Introducción al Psicoanálisis

Sección coordinada por Liliana Donzis
Angustia y depresiòn
por Mónica Wons

En una época donde cambian las coordenadas de goce, no todo cambia, aparecen nuevos significantes que parecen designar nuevos malestares, pero que sin embargo se prestan a ser examinados, interpretados y dilucidados de acuerdo a la lógica analítica. Hay uno en particular, que goza de muy buena prensa, que da cuenta –de acuerdo a la interpretación que de su emergencia hace J-A Miller– de las consecuencias del impacto de la época en la clínica. A la época de la decadencia del padre le corresponde un período de “decadencia de la clínica”, de indiferenciación clínica. Y este significante nuevo parece designar “un modo particular de vivir la pobreza del deseo”. (1) Se trata del significante depresión y de los sujetos que a su alrededor se agrupan, los deprimidos.

Psicoanàlisis, actualidad y pulsiòn
por Oscar Sawicke

El psicoanálisis parte de la triangulación edípica. Es la base de la estructura del sujeto como relación al Otro, que también encontramos en la cultura, en tanto relación al Otro. Esta relación es una experiencia de pérdida, es decir que es una relación de amor y también una experiencia de prohibición, que se articula con la pulsión, la segunda parte de nuestro título. La pulsión es uno de los conceptos más importantes del psicoanálisis. Se trata entonces de ordenar esto que definimos como uno de los aportes más importantes del psicoanálisis a nuestra época. Freud introduce la pulsión desde la filosofía que usa Trieb. Varias veces, a lo largo de sus enseñanzas, Lacan retoma esta cuestión para subrayar y recordar la diferencia con el instinto, que sí tiene un objeto. La pulsión, a diferencia del instinto, se separa del objeto e introduce su falta, que para el instinto es sustancial. La pulsión nos lleva a definir la sexualidad desde la falta de objeto, es la castración del sujeto, no hay una verdad para el objeto sexual.

Te cuento de un sueño
por Agustina Maffia

“Te cuento de un sueño, ¿los sueños también se pueden hablar con el psicólogo?”...así comienza una sesión Lucio, de 13 años que es atendido en este centro de rehabilitación desde hace muchos años. Tiene diagnóstico de parálisis cerebral y comienza las sesiones de psicología ya que cambiará de colegio (pasará al secundario) y su madre ve que los cambios y las despedidas le cuestan mucho, “tiene miedos” y ha empezado con dolores. Al cabo de tres meses de tratamiento se anima a contarme que su padre lo adoptó al casarse con su madre. Esto fue la puerta para hablar de sus sentimientos, sus miedos y ciertas afirmaciones que parecían conllevar alguna duda. A Lucio le gustaría mucho conocer a su padre biológico, según él solo para saber que tipo de persona es y para que lo vea con su papá (el adoptivo y su familia) que lo quiere tanto. Luego de contarme su verdad empieza en las sesiones a relatar sueños...

Una mirada sobre el Superyó
por Vanesa D. Nogueira

Si intentamos dar algunas vueltas más al tratamiento del superyó en la vertiente del complejo de Edipo, opino que el mito que Freud introduce en Tótem y Tabú, puede prestarnos ayuda pues permite situar cómo el pacto simbólico entre los hermanos, una vez muerto el padre, nos lleva a una paradoja. Por un lado tenemos este asesinato que trae como consecuencia un pacto, que prohíbe el goce del cuerpo materno transformándose así en garante del Deseo; pero a consecuencia de haber surgido en la forma del arrepentimiento. “(…) así nació una conciencia de culpa que en este caso coincidía con el arrepentimiento sentido en común”. “La conciencia de culpa del hijo varón”. O sea, con el arrepentimiento nace la conciencia de culpa.

Pulsión y transferencia
por Norma E. Alberro

En Tres ensayos Freud, menciona la noción platónica (El Banquete) de Eros: “La fábula poética de la partición del ser humano en dos mitades –macho y hembra- que aspiran a reunirse de nuevo en el amor se corresponde a maravilla con la teoría popular de la pulsión sexual”. En esta cita resalta su función de unión, pero tomándola como un error sostenido por la sabiduría popular. A esta creencia va a oponer lo que le ha enseñado el estudio de las perversiones y de la infancia: la parcialidad. Las pulsiones son parciales, y no son integradoras. Quince años más tarde es el mismo mito que será la referencia central de la cual servirá para remodelar la noción de pulsión sexual.

...Ya lo sé, pero aún así... Consecuencias de la introducción del complejo de castración en la clínica freudiana
por Silvia Migdalek

De la catástrofe al relato: la vía del sujeto
por Leonardo Leibson

Inicios y cortes en el tratamiento institucional
por Eduardo García Dupont

Existe, en el comienzo de un análisis, una relación complementaria entre síntoma y transferencia. El síntoma es una cifra, un enigma que llama a su desciframiento, por eso es importante que se instale la noción de causa. Algo del orden de “lo que no marcha” para el sujeto. De lo que lo hace “penar de más”, será lo que se complementará con el otro vector fundamental: la transferencia. Si el síntoma es una cifra, llama al desciframiento, y ese saber sobre la cifra, ese saber descifrar, se supone al analista. Si está en juego la noción de causa, estarán dadas las condiciones que empujen a trabajar esa causa. Si el paciente sufre por lo que le pasa, está en una buena posición para solicitar nuestra ayuda. Por lo tanto podrá instalarse el Sujeto Supuesto Saber como instrumento que posibilite, por parte del analizante, la producción del saber inconsciente, con su correlato de “forma impura” que implica la ilusión imaginaria de suponer que el saber inconsciente lo detenta un sujeto: el analista.
Entonces, concluimos que si están en juego estas dos dimensiones: síntoma y transferencia, están dadas las condiciones para sancionar una entrada en análisis.

Fobia: fragmento clínico. Los componentes bisexuales del síntoma
por Mario Cingolani

“Veo un animal negro... raro que está naciendo, está en un lugar que es extraño, como un campo... pero es una granja, está el granjero... toma al animal con sus propias manos, yo también lo toco... y me hace una seña cuando lo tengo en mis manos, para que no diga nada... que es un secreto”. El sentido de este sueño parece oscuro pero no lo va a ser tanto... es en realidad de fácil acceso. Empieza a asociar y dice. P : El granjero...no sé qué me puede decir, no se me ocurre nada, es una granja... con granja pienso en gallinas, chanchos...chanchero (se calla un largo rato)

La transferencia
por Oscar Mario Gutiérrez Segú

El psicoanalista debe responder por sus actos en el devenir de una cura. Su capacidad en el ejercicio será el fruto de un largo trabajo de elaboración de la teoría que sería imposible de producir sin transitar por los caminos de su propia cura. Es por esto que la transferencia es el lugar privilegiado en donde la ética del analista será puesta en juego y será el fiel reflejo de ella el camino por donde la cura se desarrolle. Del Sujeto del Saber Supuesto a la producción de ese resto desechable hay un recorrido en el cual la inercia de la estructura se alza como un obstáculo de envergadura. Promover y sostener la destitución subjetiva y la caída de los ideales es algo que implica también al analista, quien tendrá que abandonar la comodidad narcisista del ser otro privilegiado para poner en juego su propia castración, como condición sine qua non para sortear las trampas del amor.