Columnas

Celos, complejo de castración, letargo y reacción terapéutica negativa
por Fidias Cesio

Se trata de las características que imprime a un análisis el complejo de castración del analista, la tragedia edípica –“el muerto”–. Se trata de una formación inconsciente, sepultada, que aparece en la conciencia en representaciones fúnebres, y que se manifiesta en los síntomas actuales que sufre el analista, sobre todo letargo y sus variantes –aburrimiento, cansancio pesadez, etc.– En una breve viñeta de una sesión psicoanalítica el autor muestra el papel de los celos en la constitución del “muerto” y en su manifestación en el letargo que padece el analista. También se extiende en el papel de la tragedia edípica en el olvido, que llega a su manifestación extrema en la enfermedad de Alzheimer. Por fin nos habla de la Reacción Terapéutica Negativa, la tragedia que aparece en el campo transferencial determinando la “muerte” del análisis.

El autista es también un sujeto
por Sergio Zabalza

La perspectiva teórica que prevalece en el texto del proyecto –me refiero al proyecto que propone un sistema de Protección Integral para los niños comprendidos dentro del denominado Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD)-, lejos de alentar el indispensable criterio interdisciplinario aconsejado para estos enigmáticos cuadros clínicos, reduce su inspiración a los necesarios pero estrechos márgenes de los protocolos médicos y psicofarmacológicos. Acotar el padecimiento humano al mórbido efecto causado por supuestas razones genéticas u orgánicas soslaya que, en la gran mayoría de los casos, detrás de los síntomas de orden psíquico siempre hay también un sujeto que decide. Así, toda intervención deviene adiestramiento y toda reflexión teórica una enumeración de recetas al servicio de un ideal de adaptación. Se trata de una perspectiva que arrasa con la responsabilidad subjetiva.

La política del psicoanálisis
por Graciela Graham

La presencia del analista: no tiene nada que ver con la presencia pública del analista. Cuando un analista habla en público: ¿desde donde habla? ¿Hay una política del psicoanálisis? ¿Qué tipo de saber tiene que ser una disciplina para que conlleve una política?
Cuando los psicoanalistas normativizan, clasifican los síntomas, generalizan respecto de las conductas, concientes o inconscientes no importa, creemos algunos que entonces hacen del psicoanálisis una forma de disciplina de los cuerpos de los sujetos un medio de poder que le dice a la gente cómo es y cómo tiene que ser.
Esa es la vertiente política que está en relación al poder, que Foucault y muchos otros denuncian, y de la que a veces los psicoanalistas nos hacemos cómplices. Dividir a los sujetos, en locos, anormales o desviados y normales, es una manera de responder políticamente al síntoma.

El gris que secuestra la polis
por Sergio Zabalza

Resulta curioso comprobar la coincidencia suscitada entre los que escamotean el lugar del pasado en la construcción de la vida política de una comunidad y aquellos que, por el contrario, reclaman una memoria completa. Por oposición a lo que sostiene el cognitivismo, la operación de recordar no consiste meramente en la extracción de algunos datos de un almacén, sino en la capacidad de construir versiones a partir de la huella de un referente desde siempre perdido.
Hacer memoria es un acto creador y de apertura hacia el Otro, hacia lo nuevo.

Los caminos de la verdad en psicoanálisis
por José Grandinetti

La verdad en psicoanálisis entonces se abre camino por las diferentes vías que indican las formaciones del inconsciente. Hay huellas de ella en el lapsus, en el acto fallido, en la vía regia de acceso al inconsciente que es el sueño. Y en particular por el goce que importa hay verdad que se abre camino en el síntoma. La hay en la detención inhibitoria si no nos complacemos en mirarla y también hay verdad en la angustia, si es que logramos arrancarle su certeza.
En psicoanálisis resulta que hay verdad que corre, se oculta, se desplaza, pero al metaforizarse en la interpretación psicoanalítica, encuentra la oportunidad, tal vez única, de poder mediodecirse, o decirse retroactivamente, lo cual no equivale a decirse tarde. Oportunidad que en estos tiempos de canallismo post-capitalista, no es poca cosa.

El exilio y la casa
por Teodoro Pablo Lecman

Si la condición humana es un exilio, desde muchos puntos de vista, se sigue de ello, o de ella, que debería haber un origen, una casa, o un punto de retorno. O al menos un fin de reconciliación, de Versöhnung, de la disociación, del Zwiest, que así nos constituye. No consideramos en esto el éxodo, la diáspora, que le agregan al exilio el horror de una condición genocida colectiva, al parecer también indisoluble de la condición humana, por doquier y en todos los tiempos. (...) Síntoma de su tiempo, formación del inconsciente, el analista se dedicará a tratar de recuperar un alma, la laminilla libidinal en cada uno, que al desenroscarse produce odio y destrucción, y que casi no tiene lugar en el espíritu de la época, desalmado, individualmente nulo, maquinizado, protético, negativista, lucrativo. ¿Amor? Un largo camino el del analista, que no tiene paz, quizás cierta reconciliación. Y que no se puede vislumbrar al principio. (...) Cuando nos ubicamos en el surco del Otro lo real de nuestra vida ha sido verificado y la muerte pone en nuestra boca el silencio, non plus ultra. Un silencio que todavía puede hablar, como nos dijo un analizante francés inspirado: un silence qui parle. Del otro lado de la muerte. La Gran muerte, la del goce cumplido. La de los héroes y los niños. Todas las otras son pequeñas muertes, menos la de los seres queridos.

Cutting: una práctica de nuestro tiempo
por Mirta Goldstein

No hay fenómeno humano que esté aislado del contexto social, con lo cual debemos prestar atención a aquellas características culturales que pueden desencadenarlo. No hay texto sin contexto, no hay síntoma sin Otro. Si el texto sintomático de un sujeto no es leído por alguien amoroso y protector, o si es leído con indiferencia, lo cual equivale a que no haya función de contención, entonces el sujeto queda a merced de su propia impulsión. La práctica de tajearse es un fenómeno de jóvenes y de tribus, o sea, de jóvenes que se agrupan y concentran en espacios predeterminados para excluirse de su contexto y a la vez alcanzar presencia en ellos, es decir, de algún modo conseguir estar presentes en la escena del mundo, reincorporarse a alguna escena desde la cual sentir el cuerpo como propio.
Por otra parte es una práctica de nuestro tiempo en tanto la cultura profundiza los aspectos segregatorios de los lazos sociales

Un terror que no deja soñar
por Sergio Zabalza

La tragedia perpetrada por el accionar del terrorismo de Estado en Argentina no consiste sólo en la acumulación extensiva de miles y miles de atropellos contra la dignidad humana sino que resulta de un plus en intensidad cuya naturaleza sólo se explica por tratarse de la catástrofe ética de una nación. El espectro de la tragedia retorna hoy actualizado en forma cotidiana bajo la forma de un trauma social tanto más flagrante cuanto más se lo intenta negar con mezquinas apelaciones a mirar hacia el futuro. En otros términos: las disimetrías que aún hoy persisten en nuestra compleja sociedad son imposibles de superar si se las considera como ajenas y escindidas de aquel trauma. Abolir el orden simbólico que ampara nuestra condición de sujetos de derecho es quitarle a las personas la posibilidad de acceder a la dimensión ética, hundir a los sujetos en el desierto de la des responsabilidad donde todos pasan a ser víctimas. Atender a las víctimas es una reparación para todos.

Acerca de un proyectado Congreso de Astrología
por Roberto Harari

En el curso de un reciente viaje realizado a principios de año –poco antes del paso devastador del ciclón Nargis generador de una cifra incontable de muertos– pude tomar contacto con algunas de las facetas notorias donde se desenvuelve la ceñida vida cotidiana de Myanmar. Entre ellas la realización en Yangón de un Congreso de Astrología. (...) Las "definiciones" insertas y difundidas en este seductor imaginario social son esencialistas, vagas, harto opinables por lo ambiguas; de tal manera remiten, para su eventual y confusa intelección, a los responsables discursivos –o sus sucedáneos– de ese conjunto de buenas intenciones huecas, generales, y de raíz populista y fascistoide. En ese contexto un amo emisor remite, de modo inexcusable, a un amo lector: un astrólogo, qué mejor. (...) Por cierto, una praxis poiética como la psicoanalítica, hace pie en la singularidad y propende al cambio y al logro del camino de cadaquien –muy especialmente por la vía de las desidentificaciones- en virtud de poder sustraerse de las alienaciones varias de nuestra historia. Nuestro psicoanálisis combate con armas verbales, en pro de la multiplicación y de la consolidación de sujetos advertidos, y no de masas artificiales telecomandadas.

Las drogas y Platón
por Héctor López

La afinidad entre las llamadas "drogas intoxicantes" y los psicofármacos es tan obvia e íntima que resulta extraño no se repare más en ella. En principio, el término "droga" designa no sólo a las sustancias químicas ilícitas, –consideradas por la Justicia como "estupefacientes" por sus efectos narcóticos sobre el organismo y el psiquismo– sino también a los sofisticados productos de los que se vale la medicina para combatir los síntomas psiquiátricos, desde los poderosos neurolépticos a los antidepresivos y tranquilizantes. El conjunto común al que pertenecen ambos elementos se hace escuchar en casi todos los idiomas: el idioma inglés por ejemplo emplea la misma palabra drug para referirse tanto al tóxico como al medicamento, empleo menos frecuente en nuestro idioma donde la palabra "droga" se vincula más directamente a las sustancias ilegales que a la farmacia. La homonimia señalada descorre un pudoroso velo y deja ver que la naturaleza de los psicofármacos incluye indisolublemente ciertas propiedades "estupefacientes". Por lo cual, no se trata de una homonimia accidental o contingente desprovista de valor, sino más bien de una muestra de lo que el lenguaje sabe a expensas del ocultamiento interesado.



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