Introducción al Psicoanálisis

por María Rosa Borgatello de Musolino
Propongo analizar la transferencia en el psicoanálisis de Adrián para trabajar por qué la marcha analítica no tiene que partir del enunciado del síntoma sino de la relación de función del objeto a como causa del deseo. En la medida en que el goce del cuerpo es goce de la vida, la transferencia entra en esa especie de co-vibración semiótica que es el amor en el sentido ordinario. El amor, tal como se lo imagina cuando se lo declara, pone en relación la función del objeto a, causa del deseo, con la dimensión mental de la causa. La transferencia con un niño, tal como con cualquier otro traído a análisis por su deseo, resulta de su disqurso. Es necesario –recomienda Lacan- que “...el psicoanálisis (no) se alimente de la observación del niño y de la niñería de las observaciones..." para que en el trabajo de la transferencia estemos en posición de analistas y no de pedagogos o médicos. Es necesario que oigamos cómo el saber se articula de lalengua y qué saber se inventa cuando la voz queda libre de la represión, para que el único objeto propuesto a la transferencia sea el objeto a causa de deseo.
por Norah Pérez
En Freud encontramos el análisis de este mecanismo del engaño, articulado a la religiosidad en el hombre, no en un sentido amplio sino in strictus sensu; caracterizandose como la reacción que busca un auxilio para tapar la falta. Leemos en el Porvenir de una ilusión, "Los críticos persisten en declarar profundamente religiosos a aquellos hombres que han confesado ante el mundo su conciencia de la pequeñez y la impotencia humana aunque la esencia de la religiosidad no está en tal conciencia, sino en el paso siguiente, en la reacción que busca un auxilio contra ella". Indudablemente hay muchas formas de alienarse y en ese aspecto la civilización ofrece objetos que sirven de exutorios a tales tendencias. En este contexto me interesa pensar lo que por vía de la ilusión encontraría hoy en las neurociencias y en las psicoterapias, esos auxilios modernos que propician una relación a-sintomatizada con el inconsciente.
por Diana Paulozky
Hace un tiempo que trabajamos lo que nos diferencia de las psicoterapias. Decimos que tanto el psicoanálisis como la psicoterapia tienen como instrumento común a la palabra. Sin embargo, la expresión “hago terapia de corte psicoanalítica”, no sólo es una contradicción lógica, sino que nos obliga a diferenciarnos, a hacer el corte (que se opone a hacer la corte), contradicción, decía, porque se mueven en coordenadas diferentes. Mientras que las terapias tienen un fin, el análisis es una experiencia de búsqueda; mientras que aquellas dan respuestas, el análisis suspende las certidumbres; si aquellas dan sentido, éste abre interrogantes; si ellas se refieren a la historia vivida como una sucesión de hechos encadenados causa-efecto, el análisis se ordena al revés, desde los efectos a la causa.
por Norma Gentili
por Daniel Perretta
por Sergio Waxman
por Astrid Álvarez de la Roche
Nuestro abordaje en temas de abuso, maltrato, acoso y violencia da énfasis a la palabra de aquel que sufre, que padece. Allí, lo particular es la manera en que acogemos a este ser humano, porque más allá de aceptar su decir, su queja inicial, puntuamos sobre elementos inscritos en su mismo discurso, de tal manera que la persona entiende y actúa amparada sobre este saber, que es el suyo, “saber en progreso”. En este sentido, creemos en sujetos reposicionados frente al acontecimiento, activos, re–enlazados al mundo. Es un trabajo pausado, que muestra al mismo tiempo efectos tempranos y durables. Es claro que si un niño o niña, no importa la edad, un joven, una mujer u hombre, se lamenta por ser objeto de maltrato – que es mal–trato, atropello, agresión, ofensa (para nombrar algunos) –, lo hace por algo. Y esa razón, que pertenece a cada sujeto, tiene la más grave importancia porque dependiendo de la manera en que cada quien tramite la experiencia injuriante, habrá o no consecuencias sobre sí mismo y el ámbito social en que el individuo está inmerso.
por Norah Pérez
por Norah Pérez
Sí nuestro tema es la urgencia subjetiva, me preguntaba ¿cómo comenzar a transmitir esta experiencia que se inicia con la invitación que me hace el equipo de salud mental del Hospital de niños de Santa Fe, en el año 2004 ; para ocupar la función de supervisar su clínica a partir del 2005 ? Es un hecho que la práctica hospitalaria parece colapsada en los últimos tiempos. Quienes venimos de una formación que incluyó el trabajo en el hospital; (personalmente puedo dar cuenta de un recorrido por el Hospital de Niños de Córdoba, el Hospital Neuropsiquiátrico de Córdoba y algunos años después , el Hospital Psiquiátrico de Santa Fe); advertimos que las demandas episódicas de la urgencia pasaron a ser cotidianas.
por Gabriela López