Introducción al Psicoanálisis

Sección coordinada por Liliana Donzis
El analista es al menos dos
por Estela Schab

El analista es al menos dos Sabemos que la función del analista se enmarca en la dirección de una cura, de este modo esta dirección define un psicoanálisis porque implica a la transferencia. La transferencia, que en principio consiste en la investidura de un Sujeto supuesto saber, tiene una función estructural porque liga al sujeto al Otro, razón suficiente que orienta al neurótico en una búsqueda de saber. Sin embargo, para el analista el no saber es central a la hora de escuchar. Se propone un saber del des-ser del sujeto supuesto saber. Se insiste en la importancia de estar advertido de la investidura de saber, de posibilitarla sabiendo que es un engaño, lo cual significa que el analista no sabe porque el saber es inconciente. Los esfuerzos de Lacan por diferenciar el psicoanálisis de cualquier saber totalizante conducen a pensar que, en ocasiones, se pone en juego una sustitución del psicoanálisis por la clínica. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de clínica? Se dice de una clínica de la pulsión, de lo real, del fantasma, de las identificaciones, clínica con niños, adultos, adolescentes. De este modo se toma a la clínica respetando su origen como concepto médico, y se pierde lo que tiene de analítico. En este punto interrogamos: ¿Qué particularidad le otorga a la clínica que sea psicoanalítica? La particularidad radica en que el psicoanálisis es caso por caso y en cada caso la clínica se reinventa. Entonces no se trata de una sustitución sino de especificar la singularidad que hace a la clínica psicoanalítica.

El Cuento como Recurso Integrador
por Mónica Beatriz Peisajovich

Pensar el Cuento como Recurso Integrador, es pensar la narración y la lectura como punto de unión en un imaginario simbólico desprendido de lo Real. La lectura es diálogo, interlocución entre el autor y el lector, proceso continuo y de tensión constante entre ambos debido al posicionamiento activo que adopta el lector (acuerdos, desacuerdos con el texto), en interacción recíproca. El Cuento no acosa, da libertad, entra a lo más íntimo del sujeto a través de la imagen y de la palabra que, por retroacción llega a lo más profundo del psiquismo, a su constitución misma operando en el lugar del sentido, proponiendo un vacío como posibilidad frente al lleno de la imagen especular (i(a)-i’(a)). ¿Por qué habría de ser integrado un niño a la situación escolar? ¿Qué lo deja fuera del sistema? Es que ¿alguna vez estuvo dentro?

Síntoma: Del poema al poeta
por Sandra Larrachado

El objetivo del presente trabajo es dilucidar las fases del síntoma en el acto analítico, tomando en cuenta para ello las nociones teóricas trabajadas en la cátedra desde Freud y Lacan ubicándolas dentro de los polos del poema y el poeta.
La elección de estos términos no es azarosa, las formaciones del inconsciente, (en nuestro caso particular el síntoma) y la poesía son creadas en su relación al significante, toman de el su materia prima. La condición para que haya psicoanálisis es justamente que el inconsciente este estructurado como un lenguaje, solo por esta es posible que el síntoma ceda a la interpretación y permita así virajes subjetivos. “No hay ninguna significación que no se sostenga sino es por la referencia a otra significación”, el síntoma histérico como bien diría Freud “habla”, tiene valor de palabra, aunque el sujeto no sepa nada de ello A partir de la enseñanza de Lacan la estructura no esta situada en no se sabe que profundidades insondables del psiquismo, la estructura esta articulada en el discurso del sujeto, se revela en “los efectos que la combinatoria pura y simple del significante determina en la realidad donde ella se produce”; constituye la “máquina original” que pone en escena al sujeto en el campo de nuestra experiencia”

Falo... Soy, lo tengo o lo intercambio? (Sobre algunas cuestiones del narcisismo)
por Daniel Argibay

Es notable como la mitología griega nos deja siempre en reflexión acerca de ella y resulta aún más llamativo ver como Narciso no ha dejado de ser nunca eje fundamental del Psicoanálisis y de otros distintos abordajes de la psicopatología. Pero, lejos de lo que pueda creerse, no fue Freud el primero en citarlo en textos psi. En “Introducción del Narcisismo” (1914) menciona que toma esta palabra de Paul Näcke, quien lo utilizó para describir una perversión, en la que el sujeto trata a su propio cuerpo como un objeto sexual mostrando amor a él mismo, el amor que normalmente se guarda para objetos externos. Posteriormente Freud, en una nota agregada en 1920 en “Tres Ensayos para una Teoría Sexual”, cambia esta afirmación otorgando el uso a Havelock Ellis, quién publico un escrito que llamó "Autoerotismo, un Estudio Psicológico" (1898). Lo cierto es que Ellis conocido de Näcke, si bien no personalmente, intercambiaban sus trabajos en cuanto se publicaban. Näcke los traducía al alemán mientras que Ellis hacía su traducción al Inglés, ambos los publicaban en diferentes revistas científicas.

El amor en los tiempos de Jumanji
por Daniel Fernández

Es bien sabido por todos los psicólogos que nos dedicamos a la clínica, que el motivo más común por el cual un paciente consulta suele ser algo inherente a la problemática de pareja. La búsqueda del amor, como una panacea, y los infinitos obstáculos que dificultan el encuentro, someten muchas veces al ser humano a un oscilar desgastante entre el deseo y un goce mortífero. Es cierto que esto no es algo representativo solo de esta época; ya las grandes obras literarias de todos los tiempos hallaban su eje dramático principal en las problemáticas del amor. Sin embargo, algo que en la actualidad sí parecería ser como un foco bastante común vinculado a dichas cuestiones, es el “no compromiso”. Es decir que muchas personas ya no ven la necesidad de un vínculo estable y exclusivo sino que, por el contrario, parecen huir de esta posibilidad como quien escapa de un demonio. Los motivos por los cuales alguien quiere evadir el compromiso son tantos como personas hay y no está en mí abocarnos ahora a dicho punto. Sí, en cambio, nos centraremos justamente en lo que ocurre con aquella persona que apuesta al compromiso pero termina vinculada con quien no lo desea, razón por la cual la demanda de amor queda presa de un juego tan peligroso como el mismo Jumanji

El objeto- comida en la ética del soltero,
por Edit Tendlarz y otros

En la sociedad actual, podemos ubicar la modalidad en que ciertos individuos responden a los malestares que les generan las situaciones de la vida contemporánea. En El malestar en la cultura, de 1930, Freud señala que el consumo de narcóticos es un síntoma acotado y plantea lo siguiente: “La vida como nos es impuesta resulta gravosa, nos trae hartos dolores, desengaños, tareas insolubles, para soportarla no podemos prescindir de calmantes. Hay de tres clases: poderosas distracciones que nos hagan evaluar como muy mínimas nuestras miserias, satisfacciones sustitutivas que las reduzcan, y sustancias embriagadoras que nos vuelvan insensibles a ellas. Algo de ese tipo resulta indispensable (…) no solo se le debe a la sustancia embriagadora la ganancia inmediata de placer, sino una cuota de independencia ardientemente anhelada, respecto del mundo exterior bien se sabe que con ayuda del quitapenas es posibles sustraerse en cualquier momento a la presión de la realidad, y refugiarse en un mundo propio, que ofrece mejores condiciones de sensación”.

¿Por qué comen si ya no tienen hambre?
por Sandra Larrachado

El psicoanálisis introduce una diferencia entre el cuerpo humano y el organismo viviente. Las leyes biológicas que gobierna a este último, el instinto que suministra al organismo un esquema de respuestas a las solicitudes internas que determina y sedimenta genéticamente, se cortocircuita por el encuentro con el significante, imprimiendo en las cosas humanas la marca del Otro, llegando a concluir que el cuerpo es el lugar del Otro, se establecerá así una inscripción simbólica a cambio de una pérdida de ser, una pérdida de goce. La pulsión en el ser humano y su apoyatura en la necesidad para hacerse luego independiente de la misma es lo que, en cada plato consumido, se pondrá de manifiesto en la película. Ese goce extrasignificante, no subordinado a las leyes de la civilización y al mismo tiempo inasimilable por el principio de placer, ese residuo de goce es lo que Lacan llamara Objeto Petit a.

Lo inconsciente. Emiliano, el acontecimiento Freud o… La verdad con el saber en más
por María Rosa Borgatello de Musolino

La cita del Seminario De un Otro al otro que enmarca esta Jornada, anticipa que Freud hace acontecimiento, con su descubrimiento de la función de lo inconsciente en una economía que nos permite apreciar nuestros comportamientos y nuestros pensamientos. Con ello, Lacan hace su aporte respecto de lo Real que, según expresa, “…está sometido a la interposición del funcionamiento conjunto de lo Simbólico y de lo Imaginario”. Por lo cual, podemos afirmar que dicho acontecimiento ocurre cada vez que, en transferencia, un analizante realiza un acto de habla/palabra. Así aparece para el deseo, un sitio de acontecimiento. Este es el campo del Otro o campo de la verdad, que hace llegar al dicho el saber inconsciente que se juega sobre su campo.
El saber que menos se sabe, es la palabra –mot- afirmada como verdad del saber

Rechazo y conservación de goce
por Rafael Casajús

Cuando nos acercamos por primera vez a los textos de Freud, y quizá durante mucho tiempo después, nos quedemos con una idea ciertamente petrificada de lo que es la represión y creamos que sucedió allá en la infancia de una vez y para siempre. No es así. La represión es algo que diariamente se renueva. Es un enorme trabajo en el que como sujetos nos esforzamos durante toda la vida. Tiene un sentido bien dinámico que implica un gasto energético proporcional al esfuerzo que se haga por “desalojar de la conciencia”. Es un gasto que parece presentar una paradoja porque busca conservar algo, algo que no se modifique y se conserve. Eso que se pretende conservar es un modo de goce. Como se sabe, la resistencia es la manifestación, la prueba en acto de que una modalidad de goce se perpetúe. “Este no cambia más”, me decía los otros días un amigo refiriéndose a un conocido en común. No deja de asombrarme que habiendo pasado décadas nos encontremos con alguien y en el momento que retomamos el contacto comprobamos que sigue hablando de lo mismo, quejándose de lo mismo, sufriendo y protestando de lo mismo que protestaba en la adolescencia. Es evidente que hay algo que no se gastó. Entiendo que un análisis es para eso, para gastar el goce que se preferiría no gastar. Como broma podemos decir que un análisis es para pegarle una gastada al yo.

Reflexiones sobre el bicentenario
por Daniel Fernández

Hablar de Psicoanálisis es hablar de profundidad, es hablar de las causas, de nuestra propia historia, no de la que preferimos o es más conveniente creer sino de nuestra verdadera historia, de la cual tenemos que hacernos cargo. Cómo decimos siempre en Psicoanálisis: se trata de recordar para no repetir. Si pensamos ahora en la historia de este país, vemos que desde el 25 de mayo de 1810 pasaron muchas cosas, pero sobre todo pasaron dos historias: la que nos contaron y la verdadera. La verdadera, justamente, es aquella de la cual debemos hacernos cargo para no repetir los mismos errores como Nación.
En la escuela nos enseñaron que French y Berutti repartían escarapelas celestes y blancas, pero en realidad esa escarapela se creo tiempo después. Otras versiones indican que French y Berutti, mientras presionaban a los cabildantes para lograr la independencia lo que repartían como escarapelas eran cintas rojas y las repartían a sus aliados para no confundirlos y matarlos por error si era necesaria una revuelta. Y parece que de aquella independencia, en este país corrió mucha sangre, sangre del color de aquellas otras escarapelas. También nos enseñaron en la escuela el himno a Sarmiento; pero después crecimos y descubrimos que entre una de las recomendaciones de Sarmiento a un sucesor, dijo: “No escatime en sangre de gaucho”. También fue Sarmiento quien pidió que le trajeran en un palo la cabeza de Chacho Peñalosa (un opositor). De nuevo sangre.



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