Columnas

Acerca de la histeria
por Elena Jabif

Una histérica ha llegado a su crisis edípica, ha podido en parte franquearla y en parte no, toda la observación clínica se apoya en impotencia del padre. Dora no recibe del padre ese don viril simbólico, queda muy ligada en su historia en la etapa de salida del Edipo con accidentes histéricos con manifestaciones de amor por ese padre, en la medida en que aparece herido y enfermo afectado en sus potencias vitales. El amor esta estrictamente ligado a la disminución de ese padre. Para Lacan, Dora es una verdadera neurosis. Está en una cadena significante al modo de una metáfora perpetua en tanto la señora K es su metáfora, porque Dora no puede decir nada de lo que ella es; no sabe donde situarse, ni donde esta, ni a que sirve, ni para que sirve el amor.

“Poroto”, Don Quijote y el síntoma
por Sergio Zabalza

Con mi mujer solemos mirar películas hasta que el cansancio nos sume en el sueño. Una noche ella dijo: mirá que linda chica. Se trataba de una morena con pelo corto y ojos muy parecidos a los de Patricia. Rato después, yo caía preso de una atracción irrefrenable por una mujer con cuerpo de junco que se escurría entre mis brazos. Su ropa era amarilla, pero también estaba desnuda. Me miraba con ojos que ya me conocían y su cabello, muy corto, resaltaba aún más la fina silueta del rostro. En pleno arrebato, intenté hacer todo por poseerla. Pero cuanto más trataba, más fracasaba. Finalmente, con cierta decepción, terminé por despertar. Fue allí que ocurrió: Patricia, que soñaba su propia historia en el otro costado de la cama, exclamó: ¡ Pero, dale !

Afecciones del soma, del cuerpo, de la combinatoria narcisista
por Silvia Amigo

La noción de cuerpo, para el psicoanálisis deudor de la enseñanza de Lacan, se cliva netamente de la biología. La adquisición de un cuerpo es producto de un largo y complejo tramado de operaciones identificatorias que pueden llegar a buen puerto o no arribar nunca a destino, dejando como consecuencia accidentes en la adquisición del cuerpo, que van desde su ausencia radical en las psicosis hasta diversas afecciones del soma, del cuerpo o de la combinatoria narcisista, para quien de algún fracaso parcial padezca. Ante la gravedad de la patología somática o corporal (en un amplio rango que abarca desde las psicosis hasta los trastornos neuróticos de la combinatoria narcisista) el analista está en posición de enfrentarlas en tanto y en cuanto la formalización de su práctica y su deseo de analista no intenten forzar a estas afecciones a ingresar en el lecho de Procusto de la neurosis de transferencia.

Lugar del padre en Psicoanális
por Amelia Haydée Imbriano

El significante del Nombre-del-Padre, en tanto opera la metáfora, es el punto de capitón que detiene el deslizamiento de la significación y que retrotrae el orden de la significación a la significación fálica. La sustitución del deseo de la madre por el significante del Nombre-del-Padre es indispensable para que la función del falo, se cumpla. Esa función es una significación que dá su marca al deseo, tanto para el hombre como para la mujer. La significación fálica otorga el sentimiento de estar vivo, ausente en las psicosis. Lacan definirá a las psicosis como efecto de un defecto: Las psicosis son el efecto de la falta del significante del Nombre-del-Padre. La carencia de ese significante en el Otro explica por diferencia de estructura a las psicosis, respecto de las neurosis.

Antisemitismo y xenofobias
por Mirta Goldstein

Cada vez que surge el horror de las persecuciones y las amenazas de aniquilamiento, las circunstancias demuestran que los aportes judíos a la cultura fracasan en el intento de contribuir a un mundo mejor, la repetición enajena a perseguidos y condenatorios; en ambos lados se provoca enfermedad física y psíquica, vaciamiento cultural, violencia, degradación moral, derrumbamiento ético. Una parte del resentimiento del perseguido es reciclado y sublimado en producción cultural, y ¿el resto? Tengo la sensación de que el residuo de impotencia y resentimiento opera vaciando de contenidos éticos la vida comunitaria pero fundamentalmente el más afectado es el campo del perseguidor, el cual se resiente por un vaciado de proyectos humanitarios.

Cuando las armas rugen
por Ana María Gómez

Cuando las armas rugen, mueren las palabras. Tras el sonido brutal que producen las armas, se instala el silencio ominoso de la muerte. El asesino-suicida de Virginia no fue escuchado. Todo hombre, se dice, que está por morir, apela a un gran Otro. Hasta Cristo en la cruz, clamó: “¡Padre, ¿por qué me has abandonado?!” Pero si el protagonista trágico en cuestión se hizo oír es ahora, cuando el silencio de las muertes ya impera. Antes lo escuchó Nadie. Y no fue escuchado porque tenía la boca sellada y porque quienes deberían haberlo hecho están sordos. Cho tenía la boca sellada y la impulsión al acto puesta al día, por un elemento, tan usual en el mundo pseudo científico postmoderno, que se llama psicofármacos que, se sabe, acalla el malestar y propicia el acto.

Aguante Gran hermano
por Sergio Zabalza

En la Argentina de nuestros días, pocos temas despiertan tanto consenso como el exitoso y vapuleado Gran Hermano. En efecto, nada más fácil y eficaz para lograr un rápido y complaciente acuerdo que criticar el morbo, la carencia de ideas y el mal gusto del programa más visto... Ahora bien, se dice que este recrea la profecía del panóptico de Bentham que –reciclada por Orwel y más tarde por Foucault– describe el sádico aparato de vigilancia destinado a controlar la vida y obra de las personas. Sin embargo, la volátil realidad de nuestros días poco tiene que ver con aquel aparato de control... En esta época en que el Gran Otro ya no existe –sea éste el estado de bienestar, la seguridad de un empleo, los Ideales, etc.– identificarse a las frivolidades y los absurdos que la lujosa casa de GH ofrece es acceder a la ilusión de existir. Lograr, por un instante, que nuestras banalidades sean excepcionales.

¿En qué radica el poder?
por Álvaro Couso

El poder radica, en esa apariencia que despierta todos los temores a los niños que somos, algo que desde la representación muerde en nuestros mas arcaicos imaginarios. En el falo instalado en lo simbólico radica toda la eficacia del temor. Convertido en un signo, en un símbolo, irradia desde allí su fulgor persecutorio. ... Se crea la diferencia, se identifica al enemigo, al extraño, adjudicándosele todos los males por los que se padece o podría llegar a padecerse… y proponiéndose en contrapartida como la única reducción posible del horror, al empalme del poder y del saber que en la inestabilidad del discurso capitalista al sustituir al significante amo por el sujeto, crea la imagen de un falso amo, no interesado en la extracción del saber del otro como valor de uso sino transformándolo en valor de cambio...

Incesto, cultura y desorden moral
por Norma E. Alberro

Sea realizado o fantaseado, el discurso sobre el incesto pone en escena la realización de pulsiones sexuales y agresivas que han sobrepasado la prohibición cultural y personal. Por esta razón, la vivencia incestuosa representa el modelo de todas las violencias, el traumatismo fundamental y paradigmático. Invariablemente, será memorizado como una excitación imparable, al mismo tiempo conocida y rechazada. El incesto es una fractura edípica. Habiendo siendo borrado su acceso a la ley edípica, ¿es posible afirmar que el individuo deja su estatuto de sujeto hablante, para volverse socialmente un “fuera de la ley”?

Negro despertar
por Carlos D. Pérez

La mención de un despertar no es fortuita, la noción de transferencia se generó en un cruce entre el soñar y la experiencia clínica... La labor analítica consiste en librar la transferencia de la tiranía neurótica que fija una significación excluyente para lo que en su fundamento es multiplicidad y variedad rítmica. Cuando acontece las ocurrencias alcanzan el swing, oscuro pulsar del cuerpo erógeno. Despejando la cancel del significado, la oreja debe orientar su escucha hacia la síncopa en el despertar mestizo de la transferencia, que sacudiendo la modorra nos incita a valorar su inefable perla lograda con desechos, restos de la vida diurna y el rítmico pulsar de la noche inconsciente.



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