este trabajo, no hay juego, y donde no hay juego no hay niño.
por Adriana Divito
Si bien en un comienzo nuestra idea pivoteó sobre la ilusión de tratar de explicar sucintamente la mistificación que, sobre ciertos personajes populares (Gilda, Rodrigo), realiza nuestra sociedad, las lecturas a las cuales dicha expectativa empujó nos colocó ante la evidencia que -para asomarnos apenas a una vislumbre de tal objetivo- deberíamos tomar en cuenta una pluralidad de conceptos que no habíamos imaginado. En efecto, pronto caímos en la cuenta que tal propósito no podría ni siquiera ser abordado sin definir términos y nociones que resultan ser antecedentes a cualquier explicación prevista.
Nos topamos así con conceptos tales como “grupo” (primario y secundario), “masa” (natural y artificial), “horda”, “instinto gregario”, “comunidad”, etc, provenientes, sobre todo, de los campos de la sociología, la filosofía, la psicología social y el psicoanálisis; y con la inevitabilidad de la pluralidad de enfoques que tales lecturas acarrean.(...)
por María Cristina Bacchetta
Casos que denominamos graves, de mal pronóstico, desbordados de angustia, con sensa-ciones corporales, situaciones sin salida, que no llegan a manifestarse como psicosis, pero podrían hacerlo, y que sería absolutamente factible la existencia de un “brote” en años an-teriores, de su infancia o adolescencia.
Angustia desmedida, soledad, el mundo y sus horrores, nunca sus alegrías, vistos con lente de aumento, hipercríticos hacia sí y hacia los otros, la vida se viene encima y uno “casi” puede sentir cómo a sus pies se les abre un vacío sin fin.
“Yoes” que siempre están al borde de perder los límites, de perderse en el otro y/o del más profundo aislamiento.
Hay algo que los caracteriza, la imposibilidad de enamorarse ¿Cómo soportar los cimbrona-zos que el amor o el enamoramiento implican y conllevan? La fusión, la ficción, la idealiza-ción, la entrega al otro. Estar dispuesto a caer en el abismo de la falta allí donde la ausen-cia dejaría sin tope mi caída libre, así como la presencia me llevaría hasta lo sublime po-niendo a prueba mi tolerancia a un sentimiento de completud inconmensurable, para volver a soportar la ausencia y el riesgo de la pérdida que siempre es definitiva.
por Mario Cingolani
Un día se pregunta algo en relación con sus síntomas… “¿por qué necesito siempre que me la chupen para que se me pare…?” En realidad sucedía que aunque le gustara el cuerpo desnudo de las mujeres, no era lo que lo excitaba, no antes de que le hagan una fellatio. Al respecto también decía… “Después de una buena chupada me calienta todo”, pero si esto no se daba de este modo tenía problemas con la erección. Esta dificultad en numerosas ocasiones era total y le impedía llegar a la relación sexual.
por Susana Davison
En las clases económicamente acomodadas como en las de bajos recursos, perpetrado por individuos sin ningún nivel de instrucción y por otros que han accedido a una educación superior, sin distinción de religiones o sistemas de creencias, el abuso sexual infanto- juvenil es una realidad que atraviesa y cuestiona al conjunto de la trama social.
Podemos definirlo como la explotación de una relación de poder sobre el niño, a través de la apropiación del cuerpo del mismo como lugar del goce sexual de un adulto o de otro niño significativamente mayor. Dos elementos son intrínsecos a este fenómeno: la relación de poder y la traición de la confianza.
A los fines de este trabajo voy a referirme a un caso particular: aquel en el cual el abuso, cometido sobre una adolescente por algún miembro de su grupo familiar cercano, tiene como resultado un embarazo y posterior nacimiento de un niño.
por María Cristina Bacchetta
Me preguntaba, qué de aquella historia la retenía a Antonia en una especie de queja gozosa y si habría alguna posibilidad de ubicar allí alguna salida. Salida que se relacionara con su deseo, con la posibilidad de "sentirse feliz de vivir".
Durante el primer tiempo se trató: del trabajo, los conflictos, los amigos, el dinero, los conflictos. Entre medio surgían los dolores, el mal humor, pero eran temas para Antonia inanalizables y si yo intentaba decir algo, me contestaba, de un modo amable, que no era mi tema.
Resolví encarar "las vacaciones". Antonia pensaba que lo único que podía hacer era, como otros años, pasarlas en P., qué otra cosa podía hacer estando 'sola'. Le dije a Antonia, por qué no viajaba a España, se rió mucho. Pero prendió y como dice el dicho, "el pez por la boca muere".
por Enrique Acuña
El primer abordaje de estos tres puntos es la articulación en la experiencia analítica. No se trata de conceptos fundamentales del psicoanálisis, sino de términos operativos. Tres modos de abordar la clínica analítica para acceder a lo que hay en ella de transformaciones reales.
Las vías de acceso a lo real son, su vía regia, el síntoma, también otras formaciones del inconsciente. Pero el analista debería diferenciar momentos donde predomina el síntoma como pregunta que insiste y dura en el tiempo, del carácter como modo de ser en el mundo. O bien puede encontrarse con la sublimación como el arte que se anticipa y gana de mano al inconsciente...